3.- LA CENA.
El rubio de ojos dorados no apartaba su mirada de la violeta del pelirrosa que tenía enfrente, no cabe duda que el chico en realidad llamaba demasiado la atención, era atractivo y muy sexy, el pelirrosa también examino bien al que tenía enfrente, era alto con buen porte, sus ojos eran muy cautivantes pero su maldito carácter lo arruinaba todo.
Tatsuha y Sota miraban con curiosidad la escena, su hermano porque no sabía que pasaba ya que se suponen que no se conocían y se miraban como si fueran rivales de años, en cambio el pequeño porque nunca había visto esa expresión en su papa, entre enojado y maravillado.
- Tatsuha el es tu hermano? – el pelirrosa por fin capto de donde se le hacía conocido, era casi idéntico al moren, solo que en blanco, y sus cabellos eran diferente, la forma de mirar y sobre todo el carácter eran diferente, pero lo demás era como ver dos gotas de agua.
- qué? Se conocen? – pegunto extrañado y con una sonrisa en la cara, no le había pasado desapercibido como su hermano miraba de arriba abajo al pelirrosa, solo le falto lamberse los labios como si lo estuviera saboreando, su hermano ya había caído, por lo menos en la atracción física.
- es con idiota que choque abajo – dijo restándole importancia, a Sota no le gusto para nada que le dijera esas cosas a su papa y sobre todo la miradas que le dirigía.
- sabes Tat – “Tat? Que cercanos” pensó el escritor con leve fastidio – creo que será mejor que nos retiremos, al parecer le he causado un gran trauma a tu hermano – comento burlón el pelirrosa – no quiero que se corte las venas por una camisa manchada.
- no te preocupes – dijo el rubio – dicen que la mejor forma de superar los traumas es enfrentándose a ellos – comento con una sonrisa en sus labios, en realidad el pelirrosa se quería ir, no quería estar cerca de ese rubio, no solo porque era molesto si no porque le atraía y eso no le estaba gustando.
- vez Shu, no hay problema, a mi hermano no le importa, y ya están aquí, porque no cenamos? – dijo el pelinegro mientras serbia la comida, el rubio se sentó enfrente del pelirrosa que lo miraba con cara de pocos amigos.
- “al parecer por coincidencias empezamos por mal camino, pero pronto te tendré comiendo de mi mano” – pensó el rubio, al parecer no se arrepentía de haber hecho la apuesta, la verdad es que ese chiquillo le llamaba la atención, no solo su cuerpo si no que también esos ojos, ojos que de repente dejaron de mirarlo a él.
El rubio siguió la mirada del pelirrosa percatándose de una pequeña presencia que no había notado cuando entro al cuarto, un pequeño pelinegro de ojos azules que lo miraban de mala gana, no pregunto nada, a lo mejor ese niño le hacía de niñera ya que no se le hacía que pasara de los veinte años, algo alejado de la realidad.
- y a que se dedica Eiri-san? – el pelirrosa decidió hacer un poco amena la cena, después de todo Tat había dicho que era algo especial pero que no era mala persona, mientras Tat y Sota comían entre risas también estaban al pendiente de la conversación.
- soy escritor y dime Yuki – dijo el rubio mirando al pelirrosa en lo que tomaba algo de vino.
- Yuki? – se le hizo extraño.
- solo mi cuñado, hermana, nuestro padre y le decimos Eiri, Yuki es su seudónimo – comento el pelinegro mayor, el pelirrosa solo asintió, por una extraña razón se sintió mal – pero nadie le dice Yuki – dijo con una sonrisa al notar un deje de decepción por parte del pelirrosa, este se sonrojo un poco pero se le quito rápidamente.
- y de que escribe? – pregunto el pelirrosa captando la atención del rubio.
- novelas románticas, por el momento soy el mejor – decía orgullos de sí mismo.
- ya enserio – dijo el pelirrosa riendo, no parecía que fuera muy romántico, comentario que hizo enojar al rubio y reír a los pelinegros.
