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Reminiscence por Sweet Happiness

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Notas del capitulo:

 

 El songfic está hecho en base a la canción "Reminiscence" de Nega ネガ. Me basé en esta traducción para escribirlo. La letra en cursiva son los versos de la canción.

 

 No tengo más que decir por ahora n.n ¡Disfrútenlo!

 

Reminiscencia: Recuerdo de una cosa casi olvidada

 

 

 Hace frío... observo este desolador paisaje y lo recuerdo, sus dulces palabras antes de partir, sus ojos llenos de lágrimas y su mano apretando fuertemente a la mía.


- Nos veremos de nuevo, ¿no es cierto? - preguntaba con desespero, intentando convencerme a la par que intentaba convencerse a sí mismo.

- Sí amor, te lo juro - besé su mano que tomaba la mía, cerrando los ojos para no verlo tan frágil y débil.


 Estoy riendo en el paisaje roto, recordando todas las piezas de reminiscencia sobre ti, juntos en los abrasadores árboles de la sacudida temporada


 Por poco y olvido la apariencia de este triste lugar. No es que no lo siga amando, pero siempre he deseado alejarme de todo lo que me recuerde a su partida. Una simple oración en casa para mí era suficiente, pero algo hay que me ha convocado hoy a este lugar...

 

 


• • • • • • •




- ¿Kai-chan? ¿Kai? - su frágil cuerpo descansaba sobre el mío, luego de haber hecho el amor ambos habíamos quedado exhaustos. Su mano entrelazada con la mía estaba fría, no entendía cómo, si ambos nos habíamos sofocado demostrándonos mutuamente el amor que sentíamos. - ¿Me estás escuchando? - Kai suspiró levemente e intenté levantarme para poder observar su rostro. Sus párpados estaban cerrados, y sus labios entreabiertos. Se había quedado dormido.


 Con los dedos entrelazados espero para la eternidad, en el hilo entrelazado de nuestra emoción no haya ninguna mentira


 Y a la mañana siguiente advertí nuevamente un vacío en mi cama... ¿Cuál era el afán de levantarse tan temprano y salir sin darme siquiera un aviso? Nunca había desconfiado de Kai, y luego de estar largos años juntos pensé que comenzaría hacerlo.


 Desayuné rápido y lo esperé por largo tiempo, sentado de manera estúpida frente a la puerta. Deseaba ser lo primero que viera al entrar al apartamento, mi rostro enfadado exigiendo una explicación.


- ¿Byou, qué haces allí? - una media sonrisa se dibujó en su cara, aunque noté que tras esa fachada de bienestar se sentía preocupado y hasta nervioso, pues su mirada lo delataba.

- Tenemos que hablar - luego de decirlo me di cuenta de que aquella oración había sonado absurdamente dramática, y lo que nos concernía hablar no era lo suficiente para terminar nuestra relación... ¿o eso no era cierto?

- ¿De qué? - al caminar me esquivó y se fue a la cocina. Sacó lo que había comprado de las bolsas y de inmediato se puso preparar todo para hacer el almuerzo.

- ¿A dónde fuiste? - me había levantado y dirigido hasta la cocina. Él me daba la espalda.

- Al supermercado - su voz había sonado segura, pero tras años de relación supe que aquel tono era falso.

- No me mientas, ¿quién se levanta tan temprano para ir al supermercado y se demora tanto?

- Es que...


 No lo dejé terminar y lo abracé por la espalda. Tomé su muñeca, imposibilitándolo para seguir cortando la carne sobre la tabla de picar.


- ¿Por qué no me dices la verdad?

- Byou, yo... - su voz se quebró.


 Todo tu dolor es mi dolor, con una voz rota dijiste "¿Por qué estoy tan débil?"
 

 El día nunca se me había hecho tan corto y la noche tan larga. El tiempo pronto se acabaría para él, y aunque visitamos todos los especialistas que podían haber en Tokio, lamentablemente la respuesta era siempre la misma... "Es inevitable, no hay nada que se pueda hacer."
 

