Lloró porque no me necesitas más.
Medio adormilado y aturdido entró a la escuela… no saludo a nadie ya que no alcanzo a distinguir sus rostros.
Entró al salón y me siento pesadamente en la silla, veo un rostro amble frente a mí, Kai.
-Buenos días-
-Hola- consigo contestar todavía adormilado
Después comienza a platicarme de las trivialidades que acontecen.
Entonces de reojo, te veo entrar. Tu rostro serio y malhumorado, me hace pensar que no deseas hablar con nadie.
“Aoi” pienso.
Alcanzo a escuchar a mis espaldas como alguien te pregunta como estas, tú respondes malhumorado.
Entre clases, escucho tu voz y la de Reita respondiéndote. Extraño cuando solo éramos tú y yo.
Hago algunos comentarios, sin recibir respuesta tuya, me siento miserable.
Alguien se acerca a hablarte y tu respondes felizmente... “ya no me necesitas más” pienso.
No puede ser, me niego a creerlo y trato de alcanzarte… trato que voltees a mirarme. Pero tu solo respondes cortante, callas cuando me acerco y te vas cuando llegó.
No puedo evitar preguntarme, si te he dicho algo horrible, si te herido sin darme cuenta. Soy tan ciego.
Frente a mí, Kai trata de animarme, sonrió. Me conmueve que alguien me hable así.
-Nee, shima viste el enlace que te deje ayer- comienza Ruki
-¿ah?-
-El enlace, shima-
-Ah… no, no pude- le sonrio
-Tienes que verlo- me agita por los hombros
-si hoy lo veo- le devuelvo la sonrisa
Rio. Finjo
Otra vez no, me digo
Me suplicó.
Otra vez no, ya no quiero hacerlo más, no lo quiero ocultar,
pero de no hacerlo se que me voy a derrumbar… soy tan débil. En mi rostro una sonrisa aparece.
Desde siempre pretender ser fuerte hace olvidar una cara real
Esta sonrisa que muestro abiertamente, no es más que una ilusión, apenas al subirme a mi auto me llena la más profunda depresión.
No quiero pensar, así que me limito a soñar.
Otro día te digo algo y me sonríes, lo vuelvo a intentar y obtengo el mismo resultado, pienso que las cosas pueden mejorar… pero al día siguiente tú te alejas de mí como ya es costumbre. Quiero gritar.
No entiendo nada. No se que lo es que pasa. Quiero hacerte feliz, me gusta verte feliz… pero simplemente ya no soy útil para eso.
Trato de pensar cuando es que comenzó todo esto, cuando fue que te perdí. La apatía siempre estuvo permitida en nuestro grupo, nos gustaba compartir entre nosotros pero no con los demás.
Pero en cierto momento tú la empezaste a usar contra nosotros.
Tus palabras hieren. Me pone triste el pensar que no te importo como tu a mi, que no imaginas un futuro donde tu y yo podamos seguir… que me vas a olvidar. Que solo soy alguien más del montón.
Recuerdo cuando éramos tu y yo contra el mundo y mi llanto se escapa una vez más.
Quiero ser optimista… en verdad que si. Trato de parecer así. Siempre los he envidiado por su capacidad de evadir las malas situaciones.
Me miento y pienso que tal vez podría ser uno de ellos. Lo intento.
Me hago pensar que si me lo propongo lo podré lograr.
Que te podré alcanzar.
Pero tu silencio y tu mirada me vuelven a la realidad.
Jamás podre ser uno de ellos.
De pronto me cohíbes. No te puedo hablar, quiero, pero me detiene el corazón ya no quiere sufrir más, ya no quiere ver esa mirada de indiferencia.
Tu presencia me inquieta de sobremanera como si fueras un total desconocido para mi.
Me ahogaba en cada arduo día
Antes de saberlo, cargaba sobre mis hombros aquella soledad
Para ser sincero, fue difícil
No quería estar solo
Quiero arreglarlo.
Juntar todos los pedazos que se rompieron. Pero cuando logró juntar unos pocos, se destruyen otra vez en pedazos aun más pequeños.
Háblame, di algo.
