Perfección. Es una cualidad difícil de alcanzar, tan complicada de lograr. Pero, para Tiffany Jung pareciera que no lo es. Ella es tan perfecta en todos los sentidos. Con un cabello negro azabache brillante ligeramente rizado, facciones de ángel y cuerpo de concurso de belleza; físicamente no tiene nada que envidiarle a nadie. Además es una chica con excelentes modales, con valores morales e ideas filantrópicas. Sin lugar a dudas exuda y exhala perfección por cada uno de los poros de su tersa, blanca piel.
La señorita Jung ha ganado el título de la chica más hot de la High School desde que ingresó a ella hace 2 años. El mayor logro de los alumnos de último grado sería conseguir una relación con Tiffany, pero ella rechaza toda clase de proposición. La manera correcta de conquistarla es un completo misterio.
Sin embargo, creo tener ventaja sobre los otros, ya que puse en marcha un plan desde el instante en que sus ojos y los míos se encontraron. He sido la agradable unnie que la aconsejado y ayudado durante su estancia en la institución. Me resultó sencillo porque soy de un grado superior al suyo y tengo experiencia para orientarle hacia lo más adecuado para su bienestar...acercarla hacia mí.
Porque planeo ganar el mayor de los trofeos que la vida me ofrece. Tiffany Jung será mía.
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-¿Qué tal va tu día, pequeña?-pregunté sentándome al lado de la hermosa pelinegra, pasando mi brazo izquierdo por sus hombros.
Sus amigas, que estaban frente a nosotras, se sonrojaron al verme. Creo que olvidé presentarme, soy Kim Taeyeon. Y mi popularidad es tan grande que cuento con 2 clubs de fans en esta misma escuela y otros más fuera de ella. Quizá se deba a mi pequeño pero bien proporcionado cuerpo, a mi habilidad para cantar o a mi encantadora personalidad.
Si alguien está destinado a Tiffany, ese alguien soy yo.
-Agradable y tranquilo, Taeyeonnie-respondió sonriendo para mí.
Ahora solo me falta lograr que sonría por mí. Fruncí el seño por ese pensamiento. Sentí sus suaves labios acariciando mi mejilla.
-¿Y el beso a que se debe?-cuestioné sonriéndole y acomodando un rizo tras de su oreja.
-Pensé en regresarte la sonrisa y funcionó-explicó Tiffany. La observé abrir el recipiente donde traía su almuerzo.-Hice el doble para compartirlo contigo-me contó muy alegre. En mi interior mi alegría era desbordante. Ninguno de los tontos que están detrás de ella ha conseguido tanto como yo.
-Lo disfrutaré entonces-le prometí tocando su mejilla con mi dedo índice. Su rostro encantador se sonrojó de repente.
Inclinó su rostro hacia el mío, llevando sus labios hacia mi oreja izquierda. -No estoy muy segura de mis habilidades culinarias, Taeyeonnie-me confesó con esa voz que era seductora sin querer, gracias a su acento particular adquirido por haber vivido durante años en EUA.
Sin pensarlo besé su frente y al separarme le guiñé un ojo-No te preocupes, me encantará-"tanto como tú." La frase se quedó rodando por mi mente. Su sonrojo incrementó y bajó la vista.
-Di "ah", TaeTae-pidió acercando la comida a mi boca con unos palillos. Hice lo que requirió.
Típico. Una chica perfecta como ella hace comida deliciosa. La sonrisa en mi rostro no podría ser más grande...
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-Taeyeonnie...-Tiffany me llamó con cierta timidez-¿Qué harás este fin de semana?-jugaba con sus dedos como siempre que se pone nerviosa.
-Pues...podría cambiar mis planes si alguna invitación interesante se me presenta-respondí mientras daba vuelta al volante de mi automóvil para dirigirnos a su casa. Siempre que hay oportunidad la llevo de la HS a su hogar. No puedo permitir que alguno haga más puntos que yo.
-El sábado será la fiesta de mi hermana mayor: Jessica-comenzó lo que pienso es una invitación. Así que Jessica Jung será mayor de edad. La misteriosa hermana de Tiffany a la cual nunca he visto porque asiste a una escuela distinta a la nuestra. El motivo jamás me ha sido revelado-Y me gustaría que tú...-continuó y después el sonrojo le ganó-TaeTae quizá tú...
