-¿No me piensas dejar el día libre, Mana-sama?
-No, hoy es MI día, ustedes seguirán trabajando en mi ausencia.
-¡Pero…!
-Despedida, le avisaré a Yoshi que tome tu lugar. Ahora si tienes el día libre… ¿Feliz?, no te quiero ver mas por acá. ¡Retírate!
-Usted es una persona muy fría y cruel, ojala nadie le felicite hoy… -comenzó a recoger sus cosas para irse de ese gran edificio gris, ¿Cruel? Pffs.
Esa chica, era apenas una principiante, ¿Cómo pretendía que le dejara el día libre? Soy Mana-sama, puedo hacer lo que quiera con quien sea.
Si mi egocentrismo y el egoísmo me hacían ver una persona terrible, cruel y fría; pero así es como alcanzo la gloria. Además, no es que sea así por que quiera probablemente un poco si, pero la verdadera razón, eran ellos tres.
Así iba pensando mientras descendía por el ascensor hasta el primer piso, dispuesto a tomarme el día libre. Llegue vestía muy gótico hoy, un vestido blanco con corsé y los lazos que lo sostenían a mi blanquecina piel era negros, mi cabello bien peinado con un poco de laca, altas plataformas negras y mi maquillaje que me hacia lucir como el Rey del Gótico que era.
Iba pasando con mi cabeza bien alta y un aire de superioridad hasta que vi como dos chicas y uno de los coordinadores hablaba en voz baja, alcancé a escuchar un poco:
-¿En serio?, pobre Nakata, ¿si saben el por que necesitaba tomarse el día libre? –dijo el mayor.
-No… -contestaron las novatas al unisonó.
-Su hijo… -se detuvo.
Me habían visto, les dije con tono molesto que se fueran a trabajar, odiaba los chismes de pasillo. No me interese siquiera en preguntarles de que hablaban, ya lo sabia, y aun así, no me importaba, alguien como yo no puede darse ese lujo.
Le dije a la recepcionista que todo el que llamara y me buscara les dijera que estaba componiendo o trabajando, ella asintió. Me retire de aquel edificio gris y oscuro y me dirigí a casa, en el camino pase por frente a un hospital, como los odio, pero mi mirada se centro en este al ver como la chica que acababa de despedir estaba entrando por la puerta principal. Seguí mi camino y de repente comencé a sentir ardor en oído izquierdo, me abstuve de tocarme con las uñas, sin embargo, haría lo de siempre:
-¡11! –me reí y empecé a contar… K… esa era la letra.
-¡Közi! –me reí a carcajadas y al parecer era cierto pues estornude.
-Ese maldito… ¿De que me estará mencionando?
Seguí conduciendo, llegue a casa y descanse un rato, pero no soporte mucho el estar solo, así que enseguida les dije a mis guardaespaldas que saldría a caminar y pensar así que no me siguieran y cuidaran la casa.
Lo primero que se me vine a la mente en el trayecto (caminaba sin rumbo) a la mente, fueron aquellos años de éxito y gloria… Malice Mizer… Tetsu. Dios, pero que necio era… no entendía que el líder era yo y aun así, testarudo se retiro. Me había costado mucho conseguir una buena voz, hasta que conocí aquel muchacho, lleno de vida y una hermosa voz, al principio no me gustaba su apariencia y su manera de bailar, pero me di cuenta de que con un poco de maquillaje, otra vestimenta y cambio de actitud nos podría llevar a la cumbre. A pesar de que le advertí que tendríamos que transformarlo y seria doloroso el proceso, el chico acepto, que fuerte. Y así comenzó una nueva era para mi ex-banda quizás la mejor… iba a por Klaha, pero, me percate de que estaba parado en frente del restaurant que tanto amaba, aunque el trabajo no me había dejado tiempo estos últimos días para pasar por allí, así que decidí entrar. Camine con mirada baja y ojos puestos fijadamente en el suelo hasta que llegue a mi mesa favorita, una de las últimas. Me senté y mire la carta. Aun no había llegado el mesero, que irresponsable. Pero en un intento de buscar con la mirada a alguien que me atendiera pude verlo, no… imposible, mi mirada comenzó a nublarse, y mis lagrimas se acumularon en mis ojos, el… ¡Estaba ahí y me miro! Nuestros ojos cruzaron miradas, no aguante mas, rompí a llorar, ¿Cómo era posible? No me reconoció, y… hoy es 19 de Marzo, mi cumpleaños y no se acordó, que dolor tan grande ha invadido a mi pecho, miles de punzadas en el corazón, ¿a esto es a lo que le llaman decepción? Llore por que no podía hacer más.
-¿Qué te pasa? –su hermosa melodía con su voz retumbo en mi oído, ya no puedo mas. Escribí en una servilleta lo que sentía y se la pase.
