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Especial "Nee, nee Allen-chan" por la ostra

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Notas del fanfic:

Por favor no me maten. soy NUEVA escribiendo lemon y aun me duele la cabeza de tanto pensar, asi que por favor no me maten aún, que aún me quedan muchas cosas por hacer, como torturar a mis amigas y salir del colegio, sin más y pidiendo clemencia, les dejo leer.

-¿QUE DEMONIOS?! -Kanda venía recien llegando de una misión, esperando ver a su moyashi y hacerle cosas nada favorables al menor después de una semana de haberlo dejado solo en la organizacion de locos que era la Orden, pero nuca, NUNCA, se imaginó que se encontraría a Allen semidesnudo con un collar de cuero tratando de huir de un conejo pelirrojo que le tenía sujeto por una correa, Lenalee estaba sacando fotos como desquiciada, ahora que se fijaba bien luego del shock, el moyashi traía puesto un traje de gatito en color negro, unos pantalones cortos ajustados, una especie de camiseta muy corta y ajustada que le llegaba por sobre el ombligo, sin contar con que ya no tenía las orejas y cola de gato, si no que las que tenía eran postizas, aunque no fue teniendo sexo como el efecto pasó como anteriormente les había propuesto el supervisor, si no que de un día para otro simplemente ya no las tenía, sumandole a eso los guantes y botas negras que traía....

 

-Oh! Yuu-chan!!!!!!!! que bueno que volviste! no sabes lo dificil que es domarlo -Lavi reía como loco, mientras Lenalee y Allen sudaban frío producto de la cara que ahora tenía el samurai.

 

-Kanda-kun....

 

-Sueltalo....-La voz hizo que la temperatura del lugar bajara drásticamente.

 

-¿Yuu-chan?

 

-HAZLO!!!!

 

-WAAAAAAAAAA! Lavi salió corriendo, arrastrando a su paso a Lenalee que aun quería seguir sacando fotos y ver si podía preseciar Yullen en vivo.

 

-Lavi yo quería ver Yullen -La china hizo un puchero.

 

-¿Que dices si ponemos una camara en la habitación de Yuu-chan?

 

-Estaría bueno, pero ¿Como entramos?

 

-Usando un golem -Ambos sonrieron de forma terrorifica y dentro de la habitación Allen sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

 

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.En la habitación-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

 

 

 

-Kanda....-Allen estaba sentado en el suelo.

 

-Mi nombre, moyashi- Kanda lo iraba completamente enojado.

 

-Yuu...-Kanda ni lento ni perezoso caminó con paso firme hasta donde estaba el menor sentado, aún amarrado a la correa. Primero, puso los dedos en la frente del menor, provocando que este le mirara extrañado, luego los encogió y golpeó con fuerza ese mismo punto, sacandole un pequeño grito de sorpresa al albino.

 

-¿Porqué...-siseó- dejaste que te vistieran así?- Pregunto manteniendole alzada la barbilla.

 

-M..me...sedaron....-A Kanda le salieron cuernos ante esta declaración.

 

-Los mataré, espera aquí.

 

-¿Kanda?!, no espe...-La mirada que le dirigió el samuraí le hizo tragarse sus quejas.

 

-Kanda nada, quedate aquí.

 

-S..sí- Kanda le pueso su chaqueta a Allen quien miraba entre asustado y extrañado como Kanda salía de la estancia.

 

 

Ya fuera Kanda se dedicó a buscar de forma paciente al par de pervertidos empedernidos que no se cansaban de trasvestir al menor,. cvosa que honestamente no le molestaba ya que aprovechaba la poca ropa que le ponían para hacerle ciertas cositas, pero SÍ le irritaba de sobre manera el hecho de que esos dos tocaran lo que de por sí era SUYO y de NADIE MÁS, en este ámbito, contaban el hecho de que ABSOLUTAMENTE NADIE podía ver al moyashi por mas de diez segunos sin correr el riesgo de morir a manos de Mugen y que nadie pordía si quiera pensar en poner un dedo sobre la fina piel del menor, siguió caminando con lentitud, hasta que escuchó unos murmullos provenientes de un pasillo, giró en este siguiendo su instinto encontrandose con Lenalee intercambiando fotografías del menor en poca ropa con Lavi.

