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Porque yo entiendo por emiko

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"Porque yo entiendo."

Mihara Emiko


-2- El Juramento Inquebrantable


Neville todavía no entendía que demonios había pasado ayer. No le sorprendió que nadie le preguntara donde había estado toda la tarde: ya estaba acostumbrado a que sus compañeros no le prestaran atención. Por otro lado, tener que inventar una mentira para decirle a Madame Pomfrey... él nunca mentía, pero había dicho que no le diría a nadie, así que...

El león estiró su espalda y al escuchar como sus huesos tronaban le dio un escalofrío.

-Neville, ¿estás bien?- escuchó una voz en el pasillo a sus espaldas y al girarse se encontró con Luna.

-Sí, no es nada.- aseguró el león, sintiendo los nervios que siempre lo invadían estando cerca de la rubia, aunque esta vez no sintió esas vueltas en el estómago.

-Te ves diferente. ¿Seguro estás bien?- insistió la Ravenclaw, mirándolo a los ojos mientras caminaba para estar más cerca. La diferencia de altura era bastante.

-¿Ah?- se puso nervioso y no escuchó la pregunta. Desvió la mirada unos momentos, algo incómodo, no por la cercanía de Luna, sino por la posición en la que estaban: parecía que todo lo que le había estado pasando esa tarde lo hacía recordar el incidente de ayer en el baño del segundo piso -Ah... acabo de recordar...-

-Tienes algo que hacer.- terminó la frase la chica, con una leve sonrisa. Al parecer, lo que fuera que hubiera visto en los ojos de Neville ya no estaba, porque quitó la mirada y dio un paso atrás -Mejor apresúrate o lo olvidarás.-

A veces Neville se preguntaba si Luna tendría alguno de esos extraños poderes que la Profesora Trelawney decía tener, porque siempre parecía saber, antes que él mismo, lo que debía o tenía que hacer.

-Sí... nos vemos luego.- se despidió y Luna simplemente sacudió la mano, dejándolo irse.

No podía estar corriendo por los pasillos. Si llegaba a encontrarse con Filtch o la Sra. Norris, estaría en problemas... pero no podía detenerse tampoco... ¡Y no sabía por qué!

-Debe de haber... algo mal... conmigo...- se dijo a si mismo con la respiración agitada, llegando al segundo piso.

El pasillo estaba inundado, más que ayer, aunque no se escuchaba el agua correr en el baño de Myrtle ni los gritos y llantos de la fantasma adolescente. El león se acercó a la puerta con cautela, escuchando con cuidado, casi sin respirar.

¿Sollozos otra vez? No podía ser de nuevo Draco... ¿o sí?

Neville no logró aguantar la curiosidad y terminó entrando, en silencio.


Realmente, no entendía porque demonios se sentía culpable. No era la primera vez que hería a otro estudiante, mucho menos la última... pero el estúpido de Longbottom le había preguntado '¿por qué?' y eso no dejaba de darle vueltas en la cabeza.

-¿Por qué quiso saber?- murmuró el rubio, tratando de pensar.

Hacía demasiado tiempo desde que alguien le había preguntado algo, realmente deseando la respuesta... Ni siquiera su 'padrino' parecía entender la situación en la que se encontraba: la presión, el miedo...

El deseo de que simplemente todo se terminara de una vez.

Oh sí, lo había pensado. Incluso ya había perdido la cuenta de las veces que la idea había jugado grácilmente en su mente. Como miraba el cuchillo mientras cenaba en el Gran Comedor, o las pociones en la oficina de Severus, o su propia varita mientras revisaba conjuros y maldiciones en la biblioteca.

-Mju... si ni siquiera puedo matar a un anciano, mucho menos...- trató de convencerse a sí mismo, pasándose las manos por el cabello húmedo, tirándolo atrás, desordenadamente.

Tenía que dejar de pensar así, lo sabía. Pero la idea continuaba surgiendo en su mente... Si de todas maneras no lograría completar 'su' misión... Sí, moriría de todas maneras.