-Quizá quisiera ser tu pareja esa noche-terminé la oración por ella con una ceja levantada. Estacioné el auto fuera de su casa y la miré. El tinte carmín en sus mejillas la hacía lucir bellísima.
-Sí. Exactamente eso que acabas de decir-dijo con vergüenza, esquivando mi mirada.
-Seré tu pareja esa noche-le prometí tomando su mano. La sonrisa en sus ojos me decía cuan feliz y emocionada estaba.
-Nos vemos, entonces-se despidió besando mi mejilla para después prácticamente huir hacia su residencia.
Kim Taeyeon, este sábado anotarás el gol que has anhelado por tanto tiempo.
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Sexy. Con esa sencilla palabra de 4 letras era capaz de describir como luzco esta noche. Sexy de la cabeza a los pies. Mi cabello castaño peinado en una coleta alta, con la frente despejada. Una blusa negra ajustada que deja al descubierto el abdomen. Con un collar plateado y una chaqueta negra de piel ligeramente más larga que la blusa. Las piernas y mi exquisito derriére enfundados en un pantalón demasiado ajustado. Stilettos para completar el look perfecto.
Tiffany caerá esta noche.
Con la meta firmemente grabada en la cabeza me dirigí a la gran casa de los Jung. No adultos ni padres en la fiesta era la primicia que atraía a los asistentes como abejas a la miel. Ah, la presencia de alcohol era también un punto clave.
En cuanto llegué percibí que el ambiente era único. Una fiesta en toda la extensión de la palabra. Recibí saludos de algunos chicos, ninguno realmente importante, mientras buscaba a Tiffany con la mirada. Sonreí internamente al verla. Un precioso ángel en un ajustado y corto vestido rosa eléctrico. Lucía hermosísima. Perfecta.
-¡Hola, pequeña!-la saludé casi gritando a causa de la música.
-TaeTae, viniste-dijo feliz al momento de abrazarme.
-Te lo prometí, Tiffany-tomé su mano entre la mía para dejarle en claro a todos los que la miraban como buitres que ella es mía. Yo la vi primero que ellos.- ¿Y la cumpleañera?-pregunté por la mujer que seguía sin conocer. Observé a mi alrededor y examiné a las presentes. Ninguna se veía tan espectacular como Tiffany. Quizá su hermana no sea tan bella.
-¡Jessi!-Escuché decir a Tiffany.-Taeyeonnie, ella es mi hermana Jessica Jung-dijo en el momento en que me giraba para conocerla.
El aliento me abandonó. ¡Qué mujer! Una diosa había descendido para dejar que los simples mortales la admiraran. Mis ojos navegaron desde su cabeza hasta sus pies. Perfecta. Poseía una perfección superior a la de Tiffany, hecho que siempre creí imposible.
-Kim Taeyeon. Mucho gusto y felicidades-me presenté cuando pude salir del trance en que Jessica Jung me capturó.
-El gusto es mío-una simple oración que encendió algo en mi interior. ¡Qué voz! Percibí la sonrisa y el mensaje oculto en sus ojos de color café que me dirigió. Se había dado cuenta de la manera en que la devoré con la mirada y no parecía disgustarle.
-Gran festejo-no podía dejar de admirarla. Las facciones suaves y sublimes de su rostro. Las curvas de su cuerpo que parecían esculpidas por el mejor de los artistas. El cabello castaño dorado que caía libremente sobre su espalda. Cada detalle me tenía atrapada...Y como olvidar ese mini vestido negro que en nada ayudaba. Más corto y más ajustado que el de Tiffany.
-Que lo disfrutes-dijo mientras me abrazaba. En ese justo momento la piel se me encendió. Sentí el fuego placentero, un fuego que jamás había experimentado, recorrerme de punta a punta del cuerpo.
La vi marcharse para atender a sus demás invitados. Contoneando las caderas con un aire sensual, sumamente seductor.
Jessica Jung jugaba con mis sentidos. Primero eclipsó mi vista. Después su voz se convirtió en el sonido más hermoso que alguna vez hayan escuchado mis oídos. Luego su tacto encendió mi piel... Rápidamente comprendí que necesitaba más de ella, mucho más.
