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Antes de un adiós o un hasta luego por shinigami_777

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Notas del fanfic:

Naruto y todos sus personajes pertenece a Kishimoto, por mucho que quisiera que Lee fuera mío no se puede... por ahora. 

Notas del capitulo:

Tenía esta fic guardado desde el año pasado en mi computadora, se supone que iba a ser un capítulo de una historia que estaba escribiendo pero como los demás capitulos se extraviaron (mi usb se perdió) este quedó suelto igual que muchos otros. Hace unos días lo volvía a ver y me dije no está tan mal (eso creo) así que me anime a publicarlo después de cambiarle dos a tres palabras, no quise modificarlo porque como dije esto es parte de algo que tal vez algún día quisiera terminar.

  

- Quiero matarte – esa frase rompió el silencio reinante de la habitación

 

- Quiero que estés conmigo siempre, siempre – eso era un ruego, un ruego desesperado

 

- Quiero matarte y guardar tus huesos en la calabaza, mezclar tu sangre con mi arena

 

- Así nunca te separas de mí

 

- Nadie te tocará, ni te mirará

 

- Solo serás mío, de nadie más, solo mío

 

- Para siempre mío, dentro de mi calabaza

Extendió su mano para tocar su mejilla, sus vendas estaban a medio quitar, y pudo sentir la piel suave que siempre era cubierta por la arena, suave. Siempre tan protegida y ahora tan expuesta

- Mátame – apenas fue un susurro que se perdió en la habitación

La luna se colaba por la ventana apenas si se podía ver algo pero en esa semi oscuridad pudo ver su imagen reflejándose en esos ojos negros. La voz de su nuevo amante sonaba suavemente dulce, se podía sentir la determinación en cada una de sus palabras, como siempre.

- Si crees que es la única forma de seguir juntos, entonces no dudes, mátame – agrego, sonaba a un ruego, a un llanto reprimido y aun así en su rostro se dibujaba un sonrisa cálida.

Ahí estaba esa persona, por la cual sentía tanto, acostada debajo suyo, pidiéndole que lo mate si esa era su voluntad. Tanta entrega dolía. Quería más, pero parecía no ser suficiente… más, lo pedía su ser completo, nunca era suficiente.  

Se levanto un poco, para poderlo observar mejor – te amo – fueron las únicas palabras que venían a su mente cuando le veía y no importaba decirlo en voz alta.

Sus manos pasaron lentamente acariciando cada centímetro de su piel hasta llegar a su delgado cuello. Se sonrío al ver las marcas rojas que había dejado hacia unos momentos atrás. Ambas manos lo envolvieron, al comienzo solo era una de las tantas caricias que acostumbraba a dar pero poco a poco la presión comenzó a aumentar y la respiración de su acompañante comenzó a menguar.

Días como hoy su alma se embargaba de miedo, eso era poco, el terror absoluto. Tenerlo absolutamente todo, ser tan feliz como nunca pensó ni en sus más alocados sueños y de repente se presentase la ocasión de perderlo todo, que le arrebataran aquello que le era tan preciado más que cualquier otra cosa en su mundo.

Nunca permitiría que nadie se lo arrebatara, se lo había jurado a sí mismo y lo volvía a jurar cada vez que podía. Cuando sujetaba su mano, cuando le veía sonreír, cuando le llamaba por su nombre, cuando simplemente el otro se quedaba durmiendo en la esquina de su oficina esperándolo.

Imposible, nunca permitiría que lo alejasen del que amaba, tenía tantas ganas de llorar pero no lo hizo porque no quería que preocuparle, solo apretó sus labios intentando reprimir los pensamientos que en ese momento lo asaltaban y ejerció más fuerza en el delicado cuello de su amante.

La mano de Lee seguía en su lugar, la mejilla de Gaara, sus uñas se habían clavado en ellas haciendo pequeñas heridas que comenzaban a sangrar mientras intentaba respirar sin perder su característica sonrisa. Sus ojos estaban enfocados en la cara de su adorado, como le gustaba ver toda la esa gama de emociones – quien decía que el pelirojo era frio, menuda sorpresa se llevaría al verlo así pero eso era un privilegio que solamente tenía él – estaba perdido en sus pensamientos, poco o nada le importaba que cada vez a sus cuerpo le costaba llevar aire a sus pulmones.           

- Gaara era tan romántico – seguía pensando – Gaara era especial, si así lo quería podía disponer de su ser entero y no importaría, aunque después de todo no es que el Kage necesitara su permiso ya que lo hacía incluso cuando en ocasiones se oponía. Morir viendo lo ojos de Gaara, era la mejor manera de dejar este mundo; permanecer en la calabaza de Gaara era la mejor tumba que podría desear, estaría con su amado hasta el fin de sus días ese era su sueño.

