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Contextos y Situaciones por Dakota

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Notas del fanfic:

Los personajes están lejos de pertenecerme.


Si su hija sufre y llora es por una escritora de yaoi, señora.


"

Notas del capitulo:

Song: Sueños diabólicos (Mago de Oz)

"Nadie sabe que depara el futuro, a veces pienso que ni el mismo mañana sabe que le depara el día siguiente…

 

 

[Contextos y situaciones]

I

Naruto lideraba el camino a través de una acera oscura, que iba desde la calle principal de la avenida a su residencia, pasando la oficina del centro de entrenamiento de la ciudad. Sasuke permanecía detrás de él, y el único sonido que se escuchaba era el de sus pisadas. Durante la comida que habían compartido había sucedido lo mismo, sólo el sonido de la vajilla de plata sobre vajilla de plata y un ocasional: Por favor, ¿puedes pasarme la sal?

La gran aridez conversacional que se había dado durante la cena sólo había sido interrumpida por la tormenta que se produjo cuando Naruto estalló y le echo en cara al Uchiha el haberse dejado convertir en una diana humana solo por defenderlo.

Lo cual no era nada genial. Ya ambos tenían suficiente de su propia mierda individual como para entretenerse.

Sasuke se mantuvo callado, entregándole con el silencio toda la razón al rubio.

Cuando llegaron a la puerta que conducía a la súper casa, Naruto marcó 1899 en el panel de seguridad, de forma que Sasuke pudiera ver el código de acceso.

Evidentemente, fue el año en que la casa fue construida. —Dijo el ojiazul, un poco malhumorado, ya que por enésima vez su mayordomo había cambiado la clave de ingreso.

Sasuke emitió un sonido que podía significar tanto "Yo también" como "Jódete con una sierra, rata bastarda".

El camino a la sala central no requería un guía, y una vez que entraron en el gimnasio, fue difícil no contar los metros que Sasuke puso entre ellos tan pronto pudo. Había venido a la enfermería de la residencia del Uzumaki millones de veces, motivos de caídas aparatosas cuando ambos practicaban deportes extremos, o cuando les dio por meterse en esgrima, allí pasaban mucho mucho tiempo.

Puedes irte ahora —dijo Sasuke cuando llegaron a la puerta marcada como EQUIPAMIENTO/SALA DE ENFERMERIA—. Ya me ocuparé yo del corte que tengo en la espalda.

Lo tienes entre los omoplatos.

Sasuke asió el pomo y volvió a hacer aquel ruido con la parte de atrás de la garganta. Y esta vez definitivamente no significaba un «si, claro» ni nada parecido.

Sé razonable, bastardo —dijo Naruto.

Sasuke miró fijamente hacia delante. Después de un momento, abrió la puerta.

Lávate las manos primero. Antes de tocarme, quiero que te laves las manos.

Cuando entraron, el joven caminó en línea recta hacia la misma camilla en la que Naruto había sido tratado por una enfermera de turno la antepenúltima noche por migraña.

Deberíamos alquilar un tiempo compartido en este cuarto del terror —dijo Naruto, mientras paseaba la vista por la habitación embaldosada y llena de armarios de acero inoxidable y equipo médico.

Sasuke se subió sobre la mesa, encogió los hombros para sacarse la camisa, e hizo una mueca de dolor cuando miró las heridas sangrantes que apenas comenzaban a cerrarse sobre el pecho.

Mierda.

Naruto dejó salir todo el aire que tenía en los pulmones y se quedó mirando fijamente a su amigo. La cabeza le colgaba del cuello mientras examinaba el pecho donde había sido acuchillado, y se veía hermoso así, con sus amplios hombros, las almohadillas de sus pectorales y los brazos acordonados de fibra. Sin embargo lo que lo hacía aún más atractivo, era su autoimpuesta reserva, mas fría de la normal.

Era muy difícil no preguntarse que había debajo de toda esa modestia. Naruto continuó con la mierda de la enfermera, agarró un poco de gasa, cinta y loción antiséptica de los armarios, los puso en una bandeja con ruedas y luego la empujó para acercarla a la camilla.

Habiendo reunido todos los suministros, se dirigió al fregadero de acero inoxidable y apretó el pedal con el pie para dejar correr el agua.

Mientras se lavaba las manos, dijo en voz baja:

Si pudiera, lo haría.

¿Perdón?

Naruto hizo espuma de jabón con las palmas y se lavó hasta los antebrazos. Lo cual era una exageración, pero si Sasuke lo quería súper limpio, entonces así es como iba a estar.

