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Amor egoísta por Aomame

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Notas del fanfic:

esto es un HydeXTetsu. Fans del Gakuhai no me maten más adelante...es el primer fic que escribo de esta tematica y con estos personajes así que tal vez quedaron un poco OOC pero esto es ficción y todo es posible. Sus comentarios sin duda me seran de ayuda

Notas del capitulo:

Si lo consideran un review y me podre contenta y publicare más rapido

Amor Egoísta

Quedate conmigo

Su voz vibra maravillosamente en el auditorio, es un ensayo más. Su rostro está perlado de sudor llevábamos más de dos horas sin parar; me mira y guiña un ojo, ese hombre frente a mí es el hombre que amo. Puede sonar raro más si consideramos que yo también  soy hombre, pero entre él y yo existe una comunión que va más allá del género.

 

Yo lo quiero quizás desde el primer día y él me ama ahora, con esto aclaro que no siempre me quiso así, porque antes estaba ella, la  mujer que lo hizo feliz por mucho tiempo.

 

Se casaron un día de verano, entre el rumor de las olas y la brisa salina, entre vestidos blancos y pies descalzos…nunca olvidaré esa boda, ese día sentí que mi mundo se colapsaba, porque yo ya lo amaba. Sin embargo, no detuve la boda, ni di señales de querer hacerlo, ¿por qué? Porque él sonreía, era feliz, su risa se escucho toda la noche, su voz le regalo a ella una hermosa canción escrita por él mismo, por ello guarde silencio…

 

Los años posteriores, no fueron diferentes, su sonrisa parecía permanente, en su mirada existía el brillo del amor y sus canciones eran todas ellas, hermosas. Yo no podía quejarme, contra ella nada tenía ni tengo, su amor era para él energía pura, alegría, vida, lo amaba como a nada ni nadie en el mundo.

 

Pero toda alegría, toda felicidad se vuelve efímera…

 

+++

 

 

El celular sonó, Hyde dejo el micrófono y contesto, su rostro se contrajo lentamente en un gesto de preocupación. Cuando colgó me miró, en sus ojos había miedo y ello me infundió miedo también.

 

-       Tet chan, llévame al hospital- me dijo con la voz quebrada.

 

Cuando llegamos estaban sus padres y los de ella, Hyde entró directo a verla. Un camionero se quedo dormido, ella conducía camino a su casa, a preparar la cena para cuando Hyde llegara, el camionero se pasó un alto y el azar  lo hizo coincidir.

 

-       Tetsuya- me llamó el padre de Hyde.


-       Dígame señor.

 

-       Ella… está en coma, los doctores nos dijeron que sufrió un derrame cerebral por el inmenso golpe y…no va a despertar- cuando me lo dijo mi corazón se contrajo de golpe- esto… ¿sabes lo que va a significar para Hideto?

 

 Asentí en silencio. Su padre me llevó a parte en tono confidente, paso su brazo por mi espalda.

 

-       Yo sé, que tú quieres a mi hijo.

-       Él es mi mejor amigo…

-       No, no, lo quieres más que a un amigo- tragué saliva- él va a necesitarte, y a mí no me interesa quien sea, mientras mi hijo sea feliz, ¿entiendes?- asentí- entonces apóyalo, dale toda tu comprensión y porque no, todo tu amor, quizás tarde o temprano la herida que ahora tendrá logre cicatrizar.

 

En ese momento Hyde apareció en la sala de espera, no dijo nada, se acerco a mí y me abrazo, enseguida rompió en llanto, había sucedido, ella solo lo estaba esperando, murió en silencio… amándolo.

 

+++

 

El funeral se llevo a cabo un día de invierno, entre la nieve y el frio Hyde se despidió de su gran amor.

 

-       ¿Sabes Tet chan?- me dijo estando solos- no quiero ir a casa, hay demasiados recuerdos.

-       En ese caso ven a quedarte un tiempo conmigo.

 

Hyde asintió en silencio.

 

-       Creo que voy a venderla, regalarla o lo que sea. Es demasiado grande para mí solo.

 

Lo miré, sentado en aquella silla con la cabeza gacha, supe que no sonreía.

 

-       Ven a mi casa un tiempo, nos haremos compañía, también mi casa es demasiado grande para mí solo.

 

-       Supongo que estará bien- su voz carecía de calidez, fluía sin matices, sin esa jovialidad característica en él.

 

Y de esa forma Hyde se mudo a mi casa, por otra parte el grupo decidió tomarse un año sabático, en consideración al dolor de Hyde, que era también un dolor que afectaba a cada uno de los integrantes, Hyde es el alma de la banda, su alegría era contagiosa, siempre llenando el trabajo de diversión, sin él definitivamente nada hubiera sido posible. 

