NUESTRA VIDA
Ruka Hatake
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Cuando Sasuke sintió como los iban siendo retirados lanzó al patio la revista que Naruto le había llevado hacía un par de días no queriendo darle el gusto que lo viera tan concentrado en la lectura de tan trivial objeto. Para su sorpresa el chakra no pertenecía al rubio, si bien recordaba lejanamente de quien era quiso esperar a hacer cualquier movimiento después de todo nada tenía que tratar con ese sujeto.
Escucho las pisadas entrando a la enorme casa, sus ojos negros alcanzaron a ver una sombra por la sala acomodando aparentemente un par de cajas. Una vez terminada la tarea el sujeto se aproximo hacía el con paso lento, al verlo por completo Sasuke se sorprendió no solo por ver que realmente se trataba de su antiguo maestro de academia sino por el cambio del que había sido objeto.
Los ojos chocolates de Iruka reflejaban una fuerza interior mayor a la que recordaba, el porte del maestro también parecía distinto, quizás aquel bigote con barba de candado era lo que le otorgaba una expresión más dura de lo que recordaba. El chunnin pareció examinarlo también con un leve escrutinio de severidad aunque no duro mucho.
-Es bueno verte con buena salud Sasuke kun.- le dijo con una leve inclinación, que el azabache ignoro por completo.- He venido por tres razones a visitarte el día de hoy, la primera y principal se encuentra en la sala.- terminó invitándole a pasar a la sala.
Sasuke se levantó sin muchas ganas de ir hacía donde el hombre le indicaba, pero viendo que no tenía nada mejor que hacer y mucho menos la oportunidad de irse a otro lugar prefirió ir hacia donde le señalaban y escuchar lo que tenía que decirle aunque no espero mucho de aquella platica, posiblemente pedirle algo sobre Naruto que cada día se comportaba más raro.
Al entrar en la sala vio que efectivamente descansaban sobre el suelo dos cajas de tamaño mediano y una más pequeña sobre la mesa. Se sentó en silencio esperando que Iruka hiciera lo mismo, vio como extrajo un par de cartas de la caja para ponerlos frente a él, los sobres estaban arrugados parecían ya tener muchos años guardados pues algunos estaban ligeramente amarillentos otros tantos por completo.
-Hace poco mas de mes y medio Tsunade sama se comunico con migo para avisarme sobre un escondite de Akatsuki que había sido descubierto casi en los limites del país del fuego y la tierra por Ino y Chouji.- eso atrajo por completo la atención de Sasuke que se tensó de inmediato.- Gracias al señor feudal pude ir inmediatamente a dicho lugar a revisar, lo que me encontré fue que aquel lugar había servido de guarida, no, mejor dicho de casa a tu hermano Itachi.-
Los ojos negros de Sasuke brillaron, Iruka guardo un momento de silencio mientras el otro parecía asimilar sus palabras, vio como después de unos segundos de dolor e incertidumbre acercaba su mano izquierda hacia los sobres que él mismo había puesto en la mesa, deteniéndose en ultimo momento.
-Puedes tomarlas por eso mismo te las he traído.- ... - Por supuesto no solo yo las he visto, sino también un equipo de inteligencia. No obstante, como estas no contenían nada sobre la organización que nos sirva para atar algunos cabos todavía sueltos pedí se te trajeran siendo tu su único familiar.-
-¿Debo estarte o estarles agradecido por esto?-
-Da igual eso.-
-...-
-Es tu decisión que hacer con ellas, también aquí hay algunos otros objetos personales que se encontraron. El lugar ha sido sellado permanentemente.-
-¿Cuáles son las otras dos razones por las que has venido?- inquirió tratando de aguantar las ganas de abrir ahí mismo los sobres, pues si bien el contenido había sido desagradablemente revisado por otra gente prefería verlas a solas. Sin molestias extrañas.
-La segunda razón es informarte que ha sido decidido que jamás serás liberado de tu prisión.-
-Ja no creo que sea algo que no se me hubiera informado ya.- contestó con cínica burla.
