Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Día lluvioso por Shizuka Lee Yuuji

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 


Si alguien me preguntara por qué, seguramente les diría la verdad... la única razón por la cual yo había estado yendo a esa cafetería todos los días era para verlo. Su nombre; Yuuji Kamijo. Jamás mis ojos habían encontrado tal perfección en otro ser humano, mucho menos en un hombre.


Era triste en realidad, pues mi situación no era exactamente la que me hubiese gustado… Lo conozco, sé mucho sobre él, ¡hasta su grupo sanguíneo! Pero él…No conoce mucho de mí…Lo sé ya que estoy comenzando el segundo semestre de Artes Plásticas en la universidad, en la misma especialización y casi nunca ha hablado conmigo.  Y cuando lo hace pues, nunca me llama por mi nombre. Ser el presidente de la clase acaba conmigo de una manera muy cruel.


 


Pero, como si esto no sonara ya a drama para señoras, él tiene novia. Con la que ha estado desde mediados de su primer semestre y ahora iban por su aniversario del primer año. Ella, es por supuesto, la más linda y popular de la universidad. Pero yo no creo que tenga nada de talento, estoy seguro que mi gato tiene más madera de artista que ella.


 


En ese momento, fui sacado de mis pensamientos cuando un fuerte trueno retumbó afuera. Miré por la ventana y vi el monumental aguacero que estaba cayendo. Me  desesperé. Aunque tenía un paraguas bastante amplio, no pensé que fuese a llover hoy y me puse mis botas favoritas. Ahora se mojarían y llenarían de barro. Estúpido calentamiento global.


 


Por el rabillo del ojo pude ver que el mencionado dios japonés se levantaba atónito de su mesa a ver la lluvia.


 


-Oh demonios… Ahora con esta lluvia no podré regresar a casa y encima no tengo paraguas…- le escuché decir preocupado. Sacó su teléfono y marcó algún número. (Lo que daría yo por su número telefónico…Aunque, seguramente si lo tuviera no me atrevería a escribirle).


 


-¿Aló? ¿Mana-chan? Oye, ¿crees que puedes venir a buscarme a la cafetería al lado de la universidad en tu auto? Es que vine para acá sin el mío y mira la lluvia que empezó a caer…No, no tengo paraguas… ¿Qué no puedes venir? ¿Por qué? Oh, estás de compras…Vale vale, entiendo…- colgó y suspiró profundamente.


 


Afortunadamente, éramos los únicos de nuestra carrera en aquella pequeña y cálida tienda. Se me cruzó por la mente la idea de ir y ofrecerle irnos juntos con mi paraguas, pero no sabía que hacer. ¿Debía ir y ofrecerle mi paraguas? ¿O debía irme solo? Si me iba solo significaría que él tendría que caminar bajo la lluvia… ¡¿Y si se enferma?! Eso podría significar no verlo e una semana o dos- No creo que pueda soportar eso.


 


Y con renovado valor, pero aún bastante nervioso, me acerqué a su mesa con mi paraguas en la mano.


 


-Etto… ¿Yuuji-san?- lo llamé tímidamente.


 


Él levantó la cara y puso una expresión de asombro. – ¿Presidente Hizaki? ¿Qué hace aquí?-


-Vengo aquí todos los días… Me gusta mucho el latte que hacen aquí- le respondí, algo cohibido de que me tratara de usted y por mi título.


 


-¿En serio? Por eso mismo vengo yo todos los días también- replicó con una de sus maravillosas sonrisas-. Son realmente buenos, ¿No le parece?-


 


-Eh, claro que lo son- dije soltando una risa incómoda. Tomaba el latte porque él lo hacía.


 


-El que más me gusta es el latte ángel, ese que tiene una figura de ángel en el vaso y en la espuma. Me gustaría que mi chica ideal se pareciera a ese ángel. ¿Qué hay de usted presidente? ¿Cuál le gusta más?- noté que él se estaba mostrando especialmente formal. ¿Tan malo parecía?-. No se quede parado allí, siéntese- me dijo señalando la silla enfrente de él.


