2.- PRIMER ENCUENTRO
Shuichi dormía plácidamente en su cama, había tenido una semana de lo más pesada y el sábado se durmió tarde por estar viendo una película con un pequeño de nombre Sota el cual ya estaba despierto a un lado de la cama del mayor, el pequeño tenía siete años y próximamente cumpliría los ocho, su piel era pálida tenía unos ojos azules muy profundos y sus cabellos eran negros.
El pequeño miraba al mayor dormir, no sabía si despertarlo o no pero ya eran las doce de la tarde y tenía hambre, regularmente siempre esperaba ya que el otro trabajaba mucho y ese día es cuando podía dormir a sus anchas y descansar todo lo que puede para iniciar la semana tan agitada como siempre, no quería molestarlo e incluso había pensado en ir con su vecino a ver si le daba por lo menos un cereal ya que en su despensa se termino, pero el mayor el cual le decía “padre” le dijo que no es debido molestar a otras personas si no es una verdadera urgencia aparte de que a ese vecino le ha pedido constantes favores y por ello pedir más seria como abusar.
Shuichi se estaba incomodando mientras dormía sentía un aura algo pesada sobre si, la verdad no sabía que era y en parte no quería averiguar porque tenía pereza de abrir los ojos, pero la incomodidad cada vez era más, se movía por toda la cama, al final no lo soporto mas y abrió uno de sus ojos violetas para ver que era esa aura y se encontró con unos profundos ojos azules que lo miraban con deseo de comérselo y eso lo asusto.
- waaa!! – un golpe seco se escucho en la habitación del mayor, el pelirrosa al ver al pequeño se había caído de la cama del susto - ouch!! Mi pequeño trasero – decía el pelirrosa sobándoselo y con lagrimitas en sus ojos.
- jajaja – la risa del niño no se hizo esperar, le encantaba las reacciones de su padre cuando despierta y no se espera encontrar a alguien con junto a él, entonces dejo de reír, eso era muy solitario – oye, lo siento, no quería asustarte – le dijo el pequeño, a pesar de su corta edad sabía lo que era la soledad, muchos niños siempre estaban solos ya sea porque sus padres no les ponen la debida atención o simplemente porque no son buenos socializando, el pelirrosa siempre le dice que es bueno hacer amigos y no juzgar a las personas sin conocerlas y lo comprendía, por lo que siempre que podía buscaba tener amigos, no tenía muchos pero los que tenía el los consideraba especiales, en cambio su padre, desde que tiene memoria, que no era mucha, con la única persona que tiene ese vinculo es con Hiroshi, que no se ven regularmente porque él es doctor y sus horarios no son fijos.
- no te preocupes, pero porque te quedaste tan triste? – pregunto el pelirrosa mientras lo levantaba en brazos.
- no, nada – sabia que al pelirrosa le incomodaba hablar del tema, pero no podía evitar sentir tristeza al verlo tan solo, ha visto a los padres de unos amigos con sus respectivas parejas y se ven muy felices, tienen en sus rostros una sonrisa muy diferente a la del pelirrosa, claro a él le sonreía radiantemente, pero él era su hijo, no era lo mismo.
- tienes hambre? – pregunto muy animadamente el pelirrosa mientras se dirigía a la cocina con el pequeño en brazos.
- si la verdad es que tengo mucha, ya son pasadas de las doce de la tarde – le dijo el pequeño mientras te frotaba la barriga.
- qué?!! Y porque no me hablaste Sota? – Decía un muy preocupado pelirrosa – a qué hora te despertaste.
- ehm no hace mucho – mintió, tenia despierto desde las diez de la mañana pero no quería despertar a su papa, el pelirrosa se le quedo viendo a esos ojos grandes, azules y profundos, ellos regularmente, o te hacen enternecer o te intimidaban, dependía de la forma de mirar de ese chiquillo y el pelirrosa muchas veces era demasiado manipulable con él.
- uhm, ya se te parece ir a desayunar fuera?