-Me pregunto... si será doloroso.-

Myrtle le había dicho que era como quedarse dormido. Que todo se terminaba y no se sentía nada más. Que no pensabas en las cosas que antes te preocupaban. Y ya no te dolían las cosas que pudieran pasar, porque nada te tocaba.

-Eso suena demasiado bien.- había sonreído el rubio en ese entonces, y ahora mismo sonreía de nuevo, aunque de manera casi desesperada.


Neville entró por el mismo camino que el día anterior, con cuidado de no pisar o hacer ruido al caminar sobre el agua. De nuevo pudo ver al rubio frente a los lavabos, encorvado y temblando: llorando.

-Malfoy.- murmuró sin pensar, pero para su suerte el rubio parecía muy ensimismado en sus pensamientos como para escucharlo.

El león no evitó agudizar el oído, intentando escuchar hasta el último murmullo del Slytherin, aunque siendo frases tan al azar y sin saber realmente lo que pasaba por la mente del rubio, hacía la interpretación bastante difícil.

-Tal vez a ti no te duela... ¿pero qué hay de los demás?- se escuchó la voz de Neville perfectamente y Draco sintió un nudo en la garganta.

No tenía su varita con él.

-¿Qué quieres ahora, Longbottom? ¿Otro hombro roto?- lo amenazó, sin darse la vuelta, casi sin moverse.

-No.- respondió demasiado rápido el león, tragando seco, tratando de sonar calmado -Lo que quiero es... hablar.- murmuró al final, casi inaudible.

Draco miró por sobre su hombro, tapando parte de su rostro con algunos mechones de su pelo. Estaba bromeando, ¿verdad? Tenía que ser una broma.

-No tengo nada que hablar con un estúpido león.- aseguró el Slytherin, tensándose mientras mentía -Vete.-

Pero Neville no se movió.

-Tal vez no tengas nada que hablar con un león... ¿pero qué tal si hablas conmigo?- insistió y sus palabras lo hicieron ganar la mirada directa del rubio, que había terminado dándose la vuelta.

De verdad, el príncipe Slytherin no podía entender lo que Longbottom buscaba con todo esto... ¿Acaso quería juntar pruebas para encerrarlo? Tal vez buscaba vengar a sus padres... Debía ser eso.

-Tú eres un león.-

-¿Realmente crees eso?-

De nuevo, las palabras de Neville salieron de sus labios antes de pensarlas, pero suspiró aliviado al comprobar que aún no provocaba la ira del rubio, al menos no como ayer, porque de todas maneras se veía molesto.

-Usas el escudo y los colores de Gryffindor.- murmuró, tratando de continuar la discusión, pero Neville negó apenas con su rostro.

-Uso el escudo y los colores porque tengo que hacerlo... pero la verdad es que nunca me he sentido como un león.- aseguró lentamente.

Muy bien. Se suponía que era Draco quien tenía que hablar... ¿Por qué era él quien estaba aclarando sus pensamientos?

-Así que no te sientes como león.- repitió Draco y Neville asintió apenas -¿Por qué?-

-Porque no tengo ninguna de las cualidades de un Gryffindor y no necesito que nadie me lo diga: lo sé muy bien.-

-Pero te enfrentaste a Potter.- interrumpió Draco y Neville pareció no entender a qué se refería -...En primer año. Gryffindor ganó la copa de las casas por los diez puntos que Dumbledore te dio.-

Parecía que ese último comentario de parte de Draco los había dejado a los dos sorprendidos: Neville estaba sorprendido de que el rubio lo recordara, mientras que Draco estaba sorprendido por haberlo dicho.

-Tienes razón... según Dumbledore se necesita más valor para enfrentar a tus amigos que a tus enemigos.- repitió las palabras del director, recordándolas perfectamente porque nunca se había vuelto a sentir como en ese momento, cuando todos sus compañeros de casa lo aplaudieron -...pero...- dudó -No he vuelto a hacerlo desde entonces.-

No era algo de lo que se enorgulleciera. A diario soportaba que lo ignoraran, que lo hicieran callar. Su abuela, sus compañeros, los profesores. A veces sentía que nunca daría la talla. Que jamás lograría ser como su padre...

