Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

ANATA GA HITSUYOU DESU. por chizuru okai

[Reviews - 103]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

hola el titulo kiere decir "te necesito" ... jejeje me encanto espero y a ustedes les guste tambien. bueno es un kamijoxteru, al principio las edades no concuerdan, pero al pasar la historia se arregla, espero k no este confuso, si lo esta por favor haganmelo saber en un bonmito rr. n.n

Notas del capitulo: hola una disculpa para aquellos que ya leyeron este primer capitulo, le cambie algunas cosas, ojala les guste. un abrazo y espero reviws!! por favor!! *suplica* u.u
Aterradores, repulsivos, brutales, sensuales, atractivos, seductores, grandes, pequeños, despiadados, compasivos., de otro mundo….así es como viven los vampiros en nuestras mentes, esos seres nocturnos que nos aterran cuando entran en nuestras pesadillas.



Según las leyendas, hay diversos tipos de vampiros, con morfologías muy diferentes, y creencias distintas en la mitología de cada modalidad. Para algunos, se tratan sólo de seres zoomórficos que se abalanzan sobre los animales en los campos, y así poder alimentarse de ellos, en otros rincones del mundo, son personas que se metamorfosean en murciélagos para alimentarse de sus victimas humanas, o simplemente para escapar cuando se sienten en peligro; otras leyendas nos hablan de seres inmortales eternamente jóvenes y bellos. En otros casos tenemos monstruos de afilados dientes, de aspecto repulsivo, sin una gota de compasión...




*El extraño con cara de ángel.*





Era el primer día de clases, Teru no era del tipo de niño que solía hacer berrinche por pequeñeces, pero esta vez era diferente… su familia y obviamente el, se habían mudado a una ciudad totalmente nueva a kilómetros y kilómetros de distancia de la anterior.



La ciudad no era exactamente lo que se le podía catalogar como horrible, tenia un par de cines, restaurantes y cafeterías acogedoras, un par de clubs, pero lo mejor de todo eran las áreas verdes interminables, incluso parecía que la ciudad estaba rodeada por una pared de espeso bosque… el lugar ideal para unas vacaciones, pero no para vivir un vida., en si, la pinta de la ciudad no era lo que le importaba, si no que, Cambiar de escuela en el ultimo año de secundaria, le aterraba, nunca había sido del tipo sociable, ni popular, así que ser el alumno nuevo a casi mitad de año, era una experiencia que no estaba dispuesto a vivir.



La luz mortecina del amanecer apuntaba al horizonte, mientras el niño de cabellos largos negros y lacios intentaba enfundarse en unos pantalones oscuros, y se colocaba un grueso jersey gris sobre su cuerpo delgado.



Mientras luchaba contra su ropa, el niño pensaba, que seria mas fácil si tuviera su cartera llena de dinero, o si tuviera un buen auto con el tanque lleno de gasolina, o que mínimo tuviera lo necesario en su mochila para sobrevivir sin problema… apretó los dientes, no dejaría que su sentido común le gritara, que carecía de lo que la mayoría de la gente en su sano juicio tenia: un plan elaborado y pensado con lucidez.



Antes de cruzar la puerta de su nuevo cuarto se hecho la mochila al hombro, ya la tenia preparada, la había arreglado la noche anterior con no más de cinco cosas: cartera, unos pantalones limpios, un cambio de ropa interior, un libro y unas gafas de sol. Miro el celular postrado sobre su cama, eso no era necesario de llevar, sus padres se arrepentirían por arrastrarlo a esta vida que el no había elegido.



Dejando claro el asunto: no se estaba escapando de casa, simplemente estaba a punto de darles un susto de muerte a sus padres por arrastrarlo a una ciudad completamente extraña, justo a la mitad de su adolescencia.



Bajó de puntillas la escalera, igual de silencioso cruzo la sala que todavía estaba repleta de cajas de cartón a tope de artículos múltiples, esperando a ser desempacados.



Abrió la puerta de la entrada la cual cedió al primer suave empujón, salió de la casa respirando por fin libertad. La calle estaba cubierta con las primeras nieblas del alba, cubriéndolo todo con su manto gris azulado, Todo estaba en total silencio, parecía que todo el mundo seguía durmiendo, lo que significaba que no había nadie quien pudiera detener su huida. Hasta ahora todo iba de maravilla.



