Oye Naruto ¿recuerdas nuestro primer beso? Te reirás tal vez, pero ese fue el primero y el ultimo mío,
jamás en la vida sentí labios tan tibios que llenaron mi alma de un modo que nunca supe describir y no creo poder hacerlo, lo que nació como odio, lo que no debía existir entre ambos,
todo eso lo hiciste posible con solo ser tu…
Por favor Naruto, dime que mi orgullo no ha asesinado nuestro amor…
Que el destino que compartimos se puede cambiar…
Y que en un futuro no muy lejano….podre verte sonreír nuevamente…
~*~
“No necesito nada mas, que estar a tu lado y verte reír, aunque tú no creas en el amor, no importa, yo tampoco lo hago, no sé lo que sea, este sentimiento que crece en mi interior es demasiado grande como para definirlo con cuatro palabras sin sentido, déjame contagiártelo, déjame abrazarte…”
-¡Sasuke!-
y apenas el aliento escapo de sus labios, ensanchando pupilas azules mientras las negras permanecían impasibles,
como oscuros remolinos, el abismo en ellos que arrastraba su alma a la más cruel pesadilla, una donde por más que sus piernas se desgarraran y sus manos se estiraban el no podía alcanzarlo,
siempre tan distante, siempre tan único
–dobe, sigues fastidiando-
Con solo palabras todo parecía volver a su infancia, rememorar aquellos momentos juntos y volver a ser niños grandes, con sueños, con esperanzas, y mejor aun: juntos
-volvamos a la aldea-
Dijo como si nada, estirando su diestra en una señal de amistad mientras el otro perplejo parpadeaba y retrocedía,
esperaba que se fuera contra él con un Rasengan, que usara sus clones, pero estaba indefenso ante su sonrisa, ante esa tentadora mano extendida
invitándolo a volver a su hogar, porque lo era, de todos los lugares, incluso con su familia,
a lado de Naruto era donde más seguro y apacible se sentía estar, a lado de la persona que amaba y que le correspondía, haya seria su verdadero hogar
-idiota, ¿no sabes lo que he hecho?-
pregunto arrogante, deseaba que descubriera su corazón, que se diese cuenta del monstruo lleno de venganza en el que se había convertido,
de que lo odiara, lo odiara tanto como él lo amaba
-no importa, volvamos a casa-
y su desesperación creció, intento atacar pero sus piernas flaquearon
¿Qué era eso húmedo que recorría sus mejillas?
No podían ser lágrimas, los demonios no lloran, no sienten remordimiento, no aman a los ángeles de rubios cabellos… y sin embargo el lo hacía.
Por que por más profunda que fuese la oscuridad…nada se comparaba a estar sin el sol que lo iluminaba.
¡Quería volver, joder!
Quería regresar a esos años infantiles en lo que todo era ignorancia, al menos de su contraparte de ojos brillantes;
porque ahora ambos lo sabían, el final que les esperaba, los secretos de Konoha; era mejor vivir en la ignorancia del mañana a estar ahí,
y saber que no podía volver, que no tendría nunca más aquella paz ni inocencia, saber que…por más que lo intentase su rubio…su corazón no volvería a latir…estaba muerto,
lo había estado desde el mismo instante en que prefirió su venganza y el odio antes que el amor…
–Naruto…tú eres la razón por la que aun no me ahogo en este mar de desesperación….la única luz en mis tinieblas…-
Pero no había modo de detenerse, el Chidori ilumino el cielo, el centenar de aves hacían su canción mientras corría a su destino, en los brazos de su amado,
y por primera vez sonrió, viendo el Ransengan y su dueño venir a toda velocidad hacia él;
tal vez no serian capaces de comprenderse en este mundo, pero cuando el apellido Uchiha ya no existiera, cuando el Kyubi desapareciera por igual…podrían estar juntos…
En un mundo donde solo estuvieran ellos dos, sin el odio…sin la venganza…sin lo que el mundo había creado de ellos…solo su amor…para toda la eternidad…
-oye Naruto… ¿recuerdas nuestro primer beso?...Quiero repetirlo…-