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Fuera de lo imaginable por Grimmjane

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Notas del fanfic:

 

Este es el primer FanFic que escribo, aún así creo que no defraude a demasiada gente.

Basado en la serie One Piece creada por el magistral Eichiro Oda.

Se trata de una historia que pretende ser lo más cruda y real posible. Cuanto más imposible parece una cosa más increíble la sientes cuando sucede n_n!

Notas del capitulo:

El primer capítulo es más bien una breve introducción, cortito pero intenso y angustioso (eso espero... xD)

 

Desde tiempos inmemorables existe en un rincón oculto del océano una isla donde aún se mantienen con vida las viejas costumbres de la Gloriosa Grecia.

 

Cuna de célebres filósofos como Platón y de refinados poetas y poetisas tales como Safo, con su exquisito lirismo y sus odas a la sexualidad.

 

Precisamente, éste último aspecto era seña de identidad de este legendario imperio en el que las bacanales y las orgías estaban al orden del día.

Como hedonistas orgullosos que eran sólo importaba el placer por el placer ya sean mujeres con hombres, mujeres con mujeres y hombres con hombres…

 

De todos modos aquella remota isla ni siquiera posee el privilegio de aparecer en los mapas ni mencionada en ningún tipo de registro ya que ningún ser humano ha dado testimonio de su existencia.

 

Pero ya se sabe… siempre hay una primera vez para todo en esta vida, porque nuestra anécdota comienza muchos siglos posteriores, en una era donde aparentemente todo era normal hasta que, como suele pasar en la Historia, las palabras de un hombre cambiaron el mundo.

Fue así como empezó LA ERA DE LOS PIRATAS.

 

*************************

Para ser más concretos nuestra historia comienza con una tripulación de 8 jóvenes valientes, los cuales surcan los mares en un barco que responde al nombre de “Thousand Sunny” y en él ondea orgullosa la bandera de Los Sombrero de Paja.

 

Desafortunadamente el escenario de esta historia no podía ser el peor.

Un cielo negro

Unos rayos aterradores

Unos truenos ensordecedores

Pero sobre todo… un mar más que embravecido.

 

*************************

 

-           ¡¡Vamos a morir todooooooooos!! ¡¡¡¡UAAAAAAAAAH!!!!- gritaba un aterrado Usopp.

-           ¡¡Cierra la puta boca Usopp, no haces nada con gritar!! – ordenó Nami.

 

El narizotas no podía evitar perder los papeles ante la horrible situación en la que se encontraban. Además, esas duras palabras de la pelirroja le hacían sentir más inútil e insignificante.

 

En fin, no todo el mundo puede mantenerse de una pieza mientras su barco es tambaleado por el terrible oleaje. Para añadir más horror al asunto, el mar decidió arruinarles la existencia haciendo salir de sus entrañas un remolino de dimensiones gigantescas.

 

-           ¡Franky! ¡Asegúrate de reforzar el barco!– dirigía la pelirroja.

 

Era increíble observar como Nami era capaz de mantener la sangre fría para poder controlar la situación, algo verdaderamente admirable.

 

De repente un grito desgarrador se oye por la cubierta.

 

-           ¡¡¡¡ZOROOOO NOOOOOOOOOOOO!!!!

 

Todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo en ese instante, ese grito les puso la carne de gallina y un fantasmal escalofrío recorrió sus cuerpos e hizo que se quedaran petrificados. Sólo pudieron mirar espantados cómo uno de sus nakamas caía por la borda al mar y era arrastrado por la corriente hacia el remolino a una peligrosa velocidad.

 

-           ¡¡Tenemos que sacarle de ahí!! – bramó el capitán – ¡¡Vamos, hay que alcanzarle!!

-           ¡¡Pero Luffy!! ¡¡corremos el riesgo de entrar en ese jodido remolino!! ¡¡¿es que pretendes matarnos a todos?!! – protestó Usopp

-           ¡¡¿Y tú pretendes dejarle morir así?!! ¡JODER USOPP, ES TU NAKAMA!

 

En ese instante Franky irrumpió en la discusión.

 

-           ¡Basta! ¡callaos! todavía podemos salvarle – los tripulantes miraron al cyborg y preguntaron desesperados cómo – Vosotros seguid mis instrucciones y sobre todo no perdáis los nervios, sólo tenemos una oportunidad y lo que está en juego no es sólo la vida de Zoro, sino la de TODOS NOSOTROS…

 

Todos se miraron los unos a los otros en un silencio sepulcral y completamente aturdidos. Tragaron saliva y dejando atrás sus temores se dispusieron a salvar a su compañero.

 

- ¿Estáis todos listos? – preguntó el cyborg, seguidamente los piratas hicieron una señal de aprobación – ¡PUES EN MARCHA!

 

*************************

 

Mientras, en las turbulentas aguas del mar, Zoro era arrastrado cual muñeco de trapo por la corriente. Intentaba nadar hacia el barco pero sus esfuerzos eran más que inútiles.

Ni siquiera su fuerza sobrehumana podía contra la intensa corriente y, aún siendo consciente de ello, no desistía pues no estaba dispuesto a dejarse morir de aquellas maneras.

 

-           ¡¡¡¡No puedo morir aquí!!!!! – gritaba en pura desesperación – ¡¡¡¡ME NIEGOOOOOOO!!!!

 

Y así estuvo durante largo tiempo, hasta que su voz empezó a quebrarse.

A pesar del inevitable miedo que sentía, un sentimiento mayor surgió en él: LA INDIGNACIÓN. La indignación de sentirse incapaz de rebelarse contra el destino que le esperaba. La indignación de que ya ni el cielo escucharía sus palabras, y sobre todo, la indignación de que el mar se lo iba a tragar resignado y en silencio…

 

El agua le entraba por las vías respiratorias tapando repetidamente las fosas nasales y la boca, lo cual le producía una insufrible incapacidad para respirar con normalidad. Era horrible notar como el agua iba inundando poco a poco sus pulmones.

 

Pero esas sensaciones pasaron a un segundo plano cuando el espadachín vio una imagen que no podría olvidar ni después de muerto. Ese remolino se le apareció cual espectro diabólico delante de sus ojos y aunque él era un hombre de enorme templanza, el hecho de ver aquella cosa hizo que su corazón se desbocara. Por un momento tuvo la certeza de que su pecho iba a reventar como un petardo.

 

La fuerza de la naturaleza es colosal y caprichosa, y por ese mismo capricho, la naturaleza hizo que Zoro entrase en aquel remolino... y en esa situación, volverse atrás era ya más que imposible…

 

La fuerza de aquellas corrientes giratorias era incalculable, el espadachín ya no podía respirar y notaba cómo los pulmones le ardían como dos teteras llenas de agua hirviendo. Pasado un tiempo, el peliverde también notaba como los párpados le pesaban y hacía grandes esfuerzos para mantener los ojos abiertos, esfuerzos que, segundos posteriores, eran ya inútiles.

Sus brazos y piernas comenzaron a entumecerse y a parecerle bloques de granito. Tras esto, Zoro se convirtió en un mísero trozo de carne inmóvil zarandeado por la fuerza de las aguas.

Cerró los ojos definitivamente y, despidiéndose de todas las personas que aparecieron a lo largo de su vida y recordando todos los momentos vividos, dijo adiós para siempre...

Notas finales:

Espero haberos dejado con las ganas de más y con los nervios a flor de piel.

El siguiente capítulo será más extenso.


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