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mi vida del demonio por dou-san

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Notas del fanfic:

es un narusasu advierto ¬¬

Notas del capitulo:

los personajes no son mios etc, etc

disfruten c=


-Bien… aquí vamos otra vez ¿No, Sasuke-kun?- Cuestionó una mujer de cabellos azulados sujetados con una hermosa rosa de papel, quien vestía una bata negra de enfermera con una nube roja estampada en el pecho. 

Le hablaba a un joven estudiante de 16 años de piel pálida que parecía tan suave como la seda, acompañada de un inconfundible y llamativo rostro de facciones delicadas, con unos cabellos que se asomaban en su rostro como flecos oscuros; el azabache miraba a la mujer con esos ojos negros y misteriosos, que parecían absorberte dentro de esas pozas sin fondo. 

-Es verdad…  Konan-Sensei-. Respondió sentado sobre un gran diván rojizo, apoyando sus manos a cada lado de su cuerpo, logrando una muy cómoda posición.  

-Veamos ahora que es…- Tomó una tablilla en sus manos revisando el archivo vital del muchacho -Por lo visto tus notas no decaen… 

-No-. Respondió mirando el árbol cerca de la ventana sin deshacer su postura. 

-No hay ninguna queja por parte de mis colegas… 

-No. 

-Pero… 

El joven se mantuvo en silencio, esperando las palabras de su maestra. 

-Aún sigues afectado por lo de tu hermano Sasuke-kun-. La mayor se acercó un poco al joven, que mantenía su vista en la ventana, llevando una de sus manos a los oscuros mechones, acariciándolos en el acto -Tal vez… Itachi-kun no querría que te culpases por lo que pasó. 

Sasuke  volteó para encararla, la mujer le sonreía con cierta tristeza. Él sólo bajó la cabeza sintiendo aun la mano que le acariciaba con calidez. 

-Vamos-. Llevó su palma a la pálida mejilla del chico -No deberían ocurrirte estas decaídas.

-No fue mi intención el… 

-¿Desmayarte?- El joven asintió -¿No has dormido bien?- Retiró el cariñoso acto y se levantó frente suyo. 

-Sólo… 

-Te estás exigiendo demasiado-. La miró de reojo guardando silencio, y presionó con fuerza el diván, cuando en eso una campana sonó. 

-Bien-. El moreno se levantó y avanzó al lado de la mujer -Creo que esa es toda la sesión de hoy-. Abrió la puerta hacia el pasillo de la escuela. 

-Sasuke-kun…- Avanzó hasta su lado, siendo ella un poco más alta que Sasuke, le miró a lo bajo -No lleves una carga tan pesada en tus hombros. 

Esas palabras resonaron en su cabeza, pero continuando con su expresión típica de frialdad, no le dio importancia. 

-Lo tomaré en cuenta Sensei…- Se volteó y caminó hacia su salón de clases. 

La mujer observó cómo el muchacho se escabullía entre los alumnos de los otros salones y tal vez entre sus mismos compañeros, luego esperó pacientemente hasta que todo el pasillo iluminado en blanco quedara completamente vacío. 

Dejó escapar una pequeña risa mientras llevaba el dedo índice a su labio inferior -Sasuke-kun… me pregunto si sabrás lo valiosa que es tu alma-. Sonrió de forma malosa y entró nuevamente a la habitación, dejando ver en la puerta el letrero de “Psicóloga estudiantil”. 

 

NS

 

Suspiró profundo y tomó asiento junto a la ventana, utilizó sus brazos como almohadilla y se dedicó a observar el paisaje. 

-¡Hey Sasuke!- Llamó un chico de cabello platinado, sonriendo de tal manera que dejaba ver sus dientes de una forma peculiar parecidos a los de un tiburón. 

-¿Qué quieres Suigetsu?- Aunque no se movió de su posición, preguntó de mala gana la acción de su compañero. 

-Vamos, ¿Por qué tan desanimado?- Tomó una silla que estaba frente al pelinegro y la posó frente a su banco, para así mirarle de frente -¿Acaso es jueves? ¿Qué harás hoy, chico?- Como siempre sonriendo de una forma que molestaba al otro, más de lo habitual.

-No es asunto tuyo-. Se enderezó en su asiento, manteniendo su actitud fría. 

