Estabas abrazado a mí, la tenue luz del sol te hacia ver más hermoso. ¿Cuánto llevaba viendo el amanecer en tu piel?... un poco más de cinco años. Media década cargada de los mejores momentos de mi vida, de esos momentos, algunos tan pequeños como el suspiro de un segundo, pero tan grandes para hacer que me aferre a esto.
Note como abrías los ojos poco a poco. Espere que en tu rostro apareciera el sol y me sonrieras. Tus ojos estaban abiertos, mirándome fijamente. Sin embargo… no me sonreíste. Me acerque un poco más a ti, apenas lo hice y me di cuenta de que algo había en tu mirada, o más bien algo faltaba. No tenía brillo alguno y estaba enmarcada por profundas ojeras. Te tapaste la cara con las manos y suspiraste, te incorporaste con pereza, sin ni si regalarme una mirada. ¿Estarías enojado por algo?... te sentaste a la orilla de la cama y me diste la espalda.
— Shima… te amo — Dijiste con un tono que no solía escuchar muy a menudo. Triste y cansado.
Seguí tu delgada figura mientras, te levantabas y entrabas al cuarto de baño. No hice más que quedarme recostado, intentado recapitular el día anterior. Si mi memoria no me fallaba, el día anterior pasamos la noche en casa de Takanori. No me embriague, ni mucho menos te obligue a quedarte hasta tarde, como era mi costumbre. Entonces… ¿Por qué estabas tan enojado conmigo?
Me quede recostado pensando el porqué de tu actitud. Mire el reloj eran las 9:30, el ensayo seria hasta las 12 así que tenía tiempo de hablar contigo y aclarar las cosas.
Pero… tengo una terrible sensación en el pecho… como… como si tuviera mucho tiempo que no te abrazo, que no te beso…que no te siento.
Saliste del baño. Pensé que habías entrado para cambiarte pero no era así. Mis conjeturas fueron erróneas de nuevo. Seguías con el pijama puesto, te volviste a sentar en la cama y de tus labios surgió un suspiro que me helo la sangre ¿Estabas cansado de mí?
Me acerque a ti y acaricie tu mejilla haciendo un camino hacia tus apetecibles labios. Alzaste tu mano, y con la punta de tus dedos recorriste ese camino que yo trace antes, dejando largo rato la punta de tus dedos en tus labios.
Note como tus ojos se llenaron de lágrima, agachaste la cabeza mientras tirabas de tu cabello. Me dolía la imagen que tenía frente a mí: te veías tan desolado, tu labio inferior temblaba. Tensaste tu boca en un intento de tranquilizarte, sin embargo no pudiste más y comenzaste a sollozar. De inmediato me puse de pie, me hinque frente a ti, y te abrace, rodeando con mis brazos tus hombros, suave pero con firmeza. Sentí como te quedabas sin aliento por unos instantes, pero no me envolviste con tus cálidos brazos como otras ocasiones.
¿Será que esto es más grande que Tú y yo?
No tuve más remedio que romper el abrazo, sintiéndome inútil por no poder controlar tu llanto. Estuviste un rato sollozando, ante mi dolida mirada que te pedía una explicación. Mi corazón se estremeció un poco al imaginarme lo peor… ¿Ya no me amabas? ¿Era eso?
Suspiraste apretando los ojos, como queriendo sacar fuerzas de ese soplo de aire. Te pusiste de pie y yo hice lo mismo. Pude observarte por completo ¿Desde cuándo estabas tan delgado? Parecías enfermo, la piel de tu rostro brillaba por su extrema palidez, acentuando aún más esas ojeras moradas debajo de tus ojos.
Una vez más forcé mi mente, intentando recordar lo más posible. Pero nada. No había vestigios de alguna pelea, una ruptura o un distanciamiento. Ni si quiera un berrinche que justificara tú, extraña e inexplicable, frialdad hacia mí.
Seguí tu andar lento hasta la cocina. Te paraste de puntitas para alcanzar el último peldaño de la alacena. Tomaste un paquete con sopa instantánea ¡¿Instantánea?! ¿No pensabas cocinar para mí? ¿Dónde quedaron estas tostadas francesas que casi todas las mañanas cocinabas para mí? Me sentí peor que antes. ¿Qué estaba pasando?
Me senté en una silla del comedor, observando como vaciabas el contenido de la bolsa de aluminio en una pequeña olla con agua hirviendo. Recargaste tus manos en la tarja de cerámica, agachando la cabeza, dejando escapar otro suspiro de tus labios. Te quedaste un rato asi, totalmente inmutable. Como si yo fuese invisible. Te despabilaste cuando el caldo de la sopa se derramó un poco, causando que las llamas del fuego se avivaran.
