Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Egipto, Los Placeres Del Nilo. por cubo

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bueno cabe aclarar que el fic es inspirado en el Antiguo Egipto, pero que carece de precision histórica, por lo que no todos los datos que puedan salir son exactos. Si les interesan los invito a googlearlos :D.

Espero lo disfruten mucho.

Notas del capitulo:

Espero opiniones,sugerencias y todo. Por favor dejen REVIEWS, ya que con ello sé si va por buen camino o no...Y bueno me motiva a actualizarlo pronto ja, ja xD.

El cielo arde con un color rojizo, las arenas se tiñen lentamente de un color anaranjado dando el último fulgor del día y despidiendo el Peret (estación del año que transcurre desde el final del invierno hasta el principio de la primavera). El Shemu (estación del año que transcurre desde el final de la primavera y principios del verano) había llegado, el tiempo de la cosecha y de un incansable Ra que vela por sus hijos con más fuerza que nunca.

 

No era el único que cambio que se presentaba en estas bastas tierras, el faraón había muerto hace un par de días y pronto sería el turno de su único hijo asumir la responsabilidad del trono y todo lo que esta conlleva, mal que mal se trata del representante de los dioses en la tierra. Además su padre había sido un gobernante altruista, justo y misericordioso con su gente, por lo que las expectativas eran bastante altas para el joven, tendría que estar a la altura de las circunstancias, para eso había sido criado y educado los últimos 17 años.

 

Poco a poco la bóveda astral se oscurece llenándose lentamente de luceros y astros, el calor sofocante del desierto queda atrás para dar paso a la dulce brisa nocturna. El futuro faraón se encuentra en silencio mirando la grandeza del imperio que está a punto de dirigir, sus ojos se perdían en las dunas que se encontraban fuera de las grandes murallas que dividían la ostentosa ciudad de las despiadados dominios del desierto, tierra en la que se rezaba por la que  Anubis no te arrastrase al mundo de los muertos.

 

-Su Alteza, su baño de se encuentra listo. –Dice uno de los sirvientes que anteriormente servía a su padre.

 

-Muchas gracias.- Volviendo a la realidad.

 

El joven entra a su habitación, la cual era enorme, grabados con rezos y bendiciones adornaban las paredes, vasijas del porte de un hombre adulto y una cama en el centro con nada más que seda para el sueño de la realeza. Posteriormente se dirige a una instancia que se encontraba conectada con su habitación por un amplio pasillo exclusivo para él. En este lugar se encontraba un estanque, iluminado por antorchas y velas, decorado con palmeras y flores exóticas. Todo tenía que ser perfecto para el baño de leche del príncipe.

 

El sirviente se acerca al joven príncipe y empieza a despojarlo de sus ropajes, el cual consiste básicamente en una suerte de toga de lino blanco. Esto deja al descubierto el hermoso cuerpo del príncipe, era tonificado, delgado, con los músculos muy bien delineados y un trasero envidiable. Se introdujo lentamente en el estanque, camuflando su piel pálida con el blanco de la leche, rasgo poco común en una tierra en la que el sol brilla todo el año. El sirviente no podía evitar ver esos ojos negros y ese cabello azabache contrastar con el fondo.

 

-Kiba, puedes retirarte. –Dice apuntando la salida.

 

-Sí príncipe Sasuke.- El joven sirviente de la misma edad del futuro faraón se retira no sin antes mirar nuevamente al  magnífico ser.

 

 

 

A unos kilómetros del palacio del faraón, en las puertas de la ciudad, dos jóvenes viajeros encapuchados se acercan a los guardias que custodian la entrada de la capital egipcia.

 

-¿Quiénes son ustedes? Y, ¿qué hacen aquí?- Gruñe uno de los guardias apuntando con una lanza a los desconocidos.

 

-Sólo somos viajeros que busca refugio, oímos que habría una tormenta de arena y…- Es interrumpido por el otro joven.

 

-¡Por favor Señor! Estamos hambrientos, hemos caminado por horas… ¡En el desierto dattebayo!

 

El guardia miró al ruidoso extraño y bajo esa capucha logró ver dos ojos azules y profundos como el mismo cielo, color de ojos que jamás había visto en su vida. Esto lo sorprendió y raramente le produjo ternura y confianza.

 

-¿De dónde vienen ustedes?

 

-De Atenas, Grecia. –Responde el kizune.

 

-Mmmm… ¡De acuerdo, déjenlos pasar! –Grita a los hombres para que abrieran las pesadas puertas.

 

Al abrirse las puertas los viajeros se encuentran con una pequeña avenida la cual se encontraba llena de vida gracias al mercado. Mucha gente yendo y viniendo, comprando especias, carnes, agua, animales, telas y demás.