 Te abrazaba, tú temblabas. Oré en la noche


- Perdóname, es mi culpa - lloraba contra mi pecho y su cuerpo se sacudía por los múltiples espasmos de su incontrolable llanto.

- No digas eso amor, tú no provocaste esto. No es culpa de nadie - lo abrazaba con fuerza y besaba su cabeza, reprimiendo las lágrimas para no provocarle más tristeza.


 En un momento determinado ya no escuché sus sollozos, y al observarlo se me partió el alma. Estaba durmiendo, pero con su rostro bañado en lágrimas y una expresión afligida. ¿Qué estaría viendo en sus sueños? ¿Acaso una visión sobre un futuro en el cual ya no estaríamos juntos?


 Dejé que de mis ojos corrieran lágrimas y me lamenté en silencio, teniendo cuidado de no despertar a mi novio. ¿Por qué la vida era tan injusta? ¿Por qué debía ser él quien sufriera? Me aferré a su cuerpo, intentando darle un poco de mi vida, para contrarrestar la pérdida de la suya que su enfermedad le estaba arrebatando. Le hice mil promesas al cielo, con tal de que enviase una cura que salvara a Kai.


 La emoción, la herida y este amor que profundiza, la distancia entre nosotros incluso si fuera mejor. Si nuestro tiempo se detuviera, no se detendría por la eternidad... ¿lo hará?


- Y esta es la lista de medicamentos que aliviaran su dolor. Son un poco caros, pero...

- No se preocupe por el precio - interrumpí al médico - No es problema, y si lo fuera conseguiría la forma de obtener el dinero

- Byou - me reprendió con una hermosa sonrisa Kai - no interrumpas al doctor. ¿Cómo decía?

- Esta es la lista básica de medicamentos que pueden ser administradas en su hogar, siempre y cuando alguien se encargue de que las tome

- Yo puedo hacerlo

- Perfecto. Pero, en caso de que no sea posible, la otra opción es darle los medicamentos mediante inyecciones, un poco más dolorosas pero duraderas - Kai apretó mi mano, haciendo un gesto de miedo. Por supuesto, él le temía a las inyecciones - Tendría que venir una vez al día. Si esta opción también condiciona un problema, podríamos internarlo para así evitar el tedioso trayecto hasta el hospital día a día

- Muchas gracias, pero con la primera opción estamos bien. Yo me haré responsable, lo prometo

- No es necesario que lo prometa, le creo - me sonrió amistosamente - Le daré la receta junto a los horarios. Todos son medicamentos que se administran por vía oral con un poco de jugo o agua... También, si lo prefiere, con algún producto lácteo como yoghurt, ya que son varias pastillas y tras un tiempo al joven Kai pueden resultarle repugnantes - lo miró a él con sincera compasión.

- Tengo una sola pregunta - dijo Kai. Lo observé, parecía temer y lucía serio. Acaricié su mano, sin embargo él no me dedicó ni una sola mirada.

- Dígame, le daré todas las respuestas que usted desee

- ¿A estos medicamentos les acompañan efectos secundarios? - abrí los ojos sorprendido, no había pensado ni un segundo en ello.

- Pues... Seré sincero, no podemos estar seguros respecto a ellos. Los efectos secundarios van de acuerdo al organismo de cada paciente, así que no hay nada escrito. Los posibles efectos secundarios son debilidad, pérdida del apetito, cansancio, pérdida del cabello, depresión, entre otros no tan comunes.

- Ya veo - bajó la mirada y estuve seguro de que en cualquier momento podría romper a llorar.


 Ambos salimos de aquel hospital con un sentimiento triste en nuestros corazones... Una bolsa de medicamentos, el primer paso hacia el inevitable viaje en el que tarde o temprano Kai partiría...

 



• • • • • • •

 

 

 

- Esto es... hermoso


 El sonido de las olas y la cálida brisa inundaban mis sentidos. Los ojos de Kai resplandecían, habían recuperado aquel brillo que tras meses de un tortuoso tratamiento habían perdido. Dolía pensarlo, dolía decirlo, sin embargo no nos quedaba mucho tiempo juntos. Debía aprovechar al máximo su cercanía, la suerte de tenerlo exclusivamente para mí. Tal como le juré acompañarlo hasta el último momento, él me prometió que sería solamente mío.