-Oye, vamos, ¿No quieres salir esta no… ¡Auch!- No pudo continuar ya que recibió un fuerte  golpe en la nuca por parte de una chica con gafas y de cabellos rojizos -¡Mierda!- Se quejó mirándola con rabia. 

-Oye Suigetsu, ya deja de molestar a Sasuke-kun, ¿Quieres?- Criticó la mujer, arreglándose las gafas en el puente de la nariz. 

-¡Ho!, ¡Suigetsu deja de molestar a mi Sasuke-kun!- Imitó la voz de tal modo que sonaba gracioso. 

-¡Cállate!- El rubor le subió a las mejillas, y así inicio una pelea típica por parte de los dos. 

En cambio, Sasuke ignoró la situación y dirigió su mirada hacia las puertas de la escuela, una de las mejores por cierto, con una inscripción en la base de esta ‘Akatsuki’, sí… Ese era el  nombre de su escuela, a la que perteneció su hermano, y la cual había esperado hace mucho entrar. Fue cuando algo distrajo su mirada…

Un joven, quizás mayor que él, o al menos desde su punto de vista. Su cabello parecía una masa rebelde, como el trigo, tenía una piel morena, y la ropa casual. Parecía esperar a alguien… fue cuando miró en la dirección de Sasuke, y aunque la distancia fuese larga, pudo identificar perfectamente unos ojos azules, con un brillo singular, unas marcas graciosas en cada mejilla, y le sonrió.

Oh sí.

Ese joven le estaba sonriendo a Sasuke. El rubio levantó su mano moviéndola en señal de saludo, el pálido joven se sorprendió un poco ante la acción de ese hombre, y con la duda en su cabeza, levantó lentamente su mano hasta hacer un pequeño movimiento.

¿Un intento de devolverle el saludo?

Era lo más probable. 

-Muy bien, ya hay suficiente ajetreo en los pasillos-. Escuchó una voz grave que lo sacó de su aturdimiento, pertenecía a un hombre pelirrojo de ojos finos increíblemente guapo.

-Pero Sasori-sensei-. Se quejaron los estudiantes sentados en cualquier parte del salón excepto en sus asientos correspondientes, exceptuando a Sasuke.

-¡A callar! Soy el maestro y deben obedecer-. Acatando las órdenes del hombre, los jóvenes siguieron las instrucciones y se continuó con normalidad la clase, pero aun así… en completo silencio Sasuke no paró de mirar hacia la ventana, aunque ya no veía al joven de antes. Tal parece que por distraerse por un segundo con sus compañeros, le perdió el rastro.

Toda la tarde que le restó de clases observó el paisaje de la entrada, pero no aparecía nuevamente el rubio de antes.

«Quizás fue mi imaginación», Pensó volviendo la vista a su cuaderno, tomando apuntes de la clase de un maestro que tenía demasiados adornos en su rostro para su gusto.

-Bien, entonces si el libro estuviera en el suelo su energía cinética sería igual a cero…- Dijo el maestro mientras terminaba de escribir el ejercicio en el pizarrón, sus ojos eran de un extraño violeta, y su cabello de un color naranja y en puntas. Aunque su apariencia no convencía del todo al pelinegro, seguía pensando que era un muy buen maestro -Señor Uchiha-. Lo apuntó con el plumón.

El desinteresado chico sólo miró el pizarrón con desgano -¿Podría venir a explicarnos como se llega a esa conclusión?

-Sí, Pain-sensei-. Ese no era su nombre real, pero no le gustaba que los alumnos le llamaran Nagato. Sasuke se levantó de su asiento sin decir nada, caminando hacia la blanca pizarra.

-¡Nagato-san!- Entró un hombre de bata negra, con la misma nube roja que caracterizaba a la institución estampada en su pecho.

-¿Por qué interrumpes mi clase?- Miró de reojo al hombre que entró tan alterado.

-¡Es Juugo, señor!

-¿Juugo?- El silencio del salón se vio interrumpido por los susurros de los estudiantes, quienes al ver como su maestro se retiraba, lo siguieron ansiosos por presenciar la escena. Después de unos segundos, sólo se encontraba Sasuke en el lugar.

-Juugo…- Dejó el plumón en la mesa principal del maestro, y salió del salón tranquilamente, fue cuando vio como todos los estudiantes miraban por los ventanales del pasillo y otros se dirigían al primer piso -Oi, Suigetsu.