- el es Yuki Eiri, escritor de novelas románticas y ganador de dos best selers – dijo el pequeño – he visto dos de sus libros en la escuela y también en…
- YUKI EIRI!! – El pelirrosa se impresiono – pero que decepción – todos se quedaron desconcertados y uno un poco molesto – bueno no, lo siento – dijo al ver la cara del rubio, la verdad es que se le había salido el comentario, creía que Yuki Eiri era una persona con buen carácter, tranquilo y muy romántico, pero bueno, el trabajaba como editor también así que sabía que los escritores no son como los pintan.
- que quisiste decir? – pregunto con mal animo.
Al pelirrosa después de la metida de pata no le quedo más que ser sincero – solo que no eres como me imagine, creí que alguien que escribía tan bien era algo sensible y con un excelente carácter, sobre todo que no se bañaba en ego.
Tat se rio, al parecer el pelirrosa solo se estaba haciendo una imagen muy mala de su hermano y este no aportaba nada para que fuera lo contrario, no pudo evitar preguntarse si pronto tendría carro nuevo.
- y que sabe un niñero de cuarta como tú? – ok, eso lo había molestado, nunca había tomado del todo bien las críticas que se le hacían a su persona, nunca las tomaba en cuenta pero eso no significaba que las soportara del todo bien.
- niñero? – pregunto el pelirrosa muy extrañado.
- Eiri, el niño que esta enseguida de él, que por cierto se llama Sota, es su hijo – el escritor abrió los ojos de sorpresa si de por sí ya se había puesto el solo las cosas difíciles con el primer encuentro ahora las cosas se le ponían peor, ese niño lo miraba de mala gana desde que lo vio por primera vez, con ese niño en contra no se le iba a poner nada fácil acercársele al pelirrosa, lo sabia bien, después de todo el también convivía de vez en cuando con uno y cuando se le meten ideas en la cabeza es muy difícil sacarlas.
- pues para alguien de veinte años tener un hijo de esa edad, es… - no sabía que decir en realidad, lo había tomado por sorpresa, Tatsuha lo miro extrañado, después de todo su hermano era el más adecuado para decir eso.
- no tengo veinte, tengo veintiséis años y el tiene siete, pronto cumplirá los ocho – hablo con mucho orgullo Shu mirando a su hijo, el cual le sonrió.
- veintiséis? – el rubio no cavia de la sorpresa, ese chico si que era un costal de sorpresas.
- sí y es un padre muy responsable Eiri – comento Tatsuha – tiene dos trabajos para mantenerlo y que no le falte nada, aparte que lo ha educado bien, ah! Uno de su trabajo está relacionado con el tuyo.
- qué? – pregunto el rubio aun incrédulo.
- trabajo en la editorial Cerezo en las mañanas, soy algo así como supervisor de los editores junto con otro compañero y también trabajo en un restaurante en las noches, soy el chef, el que lava los trastes, mesero, de lo que me toque, yo le enseñe a cocinar – decía refiriéndose a Tat.
- sí, gracias a el no he muerto de hambre – decía el pelinegro mayor viendo la cara de su hermano, esto estaba siendo más que divertido para el.
- un minuto, en la editorial Cerezo? – pregunto el rubio.
- si así es, porque? – el pelirrosa se extraño que le tomara interés a eso.
- pues lo que pasa es que al venir a Japón cambie de editorial y es precisamente a esa, pero aun no me asignan editor.
- a si? – Pregunto el pelirrosa interesado en el tema – mi jefa no me ha comentado nada, creo que es porque recién llegaste a Japón.
- es lo más seguro, apenas un día antes de venir mande toda la documentación.
- ya veo será un gran honor tenerte con nosotros – dijo el pelirrosa con una sonrisa sincera que descoloco al rubio.
- creí haberte decepcionado – dijo el rubio alzando una de sus cejas.
- bueno que como personas seas un ególatra mal humorado y pedante, no significa que sea de los mejores escritores que hay.
El rubio no sabía si sentirse insultado o elogiado, pero bueno, esperaba tener algo relacionado con el pelirrosa para poder interactuar con él y así irlo seduciéndolo poco a poco, pero como bien pensó, al niño no le agradaba.
- papa, eso quiere decir que vas a tener a otro escritor molesto a tu cargo? – dijo el pequeño Sota mirándolo de reojo.
- disculpa enano? – quien se creía que ese niño para decirle molesto.
- disculpado – dijo el chico riéndose, Tatsuha reía divertido.