Se acomodo su mochila color azul al hombro, y con mirada determinante se interno en la niebla que se desvanecía a fuerza de sus pasos.



Después de unos veinte minutos andando, llego a un punto de la ciudad donde debía decidir si seguir por las banquetas y el asfalto, o internarse en el bosque. Se decidió por lo segundo, a pesar de que el paisaje no era muy hermoso a esa hora de la mañana, confiaba en que cuando saliera el sol, eso cambiaria.




La densa niebla hacia parecer como si Teru ya estuviera en el corazón del bosque, comenzó a sentir miedo, aunque su determinación permanecía inquebrantable. “mis padres se despertaran, y sabrán que no estoy, se van a molestar mucho conmigo, pero después entenderán que esta ciudad no es para mi… después les dará tanto miedo de que vuelva a escapar de casa, que me dejaran regresar a mi antigua ciudad con mis viejos amigos, a vivir con la tía Hana… o mejor aun tal vez regresemos todos juntos”.
Se detuvo un momento… ¿y si sus padres no lo buscaban?... Teru arrugo la frente cerrando los ojos… ¿y si sus padres estaban felices de tener una boca menos que alimentar?... bueno, siempre estaba la opción B de unirse a un circo, y buscarse algún talento. Siguió caminando, sin siquiera regresar la mirada.




Sus pies se movían por si mismos, serpenteaban entre la hierba a voluntad propia, como si ellos solos supieran el camino correcto que debían tomar. A pesar de llevar casi media hora caminando 〔tal vez en círculos, pues juraba que ya había visto ese pino pasar…〕entre todo ese tórrido camino, no estaba cansado, el aire helado del amanecer le llenaba los pulmones de frio. Fue entonces que lo vio, un hombre vestido con un grueso abrigo negro que le llegaba un poco mas abajo de las rodillas, entre la niebla parecía que estaba oculto, no se movía, solo estaba ahí parado como intentando convertirse en un árbol mas de ese bosque.



Al instante sintió miedo, el cuerpo entero se le erizo y no era debido al frio… pero nunca se había caracterizado por ser un cobarde, además para ser tan joven siempre había sido de los más altos de su clase. Irguiéndose dio un tembloroso paso al frente, “¡mierda! ¿Enserio tengo que pasar por ahí?”, trago saliva dificultosamente, sentía que a cada paso que daba, la frente se le empapaba poco a poco de sudor. De repente el pavor lo envolvio, sus pies hicieron de su tembloroso caminar, una carrera maratónica de 100 mts, fue entonces que descubrió lo rápido que podía correr, con lo que Teru no contaba era que lo mejor habría sido correr en dirección contraria, mas sin embargo, se vio corriendo a toda velocidad hacia el sujeto motivo de su miedo con los ojos apretados. “¡soy un idiota!, ¡¡un idiota!!, ¿para que me introduje en el bosque?, !debí seguir por el siempre confiable pavimento!”.



En un momento sintió que se tropezó con una piedra, se mordió la lengua y cayo al suelo dolorosamente.



- ¡ah! – grito medio asfixiado, mientras aterrizaba en el pasto lleno de hojas y ramas secas –



- ¿te lastimaste?



Teru sintió una mano en su hombro, con el miedo desbordándosele por cada poro de su cuerpo, giro la cara para ver al sujeto extraño, apretando los labios para no gritar. Su rostro cambio de inmediato, en su vida había descrito a alguien como “hermoso”, pero esta vez la situación lo merecía y ameritaba… el tipo que lo sostenía mostrándole un rostro preocupado, era perfecto… cabello castaño lacio y largo, poco mas abajo del mentón, la piel mas blanca que hubiera visto jamás, y unos ojos grises tan transparentes como un cristal.



- ¿estas bien?



Volvio a repetir el sujeto extraño y hermoso, pero Teru no conseguía responder, ahora su voz lo había embelesado… una voz ronca y sensual, tan masculina…



- ¿Te asuste?… lo siento muchísimo…



No lo había solo asustado, lo había aterrado, sentía que este susto le había quitado por lo menos unos cinco buenos años de su vida… pero ahora Teru no sentía que fuera tan terrible. El joven chico de pelo alborotado y negro, se limito a respirar profundamente y a cerrar los ojos con fuerza, después sintió como su ángel de luz lo levantaba del suelo. Hasta ese momento se dio cuenta que aun no había dicho palabra. Busco y busco pero no encontró que decir.