— Amor yo…— Me acerque a ti, a unos escasos centímetros de rodearte con mis brazos y te moviste en seguida. Apagándole al fuego y sirviendo la sopa en un plato hondo.
Te dirigiste al comedor de nuestro departamento. Esa parte de nuestra casa, era tu favorita, sé perfectamente que amas esos enormes ventanales y la vista que se percibe de ellos. Supongo que no podría contar con las manos todos los momentos que especiales que hemos pasado ahí.
Me quede sorprendido cuando llegue al comedor y te vi sentado en la mesa. Las cortinas estaban completamente corridas. Era algo inusual teniendo en cuenta uqe amabas ver el cielo azul mientras comías. Me sente frente a ti. Tu lugar no habia cambiado, estabas sentado en la silla con la mejor vista. Esa silla que siempre era causa de discusiones infantiles, o no tan infantiles, entre nosotros, discusiones que muchas veces nos llevaban a lindos jugueteos que eran la causa de que llegáramos tarde al ensayo…
FLASHBACK
— Nee Patito déjame ese lugar— Decía un pelinegro mostrando una de sus radiantes sonrisas, en una mano llevaba una jarra con jugo de naranja.
— No Kai-Chuu~ yo llegue primero. ¡Además! sabes que me encanta este lugar, tiene una bonita vista…— Respondió el castaño con un adorable puchero y mirando soñadoramente la ventana.
— Pero yo cocine y te hice jugo de naranja. ¡Mira!— Alzó la jarra con el jugo, meneándola un poco. — Además te daré tu postre…—Le susurro el batero, mientras en su rostro se posaba una sonrisa lasciva y se mordía levemente los labios.
Solo había una persona que podía doblegar la voluntad de ese orgulloso castaño. En el mundo solo un alguien, podía hacerlo ceder ante sus caprichos. Takashima solo podía dejar de lado su felicidad por alguien y ese era el lindo pelinegro que tenía enfrente. Lo amaba, se amaban más que a nada en el mundo, ellos habían tenido la fortuna de encontrar a su alma gemela. Si bien tenían personalidades muy distintas, día a día trabajan para mantener su relación estable.
— Mmmmm…. Tienes que convencerme…— El más bajo de inmediato se acercó a su pareja sonriendo triunfante, dispuesto a convencerlo. Se sentó a horcajadas en sus piernas y comenzó a besar esos carnosos labios, de una forma tierna pero también pasional, esa mescla que solo los labios de Kai podían ofrecerle.
— O.k te-te dejo el lugar…— Respondió un agitado Uruha, que intentaba controlar su respiración. Ese pelinegro solo con un beso era capaz de elevar su temperatura y de hacerlo tocar el cielo.
FIN DEL FLASHBACK
No sé cuánto tiempo pasamos sentados en la mesa, tu no habías probado ni un bocado, solo removías la sopa y mirabas a la nada “Quisiera que todo fuera como antes” esa frase escapó de tus labios, en un susurro mientras mirabas tu taza de café. Nuevamente, intenté acercarme a ti e inmediatamente, y nuevamente me rechazaste.
Te levantaste de la silla, tomando el plato de sopa que no te molestaste en probar y tu taza de café que apenas iba a la mitad. Tiraste la sopa al cesto de la basura y la taza de café la dejaste en la tarja. Te tome del brazo pero tú me ignoraste olímpicamente y rápidamente te encerraste en la habitación, dejándome sin saber qué hacer.
Sabes… tu indiferencia duele.
Desde afuera pude escuchar tus sollozos, intente abrir la puerta pero tenía puesto el seguro. Me deje caer apoyándome en la pared, al otro lado de donde estabas tú… y a pesar de solo ser una fría pared lo que nos separaba… yo sentía como si hubiera un mundo de por medio, como si la distancia entre nosotros fueran millones de años luz…. dolía tanto tu indiferencia… ¿Qué te había hecho?... ¿Por qué lo nuestro se tornaba tan mal de pronto?... sin proponérmelo las lágrimas comenzaron a salir de mi ojos.
Note como tus sollozos se fueron apagando, supuse que te habías quedado dormido. Y no desee otra cosa más que poder abrazarte.