- siii!! Vamos a la cafetería de Denia? – decía el pequeño muy emocionado.
- eh? Pero pensé que tenias hambre, eh ir a la cafetería queda a una hora de distancia – dijo un poco desconcertado.
- pero no importa, la comida es tan buena como la que tú haces!! Anda si! – y hay estaba esa mirada de ojos grandes de cachorro suplicante.
- vale, anda a cambiarte – Shuichi lo bajo, el pequeño fue rápido a su habitación, en cuanto hizo esa carita supo que se haría lo que el chico quería, aparte de que no era nada malo, Shu también regreso a su habitación para cambiarse, se puso unos short café y una playera holgada de color amarillo de mangas largas, salió encontrándose con el niño ya listo para salir.
Tomo las llaves y se dirigieron a la salida del departamento y ya dentro del ascensor Shu miro de reojo al niño que se encontraba muy feliz por ir a esa cafetería, suspiro pesadamente, como le gustaría llevar más a menudo a su niño a diversos lugares, se ve muy emocionado cuando sale, el pequeño por su parte noto el fuerte suspiro pensó que no estaba muy feliz de ir a comer fuera.
- si quieres no vamos – le dijo en tono bajito pero Shu lo escucho.
- porque? – lo miro algo desconcertado por la conducta del menor ya que hace unos segundos estaba completamente emocionado.
- es que creo que no quieres ir, suspiraste muy fuerte – Shuichi le sonrió y le puso una mano en su pequeña cabecita y acaricio esos cabellos negros.
- no es eso, lo que pasa es que me gustaría sacarte a mas lugares – decía con una pequeña sonrisa.
- na, no te preocupes mientras los dos pasemos tiempo juntos no me importa – decía muy seguro el pequeño, Shu estaba feliz de tener a un pequeño como él.
Los dos salieron del elevador, se despidieron de la casera y cuando iban saliendo del edificio se topan con un pelinegro bastante conocido para ellos.
- oh! Tatsuha como estas? – pregunto muy animadamente el pelirrosa.
El pelinegro se sorprendió de verlos pero después sonrió – Hola Shu, hola So-kun, van de salida?
- sí, mi papa me invito a comer fuera – le contesto un muy feliz pelinegro, Shu vio que venía con varias bolsas en las manos.
- vas a cocinar Tat?
- Si Shu, de hecho apenas iba a ir a su departamento a invitarlos a cenar, es que mi hermano regreso hoy de América por lo que le quería preparar algo y te lo quiero presentar, pueden venir aunque sea un rato?
- ehm, no se mañana es lunes y…
- tranquilo, la cena será temprano considerando eso, te parece a las siete?
- uhm son casi la una de la tarde y vamos a venir llegando como a las dos a la cafetería digamos que salgamos a eso de las tres y media tenemos una hora y media para ir al parque y regresar … estas bien con eso Sota? – el niño se le iluminaron los ojos.
- si!!! Quiero ir a cenar a casa de Tat, ya sabes que cocina en raras ocasiones e increíblemente lo que hace, lo hace muy bien.
- lo tomare como un cumplido – dijo el pelinegro mayor – entonces los esperamos a las siete, para entonces la cena ya estará lista.
- claro, quieres que traigamos algo, el postre, quizás? – pregunto el pelirrosa.
- ha serias muy amable, bueno, entonces nos vemos más tarde, adiós Shu, Sota.
Así los tres siguieron en su camino, los chicos a pesar del largo camino no dejaban de reír disfrutando de que están juntos en domingo, llegaron a la cafetería y pidieron algo de comer, Shu se sorprendía de cómo las mujeres se interesaban en el por ir con un pequeño, al parecer era algo muy lindo ya que las mujeres hasta corazones tenían en los ojos, tuvo que salir casi corriendo del local cuando unas se les acercaron y casi dejan sin cachetitos al pobre de Sota, el pequeño solo pensaba que las mujeres podían llegar a ser muy peligrosas y difíciles de comprender.