Pero... ¿De verdad quería ser como su padre?

-Hoy.- habló Draco, llamando la atención de Neville de nuevo -Hoy... enfrentaste a tu enemigo.- aseguró mirándolo, un poco avergonzado -Aún después de lo que te hice ayer... tuviste el valor de intentarlo de nuevo.-

De nuevo la sorpresa, pero esta vez Neville creyó ver algo más en la mirada de Malfoy. Ayer había notado que había llorado mucho, pero hoy... hoy notaba algo más, un sentimiento que no había visto antes en ningún lado además de en su reflejo en el espejo: soledad.

-Creo que más que valor... es estupidez.- aportó el león y antes de evitarlo, Draco soltó una carcajada.

-Eso es algo que los leones también comparten.- aseguró el Slytherin con una sonrisa de burla.

-Si... la mayoría al menos.- estuvo de acuerdo Neville.

El ambiente había cambiado. Ya no estaba esa sensación pesada en el aire... Incluso se miraban a los ojos.

-¿Por qué estás aquí?- preguntó lo mismo que al principio, pero esta vez Draco quería una respuesta.

-Ya te lo dije ayer.- respondió Neville, poniéndose serio por unos instantes. Era extraño ver su rostro de esa manera -Quiero hablar contigo... saber por qué.-

-¿Por qué qué, Longbottom?-

-Porqué estabas llorando.-

Draco giró su rostro con una expresión de enfado, pero algo le dijo a Neville que esta vez no era tan real como antes.

-¿Por qué te interesa saber?- murmuró Draco y Neville enseguida hizo un gesto porque no había podido escucharlo -¿Por qué quieres saber?- repitió el rubio, esta vez más claro y fuerte.

-...No lo sé.- fue sincero el león -Solo... Es que... Creo saber pero quiero estar seguro.-

Draco levantó una de sus cejas, mirando a Neville con una expresión intrigada, pero al mismo tiempo algo molesta. ¿Creía saber?

-Porque no me dices lo que crees y te diré si tienes razón o no.- trató de evitar la situación el Slytherin, de manera astuta, pero Neville apenas logró reprimir una sonrisa de lado.

-No.- respondió enseguida -Si hago eso te será más fácil mentirme.-

El rubio se cruzó de brazos, claramente enfadado por ser 'descubierto' en el intento de engaño, pero suspiró, cerrando los ojos, quizás tratando de pensar...

"No puedo simplemente contarle todo..." se dijo a sí mismo en pensamiento "...siempre puede ser una trampa... Ya tengo a Potter atrás mío, no quiero tener a toda la escuela y mucho menos a Dumbledore..."

-¿Y bien?- interrumpió Neville luego de unos minutos, al ver que el rubio parecía haberse quedado dormido de pie.

Draco abrió sus ojos grises y los clavó por unos segundos en los azules de Neville. El rubio tenía una expresión muy seria, de las más serias que el león recordaba haber visto.

-De acuerdo.- murmuró, recibiendo una media sonrisa de Neville, pero enseguida agregó -Pero... solo para estar seguro...- dudó unos instantes, extendiendo su mano -Tienes que hacer el Juramento Inquebrantable.-

Bien, de todas las cosas que Neville creyó que el rubio podía pedirle, este era... Ni siquiera había pensado en que le pediría algo así. Es decir, ¿el Juramento Inquebrantable? Eso era algo serio... ¡muy serio! Tal vez las razones de Draco eran peores de lo que había imaginado.

-Está bien.- respondió el león, sorprendiendo al Slytherin por unos momentos.

-¿Hablas en serio?- preguntó Draco, como si una parte de él creyera que había oído mal, pero Neville asintió, acercándose los pocos pasos que los separaban para tomar la mano del rubio:

-¿Mi varita o tu varita?- inquirió y el Slytherin se mordió apenas el labio inferior:

-Tu varita. Mis palabras.- respondió.