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La noche transcurrió sin sobresaltos. Tiffany y yo no habíamos parado de bailar. Y para mi desgracia la imagen de Jessica no había abandonado mi cabeza. Tampoco habíamos tenido oportunidad de hablar nuevamente ya que ella bailaba y se tomaba fotos con sus amigos y amigas.
Si un adivinador hubiese predicho mi futuro y me hubiera dicho que llegaría el día en que en vez de disfrutar mi tiempo con Tiffany, la chica que me gusta desde hace años, estaría necesitando a su hermana, a quien apenas conozco desde hace unas horas, en verdad no lo hubiera creído.
No puedo entender este sentimiento, estas emociones, esta necesidad.
Los invitados comenzaron a retirarse, hasta que solo quedaron los meseros, las hermanas Jung y yo. Los trabajadores empezaron a limpiar mientras nosotras estábamos en la terraza.
-¿Disfrutaste la fiesta, Taeyeon?-me preguntó Jessica después de darle un sorbo a su copa. Ella era la única que bebía alcohol, ya que Tiffany es tan buena niña que jamás bebería y yo por quedar bien con ella tampoco lo hago.
-Estuvo divertida-respondí vagamente, tratando de no desnudarla con la mirada.
-Jessi-Tiffany llamó a su hermana-¿Me acompañas por una pastilla?-le pidió poniéndose de pie con dificultad. Yo me puse a su lado y la sostuve.
-Claro hermanita-accedió la mayor y caminó hacia nosotras.
-¿Te sientes bien, pequeña?-le pregunté con preocupación.
-Sí, TaeTae. No es nada serio. En un momento se me pasa-aseguró sonriéndome antes de entrar a la mansión con su hermana. Jessica me guiñó un ojo sin que Tiffany se percatara.
Respiré hondo y me serví un shot de tequila. De un solo golpe lo bebí. Y así acabé con otros 2 shots.
-Eres buena bebedora-escuché la voz de Jessica. Ella caminó hacia mí.
-¿Y Tiffany?-pregunté extrañada al no verla con ella. Si estamos solas no sé cuánto tiempo podre controlarme.
-Mi hermana ya no se interpondrá entre nosotras-respondió quitándome de las manos el vaso con vodka que acababa de servir.
-¿Qué le hiciste?-cuestioné porque la mirada traviesa de Jessica la delataba. Se mordió el labio inferior y después bebió del vaso.- ¿Qué le diste?
-Nada malo-aseguró sonriendo tiernamente como un ángel-Solo la hará dormir bastantes horas...las suficientes-el ángel se convirtió en demonio. Un demonio muy encantador, debo admitir.
-Yo debería irme-dije en un intento de serle fiel a Tiffany.
-Lo dudo mucho. Me debes mi regalo-la castaña se acercó peligrosamente a mí, atrapando mi cuerpo entre el suyo y una columna.
-¿Qué deseas de regalo?-pregunté rodeando su cintura con las manos. Mi fidelidad estaba a punto de esfumarse.
-¿Acaso no es obvio?-respondió con otra pregunta-Vi como me mirabas, la manera en que tus ojos viajaron por mi cuerpo...-acercó sus labios a mi oído-estabas tan hipnotizada por mí que no te diste cuenta que yo te miré igual-confesó con risas y después dejo un beso húmedo en mi oreja. Un escalofrío me recorrió entera.
-No deberíamos estar haciendo esto. Yo quiero a tu hermana-a cada instante era más complicado no caer ante sus encantos. Traté de alejarla. Ella sonrió.
-Si la quisieras la desearías tanto como me deseas a mí. ¿No sentiste un fuego placentero nacer aquí?-colocó la palma de su mano en mi abdomen descubierto, temblé de gusto-Un fuego que se extendió rápidamente por tu cuerpo...-subió un poco más su mano, hasta el borde de la blusa.-Un fuerte deseo, que solamente tú y yo juntas podemos satisfacer...-nuestros ojos estaban enlazados en una intensa mirada.
-Jessica, yo...-ahora miraba sus tentadores labios. Cuanto deseo besarlos, morderlos, lamerlos.