- Amor, ¿Cuánto tiempo estaremos aquí? - preguntó

- Una semana - sonrió con tristeza, dentro de diez días sería internado al hospital, puesto que según los médicos en menos de dos semanas fallecería. - Pero, no pensemos en ello. Disfrutemos los momentos aquí, tenemos gran parte de la playa sólo para nosotros


 Me sonrió, y tomándome de la mano me guió hasta que sus pies tocaron el agua.


- Tiene una buena temperatura... ¿Podríamos bañarnos?

- Pues claro, no te traje hasta la playa para que te quedes observando


 Volvimos a la casa que había reservado por aquella semana y nos pusimos nuestros trajes de baños. Al ponerme el mío lo hice con prisa, y llené una botella con jugo la cual luego puse en un bolso junto a unos bocadillos.  Ya tenía un bolso preparado con lo necesario para bañarnos, así que no estuvimos más de diez minutos en la casa.


- Ven, déjame ponerte el protector - hice que Kai se tendiera boca abajo sobre una toalla puesta en la arena, y vertí el protector solar en su espalda. Comencé a desparramarlo, masajeando al mismo tiempo que me encargaba de dejar toda su piel cubierta. Con suma calma repetí aquel procedimiento en sus brazos, su pecho, sus piernas, terminando en su rostro.

- Ahora es tu turno - delicadamente me imitó, con total dedicación. Me tumbé de espaldas y él se puso a horcajadas sobre mí. Esparció el protector por mi torso, deteniéndose en mis abdominales con una sonrisa en los labios. Cuando terminó, se puso sobre mí y me besó.


 Lo tomé de la cintura y dejé que él llevara el ritmo. Al separarnos, lo miré a los ojos.


- Te amo - dije sin haberlo pensado mucho

- Yo también te amo, infinitamente


 Nos quedamos así, mirándonos a los ojos, con nuestros cuerpos compartiendo el calor. Sonreímos y nos incorporamos para poder bañarnos.


- Kai, antes de que vayas - lo detuve

- ¿Sí?

- ¿Quieres un poco de jugo?

- Ah, claro


 Tomé la botellita que había guardado antes y se la di. Tomó un sorbo y luego la quedó mirando un poco confundido.


- ¿Sucede algo? - le pregunté

- No, no es nada - sonrió


 Había descubierto mi engaño, aunque simplemente no le dio importancia. Nuestra última semana sin preocupaciones... Había tomado la decisión de vivir aquel tiempo tal como si de un sueño se tratara, ocultando sus medicamentos en la comida para no tener que hacerlo pasar por el tedio de dárselos uno a uno. No quería que sufriera dolores, así que dejar de administrarle las pastillas no era una opción.


- ¿Te quedarás ahí observándome? ¡Ven, el agua está deliciosa! - me gritó Kai

- ¡Sí, de inmediato voy!


 Nos bañamos juntos en el mar, arrojándonos aguas, haciendo competencias de nado, besándonos entre risotadas infantiles. Kai se puso a flotar de espaldas en el agua, cerrando los ojos, sonriendo con tranquilidad. Lo observé. No podía evitarlo, aunque quisiera creer que todo estaba bien no podía. Kai había adelgazado mucho, unas ojeras adornaban la parte inferior de sus ojos, y su cabello estaba corto. Recordé con tristeza el momento en el que por los fuertes medicamentos había comenzado a perder su pelo, sintiéndose horrible. Tuve que consolarlo, y sólo gracias al cielo el organismo de Kai pudo soportarlos y su cabello volvió a crecer. 


 Me acerqué a él y lo tomé en brazos. Él me miró confundido, entonces lo llevé de vuelta a la arena. Lo recosté sobre la toalla y me tumbé a su lado. El Sol no nos daba en la cara debido a que antes de ir a bañarme había puesto un quitasol junto a las toallas. Abracé a mi novio y me quedé dormido escuchando su respiración, sintiendo sus dedos acariciar mi cabello y rostro, percibiendo el calor de los rayos del Sol.