 

-Denme eso... -De no ser por que ambos estaban seguros de que aún seguían con vida hubiesen asegurado qyue era el mismo Diablo quien se los ordenaba.

 

-¿Kanda-kun...?

 

-¿Yuu-chan...?

 

Del pasillo solo se vió salir a Kanda, con la coleta un poco desarreglada y polvo en las botas, nadie se atrevió a ver que pasó ahí. Kanda caminó de forma un poco más rápida hasta donde se encontraba el albino, apretando fuerte algo que traía en el bolsillo de su pantalón, al llegar abrió a puerta crerrandola trás de si, para luego salir cargando a Allen estilo nupcial, que cabe decir estaba el país donde las vacas vuelan, el menor venía con fuerte rubor en el rostro y los ojos abiertos como platos, mientras que Kanda sonreía con arrogancia, cargando al menor con paso rápido ante la mirada curiosa de todos, aunque solo bastó que Kanda los amenazara silenciosamente con la miradam para que todo el mundo ahí desapareciera.

 

 

Caminó con paciencia hasta su habitación cerrándo la puerta en cuanto estuvieron dentro de esta. Depositó al menor en la cama que aún estaba algo aturdido, producto de lo que sea que le haya mostrado el mayor, mantenía las manos en el pecho en señal de que el corazón o no le latía o relamente quería salir de su pecho, el sonido de ropa cayendo le sacó de su ensimismamiento. Se giró de forma automática para ver al mayor, al que le faltaba la camisa.

 

-¿Kanda?- Consultó con un rubor aún más grande.

 

Este en cambio sonrió arrogante, pero no hubo respuesta, por lo menos no verbal, el samurai se acerco a paso decidido al que estaba sobre su cama, retirando de un tirón la gabardina que le había puesto minutos atrás, dejando totalmente al descubierto el nada despreciable cuerpo del menor, Allen de forma automática bajo la vista.

 

-Mi nombre...-Susurró en la oreja del menor, preobocando un fuerte escalofrío en el cuerpo de este, el mayor al ver las claras intensiones que tenía el menor por escapar, sujeto suve, pero lo suficientemente firme las muñecas de este, colocándolas por sobre su cabeza, dejándole acostado por completo en la cama, totalmente a su merced.

 

-Yuu... ah!- Recibió una pequeña mordida en su oreja.

 

-Esto es bastante útil- Allen no entendió a que se refería el mayor hasta que sintió como este le quitaba la correa, aliviandolo, pero le duró poco al notar como este le amarraba las muñecas al cabezal de la cama.

 

-No...Ah...ah...-Allen se removía nervioso ante las caricias que Kanda repartía en sus pezones, aun por sobre la ropa.

 

Kanda le besó con voracidad, Allen solo podía seguir con torpeza los movimientos que realizaba la lengua del samurai, solo separaron un poco sus bocas cuando la falta de aire se hizo presente, para luego volver a unirlos. Kanda no perdía el tiempo, aún besando al moyashi con sus manos delineaba la delgada figura del menor y acariaba con los pulgare, ahora directamente los pezones de Allen. Separó su boca del menor, al cual le escurría un poco de saliva por la comisura de los labios y respiraba de forma entrecortada, Kanda sonrió con malicia al ver el estado de Allen, este tenía los ojos entrecerrados y vidriosos, los labios rojos y húmdos , el cabello alborotado y las mejillas coloradas. El oriental dirigió su boca al cuello del albino, marcando con la lengua un camino por todo el largo de cuello de este hasta la clavícula, para luego npasar los labios entre abiertos por el mismo camino húmedo en la piel del menor dejando que su respiración rozara toda esa zona, logrando erizar la piel de la nuca, sacandole más jadeos y suspiros de placer, para luego morder y succionar su hombro, sacandole un pequeño gemido. Se levanto un momento para mirar cual cazador a su presa, se apoderó de nueva cuenta de los finos labios de Allen, que ya estaba por demás estimulado por las caricias que le ofrecía Kanda, entre el beso, el samurai separó las piernas de Allen posicionandose entre estas, juntando de golpe sus caderas, sacandole un gemido ahogado por el beso al menor, se separó de este, y con la delicadez le caraterizaba rompió la "camiseta" negra que traía, marcando un camino de besos por todo el pecho llegando a los pezones rosados de Allen, envolvió uno en su lengua, jugueteando con este mientras el otro era tortuosamente acariciado levemente por las yemas de los dedos del pelinegro. Kanda comenzo a mecerse sobre Allen, restregando su entre pierna con el trasero del albino.

