Hace pocas horas salí de mi departamento, decidí ir al parque al que visitaba mutuamente… hace tanto tiempo que no lo hacia. Todo era diferente e igual al mismo tiempo; los arboles eran los mismos pero ya viejos, el lago era el mismo pero mas verde, las flores emanaban el lugar mas que antes. Recuerdo aquellas jardineras de las cuales siempre quise que hubiese flores, ahora lo están y eso me coloca feliz.
Al levantar mi vista del otro lado del gran lago alcanzo a divisar los juegos que se encuentran para los niños, sonrió al recordar lo deteriorados que estaban en aquel entonces, por lo visto fueron reemplazados. Me dirijo a ellos, quiero pasear en un mecedor mientras encuentro paz. Escucho las rizas de los niños por doquier, escucho las campanas de las bicicletas que pasan a lado mío, el aire se cuela por mis cabellos y la luz del atardecer se posa en mi cara, esto es divertido.
Al caminar de largo veo la banca en la que me colocaba a escribir ¿hace ya cuanto de aquello? Ahora que the GazettE no existe y decidimos reiniciar nuestras vidas me he dejado aquellas canciones que escribía con tanto sentimiento… extraño a mis amigos, desearía poder verlos, saber que ha sido de ellos, ya casi cinco años y ni señal de alguno, espero que se encuentren bien.
Al llegar a los juegos, tomo un mecedor, habían unos niños que ya por la hora sus madres les hablaron para irse a sus hogares, es por eso que encontré uno vacio. Me senté y comencé a mecerme, lento, veía como los patitos nadaban en grupos, en la cabeza un pato negro con reflejos verdes, hermoso. Me recordó a Takashima, odiaba que le dijeran pato.
Cierro los ojos y la mente sigue viajando, recordando esos magníficos momentos que pase en este lugar, todo es tan melancólico y feliz, siento como si regresara en el tiempo y me sintiese en los veinte años nuevamente, rio ante mis incoherencias. Entonces un recuerdo en especial llego… era él, sentado a mi lado, comiendo un helado o hablando como acostumbraba a hacerlo, como a veces también meneaba mi mecedor como si fuese un pequeño niño y él el hermano mayor.
¿Cómo estarás ahora? ¿Dónde te encontrarás? Comienzo a menearme con mas fuerza, pero algo no anda bien, siento unos ojos posados en mi, seguro es alguien que viene a que me baje del mecedor… pero… escucho mi nombre y esa voz es mas que obvia para mi, paro en seco abriendo los ojos sorprendido… como si te hubiese llamado, ahora te encuentras frente a mi, viéndome… sorprendido y con la boca abierta, si eres tú.
- Ru… Takanori – susurras. Yo solo me coloco de pie y me pongo frente a ti a una distancia prudente.
- Akira… - hablo mas fuerte que tú, con muchas ganas casi me tiro a abrazarte pero otra voz me detiene.
- Cariño – la voz de una mujer detrás de ti, te toma del hombro mientras se asoma por tu espalda, sosteniendo su gran barriga, esta embarazada. – ¿Quien es él? – pregunto amablemente sosteniendo una ligera sonrisa, es hermosa.
- ¡Oh! Lo siento, él es Takanori… Ruki – le dijo al saber que no comprendía de mi existencia – Takanori, ella es mi esposa, Oyuki –
- Mucho gusto –
- … - me quede como una piedra, una sonrisa se dibujo ahora en mi cara, vi como me hacia una reverencia – el gusto es mío – hice una misma acción.
- Y él es mi hijo –
- … - nuevamente me quede anonado, a lo lejos cerca del barandal, estaba un niño observando el agua. – vaya… - no dije mas, no podía, estaba realmente sorprendido. Akira… Reita tenía familia.
- Yo iré a sentarme en aquella banca –
- ¿No quieres que te acompañe? –
- No te preocupes Akira, platica con tu amigo, hace tanto que no lo ves, yo estaré bien… con permiso –
- Pase – y camino unos metros siendo seguida por la mirada de Reita, un tanto alejada de nosotros.
Nos quedamos en silencio un momento hasta que decidimos sentarnos en los mecedores, como antes… no lo entiendo… hace tanto hubiésemos optado por cualquier tema para hablar por horas y ahora nada se cruza por mi mente. Te tengo a lado mío, hace más de cinco años que no sabia de ti, tantas cosas que me preguntaba acerca de ti y ahora no recuerdo ni unas sola.