 Los días que siguieron a aquel fueron los más felices de mi vida, y me atrevo a decir que también de la suya. Nos dimos la libertad de hacer lo que nos apeteciera en el momento que fuera. Nos levantamos tarde, comimos lo que quisimos, pasábamos tardes completas bañándonos en la playa o viendo televisión e hicimos el amor incontables veces.


 La noche anterior a nuestra partida a Tokio, aquella que nos obligaría a volver a poner los pies en la Tierra, nos profesamos nuestro amor sin tomar en cuenta los límites.


 Aquella tarde cenamos frente a la playa, viendo el cielo estrellado. Al volver a la casa lo estreché entre mis brazos, dispuesto a tomar posesión de su cuerpo.


 - Byou - sus ojos brillaban con pasión y tristeza.

- Kai, te amo - acaricié su mejilla y lo tomé del mentón para besarlo.


 Lo recosté sobre la cama, y lo besé calmamente. No podía dejar de pensar en que de seguro sería nuestra última noche así, en la que nos podríamos demostrar mutuamente nuestros sentimientos de aquella forma tan perfecta.


 Le quité su camisa, besé su cuello al tiempo que tocaba su torso, delineando su frágil figura. Con mi lengua estimulé esos adorables botoncitos rosados en su pecho, era una de las zonas sensibles de Kai y gemía de manera fascinante al sentir mi caliente lengua sobre ellos.


 Seguí bajando, besando su abdomen, llegando casi al borde de  sus pantalones. Lo desnudé, y luego dejé que él lo hiciera conmigo. Me senté en la cama y él  se agachó entre mis piernas hasta atrapar mi miembro con sus labios. Su caliente lengua lo recorría, y yo me aferraba de las sábanas al tiempo que gemía sin poder detenerme. Lo miraba de tanto en tanto, viendo la dedicación con la cual me provocaba tales sensaciones. Lo amaba infinitamente y no podía concebir el pensamiento de que él no estuviese a mi lado. Mi corazón se oprimía, lo quisiera o no pronto debería afrontar la realidad.


 Lo aparté y lo besé nuevamente, cambiando de posiciones y quedando yo sobre él. Acomodé las almohadas y él separó sus piernas con una mirada resplandeciente y un sonrojo en sus mejillas.


 Comencé introduciendo mis dedos al tiempo que le practicaba sexo oral. Sus piernas temblaban y él jadeaba, cerrando sus ojitos y apretando con fuerza las sábanas. Cuando ya estuvo preparado, nos metimos bajos las suaves sábanas de seda. Me posicioné entre sus piernas y lo penetré lentamente.


- Ahh-h Byou - suspiró contra mi oído y me abrazó - Muévete - pidió con la respiración entrecortada.


 Acaricié su rostro mientras lo miraba a los ojos. Comencé a mover mis caderas en un lento vaivén, besando esporádicamente sus labios y su cuello. Kai gemía mi nombre y rasguñaba mi espalda, causándome un placer increíble.


- Kai, te amo - le repetía una y otra vez, conteniéndome para no sollozar al tiempo que gemía.

- Yo también te amo Byou - me respondía con una sonrisa.


 Justo así, por siempre así, no dejes que nuestros entrelazados dedos se separen. Sólo tú, sólo tú quien yo amo


 Podía sentir los latidos de su corazón, su calidez, su voz, su respiración, su olor, su piel. En aquel momento estaba entre mis brazos, siendo tan real, estando tan vivo a pesar de su enfermedad. Hubiese hecho un pacto con el mismo diablo para prolongar aquel momento por la eternidad, sin embargo pude sentir que ya era tiempo de terminar con aquel exquisito momento, y al sentir las manos de Kai acariciándome mis sentidos se bloquearon y no pude hacer más que correrme con un largo gemido en el que lo nombré.


 Caí exhausto sobre él, y recién cuando sentí el semen en mi abdomen me di cuenta de que Kai también había llegado al orgasmo. Al incorporarme vi que me observaba con una sonrisa.