 

La primera noche Hyde hablo de ella.

 

-       Era la mujer más inteligente del mundo, siempre me sorprendía.

-       Es curioso, Hyde, no tenían muchos temas de conversación en común.

-       Quizás por ello nos enamoramos, ella aprendía de mí y yo de ella, cada una de sus palabras entraban a mi cerebro, tan fácilmente, estoy seguro que de haber sido mi maestra en el instituto yo habría sido un genio…- hizo una pausa mientras yo me reía- pensé, que podría aprender de ella toda la vida.

 

Guarde silencio, no sabía que decir, él estaba triste, eso era obvio.

 

-       ¿sabes Tet chan? Ella era un mes mayor que yo

-       No, no lo sabía

-       ¿Leíste alguna vez un grito de amor…?

-       Sí, claro.

-       Cuando yo nací ella ya estaba en este mundo, no existió ni un minuto de mi vida sin que ella no existiera.*

-       Hyde.

-       Y ahora… al mundo le falta algo… quisiera ir al centro del mundo y encontrarme con ella de nuevo, Tet chan a veces quisiera morir.

-       No digas esas tonterías Hyde.

-       Lo sé, las personas en realidad estamos solas, prefiero aceptar este sufrimiento que morir, es difícil de explicar Tet chan, pero esperare el momento en que mi muerte decida venir.

-       Hyde, te entiendo, créeme.

 

Esa noche Hyde se quedó dormido en el sillón, y lloró en sueños; sus lágrimas descendían por sus mejillas como dos ríos cristalinos, desembocando en su barbilla. Suspiró y la llamó repetidas veces gritando con su alma la suplica de su imposible retorno.

No quise despertarlo, me limite a arroparlo y limpiar inútilmente las lágrimas de sus mejillas.

·          Un grito de amor desde el centro del mundo, Kyioichi Katayama

                                                                                       Alfaguara, 2001

 

 

+++

 

-       ¿Cómo estas Hyde?

-       Mejor, gracias a ustedes.

 

Yuki y Ken fueron a Okinawa y trajeron cangrejo y marimo, no se para que trajeron esas algas pero al menos el cangrejo podríamos cocinarlo. Sus visitas eran constantes, ciertamente en esos momentos Hyde estaba más relajado. A veces hablábamos de música, pensábamos en temas para nuevas canciones, o componíamos locuras, Hyde no hablaba, tocaba su guitarra acompañándonos. También comíamos grandes cantidades de sushi, por esas fechas, nuestro cocinero estrella no tenía, como era obvio, ganas de mover ni un sartén.

 

-       Bueno ya me voy, sino pierdo el vuelo- dijo Yuki poniéndose de pie.

-       Oi espera, dijiste que me ibas a llevar a Narita- repuso Ken.

-       Entonces ponlas en movimiento.

 

Ken y yo reímos. Se fueron poco después, prometiendo recuerdos de sus respectivos destinos vacacionales. Al salir Ken me guiño un ojo, todos se habían dado cuenta de mis sentimientos, excepto Hyde por supuesto.

 

Todos, incluyéndola.

 

Me llamó y me cito en un café en Shinjuku, cuando llegué, ella ya me esperaba. Como siempre habló sin rodeos; después de los saludos correspondientes abordo el tema tan directamente que casi me atraganto con el café.

 

-       Tetsuya san, tú ¿estás enamorado de mi marido, no es así?

-       …- como dije no puede contestar de inmediato, lo cierto era que no sabía que decir, ella lo había dicho tan claro y conciso que  no tenía caso que abriera la boca- Y-yo… no sé qué decirte.

-       Puedes confirmarlo o desmentirlo, aunque ya no hace falta- tomo un sorbo de la taza de café americano, la observe, sintiéndome cada vez más pálido- Tetsuya san, no te preocupes, Hyde es lo suficientemente inocente como para no estar enterado, es una de sus cualidades, ¿sabes?

-       ¿Te gusta su inocencia?- ella sonrió bebiendo un poco más de su café.

-       Por supuesto, supongo que igual a ti - asentí.- supongo también que, quieres saber porque te digo esto- Volví a asentir.

 

Ella se tomo los últimos reductos de café en su tasa, descruzo y cruzo sus piernas, abrió con parsimonia su bolso, del que extrajo un cigarro y lo encendió con suma calma.

