Y Sasuke se quedó en Konoha
Era una noche tranquila. Nadie hubiese podido adivinar lo que le venía encima a la aldea de la Hoja. Simplemente, ocurrió. Esa tranquila noche, Kakashi llegó gritando a la aldea después de su misión y se dirigió directamente al hospital con una persona en brazos.
Las vecinas de la aldea insultaron al maestro con todas sus ganas y se volvieron a dormir, acostando también a sus hijos. La mitad de los hombres, se sintieron interesados por el recién llegado y se preguntaron qué habría pasado, pero siguieron durmiendo. La otra mitad, corrió al edificio de la Hokage, sin poder aguantar la intriga.
La Hokage, Tsunade, salió corriendo del edificio al enterarse y corrió al hospital.
-¡Naruto! ¡Despierta!
El rubio protagonista bostezó en su cama y sacó la cabeza por la ventana, adormilado y molesto. Era Sakura, su amiga. Se vistió y bajó a la calle.
-¿Qué quieres en mitad de la noche? – luego pensó un poco y sonrió. - ¿Quieres una cita nocturna conmigo, Sakura? Te advierto que salir con el futuro Hokage tiene muchas ventajas…
-¡Claro que no, pedazo de imbécil! – gruñó ella dándole un golpe. – Te he venido a buscar porqué Tsunade nos ha citado en el hospital. Al parecer Kakashi se ha vuelto loco y ha llegado gritando a la aldea… Según me han dicho las vecinas, muy molestas, por cierto.
-Pues no me he enterado de nada…
-¡Por supuesto que no, si cuando duermes pareces una marmota! – se quejó Sakura, dándole otro golpe. Naruto lloró un poco pero después se acercaron los dos al hospital de la Hoja.
Sakura se acercó al recepcionista.
-Perdona, hemos quedado aquí con la Hokage. ¿Nos podrías decir en qué habitación se encuentra, por favor?
-Por supuesto. Mira, es la habitación trescientos seis. Tenéis que coger el ascensor hasta la tercera planta y avanzar por la derecha hasta la habitación. Cualquier cosa, estoy a vuestro servicio.
-Muchas gracias. – sonrió ella, coqueteándole. Naruto pensó que la frase que habría dicho Sai en ese momento hubiese sido algo como “Sakura, en mi libro pone que las mujeres que se insinúan así a otros hombres se llaman prostitutas”.
-Perdona pero… ¿Sabes qué es lo que ha pasado? – preguntó el rubio seriamente, pensando en otras cosas.
-Lo siento, pero me temo que no puedo explicar nada. Solo puedo deciros que Kakashi ha llegado con una persona herida que ahora está hospitalizada.
-Bien, no te preocupes. Gracias. – Los dos avanzaron hasta el ascensor. Lo llamaron y entraron, en silencio.
-¿Qué crees que puede querer la vieja Tsunade de nosotros?
-Naruto, sabes que no debes llamarle así a la Hokage… - bufó cansada. El rubio sonrió y enseñó la lengua en modo de juego. – La verdad es que no tengo ni idea. Tal vez nos quiere enviar a una misión.
-Sí, para conseguirle alcohol. – se rió. - ¿Te imaginas? – las puertas del ascensor se abrieron en la tercera planta, a espaldas del rubio. – Por favor, necesito que vayáis de misión súper secreta a la aldea oculta de las judías para conseguirme quinientos litros de alcohol, rápido. – Naruto no podía parar de reírse mientras hacía la imitación de Tsunade. Un gran golpe, que le estrelló contra la pared más lejana del ascensor y que provocó una grieta en el aparato, le silenció.
-¿A quién te crees que estás imitando, niñato? – gruñó la quinta fulminándole con la mirada desde la entrada a la tercera planta. Lo había escuchado todo. Sakura se preocupó un poco por el estado del rubio. El golpe había sido fuerte.
-Ah… Tsunade… Bella y joven Hokage… - Naruto intentó solucionarlo, pero Tsunade optó por no hacerle caso. Se dio media vuelta para que a siguieran y se quedó de pie ante la puerta de la habitación trescientos seis.
-¿Qué ocurre? – preguntó Sakura. – Abra.
-No sé si estáis preparados. – suspiró. – Y la verdad es que tampoco estoy demasiado segura de lo que voy a hacer, pero adelante. – abrió y entró en la habitación. Kakashi estaba dentro y les recibió con una sonrisa. Estaba lleno de vendas y heridas. El maestro señaló a la cama.