- Amor, ¿estás bien? - le pregunté, ya que estaba muy agitado

- Por supuesto - me respondió

- Eso es fantástico - lo abracé nuevamente y cerré mis ojos - Estoy cansado

- Lo entiendo - deslizaba sus dedos por mi cabello - Esta semana ha sido perfecta. Te lo agradezco

- No hay nada que agradecer - le respondí. Mi alma pesaba de una manera insoportable, me mordía los labios reprimiendo las ganas de llorar e intentaba controlar mi cuerpo que temblaba levemente.

- Byou - me llamó - Mírame a los ojos


 "No quiero" pensé en mi interior.


- Byou...

- ¿Qué sucede? - lo miré a los ojos, rogando para que la oscuridad ocultara las malditas lágrimas que amenazaban con rodar por mis mejillas. Él sonrió dulcemente.

- Llora, es tiempo de que seas sincero


 Abrí mis ojos con sorpresa y luego aparté la mirada. Bajé la cabeza y mis cabellos cayeron cubriendo mi rostro. Kai apartó mechón por mechón, y me tomó del mentón para besarme. Me estrechó entre sus brazos y comencé a sollozar como un niño pequeño.


- Lo siento, lo siento tanto - Kai me presionaba cada vez más contra su pecho, llegué a sentir que podríamos fusionarnos.

- Shh, todo está bien - él también comenzó a llorar - Has procurado ser fuerte, ¿verdad? No es bueno que te guardes toda esa tristeza, déjame compartirla contigo. Muchas gracias por brindarme toda tu fuerza y amor incondicional, no sabes lo feliz que me he sentido en este último tiempo junto a ti. Han sido meses difíciles, sin embargo gracias a ti mi dolor se ha aliviado

- Kai, perdón. Nunca debí mostrarte esto, yo...

- No - negó moviendo su cabeza - Quiero ver todo de ti. Me enamoré del Byou sexy y seguro de sí mismo, luego del Byou tierno y protector, y también del Byou testarudo y gruñón - soltó una risita leve - Ahora déjame conocer y enamorarme de este Byou débil, de este Byou que es como un niño orgulloso que cree ser fuerte pero que clama por protección

- Te amo - le dije. Nunca había sentido una emoción tan fuerte como aquella, ni la tristeza misma que sentía era tan potente como aquel amor que había surgido en mi corazón gracias a Kai. Aquel sentimiento era tan grande que sentía que mi corazón era demasiado pequeño para contenerlo. Dolía, pero de manera tan preciosa como cuando se da la vida por el ser amado.


 Incluso si nuestra distancia se separa, no dejaré que nuestro corazón lo haga junto con el calor que se acumula


- Yo también te amo. Cariño...

- ¿Sí amor?

- Necesito pedirte un último favor - me dijo con una sonrisa triste

- Lo que tú desees - tomé su mano y la besé


Desearía que nos pudiéramos conocer y abrazarnos...


- Quiero irme en paz, pensando que no hay nada de ti que no conozca. Quiero conocerte.

- Lo haré con una condición


...el uno al otro



- Yo también quiero saber todo sobre ti - ambos sonreímos


 Estuvimos toda la noche conversando, venciendo al cansancio para cumplir nuestro objetivo. Supe cosas buenas, malas e incómodas. Hablamos de temas que nunca antes habíamos tocado, de nuestros amores pasados, de nuestra primera vez, de nuestros miedos, de nuestras vergüenzas... He de confesar que en varias ocasiones sentí celos. Sin embargo, no tenía nada que envidiarle a nadie. La persona que más amaba en el mundo estaba a mi lado, contándome todos sus secretos, entregándome lo que le quedaba de vida.


 Ya llegada la madrugada, decidimos que no había nada más que confesar.


- Muchas gracias Byou. Me has hecho la persona más feliz del mundo

- Debo decir lo mismo de ti


"Porque me diste un amor tan fuerte, podría ser que me he convertido un poco más fuerte..."



