La infancia está marcada por muchos momentos felices y tristes, cómo por ejemplo la vez en que tropecé y caí en el lago, o la vez en que mamá me compró un helado de tres bolas y lo terminé en menos de un minuto, pero el recuerdo que cambio mi niñez y que me ha dejado marcado desde entonces, es el más preciado que tengo desde que poseo memoria, mi papá había ascendido a gerente de una gran empresa, entonces, a la edad de 9 años, salimos a un famoso restaurante con espacioso estacionamiento, y lo que recuerdo, es ver a dos hombres teniendo relaciones unos autos más allá, mientras papá buscaba un lugar vacío yendo lentamente mirando cada rincón, pero ni papá ni mamá los vieron, sólo yo, la cara de quién estaba abajo parecía forzada y jadeando, cómo cuando me caí de rodillas, y el otro chico parecía similar, llevaba una camisa desabrochada y creí que alcanzó a verme mientras les observaba dudoso y sonrojado
Han pasado 6 años desde este hecho, y aquella imagen viene a mi mente cada vez que me masturbo o tengo sexo a escondidas, este hecho declinó mi condición sexual, que aún no se lo he expuesto a nadie en mi familia. Ariel, mi amigo de la infancia, quien tiene dos años más que yo y que por cierto es “bi”, es un gamberro, aún peor que yo, su apetito es tan grande que lo ha hecho 5 veces seguidas, estando en la escuela. Pero su record fue de 9 con un amigo de su padre, quién murió hace un año de un ataque al corazón, toda la escuela nos conoce cómo los “toma y recibe”, aunque ningún profesor se ha enterado ecepto por 2 que han vivido la experiencia de estar con él.
Últimamente siempre me pregunto que hace, puesto que de los amigos inclinados que conozco el es el único con el cuál no lo he hecho, y es que por más puto que sea, quiero evitar tener emociones fuertes a él, aunque de una forma más fría de expresarlo sería que no me interesa, solamente me vale cómo un amigo y nada más, no obstante aún así me gustaría probarlo, al menos una vez
-E…Est…Esteban... Nnhn...Mhmn...Aah!- gritaba mi nombre mientras lo hacíamos, esta vez era yo quién hacía de activo y vi cómo siempre la imagen dando vuelta mi cabeza, pensándolo bien, creo que esa es la razón de porque siempre al hacerlo no quedo satisfecho, se podría ver cómo un trauma o una simple perversión, pero disfruto de este… probablemente. A las 7 de la tarde tendría que ir a dónde Ariel a repasar las materias, por bien follador que sea, sus notas sobrepasan los estándares, o tal vez le haga bien chantajear al profesor de mates para que este le enseñe. Borré lo que estaba pensando para disfrutar del clímax que se aproximaba, mordí la oreja del con quién estaba y succioné sus pezones, tenía que terminar pronto si no quería que mi amigo me pateara el culo por llegar tarde de nuevo, ambos no vinimos juntos, sentí esa dulce y tentadora sensación al erectar dentro de él y le besé, me levanté rápido y con un fingido tono de seducción me despedí, al llegar a casa me bañé y cambie mi ropa, tenía que tomar un autobús hasta el fin del mundo, cerca del hogar de mis abuelos, dónde nos conocimos…
Toqué el agudo timbre de su casa, mi celular comenzó a sonar, era Jairo pidiendo una cita, le dije que lo pensaría y corté, finalmente la madre de Ariel abrió la puerta, parecía perturbada al verme, me saludó y salió, verdaderamente se daba cuenta del tipo de chico que era este, aunque un buen amigo, entré a la sala y ahí estaba él, se encontraba succionando la boca de un chico menor, me quedé parado viéndolos, este chico pasó su mano por el pelo tintado de Ariel, entonces se le encimó, comenzó a desabotonar su camisa mientras le besaba, Ariel tenía los ojos cerrados y cuándo el chico hube desabotonado la camisa, Ariel rodó colocándosele encima, intentó desabrochar sus pantalones escolares, entonces el chico me vio, cesó sus labios mirándome, alejó a mi amigo de él con un empujón y este se percató de mi llegada