Si pudiera amar a un hombre de esa forma, sería a ti— mintió.

Sí, bien, pensándolo mejor, lo haré yo mismo y al infierno con mi espalda…

Estoy hablando en serio. —Naruto sacó el pie del pedal para detener el agua, y sacudió las manos sobre el fregadero, tratando también de eliminar de él todos los sentimentalismos—. ¿Crees que no he pensado en ello? Me refiero a estar contigo. Y no sólo por el sexo.

¿Lo has hecho? —le pregunto Sasuke en un susurro apenas audible por encima del goteo de agua.

Naruto se secó las manos con una pila de toallas quirúrgicas azules que estaban a su izquierda y se llevó una con él mientras caminaba hacia el Uchiha.

Sí, lo he hecho. Sostén esto debajo de las heridas, ¿quieres?

Sasuke hizo lo que le dijo, y el rubio derramó algo de antiséptico sobre la herida que tenía sobre el esternón.

Yo no sabía… ¡Hijodeputa!

Arde, eh. —Naruto dio la vuelta alrededor de la mesa, dirigiéndose hacia la espalda de su mejor amigo—. Ahora voy a dedicarme a esta, y creo que será mejor que te prepares. Ésta es mucho más profunda.

Naruto puso otra toalla bajo la herida y le puso alguna mierda que olía como el alcohol. Cuando Sasuke siseó, hizo una mueca.

Terminaré en un segundo.

Apuesto a que le dices eso a todos los… —Sasuke se detuvo justo ahí.

Nah, eso no se lo digo a nadie. Me toman como soy. Si no pueden manejarlo, es su problema.

Y en eso tenia razón. El Uzumaki no era ningún cursi ni mucho menos dado con las palabras, y que le estuviera dando razones incomodas sobre un tema incomodo a Sasuke se debía a que era su único amigo.

Naruto desde pequeño aprendió a sofocar sus sentimientos, guardándolos en el casillero de su pecho, con candados de doble cerrojo.

Tomando un rollo de gasa estéril. Naruto rasgó la cosa para abrirla y apretó el tejido blanco contra la herida que Sasuke tenía entre los omoplatos.

Es cierto que he pensado en nosotros… pero a largo plazo me veo... solo— Naruto inconscientemente bajó la cabeza, el dolor de Sasuke lo sufría también él— No quiero herirte mas, bastardo.

La caja torácica del Uchiha se expandió y se comprimió.

¿Quizá es porque no quieres tener otro defecto? — preguntó dudoso, tan franco y fresco como de costumbre.

Naruto frunció el ceño. Su amigo, claramente, se refería a su desorden de personalidades.

—No.

— ¿Estás seguro de eso?

—Mira, si me importara lo que piensan las personas, ¿crees que haría lo que hago? Soy un cazareconpensas, Sasuke. —Volvió a dar la vuelta a la camilla, tapó la herida que Sasuke tenía en el pecho, y luego atendió la herida de su hombro—. Además, mi familia está muerta. ¿A quién tengo que impresionar?

— ¿Por qué fuiste tan cruel? —Preguntó Sasuke con voz digna, sin reclamaciones—. Cuando estábamos en la puerta de mi casa.

Naruto tomó un tubo de neomycin y se dirigió nuevamente hacia la espalda de su compañero.

Estaba bastante seguro que no iba a regresar, y no quise que arruinaras tu vida por mí. Pensé que por tu bien sería mejor que me odiaras a que me extrañaras.

El rubio estaba en problemas, se había metido con la persona equivocada, su vida corría peligro. Solo por eso, por el miedo de que algo le fuera a ocurrir a Sasuke por su insensata conducta, Naruto tomó la extrema decisión de alejarlo de él. Y no hay nada como la relevante verdad para lograrlo. El rubio hacia tiempo que sabia de la atracción de Sasuke por él. Eso le carcomía la mente, incluso no salió con nadie mas luego de enterarse. Sasuke ocupaba sus pensamientos de muchas maneras.

Sasuke extrañamente rió con ganas, y el sonido fue muy agradable para los oídos de Uzumaki.

Que ufano — Y en la mirada de Sasuke se entrevió un brillo, había sido un buen maestro, su alumno, quien en un principio era un tarado, ahora era mucho mas prepotente que él.

Claro que sí. Pero es verdad, ¿o no? —Naruto extendió el ungüento lechoso por la piel de su amigo, suavemente—. Lo hubieras hecho.