Después de un rato llegaron a un pequeño parque que estaba cerca de la cafetería, el niño no tardo mucho en ir a los columpios seguido de su padre que lo balanceaba para que el niño se divirtiera mas, después lo siguió por todos los pequeños juegos, el pequeño se calló dos veces pero a pesar de ello se levanto y no lloro aunque la ultima vez si le había dolido, pero no le gustaba parecer débil, aparte había jurado que sería fuerte para proteger a su papito por una escena que presencio no hace más de dos años, una escena que por más que quisiera apartar de su mente no podía, solo se dijo a si mismo que haría hasta lo imposible por hacer que su padre no llorara de esa manera.
- Sota!! – El padre le hablo – vamos a comprar un pastel y regresemos a casa para darnos un baño, estamos completamente sudados – decía el pelirrosa mientras agarraba la mano de su niño para ir a una repostería que quedaba a unas cuadras de la parada del camión.
- porque no lo haces tú?
- porque no tenemos tiempo, apenas alcanzamos el asearnos un poco.
- vale, lo puedo escoger yo?
- claro.
Shuichi no podía creerle, habían llegado a la casa justo a las seis de la tarde, “vaya, soy bueno manejando el tiempo” pensó orgulloso de sí mismo, cuando iban a entrar al elevador la casera le hablo a Shu.
- Shindou-san puede venir un momento – le dijo una joven que no pasaba de los veinte años.
- si claro, permítame – Shu vio a su niño – Sota lleva el pastel al departamento y ten cuidado que no se te caiga, aquí te pongo las llaves – le metió en el bolsillo de su pequeño pantalón las llaves del departamento – recuerda para que no batalles puedes ponerlo en el piso.
- si papa – el niño entro al elevador.
Shu fue hacia la mujer – que pasa casera-san?
- nada importante Shindou-san solo quiero que pruebe esto – le paso un vaso que contenía un liquido rojizo, el pelirrosa lo vio y después lo olio, no es que fuera desconfiado es solo que ya ha probado con anterioridad experimentos de la chica y estaba algo atormentado, le dio una probada y abrió los ojos demás los ojos por la sorpresa.
- está muy bueno, de que es?
- es de fresa con naranja, esta rica verdad, mi madre la hizo jeje – “con qué razón” pensó el pelirrosa, después vio como la chica se agachaba y sacaba un bote de tres litros lleno de esa agua – aquí tiene, espero que Sota le guste.
- jeje muchas gracias no se hubiera molestado.
- por supuesto que no, se la debe después de las veces que me ha dejado almuerzo porque ella no tiene tiempo.
- últimamente trabaja mucho verdad?
- sí pero ya en una semana le toca sus vacaciones.
- bien – miro su reloj y vio que apenas estaba justo para su baño – bueno me retiro, no me gusta dejar solo a Sota.
- claro nos vemos.
- adiós y gracias.
El pelirrosa se fue con el bote en una mano y el vaso del agua en la otra, la iba probando, esas mujeres también estaban solas y eran muy amables con él y su hijo, no le costaba nada que le hiciera de desayunar de vez en cuando, cuando escucho que el elevador se abrió camino sin poner atención ya que iba subiendo el vaso para darle un trago, pero no se fijo y choco con alguien provocando que el vaso se derramara completamente en las dos personas y que Shu casi se caiga.
- ouch!... aah lo siento, no fue mi intención – por el choque había cerrado los ojos y se sobaba la nariz.
- BAKA! MIRA LO QUE HAS HECHO ME MANCHASTE TODO DE ESA COSA ROJA! – le grito la persona con la que había chocado.
- la verdad lo siento, no me fij… - no termino la frase al ver a la persona con la que choco, era rubio, alto, tez blanca y con unos ojos dorados increíblemente cautivantes, tanto como los de…ella… no podía negar que era muy apuesto.
- si ya me di cuenta que no te fijaste, Idiota!! – El rubio también vio al chico, se le hacía algo exótico por su cabello rosa y sus ojos amatistas, pero estaba muy enojado porque la camisa era nueva – en verdad que eres un estúpido.