Ya era más de la una de la tarde, tú no salías y al otro lado de la puerta no se escuchaba absolutamente nada. Estaba claro que ninguno de los dos iría al ensayo. Cerré mis ojos, dejando que la pesadez que sentía en mi cuerpo me invadiera. Sentía como si en cualquier momento me quedaría dormido. Cuando estuve a punto de hacerlo abriste la puerta.
Estabas arreglado pero…no como siempre, sé que no eras un gran fanático de la moda y que preferías estar cómodo fuera del trabajo. Sin embargo ahora… llevabas una sudadera gris y un pantalón de mezclilla con unos tenis cualquiera, tu cabello negro estaba sin planchar y no había rastro del maquillaje que usabas. Ese atuendo te hacia lucir más enfermo y más decaído… parecía que el Kai que había conocido ya no existía más…
¿A caso yo termine con él?
**
Estoy harto de esta estúpida rutina. Este dolor está acabando conmigo, y el odio hacia la vida es cada vez más grande, si nuestro destino no era estar juntos ¿Por qué nuestros caminos se cruzaron?, ¿Por qué esto tenía que terminar así? En estos momentos preferiría mil veces terminar de otra forma. Con un engaño, con falta de amor pero, no quiero terminar en silencio.
Me rehusó… a que me dejes sin despedirte. No es que me arrepienta de haberlo conocido, eso imposible, lo amo demasiado como para desear algo de esa magnitud.
Te amo de la forma más dulce y fiel que puede haber… te amo y amare a pesar de todo, solo… estoy cansado de tu ausencia, si es que así se le puede llamar, estas ahí físicamente pero… emocionalmente estas a millones de kilómetros, en otro universo ¿En qué pensaras mientras estás en tu eterno letargo?... era la pregunta de todos los días, y aun sabiendo que nunca iba a ser contestada, yo tenía la torpe esperanza de que así fuera… que de la nada aparecieras y me dijeras que fue un sueño y que esto no está pasando… mi patito te extraño tanto.
¿Sabes cómo duele despertar cada mañana? Queriendo abrir los ojos y ver un nuevo amanecer en tu piel. Pero… pero sé que no es así, me destruye hablar contigo y que no me contestes. Ni si quiera sé si me escuchas, puede sonar egoísta pero de verdad necesito de tu juguetona voz. Necesito que me digas que me amas… siento que mis fuerzas se están agotando. Sé que aun somos dos. Lo sé por qué no te dejare y no me rendiré… pero… el miedo a veces me gana, saber que te puedo perder para siempre… me duele… tener que conformarme con solo verte me está matando… de verdad no creo poder… no creo poder estar sin ti…
He llegado al lugar de todos los días, este lugar que parece mi segunda casa. El personal de este lugar, me dirige sonrisas tristes y algunos miradas de lastima… ¿Era tan penosa esta situación? Yo creo que es injusta. Llegue a mi destino, mi cuerpo tembló, y las lágrimas quisieron salir de mis ojo, pero no podía permitírmelo, suspire cansamente mientras intentaba dibujar una sonrisa en mi rostro. En mi corazón se instaló la esperanza de que me recibieras con una sonrisa. Tomé aire antes de abrir la puerta… necesito fuerzas para mantenernos a los dos con vida…
**
Te seguí durante largas calles de Tokio intentado que no lo notaras ¿A dónde ibas? …¿Acaso… acaso había alguien más? Mi corazón se estremeció con ese pensamiento. Tu no serias capaz de hacerme algo así. Tú me amas. Nos amamos.
Caminaste por largo rato, con la cabeza gacha y como ausente del mundo, no habías notado que te seguía de cerca, doblaste a una esquina, y vi el imponente edificio alzarse frente a mi…¿Por qué ibas a ese lugar?....me quede parado intentando asimilar los hechos… me sumí en mis pensamientos y casi te pierdo de vista, así que tuve que correr para alcanzarte… ibas caminando pausadamente y entre más pasos dabas más lento y apesadumbrado se hacia tu andar, note como algunas personas te sonreían tristemente como una sonrisa regalada a un enfermo terminal… te detuviste en un cuarto, posaste la mano en la puerta y vi como tus pulmones tomaban aire… abriste la puerta… te seguí… tenía que enfrentarte y ver qué era lo que me ocultabas….
Lo que vi me dejo helado… mis sentidos se nublaron, sentía una presión en el pecho y el aire me faltaba…cerré los ojos fuertemente, esperando que al abrirlos la imagen se borrara…pero no fue así… tu seguías sentado en una silla sosteniendo mi mano… mi cuerpo estaba conectado a un sinfín de cables… ¿Qué fue lo que pasó?... ¿Esto es un sueño?
¿Continuara?