- Es extraño

- ¿Qué cosa? - pregunté

- Tengo ganas de dormir, pero siento tantas energías - sonreí

- Vamos a dormir


 Él cerró sus ojos y comenzó a respirar acompasadamente. Me quedé varios minutos observándolo, amándolo cada segundo más, sintiéndome de alguna manera más tranquilo. Haberlo conocido, haber vivido aquel tiempo junto a él fue un regalo del cielo. No tenía de qué lamentarme.


"Por nuestro tiempo eterno..." recé para ti. Justo así, por siempre así. Para siempre...


  De vuelta a Tokio. El par de días que estuvimos en casa pasaron fugaces. Preparamos todo lo necesario para la estadía de Kai en el hospital. Ambos temíamos por el momento en el que lo llevarían a una blanca habitación y lo obligarían a permanecer recostado, esperando el día en el que partiría.


 Una semana entera estuve junto a él, visitándolo sin fallarle. Todos nos reencontramos en aquella triste habitación. Vi de nuevo a su familia, a sus amigos, a sus conocidos. Nunca me aparté de él, siempre permanecí a un lado suyo tomándole la mano, siendo egoísta, no permitiendo que nadie hablase a solas con él. Por su parte, Kai nunca me pidió que me fuera.

 Ya habían pasado dos semanas y Kai aún no partía.  ¿Qué sucedía? Hubiese querido creer que en realidad los doctores se habían equivocado y Kai no moriría. Pero la realidad no era tan perfecta. Ellos, los médicos, se encargaban de recordarme que aquella era una leve y extraña mejoría, quizás provocada por las ganas de vivir de Kai, mas no duraría por mucho tiempo.


 Un jueves nublado por la mañana, había llovido incesablemente desde hacía dos días. Kai había vuelto a debilitarse. No le quedaba más de un día de vida.


 Él aún reconocía mi rostro, pero se quedaba mirando a un punto fijo en la pared contraria, sonriendo. Kai acariciaba mis manos, y yo lo miraba queriendo llorar, pero sin poder hacerlo por alguna razón desconocida.


- Kai, queda poco - le dije, arrepintiéndome en un segundo por habérselo dicho

- Lo sé - dejó de observar la pared y me miró - Pero hoy no es el día. Vete a casa, es tarde

- No quiero - le respondí

- Acércate - me pidió


 Me acerqué a él y nos besamos lentamente, durante varios segundos. Cuando me separé él me ordenó una vez más.


- Vete a casa, es tarde. Hoy no es el día, estoy seguro

- ¿Me lo prometes? - pregunté acariciando su mejilla

- Te lo prometo


  Le di otro beso y lo obedecí. No sé por qué, sin embargo ambos actuábamos de manera extraña. Tan tranquilos, pero tan ansiosos al mismo tiempo. Creo que en aquellos días Kai ya no tenía ganas de vivir.


 El viernes volví temprano. Kai me esperaba y la bandeja del desayuno estaba intacta sobre el buró. La enfermera me dijo que mi novio no había querido desayunar, ya que "no tenía hambre".


- ¿Cómo es eso de que no quieres comer? - lo reprendí dulcemente

- No tiene sentido hacerlo. Byou... - apretó sus ojos con fuerza al tiempo que me tomaba de la mano

- ¿Sí amor? - me dolió verlo, temblaba levemente y abrió sus ojos de nuevo, esta vez cayendo lágrimas de ellos.

- Hoy es el día


 El tiempo se detuvo por unos instantes, mi corazón casi dejó de latir. Al ver sus ojos supe que él no se equivocaba, aquel era el día. Me mordí los labios y luego le hablé.


- Tienes que comer. No importa lo que suceda, debes hacerlo

- Está bien


 Me senté junto a él y comencé a darle la comida. Cuando terminó, llamé la enfermera y ella se llevó la bandeja.


- ¿Te quedarás junto a mí hasta el final? - preguntó casi en un susurro, apoyando su cabecita en mi hombro.

- Sí, tal como lo prometí - entrelacé mi mano con la suya.


 Justo así, por siempre así. No dejaré que tu esencia se vaya. Sólo tú, sólo tú quien yo amo. "Siempre estaremos juntos", incluso si eso es reemplazado por una mentira. Justo así, por siempre así. Llorando...