-no me estaba disculpando! – dijo molesto el rubio.
- pues para ser escritor no te expresas bien – dijo mirándolo a los ojos, ninguno de los dos apartaban la mirada, ese niño no le tenía miedo y no le respetaba como al mayoría de los niños que llegaban a estar cerca de él, esa actitud se le hacía muy conocida al escritor.
- bueno muchacho – dijo el pelirrosa viendo como su hijo y el escritor trataban de matarse con la mirada platiquemos de otra cosa, les parece… - sonreía nerviosamente al ver que ninguno de los dos hacia caso.
- ya se! – Tatsuha se paro rápidamente de su lugar y fue por el pastel que trajeron la pequeña familia, lo bueno es que era de frutilla el favorito de su hermano – aquí está el pastel, pastel de frutilla!!!
El escritor inmediatamente quito su vista de los azules del niño para dirigir sus dorados al pastel – quiero una rebanada grande – a Sota, Shuichi y Tatsuha se les resbalo una gotita de sudor por la cabeza estilo anime.
Después de eso la plática siguió hasta que fueron las once de la noche, ya era tarde y tenían que dormir, los invitados se fueron a sus casas y dejaron a los hermanos solos, el escritor se encontraba sentado en el sofá tomando una cerveza pensando en lo que anteriormente había pasado en la cena que organizo su hermano.
- que te pareció Eiri? – pregunto Tatsuha sentándose frente de el.
- ese mocoso… tiene un hijo Tat, eso no me lo dijiste – decía un poco molesto.
- no me lo preguntaste, pero porque te molesta puedes utilizarlo, gánatelo - decía con una sonrisa en el rostro.
- no viste como me miraba, no le caí bien, si así hubiera sido no me preocupaba, pero él me odia, lo más probable es que me haga la vida de cuadritos si me acerco a su papito, tu sabes que los niños no son mi fuerte y le viste los ojos a Shuichi? – Refiriéndose al pelirrosa – es de esa clase de personas.
- de los que no se dejan llevar, no?
- así es.
- tienes miedo Eiri, de que te deje sin carro – entonces el rubio reacciono, no era que tuviera miedo de eso, es solo que trataba de evitar ese tipo de personas ya que sabía que si alguien como Tat cayó al “buen camino” por él, el podía terminar… “enamorándose”, cosa que no estaba en sus planes, no quería tener nada serio con nadie y no porque perdería su libertad, mas bien por otra razon mas grande que eso.
- no por supuesto que no tengo anda de miedo, te voy a demostrar que ese chiquillo caerá a mis brazos más pronto que tarde – después de decir eso, que fue mas para convencerse a si mismo, se fue a su recamara.
- me temo que será al revés, aunque Shu no es de los que se enoja tan fácilmente y si lo hiciste tener una rabieta y que tratara de evitar tus ojos, no es más que una señal que los dos caerán –durante la cena noto que el pelirrosa no miraba mucho al rubio, estaba seguro de que había sido cautivado por los ojos dorados.
Mientras un pelirrosa ya en cama veía al techo mientras pensaba en el rubio – es muy guapo, pero tiene pésimo carácter – decía, luego recordó la cena – creo que dije cosas que no debía, mañana me disculpare – después de esos se quedo profundamente dormido.
Shuichi siempre ha sido de lo más flojo, cuando estuvo en la escuela siempre llegaba a la tercera clase por lo que tuvo que cambiar su horario ya que si no repetiría muchas materias no porque fuera malo en ellas si no por no poder levantarse en las mañanas.
Pero la vida siempre es una caja de sorpresas, quien diría que tenía que dar un giro de ciento ochenta grados, nada sigue un camino recto y lo supo al tener que criar a un niño pequeño, al hijo de su hermano, un pequeño llamado Sota, el cual ahora tenía que mantener y llevar a la escuela, le daba todo el amor que podía y hacia todo lo que podía por él.
Es por ello que tenía cinco despertadores, dos de ellos se encontraban en una mesita en el lado derecho de su cama, otros dos en la mesita de la izquierda y uno en la cabecera, el cual siempre y por las dudas le caía en la cabeza, ya que siempre vibraba cuando sonaba.