- ¿Como has estado Ru… Takanori? – rompió el hielo con la pregunta mas obvia.
- Muy bien – simple respuesta, aun estaba anonado con aquello.
- Supe que tienes una escuela de música aquí en Tokyo –
- Así es… -
- ¿Y como te va? –
- Muy bien, tengo buenos alumnos –
- Me alegra… -
- Y a ti ¿Cómo te va? –
- Muy bien, difícil pero bien –
- ¿Por qué difícil? –
- Pues, ahora manejo el negocio de autos de papa, me la paso viajando por todo Japón y es cansado… como pudiste ver Oyuki esta embarazada, no puede viajar mucho, así que paso el tiempo fuera de casa –
- El negocio de los autos Suzuki, ya veo, si es difícil… tú esposa es hermosa –
- Si lo se, me hace feliz – le hace feliz, me alegra tanto.
- Y tu niño se ve adorable… espero que todo salga bien con el próximo –
- Yo también… quiero que nazca en Kanagawa –
- De donde es su padre – reí un poco.
- Si, él también es de nuestra prefectura – dijo refiriéndose al niño que un se entretenía con los patos en el lago.
- Ya veo –
- Oye… no se si sabes pero supe que Yuu esta en Francia, según se que es dueño de una disquera en ese lugar –
- ¿De verdad? No se nada de nadie realmente –
- Bueno entonces no sabes que Takashima se volvió un adicto al licor… esta internado en un centro psiquiátrico –
- Estas bromeando – dije convencido.
- Lamentablemente no… me lo dijo Kai la ultima vez que lo vi, unos meses atrás –
- No lo creo – dije asustado llevando mis manos a mi boca mirando a un punto indefinido – es terrible… no creí que Aoi –
- Fue por eso… Yuu lo dejo y Shima, pues ya te haz de imaginar –
- Dios, yo… estoy tan… tan entrado en mi mismo que… -
No lo podía creer… todo eso había pasado, me pensaba cualquier otra cosa pero no esto, tal vez lo mas fuerte es que ellos se separarían pero no que Kouyou llegara a tal extremo, estaba triste… con quien mi disque mejor amigo había pasado esos momentos tan difíciles, descartando el alcohol por supuesto, Aoi no estaba en el país ¿por eso había abandonado a Uruha después del todo el amor que le profanaba en aquellos momentos?… realmente increíble.
- Se que es fuerte, pero, lamentablemente ahora cada uno tenemos nuestras vidas, antes nos apoyábamos los unos a los otros… -
- Por que estábamos juntos –
- Exacto… separados no podíamos hacer nada… -
- Y Kai… ¿como esta? – no quería saber de cosas malas, se suponía que por el bien de todos la banda había terminado, pero solo había empeorado las cosas para uno… o varios.
- Kai esta viviendo con un tipo… dice que es feliz, vive en su pueblo –
- Entonces le va bien –
- Al parecer, realmente no tuve mucho tiempo y por lo ajetreado que estaba en ese momento no le pregunte su teléfono móvil –
- Uke te dono lo despistado – rio.
- Oye… ahora soy un hombre de negocios –
- Yo lo soy –
- Si pero te confunden aun con alumno – sus carcajadas eranaudibles.
- Cállate Reita –
- Oye, ese nombre es prohibido –
- Lo se – rio mas fuerte.
Sentí la mirada de él en mí, por lo que pare de reír. Voltee a verle, ralamente necesitaba perderme en esos ojos obscuros, era necesario para mi ser hacerlo una vez mas durante muchos años… lo hago ahora… te veo y tu no se paras tu vista de los míos… acaso tu también la necesitabas, Akira… ¿tu igual que yo, habíamos pensado en el otro?
Seguí sosteniéndola hasta que tu te desiste del lazo que estaba formando, viraste al cielo con un semblante melancólico, respiraste profundo por que alcance a ver como tu pecho se expandía y retenía el oxigeno, comenzaste a mecerte de poco a poco y así lo llevas sin acelerar la velocidad.