- Byou, ¿tú crees que existe el cielo? - me preguntó con una voz débil.

- Por supuesto amor - sonreí con lágrimas rodando por mis mejillas.

- ¿Y tú crees que me voy a ir allí? - lo acerqué más a mí.

- De eso no hay duda

- Entonces te estaré esperando - dijo - Y allí estaremos juntos por la eternidad

- Sí amor, lo sé

- Byou...  - dijo por última vez.

- ¿Sí, Kai?

- Tengo miedo - confesó llorando. - Pero gracias a ti, sé que estaré bien

- Sí cariño, sí - me tomó del rostro y me obligó a mirarlo

- Te amo

- Yo también te amo


 Lo besé dulcemente y cuando me aparté él nuevamente se acomodó en mi pecho y cerró sus ojos.


 No volvió a abrirlos.


 La calidez de su cuerpo se desvaneció, y los latidos de su corazón se apagaron.


- ¿Kai?


 No hubo respuesta.


- ¿¡Kai!? - lo sacudí.


 De nuevo, no hubo respuesta.


- ¡KAI! - grité y lo abracé.


 Unos doctores entraron a la habitación para ver que era lo que sucedía. Kai, mi Kai, había partido, en aquella mañana del día viernes, justo cuando el cielo se había despejado y los rayos del Sol entraban por la ventana.


 Incluso si nuestra distancia se separa, no dejaré que nuestro corazón lo haga junto con el calor que se acumula



 Había sido la ceremonia, y en auto nos dirigíamos hacia el cementerio. Junto a mí iba la familia de Kai. Su madre acariciaba mi mano, mientras miraba nerviosamente por la ventana. Se parecían tanto. Reconocía su rostro en el de ella, y sus actitudes eran similares. Ambos querían que todos fuesen felices, o que por lo menos se sintiesen tranquilos.


 Llegamos al cementerio, no fui capaz de cargar con su ataúd. Fueron sus amigos quienes lo hicieron. En el lugar donde estaría su tumba, su ataúd descendió lentamente. Su cuerpo estaba allí dentro, descansando. Sin embargo, sabía que su espíritu estaba entre nosotros. Podía sentirlo en mi corazón.



 Pasó el tiempo. El recuerdo de Kai, de su presencia, se iba desvaneciendo poco a poco. Ya no sabía si lo que recordaba era producto de mi imaginación, de un sueño, o de lo que en realidad habíamos vivido.


  Me sentía solo y vacío. Vivir no tenía sentido para mí. Luego del entierro de Kai, nunca más visité su tumba. Ver fotos de él y "conversar" con él por las noches me tranquilizaba. Aun así, ahogué mi tristeza y melancolía en cigarrillos, alcohol y antidepresivos. Por las noches, luego de "hablar" con él, no podía dormir. Lloraba, sintiéndome impotente en la oscuridad.


 Una mañana igual a todas, alguien golpeaba insistentemente la puerta. No quería abrir.


- ¡Byou! ¡Sé que estás allí dentro! ¡Si no me abres llamaré a la policía y romperán esta puerta!


 Estaba con la resaca, no tenía intención de abrir.


- ¡Mierda Byou! ¡Te prometo que no me iré hasta que abras!


 Insistió tanto que cansado de todo aquel escándalo le abrí. Me sorprendí al ver el rostro enfadado de Uruha y al sentir un entumecimiento en la mejilla.


- ¡Eres un maldito imbécil!


 Cerró la puerta tras de sí y me golpeó de nuevo, botándome al suelo.


- ¡Esto es un desastre! - pateó unas latas de cerveza que estaban sobre el suelo - ¡Mira lo que has hecho con lo que Kai y tú construyeron!


 Miré a mi alrededor y me percaté de la razón con la cual Uruha hablaba. El apartamento que antes era mío y de Kai ahora era un basural.


- ¿¡Cómo crees que se sentiría Kai!? ¡Responde!


- No lo sé - respondí confundido.