- Perdón por asustarte, se que ver a un hombre con mi pinta a mitad de la niebla, solo en el bosque y a estas horas, puede asustar un poco… - sonrio - pero soy inofensivo. – aseguro -



Con Tan solo escuchar aquella voz maravillosa, Teru sentía que el corazón le latía tan fuerte que parecía que se le escaparía del pecho en cualquier instante.



- E.. eh… yo he tenido la culpa – por fin Teru había podido hablar, pero al instante se arrepintió, su voz en comparación con la del hermoso hombre parecía tan pequeña, tan inexperta, tan infantil… sintió vergüenza de su voz, de su pinta… de todo el –



- ¿Qué hace un niño a estas horas?, ¿no deberías estar alistándote para la escuela?




“un niño” aquello resonó en los oídos de Teru. Por fin examino al sujeto frente a el con mayor detenimiento… yendo mas allá de sus rasgos perfectos… era un hombre de unos treinta años, o treinta y tantos. Teru acepto la mano que el otro le ofrecía para ponerse de pie… el hombre era alto, mínimo para sus estándares, pues el niño le llegaba casi a los hombros, de inmediato Teru no se sintió tan alto como de costumbre.



- ¿Quién eres? -pregunto el niño sintiéndose adulto –



- Tu primero.




Hizo una mueca de desagrado, el mayor parecía comenzar a divertirse con el, eso lo delataba su tono de voz, adjunto con la sonrisa maravillosa que había aparecido en la comisura de sus sensuales labios.



- Me llamo Teru tengo catorce años - “todo un adulto” pensó –me acabo de mudar con mi familia.



- Y estas escapando de casa. – aquello no era una pregunta -



Teru palideció, ¿Cómo podía un completo extraño darse cuenta de eso?



- N… no estoy huyendo –titubeo –



Expectante Teru se le quedo viendo al otro.



El de pelo claro hizo un gran esfuerzo para no reír, se aclaro la garganta y prosiguió:



- Yo vivo pasando el bosque, - señalo con su dedo extendido a su espalda – puedes llamarme Kamijo.



- ¿y que haces a esta hora de la mañana?, ¿te dedicas a espantar niños?



Kamijo sonrio una vez mas.



- ¿Por qué estas escapando de casa?, ¿tus padres te tratan mal?



El niño negó, al instante se dio cuenta que había aceptado el hecho de que se estaba escapando de casa. Su cara tomo un delicado tono rojo, que el mayor capto enseguida.



- N…no estoy escapando, es solo que esta ciudad no me gusta, yo… yo quiero volver a mi antigua ciudad.



- Ya entiendo. – dijo mientras se sentaba en el suelo, el sol comenzaba a salir y la niebla ya se estaba dispersando, ahora el panorama parecía menos aterrador - ¿y a donde pensabas ir?, ¿tienes algún amigo con quien quedarte?



- No – Teru imito al otro sentándose sobre el pasto todavía húmedo - pero, ya te dije, no me estaba escapando de verdad - Teru sentía que su rostro descubría nuevos tonos de rojo – creí que si hacia esto mis padres me dejarían volver a nuestra antigua ciudad, o almenos se darían cuenta de lo mucho que odio estar aquí.



Los clarísimos ojos del mayor miraron incrédulo al niño, después rio en un tono que podía parecer escandaloso. Aquella sonrisa por alguna razón contagio al niño, transformando la extraña energía que se había formado en algo más ligero. Teru se sintió en confianza.



- Alguna vez de niño yo hize lo mismo.



- ¿enserio? – pregunto bastante motivado - ¿tus padres se molestaron mucho contigo cuando te encontraron?




- Ya no lo recuerdo, fue hace mucho.



Teru creyó que no quería contarle, pues si, el tipo se veía no siendo un veinteañero, pero tampoco era para tanto.



- Bueno para el caso, eso es lo que estoy haciendo yo… ¿tu que hacías?, se supone que toda la gente duerme a estas horas.



- Si… - su sonrisa no había desaparecido – aunque tal vez yo no sea como “toda la gente”.




El sol dio un espectáculo, haciendo su triunfal salida, con sus rayos había inundado todo de un rojo maravilloso que parecía que había un incendio al horizonte. Unos segundos mas tarde, todo el mundo parecía haber despertado.