Sin decir nada más, Neville sacó su varita. No podía creer que realmente haría esa locura. Incluso su mano temblaba levemente, pero se dio cuenta de que la del rubio también parecía temblar.

Eso extrañamente lo tranquilizó.

Draco esperó a que el león sacara su varita y respiró profundo.

-Tu nombre.- pidió, levantando la mirada hasta los ojos del león.

-Neville Longbottom.- respondió simplemente.

-...Neville Longbottom, ¿Juras no repetir a nadie nada de lo que voy a decirte de ahora en más?- comenzó a hablar Draco.

-Lo juro.- contestó Neville y de la punta de su varita un delgado hilo plateado se desprendió, rodeando las manos de ambos.

-¿Juras mantener mis secretos, aun cuando tu vida peligre por ello?-

-Lo juro.- repitió Neville, sin dudar, y de su varita se desprendió otro hilo color plata, rodeando sus manos como el primero.

La mano de Draco apretó la del león un poco más y antes de darse cuenta se acercó un poco, para casi murmurar el último juramento.

-¿Juras silencio absoluto, aun cuando te confiese los crímenes más imperdonables?-

La mano de Neville tembló y por segundos dudó... pero ya había llegado demasiado lejos para detenerse en ese momento.

-Lo juro.- dijo lentamente y un tercer hilo de plata se desprendió de su varita, deslizándose y rodeando sus manos como los otros dos.

Los tres hilos se volvieron gruesas y brillantes cadenas, y estas apretaron las manos de ambos por unos segundos, para luego desvanecerse con un suave vapor plata.

Estaba hecho. Neville no lo creía, pero realmente había hecho un Juramento Inquebrantable con Draco Malfoy. Había jurado mantener los secretos del rubio, no repetir nada de lo que le dijera y guardar silencio... Ya no importaba lo que Draco le dijera, no había nada que pudiera hacer.

Draco por su parte todavía no cabía en su asombro. Jamás creyó encontrar a alguien lo suficientemente valiente como para tomar un Juramento Inquebrantable por él.

-Y decías que no eras un león.- sonrió apenas el rubio, mirando a Neville que le regresó una mirada confundida -Se necesita valor para aceptar uno de estos... y ni siquiera dudaste.-

Neville estuvo a punto de decir algo, pero entonces se dio cuenta que aún sostenía la mano del rubio, y por alguna razón eso lo puso aún más nervioso que estar en un radio de 50 m. de Luna.

-Dudé un poco... en la tercera.- aseguró, soltando apenas el agarre en la mano del rubio y este lo soltó de inmediato.

-Bueno, como sea... Ahora eres... algo así como mi confesor.- opinó Draco con una sonrisa de lado, aunque no era como la que generalmente mostraba: no parecía la expresión engreída de siempre, sino más bien relajada, casi aliviada.

-Supongo.- se encogió de hombros el castaño.

-¿Te parece bien hablar aquí?- preguntó Draco, visiblemente más relajado que antes -No creo que quieras que te vean cerca de mi.-

-No es como si alguien me prestara atención.- aseguró Neville, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón. No traía puesta la túnica, solo el uniforme común, con un sweater negro.

-Entonces creo que aquí está bien.-

Antes de que Neville dijera algo, Draco caminó hasta el otro lado de los lavabos circulares y por primera vez el león vio que había un banco contra la pared. El rubio se sentó, pasándose los dedos por el cabello, esperando que el otro chico se sentara también.

-¿Esperas una invitación, Longbottom?- le dijo y casi de inmediato Neville se sentó, algo girado para así poder verlo.

-Puedes llamarme por mi nombre, ¿sabes?- le dijo, y el rubio volvió a poner esa expresión de antes, con una ceja levantada -Los profesores son los únicos que me llaman por mi apellido.- aclaró.

En realidad, que lo llamaran por su apellido lo hacía poner algo incómodo.

