Estaba en un parque, desde su posición podía ver claramente a un montón de niños jugando en los columpios y en el tobogán, todo parecía perfecto, y lo era, todo tan calmado, El con su amor tomados de la mano apoyados calmadamente en un árbol, en su árbol.
Recordaba como hace unos años, cuando aun eran unos pobres estudiantes que dependían de sus padres para poder llegar a fin de mes, todo porque sus carreras en la universidad los tenían muy ocupados como para poder conseguir cualquier tipo de trabajo; pero que sin importar el poco tiempo que tenían se las arreglaban para poder pasar unas horas juntos en la semana.
Podía recordar los momentos difíciles, las peleas por asuntos sin mayor importancia, pero que en ese tiempo parecían tan importantes.
Podía recordarlo todo, desde la primera vez que lo vio saliendo de una sala de clases, la primera conversación en un pasillo cualquiera, el primer beso, la primera vez que lo invito a su pequeño departamento, que en ese momento simplemente no importo el tamaño sino el gesto, podía recordarlo todo.
Pero algo estaba mal, lo sabía, había algo que no encajaba en todo esto; quizás fuera el hecho de que su pareja se encontrara tan tranquila, sabiendo la personalidad explosiva del otro el hecho de que no estuviera igual que esos niños jugando o saltando intentando que fuera él quien lo persiguiera para finalmente darle un beso, o el hecho de que todo lo que lo rodeaba fuera tan perfecto, las rosas que se encontraban frente suyo, tan perfectamente rojas, el cielo tan perfectamente celeste, con la cantidad perfecta de nueves, el clima tan perfectamente cálido, sin llegar a ser caluroso o frio, simplemente perfecto; en fin, todo era demasiado perfecto.
Sabía que eso no podía ser así, recordaba como el día anterior estaba lloviendo, sabía que en ese momento se encontraban en invierno y que el clima no podía ser ese tan cálido que se sentía, sabía que su novio no podía estar con él en ese momento por que se encontraba en unas vacaciones con su familia, lo sabía porque el también estaría con él se no ser por una pelea estúpida que tuvieron hace tres días, sabía que algo estaba mal.
Y tan rápido como supo que nada de lo que veía podía ser real, las cosas comenzaron a cambiar, los juegos, los niños, los árboles y las rosas dejaron de tener los hermosos colores de antes y pasaron a tomar tonos grises, todo lo que veía estaba en blanco y negro, todo excepto el cielo, que perdió su hermoso color celeste para pasar a un tétrico rojo, y el sol que se veía tan brillante dejo paso a una luna teñida de sangre y con repulsivas manchas negras.
Sabía que no podía ser un sueño, no recordaba haberse ido a su departamento ni mucho menos haberse quedado dormido, sabía que algo más tendría que haber pasado, pero no sabía qué.
Lo último que recordaba era salir de ese bar en donde había quedado de juntarse con unos amigos. Sabía que había bebido demasiado, pero no acepto que lo llevaran a casa, después de todo ellos tenían cosas mejores que hacer que preocuparse por él.
Presentía que había sido una mala idea, no, estaba seguro de que había sido una mala idea, debió haber permitido a sus amigo llevarlo a casa. Fue entonces que se dio cuenta de todo, había sido un estúpido, recordaba estar cruzando una calle, lo más probable era que no hubiera mirado a los lados, de otra forma abría notado el enorme camion que se acercaba a gran velocidad.
Pudo sentir como era arrojado por dicho camión, sabía que había sido un golpe terriblemente fuerte, y que tendría suerte de estar vivo... sabía que no había tenido esa suerte, de otra forma no se encontraría así, sabía que no estaba inconsciente, ya lo había estado antes y lo único que sentía en esas ocasiones era silencio, en esta ocasión podía escuchar como lo niños seguían jugando, sin percatarse de como todo el escenario cambiaba.
Sabía que todo había terminado, pero no sabía cómo salir de ese lugar, estaba consciente de que ese no podía ser ni el cielo ni el infierno, además, todavía tenía que despedirse, porque lo sabía, estaba muerto. había muerto sin despedirse de el, sin disculparse, porque sabía que la pelea había sido su culpa, pero es que estaba tan estresado últimamente, el trabajo estaba cada vez peor, sabía que no era su culpa, pero necesitaba desahogarse de alguna forma y como el estúpido que era no encontró mejor persona que desquitarse con él.
Estaba muerto.
Estaba muerto y no sabía qué demonios hacer.
No sabía cómo salir de ese lugar tan perturbador, ni que aria si lograba salir de allí.
Fue en ese momento en que las cosas volvieron a cambiar, pudo ver como todo el paisaje se transformaba nuevamente frente a sus ojos, ya no se encontraba en el parque, sino que estaba en su departamento, todo parecía igual a como lo había dejado antes de salir a el bar, todo excepto la foto que se encontraba normalmente en una pequeña mesa frente a la televisión, esa foto que se habían tomado en su primera cita oficial, ambos vestidos de forma casi formal, siendo que lo único que hicieron esa vez que ir a dar una vuelta al parque, ninguno era muy sociable, por lo que habían preferido un lugar sin mucha gente, era divertido recordar como terminaron encontrándose a todos sus amigos, y ellos que habían tenido pensado ir a un lugar tranquilo, no pudo evitar soltar una pequeña risa al recordar aquello.
La fotografía no estaba