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Amor egoísta por Aomame

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Notas del capitulo:

Comienza la parte sexual, para quien sea sensible a este tema un poco o mucho, pasar por alto este capitulo y el siguiente XP

Por cierto si exalto mucho a Hyde es porque simplemente lo amo, perdonen eso XD

 

Amor egoísta.

Enfermedad. Los hilos del titiritero.

 

La temporada de las flores de cerezo llegó, evento que se ha convertido en algo especial en este pequeño país.  Asistí a él en el parque cercano a casa, Yuki me acompaño, Hyde no quiso ir,  insistí en que nos acompañara pero el siempre prudente Yuki, me detuvo.

 Ahí en medio de la gente ocultos tras lentes oscuros, observamos las flores de cerezo, florecer… abriendo sus pétalos lentamente y desprendiéndose del árbol inmediatamente. Y comprendí la razón por la que Hyde no quiso ir.

 Esas flores llenas de color, bellas, radiantes, vivas, mueren en el punto más alto de su existencia. Igual que ella. Las flores de cerezo son el símbolo de la fragilidad de la vida… no había necesidad de recordarlo, no para él.

 Comimos en un pequeño restaurante cercano al parque, hablamos del grupo y de la necesidad de comenzar a escribir canciones, nosotros solemos escribir, sí, pero no con la misma intensidad que Hyde, le dije que él no tenía ánimo de ello y si no se tiene no es posible… Yuki suspiró, aceptando el momento en el nuestro amigo deseará escribir y sobre todo, cantar.

 Regrese a casa caminando, el cielo comenzó a oscurecer, gotas de agua comenzaron a caer esporádicamente sobre mí. Lluvia fuera de temporada.

 Al entrar las luces estaban apagadas, Hyde no estaba, me quite la chaqueta y los lentes. En la mesa del comedor estaban varias fotos de ella, así como cartas cuyo contenido se mantenía en el sobre. Me preocupe ligeramente, no sabía  a donde había ido, además pronto iba a llover.

 Y así fue, la lluvia arrecio de pronto, pensé en Hyde y en donde estaría, quizás agazapado debajo de algún toldo, en un café mirando a través del vidrio. Pensé que me llamaría y  me pediría que fuera por él, no me molestaría, solo bajaría las escaleras, subiría al auto e iría a donde fuera que él me esperara.

 Las horas pasaban y mi preocupación se hizo evidente, comencé a deambular por la casa de un lado a otro, como si estuviera enjaulado, miraba el celular ansioso esperando ver aunque sea una llamada perdida o miraba el teléfono esperando que sonara, pero nada, la lluvia cada vez era peor. De la preocupación pasé a la desesperación, sentía mi pecho oprimido por una plancha de acero invisible.

 A media noche tocaron a mi puerta con insistencia, al abrirla, Hyde apareció ante mis ojos completamente empapado, con la ropa pegada al cuerpo y gotas cayendo de su flequillo copiosamente.

 

-       ¡Hyde! Pero que… ¿por qué no me llamaste hubiera ido por ti?

-       Olvide el celular, además quería caminar

-       ¿Caminar con esta lluvia?...  bueno ¿por qué no te duchas? podrías enfermarte.

 

Asintió y poco después escuche el agua de la regadera caer.

 Me senté en la sala a esperarlo, cuando apareció se creó un nudo en mi garganta, la plancha de acero volvió a oprimirme. Llevaba solo un bóxer blanco y una toalla en la cabeza, algo dentro de mí se agitó, cambió.

 Se acerco y tomo asiento a mi lado. Yo me recargue en el brazo del sillón intentando aparentar naturalidad.

 

-       Entonces… ¿me vas a decir porque decidiste salir a caminar en medio de la lluvia?

 Suspiró al tiempo que se quitaba la toalla de la cabeza, quedando totalmente despeinado.

 

-       Cuando te fuiste y me quede solo comencé a pensar en muchas cosas y caí en cuenta de algo que me aterró- dijo hundiéndose cómodamente en el sillón

-       ¿En qué?- dije tragando saliva lentamente.

