Lo mismo de hace rato ¬¬Esa noche de persecución y Luna de Sangre no se le olvidará a Misaki, él vio todo, en verdad todo...
Vio los golpes, escuchó los insultos, probó el sabor de la sangre, olió el hedor de la muerte y sintió la agonía de un terrible dolor.
Su corazón latía de prisa, estaba a punto de detenerse.
Entre la obscuridad el rojo brillada, de aquí para allá él rojo cubría la calle entera, Misaki era el único que lo veía.
El silencio quebrado por impactos metálicos, a gran velocidad iban los disparos, Misaki se cubrió los oídos.
Gritos de dolor y furia, pasos débiles y acelerados, jadeos, demasiados.
Dos personas corrían de aquí para allá, lanzando tiros al aire, ninguno les daba.
Un resplandor morado, de algo grande y pesado, salió de las sombras.
Nowaki se aterró, se ocultó en un callejón con Misaki, lo quería proteger pero no había funcionado.
El torpe descuido del rastro de sangre en el piso.
Akihiko lo encontró, fue siguiéndolo.
Misaki no quería que ninguno se muriera, los quería a los dos. Pero así eran ellos, batallando por su cariño.
Silencio, Akihiko no hacía ruido, eso desconcertaba a Nowaki. Salió para ver qué pasaba, una pésima decisión.
"¡Te encontré!" le gritó Akihiko, jaló el gatillo y una última bala atravesó la pared, finalmente se incrustó en el pecho de Nowaki.
Su sangre botó en la cara de Misaki, no supo qué sucedió, Akihiko se rió. Nowaki cerró los ojos y cayó al piso de frente.
De manera extraña, la Luna se volvió blanca aunque... ahora el color de ojos de Akihiko era rojo.
Como la sangre que derramó esa noche.
Y la que Misaki se limpiaba con sus lágrimas, sobre el cuerpo inerte de Nowaki.
FIN
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-Zetsubou Junjoki (Corazón inocente desesperado)-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
“Aquel muchacho siempre regresa por más y más rosas, aún sigo preguntándome si tendrá novia, de no ser así, ¿entonces porqué viene por tantas flores?
-Disculpe la molestia de nuevo.
Volvió, hoy, como todos los días.
-No te preocupes. Al contrario, me alegra mucho que las personas comiencen a interesarse por las flores.
Está un poco nervioso, más bien diría “indeciso”, así es él.
-Y bien, ¿te pongo las rosas del diario?
-No, hoy no.
Qué extraño, un momento, él trae el anuncio que hace poco coloqué en el aparador, ¿será que…?
-Este… ¿p-podría decirme si se encuentra el dueño, por favor?
Lo sabía, viene por el empleo de mensajero, qué a alegría.
-Lo siento mucho- mentí sin darme cuenta –No está en estos momentos, pero puedes venir más tarde o puedes esperarlo.
Él se ha decepcionado un poco, aunque en seguida se repuso.
-Está bien, lo esperaré aquí, claro… si no le importa.
-No, para nada.- “me agrada tu compañía” –no me molesta en lo absoluto.
-¿En serio? ¡Muchas gracias!
Sonríe cálidamente, se ve muy lindo… así… éste chico me recuerda Hiro-san…
Pasaron dos horas y él sigue esperando, mirando de principio a fin los catálogos, pasándolos una y otra vez. Creo que le gustan mucho. En cambio yo, finjo regar las flores que están a su lado sólo para analizarlo más, él no se da cuenta.
Seguimos así, en silencio absoluto.
Quiero decirle algo, ¿pero qué?
Entonces nos interrumpe el sonido de la campanilla en la puerta de entrada, ha entrado una joven colegiala.
-¡Esto!- grita excitada-¡¿puede hacer un ramo de girasoles y margaritas?!
-Claro que sí. ¿Es un regalo?
-Sí.
Mocosa impertinente, me ha arruinado el momento. Tomo las flores indicadas y comienzo a realizar el arreglo. El chico me mira, sus ojos son hermosos; me sigue hacia el mostrador, quiere ver lo que hago, es lindo.
-¿Podría entregárselo a alguien?- pregunta la chica
-Por supuesto, sólo déjenos la dirección y si tiene algún mensaje que darle.
Ella se va, paga las flores y el cargo extra del envío.
Él me mira aún, con curiosidad.
-¿Quieres ayudarme?- le pregunto extendiéndole el ramo
-¿Eh? Pero yo no…
-¡No hay problema! Está bien.
Le sonrío él se sonroja levemente e incluso se ríe.
-De acuerdo, ¿en qué le ayudo?
-Puedes pasarme un listón, el que más te guste.
Responde afirmativamente, de una caja saca un listón verde
-¿Este está bien?
-Es perfecto.
Me lo da, lo enredo alrededor del papel celofán, él pone sus manos en el mostrador, se ven tan delicadas.
-Es un color muy bonito, casi tan bonito como el de tus ojos- se me ocurre comentar, qué hice…
Volteo a velo arrepentido, él está sonrojado demasiado y sorprendido. No importa, no hay marcha atrás. Lo tomo de la mano, él no se opone; rodeo su cintura con mis brazos y lo acerco más a mí, él va cerrando sus ojos con lentitud, yo igual. Siento su aliento, su respiración agitada, tiembla un poco y casi escucho como su corazón late deprisa. Lo beso, levemente sólo de forma superficial, me abraza con fuerza, casi se cae.
-Misaki…-me susurra dulcemente –Mi nombre es Misaki…
-yo soy Nowaki –respondo de la misma forma y besando su frente. Se hizo de noche, casi no hablamos después de eso, pero no evita mi mirada; por el contrario, me la sostiene y sonríe.
Cambio el letrero de “Abierto” a “Cerrado” y entonces veo del otro lado de la acera un auto rojo, yo sé de quien es.
De él sale Usami-san, fumando un cigarrillo; cruza la calle y toca; Misaki voltea de inmediato y al percatarse de quien es va corriendo a abrir
-¡Usagi-san! ¿Qué ases aquí?
-vine por ti, es tarde y no me avisaste.
Usami-san me ve y no dice nada, solo acaricia el cabello de Misaki; de nuevo él…
-De todas formas, vámonos a casa.
Los dos se van, no sin antes despedirse de mí. Misaki se queda y asegurándose de que Usami-san no está, me da un beso en la mejilla
-Nos vemos mañana.
Se fue. Esto es injusto, son dos veces ya, dos veces que Usami-san me arrebata a la persona que quiero.
Pero al menos tengo un beso de Misaki.
Un beso que sólo yo conozco.”
FIN