- Bien pues creo que ya es hora de que vuelvas a tu casa… la escuela comenzara pronto.



El lado sensato del niño pareció despertar con la llegada del sol. Dando un largo suspiro termino por levantarse de suelo, sacudiéndose algunas ramas que habían quedado prendidas de su jersey.



- Esta ciudad es tranquila, dale una oportunidad… tal vez con el paso de las semanas te llegue a gustar. Hasta alguien como yo se puede acostumbrar a vivir aquí… -lo ultimo salió en un tono airoso-



La sensual voz parecía tranquilizar a Teru, aquel tono grave le hacia creer que no había mentira en lo que decía, era como si aquella voz funcionara como algún tipo de anestesia mental para el niño.



- ¿Puedo venir a visitarte?



Teru había hablado sin detenerse a meditar sus palabras, aunque siendo sinceros siempre había sido un niño muy impulsivo en sus actos y en sus palabras, para muestra su huida de esta mañana…



- Claro.



Kamijo le lanzo una sonrisa tan cautivadora que parecía que la luz del sol acababa de resplandecer todavía mas.



- Tengo que irme – Teru se abofeteó mentalmente, para dejar de mirar al que tenia al frente –



- Bien, suerte en la escuela, y no dejes que tus padres te regañen por esto.




- No lo hare – sonrio –



Teru se hecho a correr en dirección por la que había llegado, un poco mas al frente se giro para levantar la mano y decirle adiós a aquel hermoso extraño, pero Kamijo ya se había ido, simplemente había desaparecido sigilosamente en el bosque.





**




Teru llego corriendo a su casa, esta vez no se molesto en lo mas mínimo por no hacer ruido, todavía tenia la adrenalina rondando en su cuerpo, así que apenas poner un pie dentro de su cuarto se desplomo sobre su cama.



Tan solo cinco minutos después la casa comenzó a emanar ruido. Su familia ya estaba despertando.



- ¡ levántate o llegaras tarde!



La “dulce” voz de su madre se escucho afuera de su puerta. Al parecer nadie se había si quiera medio enterado de su semi- huida.



Perezosamente se levanto de su cama, arrastrando los pies se deslizo hasta su armario, su uniforme color blanco con azul parecía mofarse de el… ya no había de otra, decidió cambiarse antes de que su madre llegara a sacarlo a rastras de su cuarto. Almenos algo bueno había salido de todo esto: Kamijo… ese hombre tan extraño, ahora se convertía en algo más que motivante para permanecer en esta ciudad…




***




El primer día de clases es difícil para todos, pero no tanto como para un recién llegado. Durante todo el tiempo Teru se sintió fuera de lugar, parecía como si trajera un letrero fosforescente en el pecho que decía “el nuevo” , cada segundo en esa escuela se hacia una eternidad.



Para cuando el fin de las clases se anuncio no pudo sentirse mas aliviado. Teru había salido disparado… ese lugar lo asfixiaba, lo peor era que al siguiente día debía volver.




Mientras caminaba con rumbo a su casa bajo los cálidos rayos del sol, el deseo por volver a su antigua vida lo invadió nuevamente, este lugar no era para el, eso estaba mas que claro, la escuela era un asco. Miro a su alrededor, escaneando cada rincón, era una ciudad normal pero… de repente dejo de observar rostros y calles, y de maldecir su suerte. “¡Kamijo!”



Ahí pasando la calle estaba Kamijo, aquel hombre hermoso que le había ayudado a desistir de convertirse en un vagabundo sin rumbo o malabarista de circo, por escaparse de casa. Sin pensarlo demasiado cruzo la calle.



Teru se quedo fuera del establecimiento donde estaba Kamijo, de vez en cuando echaba un vistazo dentro, el mayor parecía estar comprando algo, decidió no interrumpir y esperar paciente afuera.



Cinco minutos más tarde, la puerta del establecimiento se abrió, haciendo tintinear la campanilla. Teru como todo un chiquillo se pego contra la pared mas cercana, no sabia porque pero, de repente una vergüenza inmensa se apodero de el, cerro los ojos esperando pasar desapercibido a ojos de Kamijo.



- ¿Qué tal tu primer día de clases?



“¡rayos, me vio! “


Teru comenzaba a entender que aquella voz podía hipnotizarlo al instante. Abrió los ojos, y se despego de la pared intentando parecer calmado… sin éxito.