Cuando volvió a ponerse frente a él, Sasuke levantó la cabeza, y los ojos. Sus miradas se encontraron, Naruto extendió la mano y puso la palma en la mejilla de su amigo.

Pasándole suavemente el dedo pulgar hacia delante y hacia atrás, susurró:

Te quiero ver con alguien que sea digno de ti.

El anhelo que vio en los ojos ónix que lo miraban fijamente le rompió el corazón. Verdaderamente. Y no podía imaginar qué era lo que Sasuke veía en él que lo hacía tan especial ante sus ojos.

¿Qué anda mal contigo? —Susurró Naruto—. ¿Qué me quieres tanto?

La triste media sonrisa de Sasuke le agregó como un millón de años a su edad, llenando su rostro con ese tipo de sabiduría que sólo surgía después de que la vida te pateaba las pelotas varias veces.

¿Qué anda mal contigo, usuratonkashi, que no puedes darte cuenta de por qué lo hago?

Vamos a tener que ponernos de acuerdo en estar en desacuerdo acerca de eso.

Ambos aun se miraban fijamente, sin ni siquiera sospechar que ninguno deseaba apartar la mirada.

¿Me prometes algo? — Soltó Sasuke, sabiendo la imperante necesidad de su amigo en prometer cosas, era su debilidad.

Lo que sea— y la rápida respuesta de Naruto hizo que Sasuke se estremeciera. Completamente.

Déjame atrás si quieres, pero no lo hagas por mi propio bien. No soy un niño, no me rompo fácilmente, y lo que siento no es de tu maldita incumbencia.

Naruto suspiró y su infelicidad fue palpable.

Pensé que estaba haciendo lo correcto.

No fue así. — Sasuke bajo la mirada, absolutamente apenado, odiaba someter su altanería por el dobe, pero ambos deseaban dejar las cosas en claro— Así que, ¿me lo prometes?

Naruto exhaló con dificultad.

Bien, te lo prometo. Con tal de que me jures que buscarás a alguien real, ¿De acuerdo?

Eres real para mí—expresó Sasuke. El Uchiha jamás tuvo problemas en comunicar aquello que deseaba, su único y perpetuo problema era Naruto y su terquedad.

Júramelo. O voy a volver a hacer eso de «soy-una-isla» otra vez. Quiero que estés abierto a la posibilidad de conocer a alguien que en realidad puedas tener.

Y algo en Naruto se quebró, aunque no estaba seguro que. Pero no daría su brazo a torcer. El había tomado una decisión y mantenerse era siempre su eterno camino.

La mano de Sasuke se deslizó por el antebrazo de Naruto y le apretó la muñeca, de esa forma el pacto se convirtió en algo sólido por ambas partes.

O k… está bien. Pero será un tipo. He tratado de hacerlo con mujeres, y no lo siento correcto. — picó Sasuke.

Lo que sea que te haga feliz— Naruto frunció el ceño.

Cuando la tensión se alivió entre ellos, Naruto envolvió los brazos alrededor de su amigo y lo mantuvo apretado, intentando absorber la tristeza del joven, deseando que todo fuera diferente entre ellos.

Supongo que esto es lo mejor —dijo Sasuke en su hombro—. No sabes cocinar, idiota.

¿Ves? No soy ningún Príncipe Encantado.

Naruto podría jurar que Sasuke susurró, "Sí, lo eres", pero no estaba seguro.

Ambos se apartaron, y se miraron de nuevo a los ojos… y algo cambió. En el silencio del centro de enfermería, en la vasta intimidad del momento, algo cambió.

Sólo una vez —dijo Sasuke suavemente, si ya había mancillado su orgullo tantas veces, que lo hiciera por algo que en verdad valía la pena, no era nada—. Hazlo sólo una vez. Así sabré que se siente.

Naruto sacudió la cabeza. Dudoso de si mismo, de sus instintos. Como nunca.

—No… no creo que…

Sí. — Sasuke lo miró firme.

Después de un momento, Naruto deslizó ambas manos por el suave cuello de Sasuke y tomó la mandíbula del joven entre sus palmas.

¿Estás seguro?

Cuando Sasuke asintió, Naruto inclinó la cabeza de su amigo hacia atrás y a un lado y la sostuvo en el lugar mientras acortaba la distancia lentamente. Un momento antes de que sus bocas se tocaran, las pestañas de Sasuke temblaron y luego se cerraron, su cuerpo tembló y…

Oh, era tan dulce. Los labios de Sasuke eran increíblemente dulces y suaves.

