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Sangre por Tsukiyama Yume

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Notas del capitulo:

Yo jo~ x3

Mi nombre es Yume! Tsukiyama Yume desu~

Como veran aquí un fic! ¡Espero que lo disfruten por que a mí asdasd me encantó! Sí, sí por que soy la autora lo sé...

Bueno, espero que les agrade :3

 

Mi nombre es Murotsu, Murotsu Takuya o al menos este es el apellido que usaré de ahora en adelante, vivo en un orfanatorio, bueno vivía ya que desde hoy ya no más, cuando tenía 6 años mis padres murieron en un accidente. Ahora que tengo 16 años fui adoptado por una familia y ahora estoy a punto de salir por aquella enorme puerta y conocerlos. Traía la ropa adecuada para la ocasión, una camisa blanca fajada y un pantalón negro, mi peinado era como el de siempre, raro y unos calcetines grises que son tapados por un par de zapatos oscuros, un saco negro y largo que llegaba hasta mis rodillas y unos guantes puestos por el frío.

Me acerqué a la puerta principal del convento, aquella que dejaré para siempre y empezaré una nueva vida con una familia. Caminé a paso lento, no es que no me quisiera ir es solo que me gusta más así y no ser apresurado, de todos modos sé que me voy.

Por fin salí y miré a cuatro personas, los mayores se miran felices y sus hijos me miran de una manera extraña cómo si no quisieran que fuera con ellos. Miré dudoso a la madre superiora quien se encuentra a un lado de mí, me miró y sonrió. Me sorprendí un poco ¿no tenían frio? Ninguno traía chamarra, ni un saco o algo que los cubriera además la estación no era muy favorable, era invierno.

—Hola, Takuya kun. —Me saludó la mujer que me adoptó, si mal no recuerdo se llamaba Kanon, era una mujer no muy alta pero tampoco estaba pequeña, era de una piel blanca como la nieve y de pelo color chocolate y largo, le llegaba casi hasta la cintura, su camisa es de vestir y de un color blanco con rallas delgadas moradas verticales sin mangas, traía un pantalón negro con rallas del mismo color, un poco acampanado y unos tacones negros que la hacían lucir más alta, sus ojos eran achocolatados al igual que su pelo, se miraba muy amable.

—Mu-mucho gusto. —Respondí a lo que ella rió bajito ¿se estaba burlando de mí?

—Hola Takuya, yo soy Sano pero puedes decirme papá. — Me dijo con una sonrisa, podría jurar que miré un brillo en sus dientes de tan reluciente que era su dentadura, reí ante lo que pensado y él me miró sin entender, negué con la cabeza dando a entender de que no era nada. — Ellos son Piko y Reo, espero que puedan llevarse bien, ellos serán tus hermanos mayores. —Me aclaró mi “papá” y ellos se presentaron con una reverencia más no dijeron nada. —Piko tiene 16 años mientras que Reo tiene 17 años. —Genial, tengo la misma edad que ese pelinegro. —Chicos, Takuya tiene 16 años pero Piko es mayor por meses.

Después de que mi ahora “familia” y yo fuimos a su carro, era uno inmenso y era ¿americano? Lo identifique ya que el volante estaba del lado izquierdo y  no del derecho como debía ser en este lado del mundo. La superiora me miró y se despidió de mí con la mano. No había nadie más, siempre había sido un chico solitario por así decirlo nunca tuve un amigo, solo compañeros de clase.

Todos empezaron a subir y mi “hermano” Reo si no mal recuerdo fue muy amable con migo en cambio Piko parece ser que me ignoraba, Reo era un chico de cabellos rojizos y picudos, se miraba muy tierno a mi punto de vista, su ropa era extraña, era un pantalón libáis medio roto junto con una camisa blanca de manga larga y botones, traía un arete en el oído izquierdo. Mientras que Piko era un chico de cabellos negros y un poco largos, su peinado era raro también, parecía que lo traía lacio, su ropa era muy diferente a la se Reo, traía un suéter blanco con rallas negras, una camiseta blanca, un short largo negro, unos calcetines negros un poco largos y esponjados junto con unos tenis negros y las cintas lo contrario, un collar largo con unos triángulos picudos y largos. Ambos chicos de piel blanca como la nieve, igual que su madre. Lo curioso es que “mi hermanito” el pelinegro parecía un poco femenino.