 

-Vaya esto es exactamente como lo imaginaba Shikamaru, ¡Al fin estamos en Egipto!- Dice el rubio encapuchado a su amigo.

 

-Sí, quien creería que después de semanas de viaje hemos llegado. Bueno y ahora, ¿Qué hacemos?-Pregunta el Nara.

 

-Buscar a mi amigo, el nos recibirá por un par de días. 

 

-Pero qué amigo si lo conociste sólo por unos días Naruto, espero que todo salga como dijiste, no estamos muy cerca de casa como para darnos media vuelta y volver, ¿sabes?

 

-Tranquilo Shika, Gaara dijo que su casa se encontraba justo al final del mercado. Dijo que pondría un cactus al lado de su puerta.

 

-Un cactus… Madre mía estamos en medio del desierto todos deben tener un cactus, ¿no crees?

 

-¡Ánimo!

 

En el costado izquierdo del palacio se encontraba una construcción menor que este último, pero no por eso menos imponente. Dos grandes obeliscos  sostenían el marco de las puertas metálicas de aquel recinto, en las cuales estaba grabado el jeroglífico que simbolizaba a Osiris (el juez del los vivos y los muertos), estamos frente al centro de vigilancia de la capital del imperio. Esta entidad se encontraba dirigida por una mujer tan perspicaz y tan severa que entre sus subordinados era conocida como el ojo de Horus que todo lo ve, el que representa el orden imperturbable. La rubia y voluptuosa mujer se encontraba en su instancia revisando unos papiros cuando entra una de sus más cercanas colaboradoras.

 

 -Tsunade-sama, tenemos una situación y me gustaría saber cómo debemos proceder.- Dice una joven con un tono de voz que muestra un atisbo de preocupación.

 

-¿Qué es lo que te preocupa Shizune?

 

- Acabamos de recibir un reporte de los guardias de la entrada sur, y dos jóvenes griegos acaban de hacer ingreso a la ciudad.

 

-¿Griegos? Me pregunto qué harán griegos en Egipto… Shizune, tenlos bajo vigilancia, pero que no se den cuenta, no queremos alarmar a nadie, pero no podemos descuidarnos. El príncipe asumirá el trono en pocos días y no podemos tener problemas de seguridad. El Visir del faraón me pidió expresamente que no tolerara disturbios en estos días. Y créeme, lo menos que quiero es tener problemas con ese imbécil.

 

-Será como usted dice Tsunade-sama.

 

Nuevamente en la avenida principal…

 

-Usted, joven forastero, ¿desea comprar este artefacto único de Egipto? Le dará suerte.- Dice un comerciante al rubio griego.

 

-A ver de qué se trata señor…- Súbitamente fue interrumpido por su amigo.

 

-No gracias señor, tenemos prisa.-Agarra del brazo a su amigo y lo jala lejos de los puestos de los comerciantes.

 

-Se veía interesante, nunca había visto cosas así en las polis…-Dijo el Uzumaki asombrado por la extrañeza de la comida y todo tipo de cosas que veía en aquel lugar.

 

-Naruto, saben que somos extranjeros, dudo mucho que quieran ayudarnos sin tener algo a cambio. Deberíamos pensar en conseguir algo para comer y agua. Ya no queda nada en el bolso.-Señala una cantimplora improvisada confeccionada con cueros.

 

-Mira ahí hay un puesto de bebestibles.- El rubio se dirige raudo al puesto que se encuentra en la esquina casi al final del mercado.

 

-Naruto… Por Zeus…  Este chico hará que nos maten… ¡Qué problemático!

 

-Buenas noches señor, quiero esa fuente pequeña con agua.-Dice Naruto con una sonrisa en la cara.

 

-Claro, adelante señor no se preocupe.-Le acerca un pocillo  con agua fresca.

 

Naruto da un sorbo largo y se seca con la manga con una cara de satisfacción, ya que un par de horas más sin beber y podrían arriesgarse a deshidratarse. Le acerca el la fuente a Shikamaru y éste bebe de ella.

 

-Lo necesitaba.- Shikamaru sonríe. -¿Cuánto te costó?

 

-Ahora debo pagar, ¿Cuánto es señor?-Pregunta el rubio sacando piezas de cobre y plata de su bolsillo.

 

-Algunas especias, artefactos pequeños o algún vegetal será suficiente.

 

-¿Y eso en dinero?…-Pregunta Shikamaru preocupándose.

 

-Aquí no aceptamos metales extranjeros, esto es Egipto… Si quieres algo tienes que tener algo por que cambiarlo. Ustedes tomaron mi agua y deben pagar.-El vendedor saca un sable de aproximadamente un metro.

 

-¡No necesitamos precipitarnos dattebayo! ¡Le pagaremos!