-Pero… - el primero en reaccionar fue Naruto. – ¿Cómo…? ¡¡Sasuke!!
El moreno se encontraba atado a la cama con fuertes cuerdas de color negro. Tenía la mirada llena de odio y humillación y se removía para sacarse las cuerdas que le sujetaban, no solo las piernas y los brazos, sino que también en torso, el cuello y los muslos. Al ver entrar a sus antiguos compañeros, frunció el ceño. Naruto se fijó entonces en que estaba lleno de heridas y que debía de quedarle demasiado poco chakra como para no haberse deshecho de las ataduras.
-¿Para qué les has traído, vieja estúpida? – preguntó con odio el moreno. Tsunade no tardó en darle un buen coscorrón a Sasuke.
-Para empezar, no me llames vieja y menos estúpida. Si les he traído, ha sido porqué deben ser los únicos miembros de esta gigantesca metrópoli que pueden soportarte y que evitarían matarte. ¿Lo entiendes?
Sakura reaccionó entonces. Cogió un cuchillo de su bolsillo y lo acercó al cuello del chico atado.
-Estáis todos locos si creéis que no voy a matarle. – alegó ella mientras apretaba más el cuchillo sobre el cuello del chico. – Tengo ganas de cortarle el cuello y de disfrutar viendo como sale la sangre. – escupió con odio. Todos los presentes se quedaron pálidos – incluso Sasuke, que hizo intentos por no mostrarlo.
-Pero Sakura… Tú le amabas… - susurró el rubio. Sakura le miró con cariño.
-Naruto, yo ya no le amo. – se apartó de Sasuke y sonrió a Naruto. - Ya sabes que te amo a ti. - Kakashi sonrió contento. Tsunade se sintió feliz por sus dos alumnos. Naruto nos sabía qué decir o hacer, y menos ante la presencia de su amigo de la infancia, Sasuke, que seguía indiferente.
-Oh, qué bonito. Por favor, no empecéis a gritar “que se besen, que se besen” porqué puedo ponerme a vomitar. – gruñó de manera chulesca el moreno.
Sakura le frunció el ceño, igual que Tsunade. Kakashi rió disimuladamente y Naruto se sintió agradecido por la interrupción.
-Sakura, sabes que odio esas bromas…
-No son bromas, Naruto. Siempre te he tenido a mi lado, acompañándome. No me gustabas cuando eran un rebelde, pero te has esforzado por mejorar, y eso me gusta. – alegó ella mientras se acercaba lentamente al rubio. Sasuke iba a decir algo más, pero Naruto enfureció.
-¡¿Un rebelde!? ¿¡Que he mejorado!? ¡¡Cierra la boca!! – fijó su vista en el amigo que tenía en la cama, que le observaba asombrado por su ataque de furia. Esa vista hizo calmar a Naruto - Porqué… la única persona que me aceptó desde el principio, aún cuando era rebelde… ¡Ha sido Sasuke! Y… no me sirve de nada que digas eso ahora delante de todos sólo para quedar bien. – dicho esto, se marchó, enviándole una última mirada a Sasuke.
-Volverá. – alegó Kakashi mientras se acercaba al moreno y le acariciaba la frente, apartándole unos cuantos mechones de pelo. Sasuke le envió una mirada de odio; la próxima vez que le tocara, le mordería.
-No entiendo porqué es así… - alegó Sakura con tristeza, marchándose.
-Hacen buena pareja. Es una pena. – Tsunade sonaba triste.
-¿Naruto y Sasuke? – preguntó el profesor como broma. ¿Y para qué describir la mirada de profundo odio que recibió Kakashi de su alumno traidor? Kakashi sonrió con un poco de miedo, acarició de nuevo la frente del moreno – llevándose un mordisco por ello – y se marchó.
-Espera Kakashi. – Tsunade salió corriendo y le encontró en el pasillo. – Aún no me has explicado cómo has logrado capturarle…
-Ya te he dicho que luchamos. – alegó misteriosamente. – A partir de ahí, ya es asunto sólo mío y de Sasuke.