Y como todas las mañanas de los lunes hasta el sábado los cinco despertadores hicieron su trabajo, los dos de la derecha sonaron primero, Shuichi se cubrió con la almohada, pero no era suficiente y con la mano los alcanzo para callarlos, los de la izquierda sonaron y aventó la almohada y los tiro haciendo que se callaran pero entonces el de arriba comenzó a sonar, el pelirrosa comenzó a gruñir y como todo buen despertador, el cual ahora era el único del que dependía la misión de despertar al muchacho, ataco.
Shuichi se levantaba con un chichón en la cabeza, eran las seis de la mañana, fue al cuarto de baño y se dio una ducha, tomo unos pantalones de vestir azul junto con una camisa rosa, se arreglo, fue al cuarto del pequeño, el cual dormía enredado en las cobijas, al parecer ceno mucho por lo que tuvo un sueño inquieto, lo despertó con unas cuantas zarandeadas y después de meterlo a la ducha se fue a preparar el desayuno.
Desayunaron y salieron, fueron a la parada del camión, eran las siete quince y tardaron veinte minutos en llegar a la escuela.
- bueno Sota, recuerda que hoy descansa Hiro por lo que va a venir por ti, si no viene me llamas de acuerdo? – le pregunto al niño mientras le acomodaba su uniforme de la escuela primaria.
- claro - después de eso se despidieron y se fue corriendo a su primer trabajo, que era la editorial.
Llego faltando diez minutos para las ocho, era un edificio de unos cinco pisos, fue hasta su oficina encontrándose con una mujer pelinegro.
- Shuichi! Tan puntual como siempre – decía la mujer con una sonrisa en el rostro.
- hola Ayaka, que te trae por aquí – decía el pelirrosa entrando a su oficina y dejando un maletín negro junto con una mochila en su escritorio.
- vine porque te tengo noticias – decía la mujer sentándose frente al pelirrosa.
- me van a subir el sueldo? – preguntaba ilusionado el pelirrosa.
- jaja no seas bobo, dije noticias, no buenas noticias o excelentes noticias – dijo la mujer sonriendo, aunque Shuichi no lo pareciera era de los que más trabajaba, sobre todo porque se encargaba de dos secciones y aunque tenía un ayudante en ocasiones el trabajo era aun así muy pesado.
- buu, bueno y de que se trata? – pregunto un poco desilusionado.
- un nuevo escritor se ha unido a nuestras filas – dijo la mujer estirándole un folder al pelirrosa – supongo que has oído de él, estuvo por un tiempo en el extranjero, estaba con otra casa editorial la cual ya se fusiono con la de nosotros, pero en Japón esa editorial no existe y como no saben cuánto tiempo durara aquí lo mejor será que nosotros nos encarguemos del, el tiempo que dure.
- o ya veo – abrió la carpeta para saber de quién se trataba, abrió mucho mas sus ojos al percatarse de quien era – Yuki Eiri – precisamente con él había cenado ayer.
- sip, es un escritor de…
- novelas románticas – completo el pelirrosa, lo sabia después de todo convivió durante una cena con él y para colmo le dijo que estaba decepcionado que él fuera ese escritor, que cosas de la vida.
- sí y como tú eres el encargado de literatura te aras cargo hasta que encuentres el editor adecuado – sintió como un balde de agua fría sobre su cuerpo.
- bromeas verdad, yo no sé de edición - dijo para zafarse de ello.
- no, no bromeo, el que bromeas eres tú, después de todo tu eres el que revisa los trabajos de los editores y también los de la imprenta, puedes hacerlo, aparte será por una temporada – la mujer comenzó a ir a la salida.
- pero… - el pelirrosa estaba un poco preocupado ya que la relación de ambos no era la mejor.
- nada de peros, tu puedes, mañana en la mañana abra una junta donde lo presentaremos con los demás jefes, así que espero que para entonces tengas ya listo una presentación para él en Japón – después de eso salió de la oficina dejando a un pelirrosa algo preocupado.
- genial – el pelirrosa ahora tendría más trabajo, el era de los que se encargaba de recibir los trabajos de los editores, tanto de literatura como de manga, les daba una checada y después los llevaba a la imprenta, checaba el primer ejemplar para ver si salía como se había pedido, después se encargaba de la distribución de nuevos proyectos a los editores, los entregaba según el número de proyectos que tenía el editor, contrataba editores, también se encargaba de cuando hubiera ediciones especiales hacer los eventos correspondiente, llevaba los calendarios de las presentaciones de los escritores, entre otras cosas.