-¡mierda, debiste haber tocado ímbecil”- miró su reloj de mano y siguió quejándose contra mí -… además llegas media hora tarde, ¿viste a Hilda salir?-, el otro chico observaba avergonzado mientras abotonaba su camisa
- si, el ímbecil eres tú, ¿cómo puedes ser tan caliente cómo para hacerlo apenas salía tu madre?- el desconocido de cabello ordenado, ahora estaba subiendo su cremallera
- ¡que!, ¿te crees papá?, no pienso enseñarte un carajo por interrumpir- le miré desafiándole, me dirigí a una mesa y me senté, saqué mis cuadernos y comencé a hojearlos, dejé un silencio a mis espaldas, entonces hubo unos murmullo y la puerta de entrada sonó- bien, ganaste… maldito desgraciado- dijo lo último como un murmullo pero lo dejé pasar
Se dirigió a la mesa y se sentó, agarró el control remoto y con aspecto aburrido
comenzó a ver la TV- señálame la materia que no entiendes en una hoja, y ahí te enseñaré-, le hice caso, al cabo de quince minutos terminé, los hojeó y me explicó, me tomó dos horas entenderla pero lo hice.
-Hey eban ¿porqué llegaste tarde?- la pregunta de ariel se me hizo extraña, siempre al terminar de estudiar vemos un rato televisión y comemos, hacemos algunas bromas y eso es todo
-Me demoré en la ducha, fui a hacer tareas a casa de un amigo, ya imaginarás de que tipo- Ariel agachó la cabeza, dejando sólo el ruido del televisor en curso
…dito… ¡maldito hijo de…! ¿¡Fornicaste antes de venir y no me dejaste terminar lo mío?, te juro que ahora si que te rompo el culo!- hice un movimiento rápido al ver que Ariel intentaba pegarme, coloqué mi brazo entre sus patadas y mi cuerpo, luego comenzó a jalar de mi camisa y así fue como caímos al suelo, intentábamos ponernos uno encima del otro cuándo finalmente él quedó encima, sacó mis botones y de repuesta yo lo hice al igual, pasó sus nudillos por mi cabeza mientras yo me movía desesperadamente debajo suyo, y sin darnos cuenta, paramos sin querer de golpearnos y agachó lentamente su rostro hasta mí, nos quedamos viendo intensamente y rozamos los labios, eran igual a los miles que he besado antes pero al mismo tiempo diferentes, algo únicos, sentía la presión de su parte baja en mí cómo nunca me había fijado, su rostro estaba helado mientras que sus manos calientes, y me pregunté ¿Qué estará sintiendo el en estos momentos?, moldeó mi figura con sus palmas recorriendo cada centésima, yo repasé el contorno de sus labios con mis dedos y sin saber en qué momento, nos despojamos del vestuario, ambos estábamos endurecidos, nuestros cuerpos calientes y podía sentir el duro piso frío a mis espaldas, antes de poseer nuestros desnudos cuerpos, nos besamos cuantas veces, casi sofocándonos, exprimiéndonos, lamió mis pezones y yo sobaba su miembro, ambos jadeantes y con experiencia, nos miramos por última vez a los ojos y comenzamos a unirnos, él estaba dentro mió, no hacía falta usar lubricantes ni saliva, Ariel era muy bueno en esto, -aahh… aahh… más… más… anmh!- gemí de placer al mover mis caderas, tenté a sus tetillas, éramos placer puro, su erección llegó hasta lo más adentro, mientras que quedé lleno de él. Tomé una ducha en su casa mientras me complacía al recordar lo de hace unos momentos. Esa era la primera y última vez que lo haría con él.