 

-Claro que me pagarán, pero con sangre malditos estafadores.

 

-  ¡Hey! Espere, yo pagaré su deuda… Tomé esta bolsa de granos por el agua de mis amigos.

 

Naruto escucha con atención y esa voz era demasiado familiar, era la voz de…

 

-¡Gaara!-Naruto ve a su amigo y lo abraza.

 

-Me alegra haber llegado en el momento preciso, debí advertirte antes de los métodos de los comerciantes del Nilo.

 

-Gaara, el es Shikamaru, mi mejor amigo.

 

-Mucho gusto Gaara, Naruto me ha contado mucho sobre ti.

 

-El gusto es mío. La verdad es que me alegra mucho que hayan venido, no creí que Naruto fuera a viajar desde tan lejos. ¡Es toda una odisea!

 

-Ni lo digas.-Se le descompone la cara al Nara.

 

-Bueno ya se está haciendo tarde mi casa es la que está justo allí, les prepararé algo de la comida de esta parte del mundo, verán que no tenemos nada que envidiarle a la comida del norte.

 

La casa se encontraba solo a un par de minutos y al igual que las casas que bordaban la avenida del mercado era pequeña de piedra y barro con pequeñas ventanas cuadradas.

 

-No es muy grande, pero hay espacio de sobra para los tres.-Dice el pelirrojo.

 

-Antes de comer, ¿les molesta si me doy un baño? Tengo arena hasta en…las orejas.-Dice Shikamaru sacándose el manto.

 

-Claro, la última puerta es la que lleva al estanque… Si bien es al aire libre es bastante privado asique no te preocupes.

 

-Aire libre y privado como que no van juntos- Dice a regañadientes mientras toma su bolso y abandona la habitación.

 

-Te extrañé… -Dice Naruto mirando los ojos esmeraldas del joven egipcio.

 

-Yo también. –Gaara acaricia delicadamente la piel del rubio, que a pesar de haber viajado por tanto tiempo en condiciones adversas no había perdido la suavidad y lo lozana de la última vez que lo vio en Grecia.-No pensé que fueras a venir.

 

-Ni yo… Pero ya ves, aquí estoy… -Naruto no alcanzó a decir más cuando los labios del pelirrojo estaban unidos con los de él. Su piel reaccionó inmediatamente, sintiendo como si una corriente recorriera por todo su cuerpo.

 

En el palacio real, la cámara del visir se encontraba decorada con múltiples jeroglíficos y vasijas, pero las que más resaltaban eran las estatuas de serpientes que se encontraban en todo el lugar. Un pequeño trono  se alzaba en medio de  la habitación, el cual tenía la figura de una cobra enrollada dejando la amplia cabeza como respaldo. En él se encontraba sentado un hombre mayor, pálido como si careciera de todo pigmento, unos ojos amarillos profundos cual víbora, a su vez estaba vestido con un gran sombrero metálico alargado de color azul el cual escondía la larga cabellara del visir, una pechera y una faldilla de oro, sandalias de cuero de cocodrilo y múltiples brazaletes con un sinnúmero de piedras preciosas.

 

Las puertas de color morado metálico se abrieron de par en par, el súbdito más leal del visir le traía noticias.

 

-Orochimaru-sama, los preparativos están casi listos para que el  príncipe asuma el trono.

 

-Excelente Kabuto-san. Cuando Sasuke-kun sea faraón sólo me hará casi a mí, el fiel consejero de su padre y al fin podré gobernar Egipto y el pequeño príncipe no será nada más que una marioneta… Serás mío.-Saborea con su lengua viperina su labio inferior.

 

Mientras tanto en una de las salidas posteriores del palacio dos figuras se movían sigilosas en la penumbra.

 

-Su alteza, ¿Está seguro de que quiere hacer esto?-Pregunta el sirviente con genuina preocupación por el futuro faraón.

 

-Sí, cuando sea faraón estaré atado de por vida a este palacio, quiero algo de acción.-Dijo Sasuke poniéndose un manto con capucha para poder esconder su rostro.

 

-Como desee…-Kiba no podía hacer nada estaba obligado a obedecerle, y aunque no fuera así el ojinegros lo tenía completamente cautivado.

 

-Volveré cuando la luna se vea desde el oasis del tercer patio, en ese momento me vienes abrir… Hasta entonces vete a mi habitación y di que solicité que no se me molestara, si los guardias se enteraran de que no estoy en el palacio sería un caos.

 

El moreno asintió y vio como el príncipe desaparecía en la oscuridad de la noche, no tenía idea de donde iría a esas horas, sólo rogaba a los dioses que lo protegieran.  

Notas finales:

Ojalá les haya gustado :)

Reviews (A) xD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).