Si se vería un poco imposible tratándose de alguien como Shuichi que lograra todo aquello, pero la verdad es que desde que estaba en secundaria trabajo en una editorial para ganar un poco de dinero e ir a la universidad que mas deseaba, que era a una de música, pero al tener que hacerse cargo del pequeño Sota tuvo que dejar de lado eso y utilizar los ahorros para el pequeño cuando abandonaron la casa de su hermano, después de eso por sus conocimientos en las editoriales consiguió ese trabajo y toma un poco del dinero que gana en sus dos trabajos para su vida diaria con el pequeño y lo mas que puede lo lleva al ahorro para el futuro del chico, no quería que se estancara en sus estudio por falta de economía, sabía que el chico podía conseguir una beca en el futuro, se le veía muy listo, pero por si las dudas o para que tenga un poco mas de comodidades, nunca esta demás.
Vio la hora y suspiro, el día estaba comenzando, salió de su oficina hacia la sección de mangas, en una parte su favorita, esta se dividía en otras tantas secciones, según el género, paso por todas las secciones recibiendo todos los mangas ya trabajados por los editores, se suponía que ya estaban listos para la imprenta, pero de todas formas en los checaba por si algo se les pasaba, no es que no confiara, pero uno nunca sabe cuando se equivoca uno y ni cuenta, después de eso fue a la de literatura, esa no le agradaba mucho porque los editores se creían un poco perfectos, la verdad mucho, el no le gustaba ese tipo de cosas, aparte de que minimizaban su trabajo.
Tomo todos los proyectos y se fue a su oficina, les dio una checada rápida, ese día al parecer se irían bastantes a la imprenta, conforme con el trabajo los puso en dos cajas, le pidió a su ayudante que los llevara a la imprenta y que le llamaran cuando ya tuvieran listos los primeros ejemplares, después tomo una pequeña canasta donde se le entregaban los nuevos proyectos que habían sido aceptados para trabajar con ellos, eso significaba nuevos escritores o nuevos mangakas, los checaba para ver si eran de un solo tomo o iban a ser de varios, así podía ver a quien se los podía asignar, después de checarlos y de ver como andaban los editores de trabajo en su computadora, decidió a quien se los asignaría, salió a entregarlos, en una hora más o menos recibió la llamada de su asistente de que fuera para ver los ejemplares, salió para la imprenta, los checo y aprobó la impresión de todos, regreso a la editorial, checo si tenía que hablar con algún editor sobre presentaciones, no tenía más que una cita, llamo al editor y vio como habían quedado el escritor y el editor, si estaba de acuerdo lo llevaba con los jefes si no, le decía que le planteara algo nuevo, checo la hora y ya era momento de ir a comer para dirigirse a su otro trabajo, le dejo los pendientes a su ayudante.
- si mi yo del pasado me viera ahora no se lo creería – decía mientras se sentaba en una banca de un parque para comer unos lonches que se había preparado, sintió como alguien se sentaba a su lado, volteo encontrándose con un pelinegro que lo miraba sonriente – Tatsuha?
- jeje como estas Shu? – el pelirrosa sonrió y le ofreció un lonche, el otro gustoso acepto.
- bien, algo preocupado la verdad – dijo mirando hacia el cielo.
- porque?
- por tu hermano – a Tat casi se le atora el lonche.
- y-y eso?
- al parecer trabajare con el – dijo mientras una cascada de lagrimas bajaba por sus ojos – waaa si de por sí creo que me odio por manchar su camisa, pero estoy seguro que de verdad me odio cuando le dije que era decepcionante que él fuera el escritor waaaa!!!
El moreno se rio y le puso una mano en el hombro – bueno, la verdad no empezaron con un buen pie ninguno de los dos.
- es que waaaa!!!
- tranquilo, dime te arrepientes de lo que dijiste?
- la verdad?
- sí.
- más o menos, la verdad para alguien que escribe como él, tener su carácter es algo difícil de digerir, pero si tu lo admiras debe ser por algo.