-Muy bien...- dijo Draco, pero enseguida agregó -¿Cuál era tu nombre?-

-Neville.-

-Oh, bien...-

De nuevo la atmósfera era extraña, pesada... Tal vez simplemente era porque aún se sentía el peso del Juramento en el aire.

-¿Tengo que interrogarte o comenzarás a hablar solo?- le preguntó al rubio, que soltó una carcajada suave.

-Creo que sería menos shokeante que solo preguntaras lo que quieres saber... me evitaré detalles innecesarios.- aclaró Draco y Neville asintió apenas, desviando la mirada para pensar, aunque le fue sencillo pensar en la primera pregunta:

-¿Por qué estabas llorando ayer?- dijo y enseguida agregó -Supongo que elegiste este lugar porque no querías que te vieran pero...-

-¿Pero qué?- interrumpió el rubio, aunque enseguida Neville volvió a hablar.

-Responde.-

Draco lo miró un poco incómodo, pero realmente no era la gran cosa decírselo al león, ¿o sí? No podría repetirlo. Incluso si bebía Veritaserum y se lo preguntaban directamente, no podría hablar. El Juramento era perfecto... o eso creía.

-Digamos que... tengo algunos problemas.- respondió el Slytherin, ganando un suspiro de parte de Neville, por lo vago de la respuesta.

-Si fueras un poco más específico...- murmuró el león de mala gana.

-¿Qué tan específico quieres que sea, Long-?- masculló enseguida Draco, pero se cortó a la mitad del apellido ajeno. No se corrigió.

-Ya que me hiciste jurar que no repetiría nada de lo que me dijeras, podrías ser bastante más específico.- casi se quejó el castaño, aunque no parecía molesto, para sorpresa del rubio.

-Bueno, bueno...- lo acalló Draco, desviando la mirada hacia el techo, como si pensara las palabras adecuadas -Yo... mi principal problema es que... tengo que hacer algo.-

De nuevo estaba siendo vago, pero esta vez parecía que no lo hacía con mala intención. Neville creyó que realmente le costaba trabajo decir lo que le pasaba. Quizás...

-Ese algo que tienes que hacer...- repitió el león -¿Es algo que no quieres hacer?-

-Obviamente.- respondió secamente el Slytherin, ganando otro suspiro de Neville.

-¿Sabes? Si hubiera sabido que te costaría tanto esfuerzo hablar conmigo, no hubiera hecho el Juramento.- se quejó Neville, esta vez notablemente, y casi de inmediato Draco le dedicó una mirada enfadada.

-Y yo no te hubiera pedido que lo hicieras si fuera algo fácil de contar.- le espetó en la cara, poniéndose de pie, con toda la intención de irse al mismo demonio de ser necesario.

-Wow... Muy bien, espera.- lo detuvo Neville, poniéndose de pie para cortarle el paso. De nuevo se dio cuenta que la diferencia de alturas ponía al rubio de peor humor de ser posible -Fue mi error, ¿sí? Entiendo... entiendo que sea difícil.- le aclaró -O sea... quiero decir... Tomate... el tiempo que necesites.-

Draco lo miró con una ceja levantada, interrogante por la actitud que ahora tomaba. ¿Hacía medio segundo parecía enfadado y ahora le decía que no había problema? ¿Es que acaso era bipolar o qué?

-Hazme un favor y decídete.- le dijo fríamente -¿Quieres que te diga todo ahora?- le preguntó.

Neville pareció pensarlo, pero solo por unos segundos: casi de inmediato le estaba respondiendo al rubio.

-Dime lo que quieras y puedas ahora...- murmuró -Puedes decirme el resto... después... o cuando tú quieras... Solo...- tragó y desvió la mirada un segundo antes de volver a clavar sus ojos en el rostro de Draco -Solo quiero... escucharte...-

-Entonces siéntate y cierra la boca.- ordenó el rubio en ese tono frío tan fingido, señalando de nuevo el banco y como un cachorrito, Neville fue y se sentó de nuevo, mirando a Draco.

