¿Cuánto tiempo más?
¿Cuánto tiempo paso sin una palabra de aliento, sin una muestra de cariño, sin recibir absolutamente ningún sentimiento? ¿Cuánto tiempo se puede aguantar así? Él había aguantado mucho, lo suficiente, pero pese a todo seguía aquí. Y cuando escapo de todo eso, cuando pensó que podía hacer una vida diferente, entregarse al amor, a un ideal de triunfo para ser un hombre feliz se vuelvo a preguntar… ¿Cuánto tiempo podrá aguantar intentando poderlo alcanzar? ¿Cuánto tiempo…?
Al parecer es masoquista, ya había logrado salir de una vida de maltratos, pero se volvía a entregar a algo similar, por amor, por ese sentimiento que realmente él nunca recibió. Hiro-san, dejo escapar como en suspiro mientras sus pies lo llevaban a la monotonía del hogar. ¿Cuánto tiempo más podría aguantar sin una palabra de cariño por parte de ese hombre, sin un consuelo, sin un bien hecho? ¿Cuánto tiempo más?
Sentía que sus ojos querían llorar, pero tras salir de aquel infierno se había prometido que no volvería jamás a llorar, que no se sentiría vencido ni aun vencido, no podía dejar eso ahora, no podía perder eso ahora. Pero ¿Cuánto tiempo tendría que aguantar el maltrato? ¿Cuándo se daría cuenta ese hombre del que estaba locamente enamorado que sus palabras empapadas en hiel le herían profundamente?
¿Cuánto tiempo más Hiro-san?
-estoy en casa –anuncio entrando y despojándose de sus zapatos, pero no recibió respuesta. Era obvio que su pareja se encontraba ahí, después de todo frente a él estaban los zapatos del otro, y las luces del apartamento estaban prendidas –Hiro-san –llamo nuevamente adentrándose en el lugar –ya llegue –
-¡ya te escuche! –Grito de mal humor su pareja sin despegar la vista de unos papeles que tenía enfrente –ahora no me molestes, estoy muy ocupado –
-comprendo, preparare la cena –comunico el azabache con un semblante neutro mientras se dirigía hacia la cocina a preparar la comida. Escucho un gruñido y un: haz lo que quieras, en respuesta.
Saco del refrigerador unos cuantos camarones que aun quedaban y se dispuso a hacer tempura, después de todo aun tenían un poco de Tentsuyu que había sobrado el fin de semana. Se dispuso a cortar los vegetales para freírlos después junto con los camarones, pero un dolor agudo y ver la tabla teñirse de rojo a pocos lo hizo desistir.
Apretó los labios y se apresuro a abrí la llave de agua para enjuagar la herida y la tabla. La herida era profunda, demasiado como para no darle importancia. Con cuidado se enrolló la mano en una servilleta y se quito el delantal.
-ya vuelvo, voy al hospital –le dijo a su novio tras tomar su cartera mientras se encaminaba a la puerta.
-¿por qué mejor no te quedas en el hospital? –excepto el castaño sin siquiera voltear a verlo –ya casi te la vives ahí –pero su única respuesta que recibió el castaño fue la puerta al cerrarse.
¿Cuánto tiempo se podía aguantar así, sintiendo las palabras de desprecio, los comentarios sarcásticos, los enunciados hirientes, los desaires? ¿Cuánto tiempo?
Bajo las escaleras, y sin tener que esperar mucho luego de llegar a la calle pudo tomar un taxi que lo llevara a su hospital. El transcurso del viaje fue rápido, pese al taxista intentando sacarle platica y a él mismo contestando con monosílabos y sin muchas ganas.
-¿Cuánto le debo? –pregunto el chico de cabello negro intentando sacar el dinero de su cartera.
-no te preocupes hijo, se ve que es un corte grave, me alegra haberte podido traer. Además, seguro te cobraran caro, guarda tu dinero para que pagues por la atención –le contesto el taxista sonriéndole a través del espejo retrovisor.
-muchísimas gracias –titubeo el menor bajándose del auto con un poco de esfuerzo, para encaminarse a la entrada; hasta que un chico que iba saliendo lo intercepto.
-¿Nowaki? –Pregunto un muchacho rubio que iba saliendo, un tanto escéptico de ver al otro ahí cuando tenía menos de dos horas de haber acabado su extenuante turno -¿Qué estás haciendo aquí? –
-Sempai… -musito un tanto cansado mientras mostraba su mano envuelta en la servilleta que ya casi goteaba sangre –yo… -
-por Dios –bisbisó el mayor con un tono de preocupación –date prisa, seguramente tendremos que suturar –
El chico rubio se apresuro a entrar jalando consigo al herido, después de todo estaba saliendo por urgencias, así que sería más rápido.