-¡Ha! ¿Vienes a ver la fiesta Sasuke?- Dijo el chico que se apoyaba de lo más cómodo en el marco de la ventana.

-¿Dónde está Juugo?- Cuestionó a su extraño amigo quien sólo señaló con una gran sonrisa al patio, y entonces Sasuke vio como el nombrado estaba golpeando desenfrenadamente a unos estudiantes.

Siempre se descontrolaba así.  Y por más que no le gustara meterse donde no lo llamaran, por lo más molesto que fuera, era un buen amigo.

Se alejó de Suigetsu y corrió por las escaleras hasta el patio, donde había algunos chicos y maestros que intentaban detenerlo, pero sólo eran alejados por la fuerza bruta del joven tan alto. El resto del estudiantado sólo se divertía de lo lindo mirando la escena, en cierta forma eso le molestó y caminó con su aire frívolo y superior acercándose hasta su compañero.

Los jóvenes que miraban la escena guardaron silencio, al igual que los maestros cerca de él, escuchándose solo  los golpes que recibía un muchacho en el suelo, junto a otros ya noqueados.

-Juugo-. Lo llamó y este dejó instantáneamente de patear el cuerpo que apenas estaba consiente -No pierdas tu tiempo en cosas como esta.

-Sasuke-san…- Los músculos del más alto se relajaron y miró al pelinegro delante de él.

-Hn, siempre pierdes el control fácilmente-. Se dio media vuelta y ni siquiera volteó para ver si los otros estudiantes le seguían, o se quedaban allí, o que hicieran cualquier cosa tonta que era lo que habitualmente hacían. Simplemente subió las escalas y fue directo a su salón.

El peliplata, que se había mantenido al margen de la situación, sólo atinó a suspirar cansinamente -Siempre eres el alma de la fiesta, Sasuke…- Susurró más para sí mismo que para que lo escucharan.

 

NS

 

Al momento en que Sasuke llegó a su pupitre, la campana de salida sonó, por lo que tomó sus cosas y se fue. Mientras caminaba por los pasillos, escuchaba los murmureos a sus espaldas… no les dio importancia y siguió su camino a la salida.

-¡Hey! ¡Sasuke!- Se escuchó cerca una voz conocida e irritante.

-¿Qué quieres Suiget…- No terminó, puesto que su compañero se colgó de él -¡Ah!- gimió de dolor al sentir como ambos caían al suelo.

-Vaya, Sasuke, sí que eres un aguafiestas-. El moreno se sobó la cabeza y se sacudía el pantalón al levantarse.

-Hn-. Dispuesto a seguir su camino, se vio obligado a detenerse de nuevo por el molesto sonido proveniente de su bolsillo -¿Hola?

-Hola, ¿Habla Sasuke Uchiha?- Se escuchaba una voz ronca, pero alegre al mismo tiempo.

-Depende, ¿Quién quiere saber?

Escuchó una suave carcajada -Llamo por la habitación que rentas-. Aquella voz se le hacía conocida, pero no identificaba quién era.

-¿Quién quiere rentarla?

-Hm…- La voz del joven se apagó ante la pregunta… ¿Por qué?

-¿Hola?

-Soy Naruto Uzumaki-. Qué extraño…. La voz se hacía más fuerte, como si sólo estuviera hablando a uno metros de distancia, algo estúpido.

-Bueno. Hm, ¿Sabe la dirección de la casa?- Estaba ya en la entrada del instituto cuando sintió que le quitaban suavemente el teléfono del oído, por lo que volteó bruscamente-. ¡Pero qu-

-Bueno estaba pensando que hoy podría ir para allá-. Se vio interrumpido por una voz muy conocida, la misma proveniente del celular.

¡Era el chico rubio que vio antes!

El pelinegro estaba realmente sin habla. Ese chico era más guapo de lo que pensó.

… Era más guapo de lo que pensó…

… ¿Guapo?

 

Espera.

 

El rubio rió tiernamente para luego tomar de las mejillas a Sasuke -Te quedaste sin habla, ¿Verdad?- Acercó su rostro al de él.

Y lo besó. 

Notas finales:

bueno pensaba hecerlo mas largo... pero no se me dio el tiempo xD


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