-       Tet chan, estoy olvidando el sonido de su voz, cuando cierro los ojos su rostro ya no es tan nítido- dijo- yo no quiero que eso pasé, no quiero olvidarla.

-       Doiha, eso…en cierta forma… es normal.

-       Ya, pero, aunque sea inevitable, no lo quiero… así que saqué todas sus fotografías, sus cartas, todo lo que pudiera recordármela y decidí ir al lugar donde la conocí.

Asentí.

-       Estando ahí recordé el momento justo en el nos tropezamos de una manera tan aparatosa que mi guitarra cayó estrepitosamente al suelo, así como los libros que ella llevaba… me dijo idiota.

 

Lo miré, recordaba esta historia, Hyde llegó ese día muy molesto aventando cosas y maldiciendo, días después se enamoro… el destino es muy extraño.

 

-       Nos encontramos otras veces, y de pronto ¡puff!, ya no podía vivir sin verla- expreso la explosión con las manos- recordé el primer beso, la textura y sabor de sus labios; el primer “te amo”, el calor de su cuerpo y su piel debajo de mis dedos, cuando por primera vez hicimos el amor, nuestra boda… lo último que nos dijimos… hablamos sobre la cena, me pregunto qué quería. Okonomiyaki le dije y de postre manju, se rio y me dijo que era una combinación rara, propia de mí.

-       Hyde.

-       Entonces comenzó a llover, nos gustaba caminar bajo la lluvia, bailar, besarnos… decidí caminar solo y con ello despedirme de ella.

 Contuve la respiración, Hyde se inclino sobre si mismo apoyando los brazos en sus muslos, suspiró una vez más.

 

-       Al tiempo que caminaba y me empapaba, comprendí que no importa que yo olvide su voz o su rostro, los momentos a su lado están tatuados en mi mente y en mi corazón. Y eso es suficiente.

 Se levanto, se estiró y bostezo.

 

-       Me voy a dormir- anunció- buenas noches Tet chan.

-       Buenas noches Doiha.

 

+++

Hyde sabe dibujar, lo hace muy bien y rápido, es uno de sus hobbies, aunque si quisiera podría hacerlo profesionalmente. Sin embargo prefiere la música, eso, por supuesto, es una suerte para mí.

 Una vez mientras dibujaba, yo lo observaba e intentaba burdamente imitarlo, se rió de mi intento  y me corrigió mi anatomía humana. Lo que me dijo se me quedó muy bien grabado en la mente.

 

-       Tet chan jaja… mira, en las mujeres, usa líneas delgadas y curvas, redondea su figura, ellas son armónicas, suaves, y así es como hay que dibujarlas- me dijo, haciendo en unos cuantos trazos la figura de una bella mujer y luego en otra hoja hizo otra figura- en los hombres las líneas son duras y rectas, los hombres son fuertes pero no hay que hacerlos toscos sino elegantes. ¿me entiendes?

 Pues bien, yo en ese entonces ya lo amaba, pero la verdad era que solo me excitaba con las líneas delgadas y curvas de las armónicas y suaves mujeres. Los hombres me parecían… bueh simplemente no eran mi tipo.

 Pero yo amaba Hyde ¿no? y Hyde era hombre ¿no? Sí, pero no sentía deseo sexual por él, así de simple… así que durante ese tiempo me acosté con varias mujeres, antes de que se casara, Hyde, también lo hacía. Incluso compartimos algunas, esto suena un poco desvergonzado pero no es tan feo como se oye. Salíamos con ellas como nuestras novias, cuando terminábamos cualquiera de los otros tres podía intentarlo, así que algunas veces la novia que fue de Hyde se volvía mi novia…pero pronto aprendí que eso no era bueno.

 Después de acostarnos, ellas me miraban un tanto disgustadas, desconcertado les preguntaba que pasaba, fruncían el ceño y torcían la boca como si meditaran que contestarme, después de un rato suspiraban y se sinceraban, algunas fueron crueles otras no tanto, en resumen y como no quiero recordar esas palabras asesinas de autoestima masculina, me decían que Hyde era mejor amante que yo.

 En fin después de un par de experiencias así, no volví a acostarme con alguna mujer que lo haya hecho con él. Pero me acostaba con mujeres, sí, eso sin duda, me gustaban las mujeres, pero amaba Hyde, era así de simple y complicado al mismo tiempo.