Shu salió de su ensoñación al ver el carácter de esa persona, lo insultaba como si fuera el único culpable, aparte ya se había disculpado.
- QUIERES CALLARTE!! – oh, sí! Ese enano le había gritado – ya te dije que lo siento y si no te es suficiente pues es tu problema, aparte también es tu culpa ya que si me hubieras visto me habrías rodeado!!
- mira enano… - le iba a decir hasta lo que no, pero entonces el muchacho pasa a un lado de él y entra al elevador – oye…
- no tengo tiempo que perder con cabrones como tu – después de eso la puerta se cerró en la cara del rubio.
- pero que… AGH! – se dio la vuelta y salió del edificio – no puedo creer que ese maldito enano se atreviera a gritarme, mira que la próxima vez que lo vea le voy a… - así entre insultos y amenazas contra el pobre pelirrosa se fue a la tienda a comprar lo que faltaba para la cena en la cual conocería a la persona que tenía que enamorar.
Shuichi llego a su departamento echando pestes del rubio malhumorado con el que se topo en el elevador, no podía creer todos los insultos que le dedico en menos de un minuto, se había disculpado, pero para ese sujeto no había sido suficiente al parecer, que quería, que se hincara y rogara por su perdón, por favor, solo fue un accidente.
Entro y busco con la mirada al pequeño niño con el pastel – Sota?!! – le hablo para ver donde estaba, desde el cuarto del pequeño se escucho su voz.
- estoy dándome un baño!! – Shuichi reacciono, se le había olvidado que el también necesitaba uno.
- bien cuando estés listo me esperas en la sala!! – el niño a pesar de su corta edad ya se vestía por su cuenta, no lo hacía nada mal, solo de vez en cuando los peinados no le salían, pero iba mejorando.
- si!!! – el pelirrosa camino hacia su cuarto, se quito la playera junto con el short y los puso en el cesto de la ropa sucia, después fue hacia el armario para sacar lo que se iba a poner, lo dejo sobre la cama, fue al baño y se quito la ropa interior metiéndose después a la regadera.
Mientras se duchaba no dejaba de pensar en ese rubio con el que había chocado, no podía negar que era muy atractivo, pero su carácter lo tiraba al traste, no podía creer la mala suerte de encontrarse con alguien así, odiaba a la gente prepotente que se creía mejor que cualquiera, aceptaba que tal vez si fue solo su culpa por no poner atención y chocar con una persona, pero tratarlo de esa manera por solo una mancha esta fuera de lo que soporta, regularmente por su trabajo tenía que tener paciencia pero fuera del ámbito laboral no se iba a dejar pisotear por él, claro que no, que le pasaba a ese sujeto, si era sexy pero una mancha en su camiseta no se lo iba a quitar.
- sexy? – se pregunto el pelirrosa – vamos Shu no pierdas el tiempo con eso – decía para después salir de la ducha, entro a su recamara con una toalla en su cadera para tapar lo necesaria, se podía ver muy bien su formado torso y piernas, el chico a pesar de ser delgado estaba bien formado, su piel canela tersa era muy hermosa, sus cabellos escurriendo agua lo hacían ver sexy sus ojos amatistas lo hacían ver como una joya preciosa.
Tomo su ropa interior que era un bóxer negro, de esos que son pegados al cuerpo, después se puso el pantalón negro de vestir que había sacado, el pantalón le quedaba algo ajustado haciendo notar su bien formado trasero, después se puso una playera de licra de esas que se pegan al cuerpo de manga corta y cuello algo largo de color lila, la ropa le quedaba muy bien, se peino un poco y salió de la habitación viendo que el niño ya se encontraba listo, al parecer se pudo peinar solito.
- vas a ligar? – la pregunta lo sobresalto – si el hermano de Tat, es tan guapo como él, estoy seguro que vas bien vestido, seguro que lo lograras, de por sí, el loco de Tat está que babea por ti – decía el pequeño Sota con una sonrisa de oreja a oreja.