 

-AH!...ah...ah..Y..Yuu....no...Ah!-jadeaba Allen sin saber que hacer al sentir tanto placer en el cuerpo

 

Continuó jugando con los pezones de Allen en siu boca, hasta que eso le pareció insuficiente, y decidió torturarlo un poco más, con suavidad deslizó una de sus manos hasta la entrepierna del menor, causando un gemido más largo y audible que los anteriores, comenzó a masajear por sobre la delgada tela, notando de inmediato que el pantalón no era más que la ropa interior del pequeño, lo cual le hizo sonreir, así sería más rápido, tal vez les agradecería luego con una transfusión sanguinea al par de pervertidos por facilitarle el trabajo, y aunque su miembro ya se encontraba duro, decidió torturar un rato más a Allen, aumentando el ritmo de la masturbación sobre el miembro del albino, aque ahora gemía sin reparos y jadeaba pronunciadon su nombre, mienttras le masajeaba con variada velocidad, empezo a lamer el pecho del menor, llegando a su ombligo, en donde metía la lengua con insistencia, logrando una mayor estimulación en la excitación del ojos plata. Al notar que Allen se estaba acostumbrando, sacó de un tirón el pantalón, tomando con su mano, el miembro del menor, que practicamente gritó al sentir su extensión siendo rodeada por la gran mano de Kanda, este último levantó el rostro para mirar la cara de su "presa". Allen estaba Jadeando, con la los labios entra abietos, dejando escapar un hilo de saliva, sus ojos comletamente nublados por el placer, y lagrimas surcandole por el rostro producto de este mismo, sonrió satisfecho, hasta ahora. Tomó los muslos del menor, colocandolos en sus hombros y sin pensarlo dos veces, engulló completamente el miembro del menor, sacandole gemidos entre cortados, logrando que se arqueara, lamió con tortuosa lentitud toda la extención, para uego chuparla con insistencía, logrando que luego de unos pocos segundos el menor se corriese en su boca, arquendo la espalda ante la corriente eléctrica de puro placer y un gemido largo, cargado de placer, se tragó toda la semilla del albino, bajando con suavidad las piernas de este de sus hombros. Besó a Allen con voracidad, volviendo a juntar sus cadera, provocando que el menor notase su evidente erección, aún atrapada en sus pantalones, Kanda se separo de este, dejando sus bocas unidas durante unos segudos por un hilo de saliva, para luego llevar tres de sus dedos a a cavidad bucal del menor.

 

-Lamelos- Sin protestar ni nada, el albino comenzó chupar y lamer los largos dedos de Kanda, mientras este volvía a jugar con sus oezones, ya erectos, provocando el mismo efecto con si entre pierna. Retoró los dedos de la boca de Allen, llevandolos hasta su entrada, introdujo el primer dedo, sacandole un quejido de dolor, para luego seguirle un segundo, abriendolos en forma de tijeras mientras entraban y salían, Allen se sentía muy raro, y aunque no sea la primera vez aún era nueo en esto, solo lo habían hecho dos veces antes, una luego de confesarse y otra para año nuevo cuando el Bakanda lo emborracho, pero dolía y mucho, Kanda le sacó un quejido mucho más fuerte cuando ingresó el tercer dedo, sollozó, sentía que era partido en dos, las lágrimas corrían por sus mejillas. Al ver esto el samurai lo besó con extraña ternura, tratando de calmarlo, mientras usaba la otra mano libre en masajear la entrepierna del albino, para distraerlo así del dolor. El mayor retiró los dedos, dandole a entender al pequeño lo que seguía, le desató las muñecas, y separó u poco más las piernas de Allen, bajando el cierre de su pantalón junto con la ropa interior, quedando desnudo, colocandose en posición para poder penetrarlo, se inclino hacía adelante, dejando que allen se abrazara de su cuello.

 

-Calmate...- Besó el hombro desnudo del menor y este desató la coleta del más alto, dejandose cubrir por una cortina de cabellos negro.