- ¿no fue tan malo como pensabas?



El niño trago saliva mientras mantenía su mirada puesta sobre el asfalto, su corazón latía tan rápido que le impedía a su boca articular palabra.



Kamijo se recargo en un auto de color negro que estaba a su espalda, como si tuviera todo el tiempo del mundo, sin presionar a que el niño hablara.



- fue lo mas malo entre lo malo.



¡Por fin había podido hablar!, pero el nerviosismo había convertido la voz de Teru en un cacarear de gallina… los estragos de la adolescencia se hacían presentes, “!estúpido cambio de voz!”.



Kamijo sonrio, pero no parecía estarse riendo de Teru, eso tranquilizo al menor.



- ¿tan malo fue?



- Si – Teru sentía que por fin respiraba con naturalidad –



- Por lo regular nadie se acopla a una nueva vida en un día, ni en una semana…


- ¡¿cuantas semanas va a tomarme?!


Kamijo se hecho a reír, una risotada grave.



- Debes tener algo de paciencia.



Esta vez Teru se fijo bastante en la risa de Kamijo… le pareció tan guapo que casi sintió que traicionaba a su hombría.



- ¿es tu auto?



El menor cambiaba de tema a propósito, era eso o seguir admirando lo guapo que era Kamijo, el otro no se sintió incomodo por esto.



- Así es.



- Wooo - El niño abrió los ojos grandes y no pudo evitar acercarse al auto de pulida pintura negra y pasarle los dedos por un cristal. – se ve fantástico.


- Puedes abrirlo y verlo por dentro si quieres. – Kamijo seguía sonriendo, todo lo que hacia su pequeño amiguito le daba bastante risa.-




Teru no lo dudo ni un segundo abrió la puerta del conductor y se sentó al volante.



- Waa… ¡mira ese velocímetro!



- Cuando quieras puedes manejarlo.


- ¿¡enserio!?



Si Teru no hubiera estado tan embelesado con ese auto, se habría dado cuenta que Kamijo lo miraba con una mezcla de diversión y ternura.




Teru se había tenido que desprender de ese auto clásico color negro con gran kilometraje, pues se había hecho tarde demasiado aprisa, a veces el tiempo nunca esta de buenas, pero estaba mas que motivado con la promesa de Kamijo de enseñarle a manejar uno de estos días. La escuela podía ir fatal, pero bien por haberse encontrado con Kamijo, el día había valido la pena.





**





Sentirse aceptado en una escuela totalmente diferente, podía llevar un tiempo considerable, la primera semana para el joven Teru había sido una verdadera tortura. Nadie le hablaba.



Por las tardes una chispa de esperanza moría al no encontrar a Kamijo de camino a casa. Aquello era mas que obvio, ¿que podía mirar de interesante un hombre de treinta y tantos, en un niño de catorce?...



Una semana mas pasaba sin el menor cambio, el niño ya comenzaba a pensar que escaparse de casa aquel día habría sido lo mejor…



Al llegar a su casa y encontrarla vacía, no había el mas mínimo alivio… a veces por las tardes antes de que su familia comenzara a llegar, se hallaba a si mismo, dibujando en el techo blanco de su habitación el rostro de Kamijo… aquellas facciones finas, bien hechas, aquel cabello y ojos maravillosos que lo habían cautivado, en sus oídos resonaba esa magnifica voz profunda y grave… el no era así, por lo regular la gente no lograba impresionarlo ni siquiera con un acto de magia increíble, pero Kamijo era diferente, su aura, su aroma, su sola presencia… todo el era especial.





**




- Eres el nuevo.



Una femenina voz a su espalda le había tomado por sorpresa, ya se estaba acostumbrando a no hablar con nadie en su estadía en la escuela. Tratando de no parecer extrañado, se giro.



- Si, soy yo.



Teru se encontró de frente con una niña que no era desconocida para el, pues se sentaba delante de ella en casi todas las clases, su largo cabello fino le enmarcaba la cara, su uniforme notablemente mas grande para sus proporciones delgadas, le hacia reír de vez en cuando, también usaba unos lentes de borde negro que jamás se molestaba en quitarse. En conclusión, Se veía graciosa.



- Siempre estas solo, ¿Por qué?



Esta niña podía parecer graciosa, pero en realidad era una tonta. Teru no se detuvo en hacerle notar aquello a la niña.