- no digas tonterías Sota!! – El pelirrosa se puso todo rojo – Tat y yo solo somos amigos, siempre me visto más o menos igual y no tengo tiempo para ligues – le dijo con un puchero mientras sacaba del refrigerador el pastel.
- pero papa, no te aria nada de daño tener un amante, que te mime y que te haga cariñito por las noches – le dijo todo inocente.
Por poco se le cae el pastel, ese niño era muy vivo y sobre todo medio pervertido – si sigues diciendo eso no dejare que te sigas juntando con Tatsuha! – si él era el único que le podía llenar de esas cosas en la cabeza a su niño.
- ooh!! – El niño inflo sus cachetes y se cruzo de brazos – yo solo quiero que no estés solito – el pelirrosa sonrió, con pastel en mano beso la frente del niño.
- tranquilo, contigo nunca estaré solo y por el momento no necesito mas, anda vamos que apenas llegamos a la hora – los dos salieron del departamento y como solo era un piso decidieron subirlo por las escaleras.
Llegaron pronto al piso del pelinegro, el pequeño Sota fue y toco el timbre, después de dos minutos la puerta se abrió dejando ver a Tatsuha con un mandil blanco lleno de salsa.
- hola chicos!! Pasen – se hizo a un lado para dejarlos pasar, entraron hasta la sala y pasaron al comedor – vamos siéntense ya mero esta la cena – el moreno vio al pelirrosa de arriba abajo antes de que se sentara, la verdad desde que lo vio en la puerta con esa ropa y la sonrisa en su rostro su respiración se había detenido, en verdad que ese chiquillo era muy hermoso, raro encontrar criaturas como él, inocentes y condenadamente sexys – mi hermano no tarda, se tuvo que dar una ducha porque al parecer tuvo un percance y se ensucio todo.
- o ya veo, yo hace rato también, pero como me iba a bañar de todas maneras no le di mucha importancia.
- mi hermano es algo especial, pero no es mala persona – decía desde la cocina, la cual la separaba del comedor una pequeña barra.
- Tat! Te trajimos un pastel – decía muy feliz el pequeño señalando la caja del pastel que Shu dejo en la mesa.
- oh! Yo pensé que era un regalo para mi, que mal Shu, no me quiere – decía fingiendo tristeza.
- tu dijiste que trajera el postre – decía con una sonrisa.
- vale, pero me debes un regalo – le decía el pelinegro.
- pero porque?
- es tu cumpleaños Tat? – pregunto el pequeño.
- na, pero me gustaría un regalo de Shu!!
- y que quieres que te regale?
- tu ropa interior – con una sonrisa de pervertido.
- Tat… - le dijo como advertencia el pelirrosa.
- para que quieres la ropa interior de papa? – pregunto el niño.
- pues para…
- TAT… - iba a seguir reclamándole antes de que le dijera algo mas al niño y no poder salvarse de un interrogatorio, pero en eso se escucha una voz.
- al fin, limpio… - dijo un rubio saliendo de la que ahora era su habitación.
- oh, Shuichi el es mi hermano mayor, Eiri, hermano el es Shuichi - el pelirrosa se paro para saludar al nombrado pero al voltear al verlo se quedo completamente sorprendido, era el engreído con el que había chocado hace apenas una hora, estaba con su porte prepotente, vestido con un pantalón gris plata y una camisa negra que resaltaba su piel clara, su rubio cabello se podían ver aun húmedos y sus ojos tenían un leve margen de sorpresa en ellos.
Por parte del escritor se había quedado sorprendido, era el enclenque con el que había chocado y que lo había ensuciado toda la camisa, iba a decirle de lo que se iba morir, pero se detuvo, vio bien al chiquillo que tenía enfrente no se veía para nada mal, una excelente obra de arte para su humilde opinión, no lo había puesto mucha atención la primera vez que se lo topo ya que estaba tan enojado que ni siquiera se había percatado de esos ojos amatistas que lo miraban de igual forma, denotando sorpresa.
- así que este baka es tu vecino, hermanito?