 


Me senté con cuidado y colocando el paraguas en mi regazo.


 


-Yuuji-san…No hay necesidad de que seas tan formal…No estamos en clase ya- le dije sin poder mirarlo directamente.


 


-Oh… ¿Entonces debería llamarte Hizaki-san? ¿O mejor, Hiza-kun?- Me preguntó sonriendo de nuevo. Creo que había estado tratándome tan formalmente para divertirse.


 


-Como prefieras Yuuji-san…- dije clavando mi mirada en mis rodillas. Estaba seguro de que estaba más rojo que un tomate.


 


-Ah, entonces será Hiza-kun sólo si me llamas Kamijo- respondió guiñando un ojo.


 


-Entonces dime, ¿cuál es tu latte favorito?-


 


-El de ángel de vainilla- le respondí, levantando la cabeza para mirarlo, aún sin poder hacerlo directamente.


 


-Uhm, no me agrada mucho, es muy dulce para mi gusto pero supongo que va contigo. Un latte dulce para una persona igual-


 


Después de eso me sonrojé como jamás lo había hecho. Sorprendentemente, a medida que seguimos hablando se me hizo mucho más fácil sentirme a gusto. Creo firmemente que es porque él es de esas personas que siempre irradian confianza y ese sentimiento de seguridad que todos desean sentir.


 


A decir verdad, no sé cuanto tiempo pasamos hablando y riendo. Sé que ya había oscurecido cuando él me hizo una pregunta que me hizo congelarme.


 


-Dime, ¿tienes novia?-


 


-¡Kamijo-san! ¿Qué clase de pregunta es esa?- exclamé, cubriendo mi cara con mis manos.


 


-Una pregunta. Dime~ ¿Tienes o no?-


 


-No…no tengo >__<- murmuré entre dientes.


 


-¿Cómo puede ser? Debes tener a una chica escondida por ahí…-


 


-“En realidad, es un chico y en mi corazón, te tengo escondido a ti Kamijo”- pensé mirándole a los ojos, queriendo desesperadamente que de alguna forma él pudiera saber lo que había pensado. Pero, cosas así sólo pasan en los dramas ¿no?


 


-¿Hiza-kun? ¿Oye dije algo malo…? ¿Hiza-kun?- me llamó, agitando sus manos enfrente de mi cara. No podía evitar entrar en este trance. Por alguna razón, me sentía terriblemente decepcionado. Tanto, que no logré sentir a Kamijo sentarse a mi lado. Sin embargo, salí de mi trance cuando él colocó una mano en mi hombro.


 


-¿Estás bien? Si quieres…si quieres no me respondes…No hace falta Hiza-kun…- me dijo preocupado. Yo inmediatamente volteé mi cara a la ventana y sequé un par de traviesas lágrimas que habían caído de mis ojos.


 


-Estoy bien, no te preocupes…-


 


-Bueno creo que… deberías regresar a tu casa ¿no crees? Es peligroso para un chico con cara de chica andar de noche solo-


 


-¿Y qué hay de ti Kamijo-san? Sin querer te escuché hablar con tu novia y bueno… No tienes paraguas y al parecer esta lluvia no parará pronto


 


-No te preocupes, esperaré un poco más a que escampe. Aunque va a ser un fastidio, luego hará frío… Pero bueno, no puedo hacer  nada-


 


-¿Y si…Y si te acompaño hasta tu casa?-


 


-¿Cómo?- preguntó él algo sorprendido.


 


-Bueno mi paraguas…es suficientemente grande para que dos personas lo usen cómodamente y no quiero… no quiero que te enfermes luego. ¿Qué va a ser de ti si no puedes venir a los exámenes sorpresas del profesor Yuki? He e-escuchado como es é-él…- terminé tartamudeando un poco.


 


-¿Seguro? No quisiera incomodarte ni nada por el estilo…-


 


-Si si, seguro. Además, como soy menudito pues tendrás incluso más espacio para ti- respondí con una pequeña sonrisa.