 

-       La verdad es que hay pocas cosas que los seres humanos podemos ocultar, uno de ellos es el amor, y Tetsuya san no es por nada, pero no se te da bien fingir- me revolví en el asiento- te diré que no estoy enfadada contigo, ni celosa, yo confió plenamente en mi esposo, excepto en que se acuerde de nuestro aniversario, y también confió en ti.

 

Cerró los ojos un momento dándole una calada a su cigarrillo antes de continuar.

 

-       Hubieras detenido la boda, te confieso que estaba a la defensiva, esperando que dijeras o intentaras algo, pero nada pasó.

-       ¿Por eso confías en mi?- me sonrió de nuevo y apago el cigarrillo en el cenicero a su derecha.

-       Dime Tetsuya san, ¿eres feliz en este momento?

-       S-sí- dije totalmente desconcertado.

-       ¿Cuánto?

-       Mucho.

-       ¿crees que Hyde es feliz?

-       Doiha podría explotar de tanta felicidad- dije sinceramente, ella sonrió y posó una mano sobre la otra en la mesa.

-       Tetsuya san, tú vives a través de los sentimientos de Hyde, eres feliz si él lo es, estás triste si él lo está, ¿o me equivoco?

 

Nunca antes había hablado con ella de esa manera, era tal y como Hyde decía, su capacidad de deducción era extraordinaria; ni siquiera yo me había dado cuenta de ello, pero cuanto termino de pronunciar aquellas palabras supe que solo podría ser de esa manera, siempre fue así…

 

-       ¿por eso confías en mí?- repetí. Ella asintió con una intrigante sonrisa.

-       Soy una mujer feliz, Tetsuya san, porque Hyde me ama y su amor es una especie de milagro ¿sabes? Demasiado hermoso para ser terrenal. Él en sí mismo es un milagro- dijo alisándose el flequillo con una mano- el que estés ahí me da la seguridad de que nunca estará solo, y que cualquier nube gris que se pose sobre él, tú la despejaras sin dudarlo.

 

Garraspé en señal de asentimiento eso también ya estaba jurado en alguna parte.

 

-       Tetsuya san, prométeme, que siempre vas a cuidarlo, que siempre vas a estar con él.

 

Asentí con un sonoro “sí”, como un soldado atendiendo las ordenes de su capitán, ella sonrió de nuevo ampliamente. Después de unos momentos se retiró, yo aun le di dos o tres vueltas a la conversación en mi mente, y por fin bebí mi café, en ese momento frío.

 

Ahora que lo pienso, que vuelvo a recordar esta conversación, tengo la sensación, de que ella ya sabía que algo, de alguna forma la iba a separar de Hyde y quería, en cierta forma, protegerlo.

 

-       Voy  a guardar el cangrejo en el congelador, a 0°C para que nos dure, porque yo no sé cocinarlo- dije haciendo precisamente lo dicho- por hoy creo que volveré a pedir sushi, jaja, al menos que quieras comer algo más.

 

Hyde se sentó en el sillón y doblo sus piernas de forma que pudo recargar la barbilla en sus rodillas.

 

-       Yuki, Ken y tú se preocupan por mí demasiado- dijo mirando la punta de sus pies enfundados en calcetines blancos- me traen comida, intentan animarme, tú me dejas quedarme en tu casa, y yo… creo… no… me siento como una especie de molestia.

-       Hyde, no digas tonterías- me senté a su lado y observe su perfecto perfil- somos tus amigos, tus hermanos. Nada de lo que hacemos lo hacemos por deber, lo hacemos porque lo queremos, porque queremos de vuelta al Hyde gracioso e ingenioso, al Hyde sonriente y lleno de vitalidad. Es muy simple, nos preocupamos y te cuidamos, porque te apreciamos.

 

Me miró girando levemente su rostro, sus ojos se anegaron de lágrimas y abrazó sus piernas con ansiedad.

 

-       Perdóname Tet chan, es solo que no dejo de llorar como si fuera un niño pequeño al que le quitaron un dulce, tampoco tengo la fuerza  para tomar un lápiz y escribir una canción o dibujar algo. Tet chan me siento tan mal que ni siquiera tengo ganas de cantar, soy tan patético.

-       Doiha es lógico que te sientas así- pase mi mano por su cabello- y no eres patético, jamás digas eso de nuevo. Tú eres en realidad una especie de… - callé un momento pero decidí que ella en aquel café de Shijuku lo había descrito perfectamente- eres un milagro.

 

Sus ojos acuosos se cerraron lentamente, mientras gotas saladas iniciaron su inevitable descenso

Notas finales:

hasta la proxima


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