Probablemente no se suponía que la lengua fuera parte de aquello, pero no hubo forma de evitarlo. Naruto lo lamió y luego hundió profundamente la lengua en el interior de su boca, mientras deslizaba los brazos alrededor de Sasuke y lo abrazaba con fuerza. Cuando finalmente levantó la cabeza, la expresión de los ojos de Sasuke le indicó que estaba dispuesto a dejar que pasara cualquiera cosa entre ellos. Permitiría que todo pasara. Y seguramente, él también.

Podían tomar esa chispa que había nacido desde el principio de los tiempos entre ellos y continuar todo el camino a casa hasta que ambos estuvieran desnudos y Naruto estuviera haciéndole a su amigo lo que mejor sabía hacer.

Pero después de eso las cosas nunca volverían a ser iguales, y eso fue lo que lo detuvo, a pesar del hecho de que repentinamente deseaba exactamente lo mismo que deseaba Sasuke. Nunca apartarse de el, poseer su cuerpo, su alma, su energía.

Todo.

Eres demasiado importante para mí —dijo Naruto con voz ronca, excitada.

Los ojos de Sasuke se demoraron sobre la boca del rubio.

En este momento, podría estar totalmente en desacuerdo con eso.

Ambos podían sentir ese calor abrazador que los hacia querer acercarse, más fuerte que la gravedad.

Cuando Naruto soltó al chico y dio un paso atrás suspiro y aceptó lo que le vendría. Soledad extrema.

No, tengo razón. Tengo la jodida razón en esto.

Sasuke tomó un profundo aliento, afirmó los brazos en la camilla e intentó componerse. Rió un poco.

No puedo sentir ni los pies ni las manos.

Me ofrecería a frotarlos, pero…

La mirada de Sasuke bajo sus pestañas fue condenadamente sexy.

— ¿Te sentirías tentado a frotar alguna otra parte de mi cuerpo?

Naruto sonrió abiertamente.

Bastardo.

Está bien, está bien. Que así sea.

Sasuke extendió la mano, tomó el antiséptico, se puso un poco en el pecho, y luego cubrió la herida con gasa que aseguró en su lugar.

— ¿Te ocupas de cubrir la de mi espalda?

Sí.

Mientras cubría la carne viva con el trozo de gasa, Naruto imaginó a alguien tocando la piel de Sasuke… deslizando las manos sobre él, aliviando la clase de dolor que un hombre siente entre sus muslos. Sintió la ira recorrerle, era un sentimiento desafiante, territorial, hambriento de cualquiera que osara en acercársele. Naruto creyó que estaba delirando, era enfermizo sentir tal magnitud de deseos por alguien, debía salir de allí y rápidamente.

Aunque, hay una cosa más —murmuró Naruto, casi arrepintiéndose en el acto.

Sasuke solo le sostuvo la mirada. Y Naruto supo que lo escucharía con toda su atención.

La voz que salió de su garganta fue muy diferente a cualquier otra que hubiera oído salir antes de su interior.

—Si algún tipo te rompe el corazón o te trata como una mierda, lo haré pedazos con mis manos desnudas y dejaré su cuerpo roto y ensangrentado para que lo terminen los lobos.

La risa de Sasuke resonó alrededor de las paredes de azulejos.

Claro que lo harías, eres un dobe… Pero no, gracias.

Estoy hablando muy en serio, teme.

Los ojos grises de Sasuke se clavaron en él por encima de su hombro.

Si alguien se atreve a herirte —gruñó Naruto—, lo veré postrado ante mí porque dejaré su cuerpo en ruinas.

A Sasuke le recorrió un escalofrío. Su amigo posiblemente lo haría.

Lo que digas, dobe, lo que digas.

Luego de un rato de conversaciones sin importancias, Naruto dirigió a su amigo a la habitación que siempre usaba cuando se quedaba en casa con él. Tenía muchas de sus cosas allí. Un aire a hogar siempre entraba en los pulmones de Sasuke cada vez que iba a ese lugar.

Cuando iban por la sala de juegos se encontraron con el mayordomo del Uzumaki, un tipo de confianza y extrañamente amable, que siempre los miraba con ojos llenos de astucia y una sonrisa ladeada, como si siempre hubiese sospechado esa atracción entre ellos. Les pregunto si deseaban cenar, y como la respuesta fue negativa por ambas partes, les deseo buenas noches y se retiro más rápido que la neblina mañanera.