- Eres una mierda - dijo resentido - Te crees que porque tu novio falleció tienes el derecho de vivir como un vago. Tú no eras el único que lo amaba, quizás nosotros éramos sólo sus amigos pero aún así éramos importante para él. Kai decidió pasar lo que le quedaba de tiempo contigo, todo para hacer que tu dolor no fuera tan grande. Pero ahora veo que sacrificó su tiempo en vano


 Ante sus palabras reaccioné. Ni con su familia había pasado tiempo luego de que le diagnosticaran su enfermedad. No fui yo quien siempre estuvo junto a él, sino que fue él quien estuvo siempre a mi lado.


- Voy cada mes a visitar la tumba de Kai. Nunca he encontrado ni un regalo tuyo, ni una simple flor. No había sabido nada de ti. Ahora sé por qué


 Se dio la media vuelta, y antes de partir me dijo:


- De seguro estás tan absorto en tu propio mundo que no has recordado que en una semana más será el cumpleaños de Kai. Iré aquel día por la tarde, y espero al menos encontrar un regalo tuyo


 Se fue de mi apartamento, dejándome con una cara de imbécil, asimilando sus palabras. Miré la foto de Kai. Lloré arrepentido observando su rostro, y por fin supe que era tiempo de mejorar.



 La voz que clama en esta máscara pintada de negro. En este momento, sé que nunca te tendré de vuelta, pero...


 Estoy aquí frente a la tumba de Kai.


 Tu cumpleaños se acerca, ¿no es cierto? Te regalaré esta flor que florece en mi hombro...


 Mañana es su cumpleaños. Sé que no soportaría visitarlo en ese día tan importante, es por eso que hoy estoy aquí.


 Me arrodillo frente a su tumba. Sonriendo y al mismo tiempo llorando, deposito un ramo de lirios blancos frente a la lápida. Escondido, dejo un colgante de plata con forma de corazón. En él está inscrita la fecha del día en que nos hicimos novios.


- Kai - comienzo a hablar - Perdóname por ser un mal novio y una mala persona. Te juro que cambiaré, volveré a vivir como lo hacía antes de que te fueras. Te vendré a visitar más seguido. Perdóname también por no venir mañana, yo... no puedo - mi voz se quiebra y lloro sin consuelo.


   Ahora voy en mi automóvil hacia mi apartamento. Miro la foto de Kai que siempre llevo conmigo. Estamos juntos, luciendo como las personas más felices del mundo. Sonrío y toco la cadena que cuelga de mi cuello, idéntica al collar que dejé en su tumba. He sido un tonto. Kai y yo siempre estamos juntos, unidos por  nuestras almas, enlazados por nuestro indestructible amor.

 

 

Notas finales:

Hiii!!! ^^

 

 Nuevamente ha sido un laaaargo tiempo sin subir nada. Es cierto, el colegio no me ha dejado tiempo xdd En este tiempo sin subir nada he sido feliz, triste, he estado en depre y ahora me siento ruder o_ó xdd Sufrí un montón escribiendo este fic, pensé mucho en una persona en especial u.u

 

 ¡Es mi primera vez escribiendo un songfic! No sé si lo hice bien o mal, la verdad la idea de "songfic" siempre me ha tenido un poco confundida xdd De la banda que creó esta hermosa canción, Nega, debo decir que son maravillosos *o* Conozco a la banda desde hace un mes apróximadamente y he de decir que los amo *¬* Quiero escribir algo de ellos, pero aún no llega la inspiración u.u xdd Realmente son una banda con canciones fantásticas, dignas de escuchar *-*

 

 Debo hacer unas cuantas aclaraciones... No quise poner ninguna enfermedad fija puesto que para mí hablar de enfermedades terminales es un tema delicado, por eso no hice referencia a ninguna.

 

 ¡Muchas gracias por leer! En lo posible dejen reviews, quiero saber qué es lo que piensan :3 Perdón por las posibles faltas de ortografías, no he tenido tiempo de nada, ni de revisarlo D: y estoy subiendo este fic a la velocidad de la luz ~

 

 Que estén bien y sean happy n.n

 

 Adiós ~

 

 


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