-Stephanie es una niña todavía. Tú eres una mujer. Ella no te dará todo lo que yo puedo-tomó un limón de los que había en la mesa enseguida de la columna y le puso sal, lo llevó a su boca roja y lo mordió, después dejo caer un poco del jugo en sus labios-Stephanie todavía piensa en los cuentos de princesas y está obsesionada con el rosa. Es una niña.
No sabía con que argumento contraatacar porque tenía toda la razón. Entonces se me acercó peligrosamente. Mis labios esperaron por un beso que nunca llegó. En cambio, sus suaves labios se depositaron en la comisura de mi boca. El deseo explotó en mi interior. Mis bajos instintos estaban a punto de salir a superficie.
-Niega que me quieres, me deseas...que me necesitas-me retó sonriendo malévolamente. Sin duda es una diosa, con rostro de ángel e ideas de demonio.
Intentó dar la vuelta pero la tomé de la muñeca y la atrapé entre mis brazos. Mis labios buscaron furiosos a los suyos. Sus brazos envolvieron mi cuello uniendo demasiado nuestros cuerpos. Mi lengua saboreó el jugo de limón y sal que quedó en sus labios. Mis manos viajaban desde su espalda hasta su parte baja, ella jadeaba en mi boca. Sus besos sabían a gloria y yo no pensaba desperdiciar de esta probadita de cielo. Además del tacto, la vista y el oído, ahora había dominado mi sentido del gusto.
Nos separamos para respirar pero enseguida saltó sobre mí, envolvió mi cintura con sus piernas y yo la cargué. Nuestras lenguas peleaban por el control pero no importaba quien ganara o quien perdiera. Volvimos a separarnos y besé su mentón y después su cuello. El aroma de su esencia entró de lleno a mi sistema. Que esencia tan enloquecedora.
Deje de besarla y ella abrió los ojos enojada.- ¿Qué esperas?-preguntó impacientemente.
-¿Dónde está tu habitación?-volví a besar su cuello para aplacar su molestia. Sus gemidos y jadeos me encantaban e incitaban a seguir. Di unas cuentas mordidas suaves en su nívea piel.
-El tercer cuarto a la derecha-respondió abrazándose con más fuerza a mi cuerpo. Mientras yo caminaba hasta su cuarto por el largo pasillo, ella devoraba mi cuello y mis labios, alternando el lugar que recibirían sus excitantes besos.
La deposité en la cama y la contemplé. La luz de la luna bañaba perfectamente su cuerpo, podía ver el deseo en su rostro, la necesidad en sus ojos. Jamás pensé que me dejaría llevar así.
-Taeyeon, la mayor parte del tiempo el cuerpo nos pide hacer realidad aquello que nuestra mente no se atrevería a revelar-su voz era ronca por el deseo y eso me excitaba demasiado.
Sonreí y me quité los stilettos que ya estorbaban, le quité los suyos y subí en la cama, sobre su cuerpo. Nuestras bocas volvieron a unirse, como si se hubieran conocido desde siempre, como si desde hace años sintiésemos esta fuerte necesidad.
Sentí sus suaves caricias en mi espalda. Jessica me quitó la chaqueta y después luchaba con la blusa, pero estábamos renuentes a romper nuestro profundo beso. Mis manos jugaban en sus tersos, perfectamente torneados muslos.
Tiempo después la necesidad de sentir piel con piel nos ganó. Rompimos el contacto y nos quitamos cuanto pudimos. Nuevamente nos fundimos, pero ahora ella sobre mí, mientras mi pantalón, mi blusa y collar, y su vestido negro estaban regados por el piso alfombrado de su alcoba.
Cambiamos de posición. Me senté y ella se subió a horcajadas. Jessica deshizo mi peinado para poder enterrar sus dedos en mi cabello. Volví a su cuello. Lo lamía y besaba bajando cada vez más.
-¡Taeyeon-ah!-gimió temblando entre mis brazos-hazme tuya-pidió algo que yo estaba totalmente dispuesta a concederle. Sonreí ampliamente.
-Lo que desees, princesa-pronuncié antes de besarle los labios algo hinchados, tanto como los míos. Procedí a quitarle el bra y observé cómo se le erizó la delicada piel. Irónico, ella con frío y yo hirviendo del placer.