Que humillación, pero por lo menos… Gracias, ya que no podrás decir: “¡Mana llorando!” o quizás se reiría de mi. Aproveche que estaba distraído leyendo el escrito y fugaz pero sigilosamente me escape de su lado. Comencé a llorar y sin darme cuenta, fuera del sitio se encontraban varias personas vestidas de negro con cámaras… no, me encontraron. Corrí, a pesar de que el dolor se había aprovechado del movimiento de mis piernas, me apresure y atravesé un callejón un poco estrecho y sin voltear atrás, pude escuchar gritos de “¡Mana!” o “¡Persíganlo!”. ¿Por qué? Hoy es mi día, asquerosos humanos como los detesto.
Ya había pasado una hora y media desde que salí del restaurant, no se como seguiría corriendo con estas plataformas. Conseguí llegar a lo que parecía un edificio, encontré un baño, abrí la puerta y me encerré con seguro.
-Pero… ¿¡Por que!?... ¡Hoy es mi cumpleaños! Ya me faltaba los paparazis y su acoso, Gackt… ¡Ayúdame!... –seguí lamentándome allí adentro, a pesar de que era de tarde el cielo se torno a gris con nubes anunciando lluvia. En efecto, el cielo llorara junto a mi, escondí mi rostro en mis brazos, me encontraba en posición fetal. Ya estaba pasando como media hora, cuando decidí irme de allí, no puedo seguir humillándome así, soy Mana-sama, no un cualquiera.
Abrí cuidadosamente la puerta, mi maquillaje estaba terriblemente corrido, coloque un pie afuera asomando la plataforma por la puerta pero me devolví y cerré la puerta un poco dejando un estrecho campo visual. ¿En que me metí? ¿Un hospital? Al parecer era el mismo por el que pase con mi auto hace unas horas.
-¡No!... Señor… ayúdelo, ¡No lo quiero perder! Es lo único que me queda… -esa voz, Nakata, era ella. ¿Por qué estaba en el hospital? No debía curiosear, pero a la final soy humano, así que, alcance a ver y darme cuenta que se encontraba llorando, tenía los ojos rojos.
-Discúlpeme, es duro para usted, pero el niño… ya no podemos hacer mas nada por el. –añadió al parecer el doctor, no veía bien por que la puerta no me dejaba.
-¡Nooo! –rompió a llorar mas fuerte la desconsolada chica.
¿Niño? ¿Qué niño? Quizás esta era la razón por la que ella me había pedido el día libre, pero aun sigo sin entender que paso con ese tal niño, probablemente era su sobrino o primo. Sin darme cuenta, alguien estaba parado enfrente de mí.
-¿Sr. Sa-Satou?... ¿Qué hace aquí? ¡Este es el baño de mujeres! –añadió secándose las lagrimas y tratando de parecer seria.
-Eso no te incumbe… Quería saber ¿Por que esta así? –musite.
-Eso no le incumbe. –me mofo en pocas palabras.
-… -no alcance a decir nada.
-¿A-así como?... ¡Es-estoy bien! –no me engaño.
-No te creo, tú eres una niña fuerte de carácter, siempre feliz y animada… -sin darme cuenta, había comenzado a halagarla.
-Etto… Ma-manabu-sama, gracias pero… no se si deba contarle… -dijo en voz baja.
-No puedo hacerte nada, si me llagas a contar o no… ¿Qué más da? –arqueé una ceja, tenia razón.
-Bueno… tiene relacionado con lo que paso en la mañana, en el edificio Midi-Nette… -estoy empezando a imaginarme la verdad de esta historia. –Le solicite permiso, por que mi hijo lo operarían de un tumor en el cerebro y podía ser mortal; entonces el doctor me dijo… -rompió a llorar, trague saliva fuertemente mientras un nudo se me hacia en la garganta. –que antes de llevar a cabo la cirugía me daría un tiempo para pasar y hablar con mi hijo… pero no llegue a tiempo, debido a la discusión que estuve con usted por conseguir el permiso. Por eso estoy aquí, me acaban de dar el informe de que… la operación no salió exitosa y mi niño perdió la vida. –musito esto ultimo dirigiéndome una mirada de rencor y rabia.
Nakata se fue corriendo, no la fui a buscar por tres razones: una, mi orgullo no me lo permitía y si me acercaba mucho, los paparazis nos verían y empezarían con los titulares “¿Romance nuevo de Manabu Satou?” o algo parecido; dos: las plataformas estaban pesadas, tanto así que me había tocado bajar por la mitad los cierres de estas, por haber corrido tanto hace una hora; y tres: dicen que es mejor esperar a que la persona se desahogue y luego buscarla, de todas formas si fuera atrás de ella, ¿Qué cosas estúpidas y románticas le diría para consolarla? Si todos saben que en eso apesto, o mejor dicho ni lo saben.
Me devolví al baño, volví a pasar seguro, me coloque en posición fetal. Era imposible que esto estuviese pasando. Podemos decir que no sabia si llorar, golpear algo o a alguien, simplemente, recopilemos, ¿Si saben lo que hice? Le quite a una hermosa mujer un pequeño tiempo al lado de su hijo por ultima vez, y le quite también a ese niño, la felicidad de ver por única y última vez la frágil sonrisa de su mama, para luego dormir eternamente. Me siento estúpido… no… soy un estúpido.