 


-Está bien, vamos entonces…- dijo levantándose de su silla.


 


 Nos dirigimos a la puerta y abrí mi paraguas. Se lo dí a Kamijo para que lo sostuviera y sin querer, rozó mi mano. La suya, era cálida y su piel era suave, justo como siempre la había imaginado. Pero lo que jamás imaginé fue que iba a sentir una descarga de electricidad que me recorrió completo y casi me deja en el sitio. Hizo que mi corazón latiera desbocado y que mi mente me impidiera hilar bien mis pensamientos.


 


-¿Nos vamos?- me preguntó Kamijo, abriendo la puerta. Yo sólo atiné a asentir torpemente con mi cabeza y emprendimos nuestra travesía bajo la lluvia; afortunadamente resguardados por mi paraguas.


 


El camino a su casa estuvo lleno de ramas que se atravesaban y a pesar del paraguas nos mojaban y truenos que me calaban de miedo hasta los huesos. Desde pequeño siempre le había tenido mucho miedo a los truenos. En una de esas ocasiones, sonó uno que realmente me aterró. Había sonado con mucha fuerza y al parecer había caído cerca. En cualquier caso, sé que sin querer, me sostuve del brazo de Kamijo. Sentí que él se puso rígido, pero el miedo me mantenía pegado a su brazo.


 


-¿Te encuentras bien?- me preguntó deteniéndose. Estaba a punto de responderle cuando volvió a sonar otro trueno. Me estremecí y escondí mi cara en su brazo.


 


-Ven, sólo hay que cruzar la calle y estaremos en mi casa…- me dijo tratando de animarme. Cruzamos rápidamente la calle, pisando muchos pozos y finalmente llegamos al portal de su casa.


 


-Bu-bueno, supongo que aquí te quedas…- dije yo, separándome de su brazo sin tener muchas ganas de hacerlo realmente.


 


-¿Por qué no entras un momento? Tienes los pies empapados y te podrías resfriar…


 


-¿No le molestará a tu familia?- le pregunté.


 


-No…yo vivo solo. Entra, no hay problema- insistió. Acepté de buena gana y entré a su casa detrás de él. Era algo pequeña pero acogedora y estaba muy ordenada.


 


- Permiso…- dije, comenzando a sentirme muy consciente de mi mismo. Él volteó a mirarme y soltó una risita. Ese tipo de risas hacen que mi corazón de un vuelco, se pare y al mismo tiempo lata muy, muy rápido.


 


-No tienes porqué hacer eso, vivo solo acuérdate- dijo entrando a lo que parecía ser la cocina -. ¿Hiza-kun? ¿Qué tipo de té prefieres?- me preguntó, y yo fui hasta donde él se encontraba. La cocina, al igual que el resto de su casa, era muy pulcra.


 


-¿Verde o negro?- inquirió, con las cajas de té en sus manos.


 


-Verde, por favor…-


 


-También prefiero el verde, aunque es más amargo que el negro, es mejor para la salud. Además, es especial para entrar en calor- dijo alegremente, sacando una tetera y llenándola de agua. Luego la colocó en la cocina para calentar el agua y volteó para verme. Después de unos momentos, comencé a sentirme incómodo, hasta que una duda me hizo hablarle.


 


-Oye, ¿no se molestará tu novia si se entera que estuviste aquí a solas conmigo? ¿No es ella muy posesiva?-


 


-Ah… ¿Mana? No, no creo…ella, ella… no le importará. Como siempre-. Lo último lo dijo apretando los labios como si estuviese molesto.


 


-¿Pero…no es ella tu novia? ¿No se supone que debería importarle algo así? ¿Acaso no te quiere?-


 


-Sí…pero, soy sólo como un trofeo para ella supongo. Últimamente, no me ha estado haciendo caso. La he confrontado acerca del tema varias veces pero lo único que hace es reírse y besarme, asegurándome que si me ama pero…ya no le creo-. Terminó suspirando pesadamente.


