Imprudencia
Título: Imprudencia
Resumen: Una muerte accidental provoca gran dolor. Podrá la distancia calmar esa pena.
Autor: Paz
Pareja: Sakuragi Hanamichi y Rukawa Kaede
Disclaimer: Este fic está basado en Slam Dunk, los personajes pertenecen a Inoue Takehiko, no saco ningún beneficio utilizando sus nombres, solo me distraigo colocándolos en situaciones inverosímiles.
Aviso: ¡¡Cuidado!!
Temática: Muerte. Suicidio. Exclusivamente para mentes muy centradas.
Capítulo I: Dolor y culpa
Dolor. Profundo. Intolerable. Inenarrable.
Tenía el corazón herido de muerte y su alma se desgarraba por el dolor y la culpabilidad.
Era insoportable.
No quiero pasar un día más así. Sintiéndose perdido sin ti, culpable. Lo hice. Acabe contigo, mi mano empuñaba el arma que apagó la llama de tu vida. Perdóname, mi amor, perdóname.
Te miró y veo tu sonrisa. Esa sonrisa que me dirigiste antes de morir, ni siquiera la muerte la ha borrado de tu rostro.
Te siento a mi lado. Tu hermoso y formado cuerpo junto al mío, he perdido la cuenta de los días que llevo aquí contigo, tú y yo solos. Aquí, ahora y siempre.
Me vuelvo hacia ti, acarició tus mejillas frías, la congoja llena mi alma, un sollozo escapa de mi garganta lacerada por los gritos de dolor, ya no tengo lágrimas, ni voz, grite llamándote, se que no puedo seguir viviendo sin tenerte a mi lado, la vida sin ti se me hace insoportable, sabiendo que fui yo quien te mato. Soy culpable en todos los sentidos, no debí curiosear entre aquellas cajas en la buhardilla, tu te opusiste a que revolviera entre ellas, si te hubiera echo caso ahora estaríamos juntos, tal vez jugando un uno a uno, o aquí en nuestro lecho, descubriendo una y otra vez que estábamos destinados a encontrarnos, a seguir amándonos durante una eternidad. No debí sacarla de su funda, debía de tratarse de una vieja pistola de mi abuelo, de cuando participó en la última gran guerra, la empuñe y apreté en gatillo creyéndola descargada, tu grito de agonía invadió mis tímpanos, apareciste de pronto, ni tiempo tuve de verte. Corrí a tu lado gritando, en un desesperado y vano intento de socorrerte, fue inútil, solo me sonreíste, en tus ojos ví tu perdón y la última caricia de las yemas de tus dedos en mi barbilla, me perdonaste, más yo no he sido capaz de perdonarme a mi mismo. Te abrace estrechándote contra mi pecho, viendo como la mancha de sangre se extendía sobre tu pecho, te tuve inerte en mis brazos durante muchas horas, después te lleve a nuestra cama y me acosté a tu lado.
No se los días que han transcurrido, no soy consciente del paso del tiempo, he escuchado fuertes llamadas a la puerta del apartamento, no hice caso de ellas, ni tampoco me moleste en contestar las llamadas telefónicas, no estoy para nadie, solo para ti.
La culpa eclipsa cualquier otro sentimiento, solo deseo que los golpes cesen, que me dejen tranquilo. Se que están intentando derribar la puerta, ya es tarde. Beso tus labios fríos. Mi alma lloraba. Una vez más empuñe el arma y la volví contra mi.
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La detonación resuena como una explosión en el recinto cerrado, inmovilizando a quienes finalmente consiguen hacer saltar la cerradura.
Yohei se precipita hasta el dormitorio.
Al abrir la puerta el hedor llena sus fosas nasales, se cubre nariz y boca. El horror hace mella en sus mentes ante el macabro cuadro. Es tarde para Hanamichi, quedándoles la única certeza: están muertos.