-¿Cómo diablos te hiciste eso? –Pregunto el rubio ya teniendo al de cabello azabache en posición para poder suturar la herida – ¡diablos!, no para de salir sangre –
-un accidente –murmuro el perjudicado mientras ponía atención en su dedo –no es nada realmente –
-y una mierda Nowaki, no estás viendo que no para de salir sangre –chillo el mayor con cara de pocos amigos -¡¿Dónde está la maldita anestesia?! –
-Tsumori-sempai, suture así –pidió el azabache muy convencido –si me pone anestesia tardara un buen rato en que pueda volver a usar el brazo y necesito regresar a terminar la cena –informo ante la mirada incrédula del otro –por favor –
La enfermera llego al encuentro del rubio con una bolsa de suero y la jeringa de anestesia -¿se la pongo doctor? –pregunto la chica refiriéndose a la sonda del suero.
-sí –respondió un tanto aturdido el rubio manteniéndole la mirada al chico de cabellos negros y ojos azules, que parecía estaba completamente seguro de que le suturaran la herida sin anestesia. El mayor no lo pensó dos veces, tomo la jeringa de la anestesia y contra al protocolo la inyecto directamente en el brazo, un poco por encima de la muñeca –me importa un reverendo rábano lo que tengas que hacer después de aquí, yo no suturo sin anestesia –
-¡Sempai! –exclamo el agredido bastante molesto.
-escucha, Nowaki, eres un gran doctor y una gran persona, pero no puedes anteponer un estúpida cena antes de tu seguridad, y me importa un bledo si la cena es para la reina de Austria –diserto el sempai bastante molesto y tomando los elementos para comenzar a suturar la herida.
¿Cuánto tiempo? Se pregunto el rubio con tristeza ¿Cuánto tiempo seguiría ese niño dejándose apalear der esa forma fingiendo que era por amor?
¿Cuánto tiempo más Nowaki?
El rubio termino de suturar la herida, y le pidió a la enfermera que supervisara al paciente mientras iba por unos bocadillos. Sin embargo, y siendo viernes por la noche, es poco probable que una enfermera tenga tiempo de supervisar a un paciente, dado que muchos chicos salen y los números en emergencias se multiplican considerablemente.
El chico que recibía el nombre de Nowaki se levantó de la camilla, quitándose con cuidado la sonda de suero. Aun no podía mover la mano, pero probablemente su novio estaría echando fuego por la boca cuando llegara, si se tardaba un poco más era probable que ni siquiera lo quisiera dejar entrar al apartamento.
Se puso un cabestrillo que encontró a la mano y se dispuso a salir del hospital, ya después podría escuchar los reclamos de Tsumori-sempai, ahora tenía que escuchar los reclamos de alguien peor.
Comenzó a caminar por las calles, realmente no tenía ningún deseo de regresar al apartamento y ponerse a cocinar, estaba cansado, adolorido, medio sedado y quería dormir. Entro a una tienda de combi y compro algo de comida para llevar a casa y emprendió marcha hacia su hogar.
-ya estoy de vuelta –anuncio sin mucho ánimo Nowaki –Hiro-san, traje un poco de comida, realmente no tenía muchas ganas de cocinar –
-bien –apremio el castaño aun sin moverse de su sitio, al parecer era muy importante lo que estaba haciendo – ¿puedes traerme un poco de eso? Ahora no puedo moverme de aquí –
-sí, ya se lo llevo –contesto con un suspiro ahogado el de ojos azules para dirigirse a la cocina y limpiar un poco, así como preparar la comida rápida de su novio para llevársela.
Se quito el cabestrillo ya luego de un rato y tomo las sopas instantáneas, una para llevársela a su novio y la otra para comerla mientras veía que había en la televisión.
-Hiro-san, aquí tiene –llamo Nowaki extendiendo la sopa con los palillos.
-sí, gracias –contesto sin voltear a ver Hiroki, pegándole sin querer en la mano al otro y haciendo que un poco del contenido de la sopa se tirar sobre los papeles – ¡maldición! –
-¡Hiro-san! ¿Está bien?, enseguida limpiare –hablo apresurado el de cabellos negros encaminándose de regreso a la cocina.
-¡NO! Ya déjalo, eres un inútil ¿no puedes hacer nada bien? –cuestiono con violencia el castaño, haciendo que el otro se encogiera cohibido – ¿tienes idea de lo que llevo trabajando? Pero a ti nada más te importa tu estúpido hospital. ¡Maldita sea! Nowaki hazme un favor y lárgate de aquí, tu sola presencia me molesta y necesito acabar esto para mañana –
¿Cuánto tiempo más iba a soportar? ¿Cuánto tiempo más iba a tardar Hiro-san, en dar se cuenta que lo lastimaba? ¿Cuánto tiempo más?
Cerró los ojos conteniendo las ganas que tenia de echarse a llorar y dejando su sopa sobre la mesa se dirigió a la recamara de huéspedes, tal vez podría dormir un poco de tiempo, pese a los gritos de coraje y frustración que lanzaba su novio al otro lado, pese a los golpes que le daba a las cosas, pese a los improperios que lanzaba contra él… tal vez podría dormir un poco, mientras seguía pensando ¿Cuánto tiempo iban a durar las cosas así?