- ¿no ves que no conozco a nadie aquí? – dijo con marcada ironía –



- Los niños no te hablan porque eres guapo, y las niñas no te hablan por lo mismo.




¿Guapo?, ¿el?, Teru hizo una mueca extraña… jamás se había considerado guapo, ¿esa niña estaba viendo bien?... ahora comprendía la razón de aquellos lentes.



- Eso no es cierto. – le dijo a la fémina, haciéndose temblar un ojo –



- Es cierto, - aseguro sin expresión -además, llegaste a mitad de año, eso te hace más interesante todavía. ¿quieres ser mi amigo?




“que rara es esta niña”. Teru se habría negado, no le gustaba la gente tan directa, pero la verdad no estaba en condiciones de negarle el habla a la única persona que había disponible, ahora comprendía aquello de “la ultima persona del universo”.



Una preocupación menos… cuando Teru comenzó a hablar con la niña en cuestión: Yuno, y dejo de parecer solo un boceto gris al final del salón, las cosas comenzaron a surgir mejor. Pero aun cuando ya no estaba tan solo, no dejaba de buscar a Kamijo en aquel local donde lo había visto la última vez…






**





- Creo que estas obsesionado.



- ¡¿neee?!



Ofendido Teru miro a Yuno, últimamente la carga de no ver a Kamijo se había hecho tan pesada, que había terminado por contarle a su amiga… claro que había omitido la mayoría de los detalles, como: que Kamijo tenia unos treinta y tantos años, o que lo había conocido una mañana en el bosque y le había pegado un susto de muerte, o que pensaba firmemente que era hermoso… bueno la verdad solo le había dicho que medio conocía a alguien y que últimamente ansiaba verlo…



- Es cierto, - Yuno acomodo sus lentes sobre su nariz sin necesitarlo – si no conoces bien a esa persona y quieres verla, solo significa eso., te obsesionaste, no es normal que ansíes ver a un completo desconocido.



- Ya lo he visto dos veces… no es un desconocido. – se defendió -




- Dime como es…físicamente.



- El es…- sus ojos parecieron volar hasta mas allá del cielo, parecía que con solo recordar aquellos rasgos, comenzaba a viajar a galaxias desconocidas y distantes.- blanco, alto, tiene unos ojos demasiado interesantes, y un cabello que huele a… ¡¿Por qué quieres saber eso?! – Teru supo que había caído en una trampa… -




- Obsesión… - afirmo la chica moviendo la cabeza, complacida de comprobar su teoría –



De camino a casa seguía teniendo esa palabra revoloteando en su cabeza… “obsesión”, ¡búe! ¡Imposible!.




Aunque toda la noche estuvo convenciéndose a si mismo de que aquello que le había dicho Yuno era mentira, al siguiente día, se encontró a si mismo levantándose a las cinco de la mañana para internarse en el bosque, como la primera vez que había encontrado a Kamijo. Necesitaba verlo y ya no estaba dispuesto a seguir esperando.



Las ramas secas crujían a su paso, el olor a pino le inundaba los sentidos, los ojos le escocían rogándole por un par de horas más de sueño. Rápidamente llego al sitio exacto, donde lo había encontrado aquella vez… pero como había temido., Kamijo no estaba ahí…



Estuvo dando de vueltas por la zona , un rato después estaba tan cansado que las piernas le temblaban, Kamijo le había dicho que vivía por ahí cerca… pero tenia tanta pena de ir a buscarlo hasta su casa… prefería que todo surgiera como un encuentro casual, pero al parecer las cosas no estaban surgiendo como lo había pensado…



Las manecillas de su reloj de pulsera color verde, 〔regalo de su madre por motivo de su ultimo cumpleaños〕, anunciaban que ya pasaban veinte minutos después de las ocho de la mañana….



Ese día no había clases, pero dudaba poder estar ahí esperando el día entero… quería ver a Kamijo, pero su paciencia se estaba agotando. Exhausto se dejo caer sobre la hierba, estaba cansado y no tardo en comenzar a dormitar.



- Si duermes aquí, te puedes enfermar…



Esa grave voz le taladro los oídos, haciéndolo levantar como impulsado por un resorte.



- ¡Kamijo!