 


En ese momento la tetera soltó un pitido, indicando que el agua ya estaba hirviendo. Al mismo tiempo, mi corazón se encogió dolorosamente al ver lo desganado que se había vuelto Kamijo. En una acción algo osada de mi parte, me acerqué y toqué levemente su brazo.


 


-Lo siento…por preguntarte eso, no debía meterme en tus asuntos…- me disculpé.


 


-No te preocupes Hiza-kun… Eres mi amigo, sólo te preocupabas por mí…


 


En completo silencio sirvió el té y me lo dio.


 


-Tomémoslo en la sala, ¿si? Mi sofá es cómodo…- dijo, supongo que se sentía incómodo; rehuía mi mirada.


 Lo seguí al sofá y me senté en un extremo. Él se sentó en el otro, con el torso girado hacía mí, mirándome.


 


-Entonces sigamos hablando… ¿Por qué no tienes novia entonces?-


 


-Yo…bueno, la verdad es que no me agradan mucho las chicas. Desde siempre, he querido más  a mi padre, mi madre nunca estaba y cuando estaba, nos trataba muy mal, así que comencé a pensar que todas las mujeres eran así…Luego mi padre se volvió igual y comencé a odiar a los hombres también… - dije, mirando las formas que hacía el humo de mi té.


 


-Ya veo… ¿Entonces yo soy diferente? Porque a mi sí me hablas…


 


-Bueno, sí, eres diferente- Admití-. Tú…bueno, no eres o al menos no pareces tan tosco como mi padre y tienes mucho mejor humor y cara, también…-


-¿Acabas de decir que soy guapo? – me interrumpió. Yo abrí mis ojos como platos y me tapé la boca con una mano. ¿Qué acababa de hacer?


 


-¿Eh? Yo yo…este…- tartamudeé sin poder decir nada. Tenía la lengua trabada. Le había dejado saber una parte de lo mucho que me gustaba.


 


Después, él sólo se rió y cambió el tema. Estaba agradecido, pero al mismo tiempo algo molesto conmigo mismo por haber perdido la oportunidad  perfecta de decirle lo que sentía.


Luego de eso, seguimos hablando, hasta que afuera estuvo muy oscuro y ya no llovía. Cuando dejó de llover, él se levantó del sofá y me tomó de la mano para llevarme al balcón que tenía. Se apoyó en la baranda y miró el cielo nocturno, con una risueña sonrisa.


 


-¿A que el cielo se ven fantástico?- me preguntó. Yo miré hacia arriba y no podía estar más de acuerdo con él. El cielo se había despejado y estaba lleno de estrellas. Me apoyé en la baranda al lado de él y sonreí también.


 


-Tienes razón, se ve precioso…- le respondí, maravillado con aquel paisaje.


 


Nos quedamos en silencio después de mi comentario. No era uno de esos silencios en los que uno se siente incómodo, sino uno de esos que son absolutamente confortables y…románticos. Me reí por lo bajo de mí mismo al darme cuenta de lo que había pensado. ¿Romántico? Si estaba más que claro que el maravilloso chico que tenía a mi lado no me veía más que un amigo.


 


De repente, sentí que se acercó, hasta quedar apoyado de mi brazo izquierdo. Yo borré la mueca de sonrisa que tenía y levanté la cabeza para mirarlo. Tenía una expresión indescifrable y sentía que su cara se estaba acercando cada vez más a la mía. Me quedé helado. ¿Qué haría?


 


Pero pronto esa pregunta fue respondida.


 


¿La respuesta?


 


Me besó.


 


Sus labios eran suaves y el beso era casto y tímido. Desde que lo conocí me había prometido a mí mismo que él me daría mi primer beso. Más nunca pensé que en realidad él me lo daría.


 


-Tú también eres una estrella preciosa, Hizaki…- susurró contra mis labios y me besó de nuevo, haciendo que me derritiera en sus brazos y le devolviera el beso con pasión, rogándole a todos los dioses que esto no fuera un sueño.


 

Notas finales:

Aún no acaba, falta el próximo capítulo! :D

Por favor diganme que tal les ha parecido si? :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).