Su cuerpo se relajo, puso todos sus sentidos en alerta tratando de captar todos aquellos cambios en el cuerpo del otro. Seguro esta vez moriría, no quería perderse ningún detalle, mantenerlo en su memoria para la eternidad.

Su mirada se enfoco esta vez en el kanji grabado en la frente del dueño de su vida – amor  - leyó, y pensó quién demonios había determinado que Gaara era un monstro, Gaara era la misma personificación de amor profundo. Impulsivo, obsesivo, sofocante, torturante, doloroso, crudo, salvaje, enajenado, descontrolado, inestable, posesivo pero también dulce, suave, delicado, desbordante, cálido, libre, complaciente.

Gaara era el mismísimo amor y cada vez se sentía hundir más en él hasta tal punto que su mundo giraba alrededor de su existencia, extrañamente eso fue el vaticinio que el pelirojo le hizo cuando por primera vez compartieron sus sentimientos, se había cumplido como cada palabra que decía Gaara, era como si incluso el universo entero considerara sus palabras como ordenes que debían seguirse al pie de la letra.

Su respiración era cada vez más débil pero eso era algo trivial lo que importaba era aquella muestra de amor. Esto era amor en su máxima expresión.

Sintió la frente del otro apoyarse en la suya, su respiración volvía a su compás normal.

- Volverás, nadie te impedirá regresar – eso era una orden, el muy maldito solo sabia dar ordenes

- Aquel que te lo impida sufrirá, no le daré el gusto de morir lo torturare hasta que me canse, el infierno será el cielo en comparación a lo que le espera – tal vez era una amenaza. No, era una declaración que se la hacía al viento para que este se lo trasmita a todo el mundo.     

Las manos que antes lo asfixiaban ahora sostenían su rostro de manera dulce, tenía su mirada clavada en él.

- Volverás a mi lado -  reitero su mandato – porque eres mío – sus palabras no dejaban lugar a replica – solo yo puedo matarte – nunca lo olvidaba porque el otro siempre se encargaba de recordárselo – eres mío, solo mío – acaso podría ser de otro modo pensó

- Volveré porque solo tú puedes disponer de mi, soy tuyo – era todo lo que necesitaba escuchar para tranquilizar su alma – Te prometo que volveré.

Giro para acostarse en la cama y jalo a Lee sobre su pecho acurrucándolo de manera un poco opresiva, aún había un poco de temor ocultándose dentro de sus pensamientos.

- Duerme ahora – volvió a ordenar y para cuando miro al rostro del otro ya tenía los ojos cerrados, beso los cabellos negros complacido de que sus ordenes se cumplieran.

****

Podía sentir el ambiente tranquilo lo cual resultaba raro ya que situaciones como esta el menor de los hermanos era más inestable que nunca.

- Estas preocupado? -  pregunto la rubia

 

- No, él regresará – fue una respuesta con tanta convicción que le recordó un poco al otro. Eso era divertido, pensó.

Creo ver una sonrisa fugaz en la cara de su hermano, pero de seguro solo era alguna alucinación causada por los fuertes rayos del sol, así que ella también se permitió sonreír y creer en lo que su hermano decía, por su bien debía creer.

Se escuchaban pasos presurosos acercarse, uno de los shinobis llegaba jadeando interrumpiendo la tranquilidad del momento, ganándose una mirada de reprimenda de la rubia.

-  Ha llegado, pronto cruzara las puertas – lo dijo de manera entrecortada, tratando de respirar normalmente

Noto que su hermano se tenso por un momento y luego solo empezó a caminar en dirección hacia la salida

- Volvió – y se retiro dejando a su hermana y al shinobi en el balcón

Vaya que si Gaara estaba preocupado, se sonrío - seguramente ha estado esperándolo – se dijo. Pero bueno quién no se preocuparía si sabes que la persona quien amas puede que no vuelva. Dio un pesado suspiro y empezó a caminar, era hora de preparar la bienvenida de Lee y la correspondiente celebración del éxito de su misión.

Ahora, donde demonios se había metido Kankuro. Esos hermanitos que tenia nunca dejaban de preocuparla. Volvió su rostro al sol poniente y dedico un pensamiento para aquel vago que habitaba en Konoha, luego siguió su camino.

 

Notas finales:

Tal vez pueda ser un poco confuso, un poco sin sentido... no lo sé... es un fic incompleto pero no puedo finalizarlo ni modificarlo no tengo idea de como hacerlo ni muchas ganas de hacerlo.

Cuando lo leo me hace recordar toda la historia que quería contar pero no puede por falta de imaginación o talento para llevarlo a palabras concretas... me demoré mucho en la historia y cuando al fin parecía tomar forma el usb se me perdió... fue muy lamentable, tal vez por eso no puedo modificarlo.

Muchas gracias por su tiempo.


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