Prologo
“Angel”
Hola me llamo Jung YunHo, tengo dieciséis años, alto de 1.84, piel color canela, ojos color chocolate, cabellos castaños hasta un poco más arriba de los hombros (imagínenselo con el estilo de “O”), cuerpo bien formado que tiene loco a mas de unas y unos, hijo mayor de la familia Jung y heredero de la compañía JungCorp.
Frio, egocéntrico chico que no le importaba nada solo divertirse así sea a costa del sufrimiento de otros.
No suelo confiar en nadie, ni en mi propia sobra, crecí demasiado rápido para mi gusto haciendo que me diera cuenta de la dura y cruel realidad aun que en cierto punto no me arrepiento.
Mis mejores amigos son Park YooChun (también mi primo) y Kim HeeChul.
Esta es mi historia de cómo al conocer a mi “ángel”, todo a mi alrededor cambio…
Todo comenzó una mañana de lunes…
- ¡YunHo, despierta! – escuchaba como me gritaba mi hermano menor, tirándoseme enzima empezando a brincar en mi cama.
- Quítate ChangMin – le dije empujándolo para poder sentarme en la cama – Me tenias que gritar – reclamo masajeándome las sienes con los dedos.
- No tendría que hacerlo, si te despertaras – expreso levantándose del suelo, después de que lo empujara, para después salir de mi cuarto azotando la puerta.
- Hay que delicado el niño – dije rodando los ojos, levantándome de la cama, para ir al baño a hacer mis necesidades y bañarme.
Ya totalmente limpio me dispongo a vestirme colocándome mi uniforme escolar que consistía en: pantalón negro, camisa blanca a botones manga corta, un chaleco negro con la insignia del colegio, corbata roja.
Yo tenía el pantalón flojo, con una correa de tirantes roja, la camisa tenia los tres primeros botones abiertos, el chaleco también lo tenía desabotonado, la corbata la tenia puesta en un nudo flojo, me coloque mis zapatillas deportivas negras, para terminar me puse pendientes de cruz plateadas.
Ya listo salgo de mi habitación tranquilamente, bajando las escaleras para irme de una vez al colegio.
- Señorito YunHo ¿no va desayunar? – escucho como me pregunta una de las sirvientas de la mansión.
- No, como algo de camino al colegio – saliendo de la casa, encontrándome con mi primo que me espera en su carro.
- Al fin, nos vamos – decía viéndome entrar de un salto al convertible, tire mi mochila en los asientos de atrás.
Arranco el auto, veía las calles con aburrimiento a la gente corriente subiéndose en los buses, caminando.
Era algo tan corriente y normal en sus vidas, me pregunto cómo se sentirá.
Antes de darme cuenta ya estábamos en el estacionamiento del instituto, mi primo apago el motor, los dos nos bajamos dirigiéndonos hacia nuestro salón.
Mientras caminábamos sentía las miradas de todos sobre nosotros, llenas de codicia de falsa amistad hacia nosotros, como odia la hipocresía de la gente, pero sin darme cuenta también me hice parte de ella.
YooChun se puso a hablar con unas cualquiera, a pesar de que ellas me querían sacar conversación las ignore, siguiendo mi camino, entrando en mi salón, encontrándome a HeeChul, besándose sin pudor con SiWon, ignorándolos igual me siento en mi puesto que daba a la ventana.
A lo lejos veo en la terraza del colegio que daba de frente con la ventana, a un… ¿ángel?, me paro de mi asiento esaltado, haciendo que los enamorados se separaran ganándome una mirada de molestia por parte de SiWon y una de preocupasion de HeeChul.
- YunHo ¿pasa algo? – lo volteo a ver un momento para después volver a ver la terraza encontrándome que no había nada, nadie - ¿YunHo?
- No me pasa nada, solo no he dormido bien – respondí saliendo del salón, dirigiéndome hacia la terraza necesitaba aire fresco.
Me recuesto de espaldas al barandal, viendo el hermoso cielo, alzo una de mis manos tratando de tocarlo, pero sé que nunca lo podre lograr, mi alma está podrida por la rabia.
- Siempre voy a estar solo – susurro al viento cerrando los ojos.
- Eso lo decides tu – escucho como me habla una suave voz, no había escuchado la puerta de la terraza abrirse, al abrir mis ojos me encuentro con el ángel que vi antes.
Sus cabellos rubios platinados mecidos por el viento, ojos negros como el ónix brillantes, piel nívea, rasgos delicados angelicales, labios que te tentaban a besarlos gruesos de un color rosado pálido, estaba totalmente vestido de blanco de pies a cabezas, la capucha que cubría parte de su rostro no me dejaba verlo bien, sus grandes alas de un blanco puro, lleno de esperanza.
- ¿Quién eres? – fue lo único coherente que pude decir.
- Me llamo JaeJoong y desde ahora seré tu ángel guardián – me informo con una dulce sonrisa.
- ¡¿Cómo?! – grite viendo como si estuviera loco a JaeJoong.
Continuara….