Naruto se detuvo junto a la puerta de la habitación en la que siempre dormía su amigo, justo al lado de la de él. Y una extraña sensación de calor le invadió el rostro, se había sonrojado estúpidamente por imaginar a su amigo y a él en situaciones indecorosamente placenteras.

Hazte a un lado, usuratonkashi. No estamos regresando de una cita para que me mires de esa manera. ¿O esperas un beso de buenas noches?

Y el tono prepotente de Sasuke siempre había sido un dispositivo activador de los pucheros rábiales de su amigo.

Abrió la puerta, lo empujó adentro y estuvo a punto de encerrarlo con llave por pesado.

Maldito teme— susurró, para luego recostarse de la puerta y deslizarse hasta el suelo. Cerró los ojos y se imagino una vida tranquila y llevadera. Lejos de las aventuras y los peligros que le suelen gustar. Y le agrado lo suficiente como para meditar sobre el asunto. Pues todo lo que el hiciera siempre iba a afectar a sus dos seres queridos. Sasuke e Iruka, su mayordomo.

Sasuke. Luego de eso estaba su necesidad por Sasuke. El era como el agua que deseaba el sediento, y en este caso el era el patético muerto de sed.

Desde el inicio de su amistad supo de la conexión entre ambos. Una extraña simpatía.

Alejarse de el, que tontería, como su hubiera sido posible. No hubiese aguantado ni dos días lejos del bastardo de las sonrisas ladeadas y cinceladas en la esquina de la boca. Pero en su diccionario no estaba la palabra derrota, solo el contexto de intentar.

— ¿Aun sigues allí, usuratonkashi? — preguntó Sasuke a través de la puerta de madera, mientras deslizaba un par de sus dedos por debajo del resquicio del suelo.

Naruto no lo dudó y los tomó suavemente.

Si, bastardo, aun lo estoy.

Haciendo que, más o menos.

— Tú sabes, verificando el estado de la alfombra de esta parte de la casa.

Idiota.

Luego de un rato de silencio sintió su mano vacía, sola, y la puerta ceder y a través de la oscuridad vio la silueta perfecta de su amigo. Misterioso y sensual.

Sasuke se situó frente a él y le ofreció su mano para ayudar a levantarse. Él, dudoso, la tomó sintiendo su cuerpo entumecerse solo con ese gesto.

Quedaron frente a frente. Terrenal contra etéreo.

Ambos al mirarse a los ojos, quedaron sin comprender que era aquello que los hacia querer ser uno, desear al otro de aquella manera. Ninguno creía en el destino, era una de las tantas cosas que tenían en común.

Yo no se si es amor. Solo entiendo que… bueno... eso…

Dilo, usuratonkashi.

Sasuke le tomó el rostro, traspasándole aquella confianza que por instantes se le escapaba a Naruto.

Naruto estaba hecho un nudo de hechos, sentimientos y acciones. No sabia como explicarle a su amigo que mataría con sus propios dientes y uñas a cualquiera que siquiera pasara junto a el.

— No puedo dejarte.

Sasuke no esperó más y se acercó a él. Y ese segundo nuevo beso fue todo lo que ambos urgían intensamente.

Naruto lo pegó de la pared para que aquello que le estaba traspasando el pecho no terminara por desboronar la situación, creyendo que era un sueño.

A la mierda con el cambio, con el miedo y los peligros.

Naruto lo beso desenfrenado, desesperado y caliente. Así que dando tropezones por el pasillo por fin lograron entrar a la habitación del moreno. Y cerrando la puerta dio rienda suelta a lo que deseaba su interior y su órgano precursor de vida.

Tatuando en aquella piel lo excitante de la situación, llevándolos a ambos a otro nivel. Espantando la cobardía, la vergüenza, solo dejando aquellos cuerpos que se complementaban y padecían incansablemente.

Y Naruto, como ultimo pensamiento racional, pensó que si era así que se sentía yacer con Sasuke, él, felizmente, asumiría cualquier situación, cualquier peligro, cualquier reto, por difícil que fuese. Poseer a Sasuke era poseer al placer en su máxima expresión.

Daliva, fin.

Notas finales:

Bueno es un escrito un poco extraño, sin comienzo historico ni final dramatico. Pero me gusto lo simple y controversial que salio y decidi subirlo.

Gracias por leer y gracias dobles a quienes comentan.

 

D/B


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