El Slytherin suspiró. No sabía cómo debería sentirse teniendo a un león de confesor y la actitud de Neville no lo ayudaba a aclarar su pensamiento. Había tomado la decisión demasiado deprisa y ahora lo lamentaba... ¿Le haría bien exteriorizar sus secretos y miedos con alguien como Neville?

-Hoy te diré solo un secreto.- murmuró, quitándose la túnica negra del colegio -Si quieres seguir escuchándome... vendrás mañana.- le aclaró, quitándose el sweater negro del uniforme, quedando con la camisa blanca arrugada y la corbata pobremente anudada a su cuello -Y si no quieres escuchar más... no vengas... Aunque de cualquier forma... Lo que te diga quedará entre nosotros y estas paredes.- le aclaró, desabrochando el botón de su muñeca izquierda.

Neville miraba y escuchaba a Draco con mucha atención, aunque parecía no reparar en el hecho de que el rubio se quitaba la ropa para mostrarle algo... Y aunque se hubiera dado cuenta, seguramente no hubiera pensado en que le mostraría lo que le estaba por mostrar.

-Ya lo sé.- le respondió Neville despacio. Draco se había quedado quieto, sosteniendo la manga de su camisa -Y desde ahora te digo que volveré mañana.- le aseguró, aunque el rubio negó con su rostro, mirándolo serio.

-No estoy tan seguro.- murmuró el rubio y al terminar de hablar se levantó la manga de la camisa, mostrando La Marca que ahora manchaba la pálida y blanca piel de su antebrazo.

La Marca Tenebrosa.

Neville se quedó quieto. Casi no parecía respirar. Sus ojos azules se habían quedado clavados en La Marca y apenas abrió sus labios, tal vez para decir algo, pero terminó cerrándolos, quedándose callado.

-Soy un mortifago.- habló Draco, dando un paso hacia Neville, para que viera mejor la marca y que así comprobara que era real. El tatuaje se movía levemente sobre la piel del rubio.

-¿Desde... desde cuándo?- logró hablar el león, sintiendo la garganta seca repentinamente.

-El Lord ha estado oculto en mi casa todo el verano.- explicó -La última noche de las vacaciones, mi padre me mandó llamar y...-

Draco se silenció repentinamente. ¿Realmente quería contarle todo lo que había pasado esa noche? No, no quería. Además, le había dicho que le diría solo un secreto ese día... Ya era suficiente. El león era el primero en la escuela a quien le había mostrado La Marca. Su padre le había dicho que estuviera orgulloso, pero ahora sentía vergüenza.

-¿Te mando llamar y...?- repitió las últimas palabras Neville, por fin quitando la mirada de La Marca al sentir que el rubio se quedaba callado.

-Solo... solo un secreto por hoy.- murmuró Draco, bajándose la manga de la camisa, para recoger su sweater y ponérselo en silencio.

Neville lo miró y no supo que hacer o que decir. En realidad, ¿podía decir algo? Era algo difícil de digerir, era cierto. Aun cuando durante los últimos años hubiera visto al rubio pelear y destacarse por ser todo lo contrario de un miembro de las Fuerzas de la Luz (como llamaban a los partidarios de Dumbledore los que no sabían de la existencia de una Segunda Orden del Fénix) Neville siempre había creído que no podía ser tan malo realmente... o sea... ¿de verdad estaba frente a un Mortifago?

-¿Por qué elegiste ese secreto de todos?- murmuró, prestando atención de nuevo a Draco, dándose cuenta que el rubio ya tenía puesta la túnica y parecía tener intenciones de irse.

Draco se giró para mirarlo y levantó una ceja.

-Porque es una de las razones por las que estaba llorando.- dijo simplemente y antes de que Neville pudiera preguntar algo más, se fue.

Notas finales:

"Harry Potter" y todos los personajes relacionados © J. K. Rowling, 1997

"Porque yo entiendo." © Mihara Emiko, 2011


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