 Pero… ahora, algo había cambiado, puedo si quiero atañérselo a la convivencia diaria, o qué sé yo, pero la semana pasado cuando Hyde salió de la ducha, sentí eso que se siente cuando deseas a alguien. Iba casi desnudo, sino fuera por los bóxers, sin embargo miles de veces en los conciertos fuera de Tokio nos había tocado compartir cuarto en el hotel, Hyde duerme en bóxers así que todas esas miles de veces, lo había visto como la semana pasada, entonces ¿qué fue lo que cambio?

 No lo sé y no quise perder el tiempo en explicármelo. Así que pase a las pruebas, compre revistas para caballeros, no tan caballeros y películas  no tan sutiles, al ver a las mujeres desnudas, me excitaba. Luego miraba Hyde, recién salido de la ducha, antes de dormir y obtenía el mismo resultado.

Entonces me dedique a ver hombres, compre revistas para damas y no tan damas, hombres musculosos, guapos… etc, no lograban en mi efecto alguno, excepto una nota.

 Era una revista especializada en espectáculos, las encuestas de tres semanas eran:

 ¿A qué artista le robarías un beso?

 ¿Con que artista te casarías?

 ¿Con que artista  te acostarías?

 La respuesta fue un unánime: 1°--- Hyde

 Era sorprendente y por ridículo que se oiga yo hubiera votado igual, y me di cuenta que ahora las líneas duras y rectas de Hyde eran las únicas que despertaban deseo sexual en mí.

 

Y el saberlo, no fue nada bueno, al final solo me trajo problemas.

 

+++

 Hyde estornudo de nuevo, al final se enfermo, no era para menos después de la empapada que se dio. Lo miré mientras tiraba el pañuelo en el que desato su estornudo, se limpió unas lágrimas fugitivas y se sentó a mi lado.

 Llevaba suéter, pero yo sabía que de nada servía, cuando llegaba la hora de dormir Hyde dormía igual, es decir en bóxer, por ello y otros descuidos de su parte, poco había mejorado.

 Dos noches después de esa torrencial lluvia, tuvo fiebre, una terrible fiebre, deliró…

 Fue terrible, la veía, decía su nombre y le hablaba como si estuviera realmente ahí, me decía “Tet chan, todo era un sueño” “¿ves Tet chan? Una pesadilla” aunque yo le repetía que desgraciadamente era la verdad, él lo negaba, se enojo conmigo, me llamó mentiroso… claro que no sabía lo que decía, aun así me dolió.

 Hasta que su cuerpo ya no pudo más y se desvaneció. Caí en el piso con él encima, no puedo decir que eso me haya desagradado, pero en cuando sentí su frente ardiendo, todo pensamiento se volcó en ayudarlo.

 Me moví lo suficiente y logré subirlo al sillón... aunque Hyde es pequeño pesa lo suyo… e inmediatamente comencé a ponerle compresas de agua fría. La fiebre se hizo intermitente.

 No sé cómo pero me quedé dormido, cuando abrí los ojos, Hyde estaba sudando, sus mejillas estaban muy rojas y decía cosas incoherentes mientras permanecía inconsciente. Asustado lo lleve al baño y abrí la llave de agua fría, sentí a Hyde relajarse entre mis brazos, y me quede ahí, sosteniéndolo en medio del agua fría… por suerte yo no enferme.

 Casi llevaba una semana enfermo, los medicamentos se los habían cambiado ya dos veces y solo había mejorado un poco. Hyde hizo amague de estornudar, pero cuando este no llegó suspiró y apoyo su cabeza en mi hombro, sobra decir que mi corazón se desboco.

 

-       Neeee Tet chan- dijo arrastrando las palabras- me siento mal.

-       No te has tomado la última pastilla- dije a modo de reprimenda.

-       ¡pero es que…- dijo separando su cabeza de mi hombro, dirigiéndome una mirada lagrimosa y un lindo puchero-…esa cosa me noquea!

-       Es para que repongas energía

-       ¡no me gusta!- dijo subiendo sus pies al sillón, como un niño que hace berrinche.