-Pero… ¿Cómo has logrado apartarle de Orochimaru? Desde que peleó con Naruto en el valle del fin, nadie había sabido nada más de él. Ni dónde estaba, ni qué hacía, ni cómo peleaba… ¿Cómo has logrado encontrarle, ganarle y traerlo a la villa?
-Verás, yo le dije que…
-¡¡Ni se te ocurra abrir la boca, profesor estúpido, porqué te aseguro que voy a buscarte y voy a acabar con tu mísera vida!! – la voz del cabreado Sasuke resonó por todo el hospital.
Kakashi sonrió, se encogió de hombros y se marchó.
Tsunade se juró que descubriría qué se llevaban esos dos entre manos.
Naruto se encerró en su habitación. No quería saber nada de nadie y mucho menos de Sakura. No sabía porqué le había avergonzado delante de Sasuke, cuando recién llegaba.
Sasuke…
Naruto se preocupó.
No había escuchado lo que le tenía que decir Tsunade. ¿Y si quería explicarle que Sasuke tenía una enfermedad incurable y que se moriría en dos días? ¿O que tenía un monstruo en el estómago a punto de explotarle? Aunque… la segunda opción la consideraba poco obvia…
¿Habría hecho bien de dejarle?
Se sintió culpable y con frustración volvió al hospital.
Cogió el ascensor y subió hasta la tercera planta, donde se acercó lentamente a la habitación. Oyó unas voces. Eran Sasuke y Kakashi.
-¿Por qué has vuelto, maestro estúpido? – preguntó Sasuke. Naruto se sonrojó y sintió una presión en su pecho. La voz de Sasuke no había sonado con odio, había sonado con cariño.
-Porqué quería hablar contigo de lo que te dije en el bosque, cuando peleamos…
-Pues yo no quiero hablar de eso. – se notaba enfadado, pero calmado. Naruto extrañaba mucho ese tono de voz, le inspiraba paz.
-Vamos, no es malo enamorarse de un hombre. – alegó el maestro. Naruto abrió los ojos como platos. ¿Estaba su maestro enamorado de un hombre? Eso, según sabía él, estaba mal… ¿no?
-Ya lo sé, y no me avergüenzo de ello, pero… No sé, tengo miedo. – ahora sí que Naruto podía morirse. No lo creía. No era solo Kakashi, el que era… “extraño”. Sasuke también estaba enamorado de un hombre… ¿Estaban teniendo relaciones, Sasuke y Kakashi?
Naruto se sintió mal sólo de pensarlo. Sasuke había vuelto a la villa por Kakashi. Se pasaría los días con Kakashi, irían a comer ramen juntos y a él le dejarían de lado. Como siempre, desde pequeño. Siempre le dejaban de lado. Estaba acostumbrado. Pero odiaba el hecho de que el que le dejase de lado fuese su amigo.
-¿Tienes miedo de que te duela la penetración? – alegó con risas Kakashi, haciendo un juego de palabras por lo último dicho por el moreno. Naruto sabía que era una de sus estúpidas bromas, pero se sintió triste. No quería pensarlo. No quería ni imaginárselo. Sasuke en la cama, indefenso, y Kakashi encima de él, separándole las nalgas y…
¡No! ¡Debía ser fuerte! ¡No podía dejar que esa estúpida ilusión le ocultase la vista!
-¡¡Cierra la boca, maldito pervertido!! – gruñó el moreno. – No es eso, lo que me da miedo. Ya tuve sexo anal con Orochimaru, y no duele tanto como pensaba… - Ahora sí que el rubio ya lo había oído todo. ¿Sasuke? ¿Su Sasuke? ¿Su Sasuke había sido tocado por esa asquerosa serpiente? ¡Por ahí sí que no pasaba! – Incluso algunas veces he tenido dentro la de Kabuto y la de Orochimaru juntas, así que no me preocupa…
-¿En serio? – el maestro alucinaba. – No puedo creerlo… es increíble… Convenceré a Jiraya para que escriba un libro sobre eso.
-Eres un auténtico pervertido… - susurró bajito.
-Con orgullo. – rió. - Y volviendo al tema, no creo que a Naruto le importe que…
-¡¡Claro que me importa!! – Naruto había gritado y aparecido en mitad de la habitación casi sin enterarse. Kakashi y Sasuke le observaban sorprendidos. Sasuke, hasta asustado. - ¡¡Nunca!! ¿Me oís? Nunca toleraré vuestra relación. ¡Kakashi no puede salir con Sasuke!
