Se miraban enfurecidos, con la ira impregnada en los ojos, lanzándose rayos hirientes justo en la pupila del otro, simplemente no podían entender la razón de su incompatibilidad.
Estaban cansados, agotados de tantas palabras gritadas. Respiraban fuerte intentando recuperar el aire para finalmente seguirse diciendo cosas detestables.
Pasaban los segundos y seguían mirándose, Key no tenía la intención de detener la pelea, era demasiado orgulloso como para acercarse y decir: olvidemos esto, es una locura. Por más que se viera como un inmaduro o como la tontería más grande, quería ganar, era su objetivo.
Después de unos cuántos suspiros, Minho baja la mirada y deja increíblemente su sentimiento de competir y susurra:
- Por qué siempre llegamos a esto…
- ¿Por qué? Porque tu actitud apesta, cada día la soporto menos, a veces quiero mandar todo esto a la mierda con tal de separarme de tu presencia.
Palabras hirientes para un joven que se veía fuerte. Porque sólo se veía fuerte, ya que esas discusiones cada vez se hacian más desagradables e insoportables, mientras más pasaba el tiempo, menos ganas tenía de seguir con el grupo, seguir con esta amistad que nunca fue amistad. Tenía razón, simplemente así no se puede continuar.
- No podemos dejar esto y lo sabes bien…
- No me interesa nada, yo no puedo seguir conviviendo con alguien que no se comporta como debe.
- Comportarse como debe te refieres a que no hago lo que tú quieres.
- ¡Cállate! ¡Cómo no entiendes que no te soporto!
Y vuelve el silencio. Era un peligro abrir la boca si es para con Kibum.
- Está bien, como quieras. Es así como a ti te gusta ¿cierto? A tu manera –por el temblor de su cuerpo, fue dificultoso tomar la chaqueta y salir del departamento.
- …Idiota… -traga saliva, aprieta sus puños, y se va a la habitación.
Sentado en una plaza, el alto chico descansaba su cabeza de toda la presión que sufrió.
- Desgraciado… no pone de su parte para arreglar las cosas… -cierra sus ojos y apoya su cabeza en sus brazos cargados por sus piernas- Desgraciado… -se toma el cabello- Por qué me haces esto… -pensaba y pensaba intentando darle una solución a esta pelea que quizás no era igual a las demás, que quizás era la definitiva para cortar con todo esto que los estaba destrozando de a poco- No puedo dejar las cosas así, somos un grupo, somos 5 personas, no podemos dejar a los demás de lado por nuestras estupideces… maldito imbécil, no piensa en sus amigos… -aprieta sus ojos intentando contener la rabia que crecía en su interior. Realmente quería golpearlo.
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Ya no importaba la razón por la cuál habían peleado, sinceramente ya ni se acordaba de aquello, su soberbia le nubló los ojos y la mente y sólo pudo actuar como un tonto con él, sin embargo no era capaz de reconocer eso. Ahora el chico todopoderoso recorría el departamento por completo luego de haberse aburrido dentro de la habitación. Sentía unas odiosas ganas de llorar.
- Si no llega pronto a pedirme perdón, me perderá… Como amigo, como compañero, como integrante, como todo… -se decía una y otra vez a sí mismo.
De pronto un portazo lo hace saltar de su lugar.
- Pero qué dia… -y ahí estaba el tan famoso Choi MinHo, con una expresión peor a la anterior, entrando con brutalidad al departamento. Sintió un poco de miedo- Deja de comportarte como un animal… -la gota que revalsó el vaso.
- Me cansaste Kibum, no me interesa respetarte, ya no me importa intentar arreglar todo –cierra la puerta con la misma agresividad-, tener yo que hacer todo para que se soluciona, no me interesas para nada –se acerca a él-. Sin embargo me importan mis amigos, y sólo por ellos estaré acá, en el grupo, y si es necesario aguantaré todas tus imbecilidades con tal de que ellos no la pasen mal, pero tú ¿piensas en ellos acaso?
La cara del mayor se desfiguró un poco, realmente no quería responder. O era dejar su orgullo de lado, o seguir firme como hasta ahora seguía siendo. Sabía que lo mejor era dejar de lado esa actitud, pero dejar lo primero era más difícil.
El silencio colmó la paciencia del más alto, y en un rápido actuar, golpeó con su puño la mejilla de su hyung, dejándolo casi en el suelo si no fuera porque éste hizo un gran esfuerzo por mantenerse de pie.
- …..Pero… -le había roto el labio, esto estaba llegando demasiado lejos.
- No te comportes como una niña, ¿así quieres arreglar las cosas verdad? ¿A esto querías llegar con tu orgullo? Pues felicidades, lo lograste…
- Minho… -lo miraba sorprendido, no se lo esperaba lo que acaba de suceder.
- Vamos, golpéame, hagamos las cosas a tu manera…
- Basta MinHo… no quiero más… -no podía sacar sus manos de su mejilla y labio.
- ¿Ahora tu orgullo se está esfumando? –lentamente se acerca y lo toma fuertemente de las muñecas, acorralándolo a un mueble con puertas que se encontraba cerca- Convertiste esto en una mierda –le susurró cerca- Y repito, no volveré a tirarme al suelo por arreglar esto… pero te advierto… -se acerca a su oído- el orgullo te matará.
El pecho del más bajo palpitaba tan fuerte que sentía miedo de que el otro lo notara. Quería llorar, quería abrazarlo. Sus sollozos eran incontrolables, y cuando ya no podía más, grita con todas sus fuerzas. Luego de eso, sólo puede llorar.
MinHo no soltaba sus manos, y con sus ojos entrecerrados tenía la mirada fija en su hombro. Ya no sabía qué hacer, se estaba sintiendo culpable. Hasta que lo suelta.
- Eres un idiota… -sus manos bajan y por debajo de los brazos del otro, las entrelaza para unirlo a un abrazo cálido, reconfortante, acogedor- Eres un idiota sin remedio… -fuertemente lo aprieta contra sí.
Key sólo corresponde sumiso, casi cayendo a los brazos de ese chico que ahora le devolvía esa fuerza que pareciera le quitó con el golpe.
- Perdón… -sólo se limitó a decir.