Besé el lugar que tanto deseaba ser besado. Los recorrí una y otra vez, hasta memorizarlos con labios, lengua y manos. Jessica no paraba de jugar con mi cabello, estrujándolo entre sus finos dedos.
Podría haberme detenido en una sola zona de su asombrosa anatomía pero ella quería recibir atención completa. Y yo, simplemente, no quería negárselo. Con besos salvajes tracé cada centímetro de su espectacular abdomen. El sabor de su piel era el mejor que cualquiera que haya probado con anterioridad.
Sus gemidos entrecortados me decían de su deseo, me contaban del sitio que anhelaba ser conquistado en estos momentos. De nuevo la acomodé sobre la cama, sus ojos encontraron a los míos. Sonrió ampliamente. Seguramente descubrió todo lo que siento por ella: la infinidad de emociones que en mí despierta.
-Lo haremos...juntas-susurré en su oído y después lo besé-Yo también te necesito-Esas palabras hicieron renacer a la súper seductora Jessica. Aún bajo mi cuerpo, sus cálidas manos hicieron su viaje por mi espalda y me despojaron del bra. Jugó todo lo que quiso jugar con ellos. Yo mordía sus hombros y mi diosa guiaba sus traviesas manos hasta la parte de mi cuerpo que tantas miradas atrae, el derriére. Acarició y apretó debajo de la delicada tela, ganándose unos cuantos gemidos míos.
Un dedo travieso viajó un poco más abajo y me ocasionó emitir un gruñido. Jessica rió un poco por mi gutural muestra de placer. Pronto, no había ninguna prenda que cubriera nuestra intimidad.
Su cuerpo y el mío se unieron igual que dos piezas de un rompecabezas, uno hecho exacta y únicamente para el otro. Sus manos no dejaban de explorar, las mías no paraban de conquistar. Los movimientos de caderas de ambas nos conducían poco a poco hacia la locura. Danzamos hasta que el placer total nos alcanzó.
Fue exquisito oír mi nombre ser gritado desde lo más profundo de su ser. Sus besos y caricias eran mi vicio. Mi presencia, mi cuerpo contra el suyo era su adicción. Era tanto el magnetismo entre las 2, que una sola vez no nos bastó...Seguimos jugando el resto de la noche e inclusive después de que salió el alba.
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Me encontraba en esos minutos de sopor previos al despertar y entonces reparé en la presencia de un cuerpo cálido junto al mío. Recordé al instante la identidad de quien estaba en mi abrazo y afiancé mis manos a su alrededor. Las imágenes de la noche anterior invadieron mi mente. Sonreí y abrí los parpados. Separé una mano de su cintura y acaricié su espalda con suma delicadeza. Se estremeció ligeramente pero siguió durmiendo.
Aparté los cabellos sedosos que cubrían su frente y la besé. Un contacto en el cual quería transmitirle que siempre estaría allí para protegerla y cuidarla entre mis brazos. La lujuria de anoche seguía en mi interior, pero aplacada, dormida.
-¿Qué me hiciste, Jessica?-murmuré para mí mientras admiraba su belleza. Jamás había sentido infinita pasión e inmensa ternura por una mujer.
La sentí estirarse aún en mis brazos y al abrir los ojos nuestras intensas miradas se encontraron. Nuestros rostros estaban separados por escasos centímetros así que ella solo tuvo que inclinarse un poco para besarme. Me regaló un beso delicado y amoroso, sin nada más que el simple contacto de nuestros labios; pero, el contacto hizo que una gran felicidad corriese por todo mi ser.
-Sabes, Taeyeon...-dijo al separarnos-Me gustas. Me gustas mucho-declaró con un ligero sonrojo en las mejillas.
-Tú también me gustas mucho, Jessica-le confesé.
Solo bastó mirarnos para saber que pensábamos lo mismo y rompimos en risas. Encontrábamos un poco irónico hacernos esta clase de confesión tan tierna después de la salvaje noche que habíamos compartido.
-Estaba preguntándome...-dijo sonriendo misteriosamente-Si podrás aguantar otro round...-antes de finalizar sus palabras ya estaba encima de mí.
-Los que quieras-respondí claramente antes de guiñarle un ojo y besarla.