- como sabes que lo admiro?
- por el orgullo reflejado en tu mirada – le dijo el pelirrosa sonriendo.
- jeje, la verdad el ver que cumplió su sueño aun en contra de los dictados de la familia lo hace ser mi tipo de héroe no ficticio, estoy orgulloso.
- y el debe estarlo de ti, después de todo tu vas para el mismo camino – miro la cámara que tenia entre las manos el pelinegro – lo lograras, serás el mejor.
- tú crees que él se enorgullezca de mi, Shu?
- claro – dijo para levantarse –me voy, tengo que llegar al restaurante.
- y Sota? Quieres que lo recoja? – pregunto el pelinegro poniéndose de pie al igual que el pelirrosa.
- no, estará con Hiro.
- bien nos vemos y trata de hablar con mi hermano, no es tan malo como parece – después de eso se retiro.
- es la segunda vez que me lo dices – se retiro hacia el restaurante.
Shuichi se fue al restaurante, era increíble lo bien que ahora cocinaba, al principio siempre ocasionaba desastres en la cocina pero desde que tenía que cuidar a Sota, se esforzó el triple y a base se quemaduras, explosiones de sopa, estallidos de microondas, domino la cocina y ahora era tan bueno que logro conseguir un buen trabajo en un restaurante, era ayudante de cocina, pero muchas veces era el cocinero principal, claro, eso es de hace un año para delante, después de que el cocinero principal le enseñara todos los platillos, ahora solo lo supervisaba.
Por fin dieron las ocho de la noche, la hora de salida de Shu, Sota ya debía estar en el departamento, pero antes de llegar tenía una visita que hacer.
Tatsuha abrió la puerta encontrándose con un pelirrosa bastante nervioso, lo invito a pasar y dijo que le hablaría a su hermano el cual estaba en su recamara escribiendo.
- mira nada mas, pero si es el baka – dijo el rubio después de que salió de su cuarto para encontrarse con el pelirrosa en la sala.
- no me digas así! – se molesto.
- pero es la verdad – dijo con una sonrisa prepotente.
- mira, vine para disculparme, pero veo que en realidad no mereces que gaste mi saliva en ti – después de decir eso se dirige a la puerta, el rubio lo miro extrañado, de que tenía que disculparse ese pelirrosa, Tatsuha vio como su hermano seguía al pelirrosa.
- oye y de que te tienes que disculpar? – le dijo agarrándolo del brazo antes de que saliera del departamento.
- de lo que dije el otro día – el pelirrosa bajo su mirada – cuando descubrí que eras Yuki Eiri.
- uhmm – el escritor lo soltó – no me interesa lo que la gente piense de mi, a esas cosas no le dio tanta importancia, después de todo una crítica es una opinión personal de una sola persona, no significa que todos compartan la misma, aparte las criticas que me importan son la de las personas que son importantes para mí, así que ni te apures.
El pelirrosa se sintió un poco mal por las palabras del escritor, no sabía porque cuando comento que solo las criticas de las personas que le importan son las que toma en cuenta, al parecer al no estar entre ellas lo hizo sentir…triste.
El escritor por su parte no sabía porque pero la verdad la critica dura que le había dado el pelirrosa en verdad le había molestado, por ello quiso minimizar la opinión del chiquillo, aunque esos ojos que de repente se pusieron tristes lo hicieron querer arrepentirse.
- bien me alegra – pero Shu, al pasar de los años aprendió a que no debía mostrar debilidad ante nadie, aunque inconscientemente lo hacía – así podremos trabajar bien.
- trabajar?
- sí, yo seré por mientras tu editor, nos vemos mañana – después de decir eso sale del departamento.
- así que él será tu editor? Pues qué bien no Eiri? – le pregunto a su hermano.
- supongo que es perfecto – dijo el escritor con una sonrisa, al parecer por las reacciones del pelirrosa no le era muy indiferente, tenía que aprovechar, pero antes tenía que arreglar un poco las cosas y ahora que se había desquitado un poco con el pelirrosa ya se sentía más relajado, después de todo era muy orgulloso y ese chiquillo lo había despreciado un poco, no se iba a quedar así, ahora solo tenía que arreglar la situación y que mejor ahora que trabajaran juntos.