El nombre había brotado de sus labios de inmediato, en efecto ahí, frente a el estaba Kamijo… ahora que lo pensaba mejor no había tenido una razón concreta para buscarlo, simplemente quería verlo, ahora se sentía avergonzado por esto…



- ¿Qué haces aquí solo? ¿no me digas que estas escapando de tu casa otra vez? – aquel tono de voz distaba mucho de parecer un regaño… si no, todo lo contrario -



- No… - contesto con el rostro rojo –



- Eso es bueno.




Teru iba a decir algo más, pero paro sus palabras en el momento que estudio mejor el rostro de Kamijo, este seguía teniendo la misma belleza que las otras dos veces que lo había visto, pero, había algo extraño… lucia mas delgado, más pálido… incluso las ojeras debajo de sus hermosos ojos parecían haberse acentuado.



- ¿estas enfermo? – pregunto de manera inocente –



- ¿Parezco enfermo?



Teru hizo una mueca al notar como el otro le devolvía la pregunta.



- ¿Cómo te va en la escuela?, ¿mejor?



El rostro de Teru volvio a deformarse en una mueca, cuando Kamijo a parte de devolver su pregunta ahora cambiaba de tema.



- Me va mejor…



- ¿ves?, te dije que vivir aquí no era tan malo.



- ¿Por qué casi no te veo en la ciudad?



El mas joven sonrio para si, el también sabia jugar un poco con las palabras.



- La cuidad es ruidosa, en cambio aquí es tranquilo… me gusta la tranquilidad.



Teru ya había preparado una pregunta mas que perfecta para que Kamijo no la devolviera ni ignorara, pero su estomago le jugo una mala pasada, pues rugió tal cual león hambriento, Teru habría podido jurar, que aquel rugido había hecho volar gran parte de las aves que Vivian en ese bosque…




- ¿no has desayunado todavía? – Kamijo estuvo a punto de doblarse de la risa, pero no lo hizo.-



Teru negó avergonzado.




Un rato después los dos se encontraban sentados en un bonito café, que se encontraba a unos minutos en auto, Teru se había visto increíblemente fascinado de poder viajara en el lujoso auto de Kamijo.



- La última vez me prometiste que me enseñarías a manejar tu auto, ¿eso sigue en pie?



Kamijo sonrio al solo mirar la maestría que tenia Teru al hablar y comer al mismo tiempo sin hacer que sus palabras salieran deformadas del todo.






**




- ¡No, no!, debes ir mas despacio… - por primera vez en mucho tiempo la sensual voz de Kamijo sonaba casi aterrada -




Teru parecía demasiado motivado con su segunda clase de manejo, aunque Kamijo parecía temer por su vida, mientras se aferraba al tablero del auto con ambas manos, y checaba que llevara bien puesto el cinturón de seguridad a cada dos por tres.



- Kamijo san, ¿Cómo dices que meto segunda?




Teru se descuido, sus padres le habían enseñado que siempre que se le hablara a alguien se le debía mirar a la cara… tal vez emplear esta regla de educación mientras manejaba, no era la mejor idea del mundo. El coche dio un bandazo y salió del camino, Kamijo se abalanzo sobre el volante intentando regresarlo a la carretera, pero fue inútil, el auto cayo de lleno en la cuneta, haciendo que Teru dejara salir un pequeño gritito de terror.



Aquello no tuvo mucho de accidente, pero eso no impidió que ambos se quedaran en shock por algunos segundos.



- Perdón Kamijo san… - Teru se forzó a hablar con el rostro todavía rojo por la impresión-



- Muy bien – hablo Kamijo con los ojos apretados y la mano derecha puesta sobre su corazón – eso nos lleva de vuelta a la primera lección: prestar atención a la carretera.



Durante la semana Teru iba a la escuela de forma regular, ahí hablaba con Yuno, y de vez en cuando, algunos chicos comenzaban a hablarle, aquello ya iba normal, la escuela comenzaba a ser soportable, pero su parte favorita de la semana venia cuando llegaba el domingo, pues ese día era cuando Kamijo lo visitaba, y le daba una hora entera de lecciones de manejo en su auto clásico negro… aunque después del leve accidente con la cuneta, Kamijo le había dado una larga platica de lo mucho que valía un Mustang negro Shelby GT500. A partir de ahí Teru conducía ese auto con exagerado cuidado y respeto.
Notas finales: hola una vez mas una disculpa, por haberlo quitado hace rato, espero 5 rr para actualizar!!, por fa, saben k uno necesita animos u.u

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).