 

-Confio en ti, Bakanda...-Afianzó más el abrazo, sintiendo como el grueso miembro de Kanda se abría paso en su interior, inconsciente, clavó las uñas en la ancha espalda del moreno, soltando un sollozo. De una estocada el oriental entro completamente en Allen, se quedó quieto, esperando a que el menor se acostumbrara a la intrusión.

 

-Te amo...-susurró quedamente en la oreja del menor, para luego limpiar con sis labios las lágrimas del su rostro y comenzar a masturbarlo.

 

 

Kanda comenzó a mecerce de forma lenta en el interior del albino, que comenzaba a suspirar, producto de que el placer comenzaba a embriagarlo, el dolor fue sustituido por las expertas caricias que le brindaba Kanda en todo su cuerpo, comenzó a responder a ellas, moviendo las caderas en busca de mayor contacto y profundidad en las embestidas, gimiendo cada vez con más volumen. kanda instado por los sonodos que escapaban de la boca del albino, aumentó la velocidad y fuerza en las embestidas , Allen se arqueó lanzando un sonoro gemido, el oriental, siguiendo sis instintos se propuso encontrar nuevamente el punto de mayor placer en el menor, para lograr que este se arqueara nuevamente, haciendo esto provocaba contracciones en la entrada del menor, que le hací nublarse en placer y embestirlo con desenfreno. Ya ninguno pensaba o razonaba, solo existía el placer y la lujuria, solo eran gemidos y os cuerpos perfectamente moldeados para la otra persona en la habitación, el ritmo de las estocadas aumentaba de foma considerabloe al igual que las contracciones del albino, al saber que el de cabellos blancos estaba a punto de terminar, comenzo a masturbarlo de forma frenetica, hasta que la espalda del albino se arqueó y soltó un largo gemido, mientras se corría en la mano del japonés, apretando deliciosamente el miembro de este que se corrió luego de unas dos embestidas más en el nterior del menor, cayendo con cuidado de no aplastarlo con todo su peso, sobre el cuerpo perlado por sudor del albino. Trataban de acompasar sus respiraciones, Kanda salió de el interios de Allen y se acomodó, atrayendo hacia su cuerpo el del menor, dejandolo recostado sobre su pecho. El albino solo atinó a abrazarse a su pareja soltando un suspiro, sintinedo como los brazos del moreno le rodeaban le ayudaban a estar mas cerca de este, dejandolo casi por completo sobre este, sintio como el pelinegro posaba su mejilla en su cabeza y sonió sintiémdose tontamente feliz.

 

 

-Te amo, mi pequeño moyashi.

 

-Yo también y no soy pequeño, Bakanda-Solto lo ultimo en un bostezo, sacandole una suave risa al que ahora le abrazaba.

 

-Comparado conmigo, sí lo eres- Le besó la cabeza

 

-Solo por tres años- la voz de allen salia adormilada y sus parpados se cerraban por momentos

 

-Tres años además de una cabeza con cuello y todo

 

-Hmp- Fue la unica respuesta que recibió poco antes de sentir la acompasada respiración del menor sobre su pecho y decidirse a acompañarlo tabien a mundo de los sueños despues de quien sabe cuanto tiempo de ejercicio. Sonrió con ternura y cariño al ver a Allen acurrucandose mas contra su cuerpo e busca de calor, se cubrió a ambos con las mantas y se durmió.

 

A la mañana siguente ambos seguían comodamente dormidos, mientras un par aún se lamentaba fuera de la puerta no haber podido meter un golem con una camara a la habitación de Kanda, dentro de la habitación no solo había ropa tirada por doquier, si no que tambien estaba lo que Kanda traía guardado en su bolsillo, lo mismo que le mostró a Allen el día anterior. Un monton de fotos del albino, con ropa de enfermera, de policia y lenceria francesa, sin contar con la llave del deposito de disfrases de Lenalee, tenía bastante material para otra noche...

 

 

Kanda abrió los ojos con pesadez sintiendo una suave respiración en su ombro, notando que Allen se habia alejado un poco, con cuidado de no despertarle le arrimó de nueva cuenta hasta su cuerpo, sacandole al menor una pequeña sonrisa de satisfacción, sonriendo también ante esta reacción, decidio seguir durmiendo, con aquel que le robó el sueño tantas veces y más de un dolor de cabeza y una preocupación le hizo pasar.

 

 

Notas finales:

Comenten  y haganme feliz si?-ojitos de cachorro-


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