- Ella me dijo que si le llevo la joya más hermosa que pueda existir, aceptara bailar conmigo esa noche. – Se escuchaba una vos triste en la habitación de un joven de 18 años. Acababa de entrar a la universidad, y así como entro, también le llego el amor, pues se había fijado en una hermosa chica de cabellos rubios como el oro y ojos verdes como su nombre, Esmeralda. Gabriel, que era el nombre del muchacho, le había pedido a la chica que fuera con él al baile de inauguración que ofrecería la universidad, pero ella, tomando muy en cuenta la posición económica del chico, se negó rotundamente, aclarando que solo bailaría con el si le llevaba la joya más hermosa que pudiera existir en el mundo.- ¿Cómo voy a conseguir algo así? Si soy muy pobre… ¡Es imposible!-sin más, el joven rompió en llanto.
- ¿Qué podre hacer para ayudarle? No puedo quedarme sin hacer nada, viendo como el joven se destruye a sí mismo a cada minuto…-decía para sí el ángel guardián encargado de proteger a Gabriel, y aunque esté no pudiera verlo, lo quería muchísimo, y le dolía en el alma no poder hacer nada por el muchacho.- Tratare con mi vida de conseguir esa joya.
El hermoso ser, desplego sus grandes y blancas alas y emprendió el vuelo en busca del ya mencionado objeto. Voló durante horas y horas, cada vez estaba más cansado, hasta que por fin se le ocurrió una idea, iría a preguntarle a quien más sabe de belleza, a las flores. Volando así, llego hasta donde estaba un precioso rosal, en medio de un jardín que parecía de otro mundo por su hermosura, con sus sutiles pasos se acerco, y le preguntó:
- Hola, estoy en busca de la joya más hermosa del mundo, pero soy solo un ser mágico que no sabe nada sobre el paraíso que es el planeta Tierra, ¿Podrías ser tan amable de decirme que podría ser este objeto que busco con anhelo?
- Hola, pues la verdad no tengo idea de que pueda ser ese objeto que buscas, hay muchas cosas en este mundo tan hermosas como tú, pero no podría saber qué es exactamente lo que deseas.
- Soy el guardián de un joven de 18 años de nombre Gabriel, y estando él enamorado su amada lo rechaza porque le pide que le lleve la joya más hermosa del mundo, y si no lo hace, no le hará ningún caso.
- Ha, ya veo. Lo hubieras dicho antes, pues si de amor se trata la joya más linda del mundo puede ser el corazón de cristal que guarda la reina de hielo, ella vive en su castillo de cristal que esta sobre la nube más grande del cielo, ve a verla, tal vez ella te pueda ayudar.
- Te lo agradezco mucho.- De nuevo el ángel levanto vuelo después de dedicarle una sonrisa a la rosa que lo había ayudado. No tardo demasiado en llegar al castillo de cristal, y en cuanto puso un pie en ese lugar, se apresuro corriendo, y al llegar con la reina, le dijo:
- Buenas tardes. He venido en busca de su ayuda.
- ¿Qué es lo que necesitas?-interrogó la mujer.
- Estoy buscando algo muy preciado, un objeto que no tiene precio pero si valor, me han dicho que usted tiene en su poder un corazón de cristal, que han catalogado como la joya más bella del mundo. He venido por esa joya.
-Eso es imposible, lo que estas buscando tiene un valor muy grande, no puede ser concedido ni siquiera a un ángel.
- Le ruego que me permita llevármela, hare lo que sea para conseguirla.
- Pareces muy seguro de ti mismo.
- Lo estoy, juro que hare cualquier cosa para conseguirla.
- ¿Qué estás dispuesto a darme por ella?
- ¿Qué es lo que tú pides a cambio?
- Cuatro cosas: Tu corazón, tu sangre, tu vida y tus alas.
- Trato hecho.
Tal y como lo había dicho, la reina de hielo le arranco al ángel sus alas y su corazón, su sangre y poco a poco su vida. Lo único que lo mantenía en pie era el deseo de entregarle al muchacho la gema que sacrificando su propio cuerpo había conseguido para él.
Ya sin alas, y con lágrimas en sus ojos por el dolor, fue cayendo poco a poco a la tierra, cayendo precisamente en el cuarto del estudiante, rompiendo el techo de madera y lastimándose al caer. Terminó en el frio suelo, con su blanca espalda bañada en sangre por aquel sacrificio de entregar sus alas, y con constantes y cristalinas lágrimas cayendo de sus ojos le entrego al muchacho el corazón.
- Toma…te entrego este corazón de cristal para que puedas estar con la mujer que amas.- le dijo al joven entre sollozos. El chico tomo el corazón aun sin entender lo que pasaba, pero sentía en su interior una tristeza muy grande, que jamás había sentido en su vida.
- Pero… ¿Por qué? ¿Quién eres y porque has hecho esto por mi?- pregunto el joven con unas lagrimas que brotaban de sus ojos.
- Yo soy…era tu ángel guardián…no pude soportar verte sufrir tanto por esa mujer que no te aceptaba por quien eras, así que preferí sacrificar mis alas, mi corazón, mi sangre y mi vida para protegerte y que fueras feliz…aunque ahora no viviré para verlo…parece que ahora que no tengo alas he dejado de ser un ángel y por eso puedes verme.
- Ahora que lo dices…siempre te sentí conmigo, un calor muy especial cuando estaba deprimido…podría jurar que aquel precioso sentimiento era por un abrazo tuyo, pero por favor no llores mas, que mi corazón amenaza con salirse de mi pecho por el dolor que estoy sintiendo…lamento mucho lo que te eh hecho hacer…no me alcanzara la vida para perdonarme…y aunque ya no tengas alas, para mi sigues siendo un ángel…y ahora, aunque ya es tarde…me doy cuenta de que la joya más hermosa del mundo eres tú…un ángel…
Ambos se quedaron mirando fijamente por unos segundos, y luego el ser mágico desapareció dejando destellos dorados y plateados. Había muerto.
El joven no entrego el corazón de cristal, porque esa mujer no era digna de tenerlo, mejor le puso una cadena y se lo colgó en el cuello, porque para él significaba el corazón de su guardián, y lo mantuvo hasta el fin de sus días junto a su propio corazón.
FIN.