Oía a mi hermano preparando el desayuno en la cocina, seguramente pensaba traérmelo a la cama. Era una especie de tradición, antes de un examen Itachi siempre me preparaba mi desayuno favorito y me lo llevaba a la cama, para tener un recuerdo bonito antes del examen. Si al final aprobaba el examen lo celebrábamos a nuestra manera especial, pero si suspendía... La verdad, no tenía ni idea, nunca había suspendido uno.
-Oh, estas despierto.- Dijo Itachi entrando a la habitación de espaldas.
-Si.- Dije ansioso.- Aniki, ¿me has hecho mi desayuno favorito?
-Claro que sí, ¡Tortitas!
Me quedé perplejo, mi desayuno favorito eran las fresas con chocolate, de hecho odiaba las tortitas.
-Esto... Aniki...
-¡Era broma Sasuke!- Dijo entrando con una bandeja repleta de... Fresas con chocolate. De verdad que a veces odiaba a Itachi.
Hice un puchero mientras él me acercaba una fresa a la boca. Mordí. Estaba deliciosa.
-Te quiero mucho, Sasuke, y espero que apruebes el examen de todo corazón, pero llego tarde.- Me digo Itachi. Fui a contestarle, pero ya se había ido.
Desde que nuestros padres habían muerto en aquel asesinato en masa del clan Itachi y yo habíamos empezado una relación más allá de lo fraternal, él era toda mi vida. El funesto día nos encontrábamos en su habitación, cuando oímos unos gritos en el salón. Bajamos para encontrarnos a mis padres muertos. En la cristalera que daba al patio se veía la silueta de un hombre, pero yo estaba consternado por la visión de mis padres, después de todo solo tenía 7 años. Itachi si le vio, y me protegió de él por encima de su propia seguridad. La lucha casi le costó la vida, pero al final consiguió vencer y matar al asesino de todo mi clan. Desde ese día le debía la vida a mi hermano, y me estremecía al pensar lo que hubiese ocurrido si él no llega a estar allí.
Sacudía la cabeza para alejar esos pensamientos, procuraba no comentar nada acerca de ese día cuando estaba con Itachi, pero en cuanto él se alejaba mi mente echaba a volar.
Salí a la calle justo en el momento en que comenzaba a caer una fina lluvia. No sabía por que, pero tenía la sensación de que ese día sería diferente.
-¿Uchiha Sasuke?- Oí a mis espaldas. Me giré y vía a una mujer de pelo rosa.- Soy Haruno Sakura, la kunoichi que investigó el caso de tu clan hace unos años.
-Si, la recuerdo. No querría ser grosero, pero tengo un examen y no me gustaría llegar tarde.
-No hay problema con eso, he hablado con tu Sensei y harás el examen mañana, hoy tenemos temas importantes que tratar.
Echó a andar sin esperar una respuesta por mi parte, dándome a entender que no tenía opción, así que la seguí. Andamos hasta llegar a un café, donde pidió dos capuchinos.
-Verás Sasuke.- Habló después de unos minutos.- Tengo razones para pensar que el asesino qu mató a tu clan no trabajaba solo.
-¡¿Qué?!- Exclamé.
-De hecho, creo no fue nada personal. E investigado sobre él y era un asesino a sueldo. Alguien le pagó para exterminar a todo el clan, pero se aseguró de que supiese que a ti no podía tocarte.
-¿Y sabe quien fue?- Dije intentando aparentar calma.
-Uchiha Itachi.- Me dijo seriamente.
La miré como si se hubiera vuelto loca, aquello tenía que ser una broma.
-Mira, entiendo que te cueste aceptar la verdad, pero hay innumerables pruebas. La primera es la profesionalidad del asesino: Él conocía a toda tu familia, tenía información de cada uno de ellos, Y aún sabiendo que lo más probable era que perdiese en una batalla contra Itachi decidió atacar cuando sabía que estaría contigo.
-Puede que se le pasase la hora, además ese hombre casi mata a mi hermano.- Intenté defender a mi hermano.
-Esa es la segunda prueba. Tú aseguras que tu hermano luchó fieramente contra el asesino, pero Itachi solo tenía heridas superficiales. Cuando quieres matar a alguien vas a por él, no le arañas simplemente.
-A lo mejor era un sádico y quería verle sufrir, o tenía mala puntería.- Aduje a la desesperada.
-Sasuke, no niegues lo evidente, eso solo lo hará todo más difícil.- Me dijo con dureza.
-De acuerdo, pero ¿le importaría si salimos a dar una vuelta? Creo que me vendrá bien tomar un poco de aire.
Salimos y estuvimos andando cerca de media hora, mientras ella me seguía contando las evidencias de que mi hermano había pagado a aquel tipo para que se cargara a su clan. Pero yo no la escuchaba, estaba inmerso en mis pensamientos.
-¿Sasuke? Creo que deberíamos volver, estamos ya muy lejos de... Bueno, de cualquier lugar.
-Me gusta este sitió, es un lugar y tranquilo, aquí nadie nos molestará.- La dije dándola la espalda.- Pero dime, según tu ¿Por qué Itachi querría matar a toda su familia.
-Eso deberías hasta poder adivinarlo tú, para que fueses suyo, de su propiedad.
De su propiedad, propiedad de Itachi Uchiha. Saboreé esas palabras en mi mente antes de girarme para enfrentarme con Sakura.
-Créeme, esto no es nada personal, simplemente no deberías haberte metido en nuestra vida.
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-¡Aniki, ya estoy en casa!- Anuncié.
-¿Qué tal el examen, Sasuke?- Me preguntó Itachi.
-Lo suspendieron, lo haremos mañana.
-Bueno, en tal caso tendrás que acostarte pronto... O podrías practicar, ya sabes, hacer un poco de ejercicio.
-¿Y se te ocurre alguna forma de hacer ejercicio?- Pregunté con tono inocente.
-Se me ocurre una forma de aprovechar las fresas con chocolate del desayuno.
Nos dirigimos al dormitorio, ansiosos por lo que iba a pasar. Puede que Itachi fuera un asesino, pero aquello no importaba, yo era suyo. Yo era propiedad de Itachi Uchiha.