—Bueno chicos, es mejor que nos vallamos, su padre tiene una junta importante hoy y yo tengo que salir a toda prisa. —Nos avisó la señora Kanon, no me puedo acostumbrar a decirles papás tan rápido.

—Takuya kun, espero que te lleves bien con tus hermanos. — Me dijo Sano san quien prendió el carro para después empezar a moverse y una vez más me despedí de aquella señora que me cuidó por tantos años y se encargó de mi educación, el auto  avanzó alejándome cada vez más del lugar.

El camino fue silencioso, Sano san estaba concentrado en la carretera y Kanon san también, Piko  y Reo estaban en silencio, mirándose las caras hasta que Reo me miró y yo a él, me sonrió y después miró al frente.  Yo estaba del lado de la ventana, Reo en medio y Piko del otro lado, espero que no haya problemas entre nosotros dos.

Empezó a llover, seguramente estaba predicho ya que las nubes cubrían todo el cielo, eran de un color gris oscuro y el aire estaba muy helado. Llevé mis manos a mis oídos quienes fueron cubiertos por mis guantes, juraría que estaba bajando la temperatura pues se podía mirar cómo salía el dióxido de carbono por mi boca, en forma de humo gris claro.

—Madre, Takuya kun tiene un poco de frío. — Genial, Reo se dio cuenta lo menos que quiero es causarle problemas a mi familia adoptiva.

—Takuya ¿prendo la calefacción? —Me preguntó Kanon san, los chicos me miraron esperando mi respuesta.

—No, así está bien. — Respondí, espero no enfermar.

—Yo lo caliento. — Se ofreció Piko y Reo soltó una carcajada.

—Hay hermanito, pareciera que le quieres hacer algo a Takuya chan. — ¿Chan? No suena tan mal… ¡esperen! ¿Calentar? ¿El? Me rehusó, prefiero tener hipotermia.

—Reo, te cambio. —No le preguntó, casi parece que le ordenó pero el que estaba alado de mí ahora ya estaba en la esquina, que rápido.

Piko sujetó mi muñeca y me llevó hasta su pecho, sin decirme nada me abrazó, claro que yo intente quitarme de ahí pero “mi hermanito” tenía más fuerza que yo, intente desatarme varias veces pero después no hice nada, era inútil y lo peor de todo es que ¡nadie decía ni hacía nada!

Dejé de quejarme tanto y me di cuenta de que Piko tenía un calor corporal muy elevado, podría jurar que estaba hirviendo pero parecía de lo más normal para él,  empecé a quedarme dormido supongo que al mantenerme en una temperatura ya normal me dio mucho sueño, hasta que me quedé dormido.

--

—Takuya. — Alguien me está hablando. — Takuya. — Volví a escuchar la misma voz. — Takuya. — y desperté completamente, mirando para todos lados a ver dónde estaba el dueño de esa voz.

Pude ver que era un cuarto inmenso, más grande que la que tenía en el orfanato. Parecía un cuarto antiguo, la cama era grande, mucho más grande que yo y yo estaba en ella, ¡tenía mí propia chimenea y mi propio baño! Las paredes eran color miel y los bordes de la habitación eran color café oscuro, había un tocador y varios muebles y un enorme armario, mirando todos los lugares hasta encontrarme con Piko quien me miraba, creo que estaba un poco molesto.

—Ya era hora de que despertaras. — Me dijo, estaba sentado a un lado de mí. — Llevas casi cinco horas dormido, sí que duermes. — Soltó un suspiro con una risa burlesca. — Esta será tu habitación de ahora en adelante, la mucama te dejó la ropa que usaras en tus cajones todo está a tu talla espero que te guste, Reo y yo la escogimos para ti, la cena no tarda en estar lista— Su tono de voz cambió, fue fría, su comportamiento no me estaba agradando— el mayordomo vendrá a avisarte. —Se levantó y se dirigió a la puerta, para salir de mi cuarto, me quedé un poco fuera de sí ¿mucamas? ¿Mayordomos? Solo faltaba el ama de llaves, el cocinero y el jardinero. —Una cosa más…—Susurró algo por lo que no alcancé a escuchar.

Caminé hasta aquel enorme armario para después abrirlo y mirar una inmensidad de ropa, abrí algunos cajones y pude ver pantalones de varios tipos, seguí abriendo cajones. Cogí una camiseta negra larga con un letrerito que decía “noche”, un pantalón libáis verde oscuro, una chaqueta color marrón y unos tenis negros. 