-       Bueno si quieres hago la pastilla polvo, la diluyo y te la inyecto- dije sonriendo maliciosamente.

-       ¿serías capaz?- asentí y su rostro se contrajo en un nuevo puchero, uno que lo hacía ver encantadoramente infantil- ¡que malo eres Tet chan! ¡ya no te quiero!

 

Sonreí, estire mi mano y la pose sobre su cabello.

 

-       Yo no quiero eso, así que no me obligues y tomate la pastilla.

 

Hyde me miró con el ceño fruncido por unos instantes, después suspiró y asintió.

-       Está bien Tet chan- se levantó y busco el frasco de pastillas- pero que quede claro que no me gusta.

-       De acuerdo- volví a sonreír

 

Cuando se tomó la pastilla regreso a mi lado en el sillón.

 

-       Tet chan cuando me duerma me dejas en mi cama.

-       Mejor vete a acostar de una vez- dije pensando en que tendría que llevarlo a su recamara, desnudarlo, arroparlo…demasiado tentador.

-       Es que mientras puedo ver televisión- dijo y bostezó.

-       ¿Ves? Ya tienes sueño, vete a acostar.

-       Mmm.. Tet chan déjame quedarme un ratito- apoyo su mejilla en mi hombro - aquí, contigo.

 

Sentí un escalofrío recorrerme y el comienzo de una erección, trague saliva haciendo el esfuerzo mental más grande de mi vida, para no saltarle encima.

 

-       Hyde…

-       Mmm…

-       Te-te acompaño a tu recamara.

-       …- estaba dormido, sentía su respiración acompasada chocando contra mi oreja.        

Trague saliva, me moví y la cabeza de Hyde cayo lentamente en el respaldo del sillón, no podía dejarlo ahí, pase su brazo por mi hombro y levante su cuerpo… era verdad, esa medicina lo noqueaba, una vez que se dormía no había poder humano que lo despertara… y eso los sabía muy bien… demasiado, quizás.

 No era la primera vez que tenía que llevar a Hyde a su recamara y en todas esas veces, el ser que vive dentro de mí asomo su fea cabeza, para mostrar lo peor de mí.

 Lo desnudaba. Lo dejaba en bóxers como él solía acostumbrar y lo acomodaba en la cama y entonces, contra mi voluntad mis ojos lo recorrían de pies a cabeza y como si un titiritero me manipulara, mis dedos seguían a mis ojos.

 Delineaba su abdomen con perversa fascinación, los músculos de sus brazos, sus mejillas, acariciaba su cabello. Pronto el titiritero, jalaba alguna cuerda y yo quedaba encima de él, en cuatro patas a milímetros de su rostro.

 Y ese ser repugnante salía y obligaba a mis labios y lengua probar su piel. Su rostro, cuello, clavícula, rodeaba con mi lengua sus tetillas, delineaba sus labios, mientras una de mis manos revolvía su cabello.

 Al mismo tiempo sentía mi erección crecer, más y más, incluso me dolía, atrapada en las vaqueros me reclamaba a gritos salir, entonces mi mano se deslizaba hasta el resorte de sus bóxers, la introducía, lo acariciaba, él murmuraba cosas, suspiraba y gemía, todo inconscientemente. Y yo…yo eyaculaba, mojaba mi pantalón y lo disfrutaba… Continuaba masturbándolo quería que él también lo hiciera… entonces Hyde decía su nombre, el nombre de su esposa.

 Los hilos del titiritero se rompían, mi mente reaccionaba, el ser dentro de mí se escondía asustado. Retiraba mi mano, me levantaba, cubría a Hyde con las mantas y salía de su recamara a toda prisa.

 Una vez solo, me recriminaba mentalmente, me quitaba el pantalón y el bóxer anegados de semen. Me duchaba con agua fría, me ponía el pijama, me recostaba, pero no podía dormir hasta entrada la madrugada.

 Pero esas acciones eran poco a lo que venía a continuación, ese maldito ser decidió salir para hacerme perder la cabeza, pero yo sé que ese ser, no es otro sino yo mismo.

 

 

Notas finales:

continuara...


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