Tras unos segundos de silencio, el mayor empezó a carcajearse hasta el punto de tirarse por el suelo. Sasuke se sonrojó y ocultó su cara en su flequillo.
-¿He hecho una broma y no me he dado cuenta?
-Podríamos decir que sí. – respondió Kakashi. - ¿En serio te pensabas que Sasuke y yo teníamos una relación amorosa?
-Cla-claro que no…. – susurró sonrojado. – Amorosa no, lo vuestro es puro sexo. Sin amor. Porqué no os amáis. Esto… ¡monstruos! ¡Por culpa de gente como vosotros el amor ha muerto! – Naruto ya no sabía qué más decir.
-Por favor, que alguien le silencie. – pidió el moreno, enfadado de nuevo. Naruto se sintió triste por no oír la voz calmada que le gustaba del moreno. – Cierra el pico ahora mismo, Naruto. No quiero oír más tonterías.
-Pero... hablabais de relaciones sexuales… y de hombres… entonces…
-Sí, pero Sasuke no ha vuelto porqué esté enamorado de mi. Ha vuelto para estar contigo, Naruto. – alegó el mayor. El moreno le mató con la mirada. – Sasuke no está enamorado de mí, está enamorado de ti, tonto. Me lo encontré en el bosque y después de luchar, le comenté lo triste que te habías quedado sin él. Antes de desmayarse por la pelea, me dijo que quería volver a verte aunque fuese una vez antes de morir.
-¡No fue así! – gritó sonrojado Sasuke. – Dije que si podía ser, me gustaría verle, pero que no hacía falta ni…
Naruto sonrió, feliz.
-¿Sasuke está enamorado de mí?
Kakashi asintió.
Sasuke gruñó.
-Te… - su voz sonaba triste. - ¿Te da asco…?
-¡Por supuesto que no! – alegó rápidamente el rubio. – Estoy muy feliz. ¡Ahora podremos pasar mucho tiempo juntos! Comeremos ramen, dormiremos juntos, reiremos juntos… y haremos otras cosas juntos… - la mirada pervertida no pasó desapercibida por Kakashi. – Y me hace muy feliz pensar que has vuelto por mí…
-Bueno, yo os dejo a solas. – alegó Kakashi, marchándose. – Procurad no hacer demasiado ruido… - Naruto se sonrojó, Sasuke le frunció el ceño. Kakashi soltó unas últimas risitas y se marchó.
-Supongo que… querrás… que te dé explicaciones… - alegó el moreno sonrojado y avergonzado. Naruto negó con la cabeza rápidamente y corrió a sentarse en la cama, junto a Sasuke. Lo primero que hizo, no obstante, fue desatarle.
-No quiero explicaciones, solo quiero que me demuestres tu amor. – a continuación, ambos se besaron.
No fue un beso placentero, la verdad. Era la primera vez para los dos. Sasuke había estado ocupado como para aprender a besar y Naruto se había dedicado solamente a tener sexo con mujeres, pocas veces las besaba. Así que, un beso romántico y furioso, no fue precisamente. Aún así, ambos quedaron encantados.
-Naruto… sé que es pronto y que tal vez no quieras, pero… - Sasuke no encontraba las palabras adecuadas. – Me gustaría que sellásemos nuestro amor teniendo relaciones, ya sabes…
-¿Sexo? – Naruto pareció feliz ante la propuesta. – Me encantaría, aunque… sería mi primera vez con un hombre y tal vez te duela…
-No te preocupes, aunque me duela cuando te la meta, lo soportaré. – haciéndose el valiente. – Más te dolerá a ti.
-¿Pero qué dices? Está claro que yo seré el que te la meta a ti. – alegó. – No pienso permitir que alguien que está hecho para recibir me venga con quejas.
-Pero… ¡No es justo! ¡Yo ya he recibido de Orochimaru y de Kabuto!
-Por eso mismo, teme. No puedo permitir que tu interior siga sucio por culpa de esos dos. Ya me estás abriendo las piernas, y sin rechistar. Nunca he estado más seguro de algo en mi vida.
Esa noche, la habitación se llenó de gemidos placenteros. Al día siguiente, Sasuke decidió quedarse en la aldea para siempre. Y nadie supo nunca porqué (excepto Kakashi, que empezó a escribir un libro a medias con Jiraya).
FIN