Las luces apagadas, la televisión desconectada y él, acostado en el sofá, mirando fijamente el ventanal empapado por la lluvia, eran la escena que ofrecía su departamento un viernes en la noche.
Era el escenario perfecto para tener el ánimo por los suelos, fundiéndose con el agua caída.
Muy bien Jonghyun, cada día peor.
Se cumplían 3 meses en aquella fría ciudad y ya no sabía qué hacer. Fue un hijo de mamá con todas las letras y señales posibles, por lo que acostumbrarse al rechazo familiar y la soledad era mucho pedir, algo que en años jamás podría superar.
Dejo de ser el hijo de mamá al salir del puto closet, pensando que su familia era de esas que ante todo lo valorarían por la persona que era, pero se había equivocado y todo lo que recibió fue críticas, insultos, indiferencia y lástima. De un día a otro pasó de ser el hijo ejemplar a aquel que no debió nacer.
Huyó del rechazo como pudo y llegó a Seúl, una ciudad demasiado “rápida” y fría para él. Le costaba demasiado adaptarse a este nuevo escenario ya que no conocía a nadie; no tenía amigos, no tenía trabajo, no tenía familia, ni se tenía a él mismo.
Unos años atrás jamás se habría imaginado llorando de impotencia por la soledad, pero la vida da demasiadas vueltas y ya no había nada que hacer.
Suspiró y se levantó del sofá con la intención de salir un rato.
-Basta de sufrimientos, Jonghyun – se dijo mientras tomaba su chaqueta.
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No tenía claro que gran pecado había cometido en esta vida o en las anteriores, pero Dios lo odiaba y la mala suerte lo perseguía. Había tenido una semana negra que finalizaba –o eso esperaba- con él en una esquina bajo la lluvia torrencial. Necesitaba urgente una casa donde quedarse pero ninguno de sus amigos contestaba a su llamado desesperado.
-Claaaaro, cuando tengo un poco de hierba son los primeros en contestar!
Con su ropa ya destilando y un par de maletas que parecían bolsas de agua en plena esquina, decidió ir a un local y seguir llamando a sus amigos… pero como se dijo anteriormente la suerte no era su mejor amiga y apenas avanzo el celular hizo una pirueta digna de “clavado olímpico” y cayó en la posa más lejana que pudo encontrar.
¡Maldita suerte y la puta que te pario!
Kibum solo podía desordenar su pelo con desesperación. Ir por el celular y dejar tiradas sus maletas, o dejar el celular y todas sus posibilidades de encontrar un hogar nadando libremente.
-Dios me odia, Dios me odia, Dios me odia…
Ese momento dramático en que expresas en voz alta una verdad indiscutible.
-Vaya, no soy el único a quién Dios odia
Ese momento dramático, digno de teleserie, en que un extraño pone un paraguas sobre tu cabeza mientras te habla y sonríe gentilmente.
-¿Te conozco? - dijo Kibum asustado. Le había llegado el rumor de que ese sector de Seúl era bastante peligroso, siendo este señor la confirmación absoluta.
-¿El celular que está en esa posa es tuyo?... woo, ¿Cómo llego allá?
Bien Kibum, hoy te robaran el celular.
-Cuida tus maletas – le paso el paraguas a un extrañado Kibum que miraba como aquel desconocido sacaba su celular de la posa, volvía a su lado y se lo entregaba.
El rubio miraba desconcertado al sonriente hombre de negro.
-Emmm bueno… ¿Ahora me vas a asaltar?
-¿Por qué tendría que hacerlo?- preguntó Jonghyun mirando al empapado rubio intentar prender su celular- ¿Necesitas ayuda en algo más?
La paciencia de Kibum había traspasado la línea. Estaba mojado y no de la manera que le gustaba, sin casa, sin teléfono y por tanto sin amigos, con hambre y un futuro incierto gracias a la amabilidad de su padre al echarlo del hogar… y ahora frente a un ladrón no-ladrón que observaba como su celular no prendía con una sonrisa de burla.
Tiro el paraguas al suelo, el celular al pecho de aquel hombre y lo apuntó.
-PUES SI!! NECESITO QUE ESTE PUTO CELULAR PRENDA PARA ASÍ IRME A UNA PUTA CASA, COMER UNA PUTA COMIDA, ABRIGARME CON UNA PUTA ROPA Y VOLVER A MI PUTA CASA DONDE MI PUTO PAPÁ SE DISCULPARA! PERO NO TIENES NADA DE ESO ASÍ QUE ADIOS.
Tomo sus maletas lo más rápido que pudo y comenzó a correr, para caer estrepitosamente unos pasos más allá.
-Amigo, creo que necesitas mi ayuda- Dijo Jonghyun, tendiéndole la mano.