Por lo menos di que me odias, para no tener que sufrir con esta incertidumbre.
No lo soporto. Mi mente no deja de pensar, todo gira sin parar. Siento que voy a explotar.
Da la cara al gran cielo y grita con la mayor fuerza Que tengas si quieres olvidarte de ti
Creo que sufres pero no te puedo ayudar… no me dejas acercarme.
En un momento de impulsividad te pregunto, en verdad quiero saber.
Dices algo que no esperaba. La verdad es que mi mente no cree que esa sea la razón, no es posible.
Me dices que todo estará bien, y quiero hacértelo prometer pero no lo hago. También soy cobarde.
Y aunque dijiste que todo estaría bien, lo dudé.
La esperanza es algo que me abandonó hace mucho tiempo.
Luego lo comprobé… las cosas no estaban bien. Pero ¿que podía decir?
Tú seguías respondiendo animadamente a la voz de Ruki y Reita.
Quiero hablar contigo como antes, pero lo hacen imposible.
Lo logro una vez te pregunto que es lo que pasa. Quiero ayudarte. Pero me respondes con una sonrisa.
-soy solo yo- dijiste
¿Acaso no quieres darle importancia?
Tal vez es que yo no soy la persona indicada para oírlo…
¿Cuándo deje de serlo?
…
…
…
¿Alguna vez lo fui?
Mientras las horas del día pasan. Pienso todo esto.
Tu como siempre estas en tu lugar.
Ríes y pláticas un poco. Las cosas no son de la misma manera… tu ya no eres de la misma manera.
O tal vez soy tan egocéntrico que creí conocerte y en realidad nunca lo he hecho.
Te extraño.
No importa lo que mi sonrisa diga… no le creas.
He aprendido a desconfiar de mi propio rostro.
No escuches mi risa… porque es falsa.
No he reído verdaderamente desde hace mucho tiempo.
He llorado.
Nadie lo ha notado… pero ¿Por qué habrían de hacerlo?
No debería esperar que lo hicieran, pero aun así lo hago.
Como en cada uno de mis cumpleaños espero algo especial… pero eso no llega… nunca. Odio mi cumpleaños.
Por hacerme ilusionarme con algo que jamás pasara.
Sigo teniendo una mente de niño iluso. Lo odio.
Reír. Añoró reír a tu lado.
Extraño cuando era tan fácil que una risa saliera de mi garganta.
Extraño cuando tu risa acompañaba a la mía.
Te veo con los otros. Como cambias con ellos y sufro.
Aquel día que escuché tu risa, sufrí.
Tu felicidad me entristece porque no es conmigo.
Se que debería decir el típico “si él es feliz, yo soy feliz”, pero eso se lo dejo a las buenas personas.
Soy egoísta lo sé.
-¿Uru qué tienes?- me pregunta Kai luego de que se da cuenta que no escucho lo que dice
-¿yo? Nada, solo tengo sueño- miento mientras sonrió y me talló un ojo.
¿Porque preocupar a Kai? Él es mi amigo, lo sé bien, me lo ha demostrado, pero no.
Él no es tú.
Reita siguó platicando animadamente, mientras yo solo asentía con una sonrisa en mi rostro.
¿A quien le digo todo lo que siento si eras tú quien me escuchaba?
¿A quien le digo como extraño tu presencia junto a mí?
Solo quiero dormir… por siempre.
No tengo ganas de continuar.
Levanto la mirada y no veo ningún futuro para mí.
Pero soy incapaz de hacer lo que debería… ya lo dije soy cobarde. Estoy destinado a seguir así.
Quiero creer que algún día podré decir que añoro aquellos días de adolescencia… pero dudo que pueda ser capaz.
Pero aun así, aún si soy incapaz de decirlo, te quiero junto a mí para que al tomarme de la mano me des una pequeña esperanza de que podré seguir.
Mi mente lo pide para no colapsar, quiero que me la des.
Esperanza de un mejor porvenir.
Esperanza de un futuro donde estés junto a mí, sonriendo.
Quiero ser fuerte, dame la fortaleza para vivir por mí mismo
…
Días azules de adolescente