Ciel acababa de despertar y Sebastián lo comenzó a vestir, una vez terminada esta tarea, debatían tomo la jarra de te y comenzó a servir pero la diferencia en esta ocasión era que no había te alguno.
-Sebastián quiero que dejes obsequios a todos y mandes a traer al carruaje
-como ordene joven amo
-lo mas rápido que puedas, tenemos que irnos lo mas pronto posible.
- ¿y la señorita Elizabeth?
-yo me encargare de ella
-como ordene my lord
Así es Ciel Phantomhive fingiría su muerte. Todo se debía a lo acontecido anteriormente; aquella batalla en la Ciel había perdido su humanidad; en la que Sebastián había perdido la valiosa alma de Ciel Phantomhive.
Ahora Ciel Phantomhive se marchaba sabia que no podía quedarse en su mansión, en la ciudad, en su vida, con las personas que quería.
-¡llegas tarde, Sebastián! -dijo Ciel desde su carruaje con sus sirvientes despidiéndose de el
-lo siento. Discúlpeme. –dijo Sebastián que venia llegando de entregar los obsequios que había ordenado entregar Ciel
-joven amo ¿de verdad se va? – dijo Finny con nostalgia y no pudiéndolo creer
-hagan lo que quieran con esta mansión pueden hacer uso de ella o pueden … –decía Ciel volteando a ver a su mansión y olvidando que ahí había tenido buenos y malos recuerdos- o pueden quemarla – entro al carruaje sin hacer caso a las expresiones de sus sirvientes
-¡no podemos hacer tal cosa!- dijo Bard realmente sorprendido y sin comprender mientras el, Finny y Maylene se acercaron al carruaje para ver si podían evitar que se fuera
-¿y eso porque? –dijo Ciel desde dentro del carruaje
-porque todos nuestros recuerdos con usted… -Ciel quedo perplejo y sonrió ante la respuesta de Finny y dijo
-los recuerdos no tienen ningún significado- Ciel sonrió mas y volteo a verlos- lo e comprobado yo mismo
- pero… ¡joven amo!- dijo, Maylene mientras Sebastián veía con repudio esa actitud de ellos
El carruaje tomo rumbo a un lugar desconocido y a la distancia se podía distinguir como los sirvientes de Ciel Phantomhive veían el carruaje con nostalgia mientras que Tanaka llegaba por detrás con su diario que había escrito durante los años de trabajo con la familia Phantomhive, los demás sirvientes entendieron y solo se comenzaron a marchar.
Por otra parte, en el carruaje iba Ciel platicando con Sebastián.
-cuando el contrato termino, estaba esperando a ver que ibas hacer, - dijo Ciel sonriendo maliciosamente- pero debo decir que fue mas bien cómico, Sebastián, para ustedes tratar de así mismos.
-puede que obtenga el alma al cumplimiento de la venganza- dijo Sebastián después de levantar la mirada pues no había obtenido realmente lo que quería- esa fue la razón por la que te he servido como un mayordomo.
-sin embargo, estoy vivo.
-de hecho, esta vivo, no como ser humano, - Ciel voltio y su mirada había cambiado totalmente, sus ojos que eran de un azul profundo mas bien se convirtieron en un rojo carmesí- si no como un demonio. Ese día, Alois Trancy hizo un contrato con Annafellows Hannah.
Flash back
-a raíz del contrato del amo, Ciel Phantomhive revivirá como un demonio- decía Hannah casi en burla al caer por el acantilado.
- y esa fue exactamente la razón por la que yo… - Sebastián también brinco al acantilado para alcanzar a Ciel, al agarrarlo su fino cuerpo exploto en el agua y lo único que hizo Sebastián fue salir a la superficie del agua y poner el cuerpo en un bote
Fin del flash back
-fue una gran bienvenida, -decía Ciel tocándose el pecho- la intención de matarme antes de renacer como un demonio.
-no quise confirmar si de hecho había despertado, como un demonio.
-ya veo. Buscas una comprensión precisa de la situación… comportarse como un mayordomo debe.
-nunca seré capaz de consumir su alma.
-cierto. Y… te he pedido en ese jardín de rosas… -Ciel se quito el parche de su ojo dejándolo al descubierto- seguir siendo mi mayordomo para la eternidad.
-si. Como ya he respondido que si a esa orden, incluso si no puedo consumir su alma, yo no soy más que… el infierno de un mayordomo de un demonio.
En eso se detuvo el carruaje; llegaron a lo que era un jardín de rosas negras y blancas y Sebastián bajo para poder tomar a su joven amo en brazos.
-¿Dónde nos dirigimos ahora?
-a donde sea esta bien, después de todo, el destino es ese lugar, justo para lo seres humanos, para los demonios, para todos. Me siento bien… es como si se me hubiera liberado de un largo hechizo.
-de hecho, ha cambio… he sido obligado por un hechizo eterno
-tu eres mi mayordomo.
-yo soy su mayordomo, para la eternidad.
-a partir de ahora, solo me contestaras con esas palabras. Recuérdalo.
Sebastián brinco hacia un acantilado que se encontraba en el jardín de rosas con su amo en brazos y contesto
-si, mi señor (yes, my lord)