Salí por aquel portón enorme color marrón muy detallado de figuras extrañas para  mí, me levanté y por un momento pensé que era uno de los pasillos más anchos que había mirado, no supe ni para donde ir, me sentí perdido. Caminé para el lado izquierdo para después dar vuela a la derecha y mirar las escaleras, bajé y pude mirar a una mujer no muy mayor, a simple vista.

—Disculpe, ¿Quién es usted? — pregunté.

—Soy el ama de llaves. — Me respondió y no dije nada.

—Un gusto, soy…—Pero no me dejó seguir, al parecer ella ya sabía mi nombre.

—Joven Takuya, el mayordomo Sherlon lo guiará al comedor. — Decía mirando a un lado de mí, volteé y me encontré con un hombre alto de cabellos negros y de piel muy pálida, traía un traje negro, sí que parcia un mayordomo, me asusté un poco ya que no me di cuenta cuando llegó al lugar donde estaba ahora.

—Fui a buscarlo joven pero no lo encontré en su habitación. —Me explicó.

—No se preocupe Sherlon san. — Le sonreí.

Empezó a caminar y lo seguí, me guió hasta el comedor, donde solo estaban Reo y Piko, sentados esperando la cena, el comedor era inmenso cabían alrededor de unas 50 personas en la mesa, era de puro cristal la mesa, claro que sus patas eran de madera, se miraba bien cuidada. Me senté en una de las sillas, alado de Reo, aún no le tenía confianza a mi otro “hermano”, era raro.

— ¿Cómo dormiste? Takuya kun —Me preguntó Reo.

—Bien, nunca había dormido tanto tiempo en el día. — Confesé.

—Acostúmbrate, porque a partir de…—Piko no terminó su oración, Reo san lo tenía en la mira con unos ojos penetrantes.

— ¿Y Kanon san y Sano san? —Pregunté para cambiar de tema pero recordé que tenían planes ellos.

—Padre fue a una junta y madre fue a las empresas Project Sora. —Me respondió mi hermano pelirrojo. —Tenía que presentarse a una junta. — Aclaró.

Yo tan sólo escuché lo que me dijo Reo, unos segundos después llegaron 2 hombres, uno con dos platillos y el otro con solamente uno. Ambos chicos me miraron y después miraron a los cocineros y ellos a mí.

— ¿Cuál quieres? Takuya kun. — Me preguntó el que estaba alado de mí.

Los tres platillos se miraban deliciosos y era difícil de escoger, uno era un pedazo de carne cuadrado con una ensalada, el otro era ¿una hamburguesa? ¿Qué clase de cena era esa? Y el otro era cereal, tres platillos completamente diferentes.

— ¿Cuál quieres tu? Reo —pregunté un poco tímido.

— ¿Yo? Yo quiero la carne. — No esperé esa respuesta, tan fluida.

—Takuya kun ¿Qué opinas sobre los vampiros? —Me interrogó  Piko de repente.

—Creo que son seres que se esconden de la luz porque son sensibles a ella, son humanos pero con capacidades muy diferentes y eso los hace especiales. — Los chicos me  miraron pasmosos, no creo que se hallan esperado tal argumentación de mi parte.

—Escojo la hamburguesa. — Dijo el que me cuestionó así que yo me quedaría con el cereal, que suerte.

Nadie dijo nada todos en silencio, terminamos de comer y le pedí a Reo que me llevara a mi pieza seguramente me perdería ya que todavía no conocía la casa.

Caminamos despacio, claro seguramente Reo caminaba más rápido pero me seguía el paso, pronto llegamos a mi habitación y le agradecí a Reo el haberme hecho el favor de traerme y el sólo me dijo un “de nada” y se fue, seguramente iría a su alcoba.

Cerré la puerta y caminé hacia el baño, tomaría una ducha y después leería el libro que me regalo la madre superiora días antes de que me llevaran del orfanato. Entré al baño, era uno demasiado grande, tenía un jacuzzi grande y redondo de color verde, el baño era completamente diferente a lo que me esperaba en la esquina del baño estaba una regadera que era tapada por paredes de cristales y el piso era de loseta blanca verdosa con unas líneas delgadas de color verde pasto, había un espejo, arriba del lava manos que era de vidrio. En una esquina estaba un mueblecito, me acerqué y la abrí encontrándome con algo que ya me esperaba: las toallas, cepillo de dientes, shampoo, acondicionador, jabón para el cuerpo, desodorante, una esponja,  un cepillo para el pelo y un jabón líquido que hace espuma ¡genial! Por ahora no lo usaré.