- ¿Te acuerdas que veníamos aquí tú y yo todas las tardes, alimentaba los patitos y las palomas mientras tú escribías y susurrabas la melodía… solo para mí? –
Lo recuerdo… y tú lo haces, eso me pone realmente feliz, lo dices con un eje de tristeza, como con sentimiento de arrepentimiento, eso capto en tus palabras, Reita… tú…
- Lo recuerdo – dije triste separando mi mirada y ver el pasto, mis manos posadas en las cadenas de los mecedores aferrándose para que mi cuerpo no caiga enzima de el, ahora me pienso… ¿realmente estoy feliz de todo esto?
- Siempre te compraba un helado en esa esquina… ahora esa heladería no es nada mas que escombros… - una pausa se presencio en el momento pero después retomaste las palabras – Ruki –
- Dime –
- ¿Por que no me llamaste? –
Me quede estático… esa pregunta me sacaba de orbita… no se que responder, mis ojos están abiertos y no parpadeo, siento tu mirada nuevamente triste e interrogante, te escucho suspirar…
- Tú dijiste… - comienzo a recordar…
Si realmente debemos estar juntos,
el destino se encargara de unirnos de nuevo.
- Eso dije… siempre digo muchas cosas… -
- … - agachaste la mirada, cerraste lo ojos y negaste con la cabeza, yo voltee a verte y apretabas las cadenas con fuerza… Reita, será que tú aun…
- Bien… supongo que… nuestro destino… –
- Tu destino es lo que tienes ahora, una familia – dije rápidamente.
- … Si –
- Akira… ¿Tú… tú realmente eres feliz? Realmente esto es lo que querías –
- … - ahora eres tu el que no habla… tu mirada se poso en el pequeño niño un tanto retirado frente a nosotros, tus ojos tristes pero una sonrisa hermosa se poso en tu rostro.
- Lo soy… - duda, eso es lo que sigo sintiendo pero… la tristeza es mas fuerte… no debo pensar de esa manera... Takanori no seas egoísta.
- Me alegro tanto… -
- ¿Tú… lo eres? –
- Si – realmente eso no lo se.
Otro prolongado silencio se presento. Prestábamos toda nuestra atención en el pequeño frente a nosotros, se movía de un lado otro emocionado por los pequeños animalitos nadando en aquel estanque de agua, de vez en cuando gritaba papá y Reita solo sonreía como respuesta… ya no era lo mismo de antes, ahora era incomodo.
Sentía unas inmensas ganas de llorar… el egoísmo y los celos que se presentaban… o mas bien, eso celos que intentaba suprimir comenzaban a salir, sentía celos de aquella mujer, de ese niño, y del próximo a venir… y eso no estaba nada bien, ellos no tenían la culpa, en cambio yo… solo pienso en mi… por lo tanto decidí irme, irme para ya no sentir mas eso sentimientos malos y dejar que las cosas prosigan como debe de ser… aunque me duela.
- Creo que… yo me voy… - dije y me puse de pie dispuesto a retirarme sin ninguna despedida, mis lágrimas estaban a punto de correrse.
- Ruki… - siento tu mano sosteniendo mi brazo y yo sin voltear aun, esperando que digas algo, ese algo que quiero escuchar - … - el silencio sigue y yo no pretendo girarme ya que si veo tu cara podría cometer un grande error – me… de dio gusto volver a verte… espero algún día volver hacerlo… también quiero decirte… que… que siempre estarás en mi corazón… siempre te amare, Ruki… – tu mano dejo mi brazo, yo me quede estático, mis ojos demasiado abiertos y… me sentía feliz. Solo asentí y comencé a caminar, metí mis manos a los bolcillos de mi abrigo, no pretendía voltear, cuando – ¡Takanori! - me detuve, y a pesar que dije que no vería atrás, me gire un poco.
Cuando te vi de espaldas hacia mi, aun estabas frente a los mecedores, mantenías una mano tendida esperando que alguien la cogiera… no entendía bien, hasta que escuche nuevamente mi nombre y vi como tu pequeño hijo corría hacia ti y te cogía de ella fuertemente.
Takanori… así se llamaba tu hijo, como yo… sonreí de lado y las lágrimas brotaron, dejándolas caer libremente, rosando mis mejillas y dejando caminos en ellas, ya no sentía nada, solo felicidad, una inmensa felicidad al saber que siempre estaría presente para ti, y saber que fui importante como tú lo fuiste, eres y serás para mí... Se feliz Akira, te deseo lo mejor, disfruta lo que tienes como yo lo are…
También te seguiré amando Reita…. siempre…