Fui a la regadera  abriendo aquellas puertas que se recorrían y abrí la llave del agua caliente pero salía fría, esperé unos minutos y empezó a salir agua caliente subía la temperatura del agua hasta tal grado que empezó a salió vapor. Me empecé a quitar la ropa poniéndola en el cesto de roma sucia que estaba en una de las esquinas, me quité los zapatos y los calcetines quedando ya completamente desnudo, abrí la llave del agua fría para después meter la mano al agua y ella recorriera mi palma para después seguir su camino me di cuenta de que el agua seguía estando muy caliente para mi gusto así que le di vuelta a la llave del agua fría y empezó a salir el agua tibia, aun que un poco más caliente.  Me alejé un poco de la regadera para ir por los accesorios para asearme y después regresé a donde estaba unos segundos atrás.

Entré a la regadera,  sentí como el agua se estrellaba contra mi cabeza y mi cuerpo, tomé con mis manos el shampoo, lo abrí para después aplastar el embase y saliera aquél liquido espeso color verdoso, llevarlo a mi cabello, empezar a revolverlo con el agua en mi cabellos y masajear  mi cabeza  para que saliera espuma de jabón.

Tomé la cajita de cartón donde en el interior se encontraba aquella barra de jabón para después dejar aquella caja ya bacía y ponerla en el piso ya cuando saliera de bañarme la tiraría, embarre la barra de jabón por todo mi cuerpo sentí como mi piel quedaba más lisa gracias a la barra desinfectante.

Después de unos minutos terminé de asearme como era debido y fui por una toalla, había de varios colores, tomé una roja me la amarré a la cintura, salí del baño y pasé a mi cuarto, fui al gran armario y lo abrí para después jalar unos de esos largos cajones y encontrar mi pijama, al mirarla quise reírme pero no lo hice y me dediqué a ponerme la ropa con la que dormirá esta noche, era una pijama de conejito gris con blanco, parecía un disfraz.

Me acosté en la cama y me puse a leer el libro “angelología” que me regaló la superiora, leí las primeras 67 páginas y me quedé dormido.

Estaba en un bosque, había muchos árboles altos y grandes podría jurar que no tenían infinidad. Caminé por aquel parto amarillento para después encontrarme con ¿Piko? Si, parece que era el solo que estaba volteado y no me miraba, camino un poco más para ver que estaba toda la familia reunida pero me di cuenta que había más personas, personas que yo no conozco.

—Faltan muchas noches para que inicie. —Dijo una de las personas desconocidas para mí, tenía una capa negra, lo cubría completamente y no podía ver su rostro.—Ahora solo hay que llevarlo con la familia.

—No por nada mis padres lo adoptaran Jerry, ya encontramos su ubicación y al parecer se encuentra en un orfanato en una de las prefecturas de Sapporo, osea no muy lejos de aquí. — Mencionó Reo. —Él es el único que puede entrar y contactar a Bou-sama, sabes que es el único sobreviviente de la guerra entre vampiros y demonios.

 

—No es el único sobreviviente, parece que también…—Pero ya no escuché más.

Me levanté, asustado por el sueño y volteé para todas partes, miré a Reo quien estaba recargado en la gran puerta mirándome detenidamente y yo me le quede viendo.

—Esa pijama no te queda nada mal, conejo chan. — Me guiñó el ojo haciéndome sonrojar. —Tranquilo, no te haré nada, no por ahora.

— ¿Qué hora es? — Pregunté quizás no debería estar despierto, lo deduce ya que la luz del sol todavía no se hacía presente.

—Es la 1 de la mañana. — Aclaró, me sorprendí un poco ¿tenía planeado despertarme a esta hora? —Deberías volver a dormir, estabas sudando ¿Has tenido una pesadilla? — ¿Qué come que atina?

—Sí, uno de los sueños más extraños que eh tenido. —Empecé a sentirme raro, mareos, la vista se me hizo borrosa y caí a la cama, juraría que Reo se empezó a acercar antes de que quedara inconsciente.

Notas finales:

asdfasdfasd~ :3 ojala les haya gustado ;_;

cualquier critica, comentario, pensamiento o sugerencia puede hacerlo ya saben donde ;)

Y... sobre los personajes...amo a este Piko ._. <3


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