Iruka bajo sus ojos hacia sus manos pensativo, aquellos gestos, aquel tono de voz era casi igual a cuando el azabache era solo un niño, solo que ahora su voz era dos o tres decibeles más grave que de antaño.
Le encaró
-Cierto, quizás solo abría que añadir que serás trasladado a una casa más pequeña cerca de la aldea, ya no habrá paredes obstruyéndote la vista, además las visitas de Naruto serán ahora totalmente libres.- concluyó con una ligera sonrisa en sus labios imaginando la cara de sorpresa del rubio cuando le dijera, así como la consecuente pataleta por no haber sido el primero en enterarse incluso de su presencia en la aldea.
Sasuke sonrió, quizás nunca lo admitiera abiertamente pero se sentía feliz de que las visitas del rubio (las únicas que recibía en realidad) ya no fueran exclusivas al termino de una misión ambu y de apenas un par de horas. Quizás lo único malo era que el rubio tuviera el atrevimiento de querer irse a vivir con él, pues no dudaba que de ahora en adelante pasara más tiempo ahí que en su propia casa.
-¿Y los guardias?- preguntó al recordar a los hombres tras las murallas que hasta ahora ahí permanecían como perros rabiosos.
-Ya no habrá, pero tu cuerpo será tatuado con algunos sellos más.-
Sasuke asintió.
-El último asunto que me trae hasta aquí como seguramente supusiste desde un principio es Naruto.- Iruka se irguió con más seriedad.- He venido a recordarte que no importa su situación actual sigue llevando dentro de si al Kyubi, él es hasta el día que muera un jinchuriki y por ello tiene a demasiadas personas sobre él. Personas que no les importa otra cosa que aislarlo, apoderarse del poder del Kyubi o matarlo. No todos lo ven como un héroe.-...- Él sigue bajo la premisa que el único sentimiento que te inspira es el odio, desprecio y que si estas con él es... Si Naruto continua así, solo es cuestión de tiempo en que termine autodestruyéndose.-
- ... - Sasuke lo observaba con detenimiento en silencio.
-Si lo odias, lo amas o te da igual su presencia solo dilo claramente. Creo que es mejor que la incertidumbre.-
-Seria mejor alejarlo de mí por completo.- contestó con su atención aparentemente puesta en una de las cartas con la cual jugaba entre sus dedos.
Iruka sonrío nuevamente.
-Creo que ha probado más veces de lo necesario que nadie es capas de alejarlo de ti.-
- ... -
-Tu hermano era una buena persona Sasuke, quizás no lo conocí lo suficiente pero creo que quedó más que claro que deseaba tu felicidad. Y hasta ahora solo has demostrado que eres demasiado estupido para aceptar la felicidad.- le dijo levantándose
Iruka salió de la misma forma en que había entrado, en silencio con total calma, no estaba seguro de haber utilizado las palabras adecuadas con su antiguo estudiante pero no importaba mucho cuando todo había salido de su corazón. Aún estaban vivos, Sasuke en algún momento tenía que reaccionar, dejar de sobrevivir para finalmente vivir.
Dentro de la casa Sasuke miraba con detenimiento las cosas dentro de la caja, apenas y sintió desaparecer el chakra de Iruka se levantó yendo hacia su habitación con las tres cajas ahí se topo inmediatamente con la vieja foto del equipo a donde perteneció que se ubicaba en la mesita de noche por la insistencia y terquedad del rubio.
Ver a Iruka lo hizo derepente darse cuanta de que no eran solo días, o meses los que habían pasado desde que dejo la aldea, que había finalizado la guerra; visto a su hermano; de haber sido encerrado; habían ya sido largos años en los que el seguía siendo la misma persona que dependía de Naruto sin percatarse del daño que le causaba, porque seguía dando por sentado que los demás debían saber y sentir lo que el sentía o pensaba. ¿Y ahora qué? Fue una pregunta que se realizo y la cual era tiempo de contestarse.
-Dobe.- dijo en voz alta.
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"El objetivo ha sido eliminado pero no puedo regresar aún"
"Un pétalo por cada golpe que te daré"
"Hidan será mi compañero esta vez"
"Comeremos Bakudan con Dango y Sake los dos días"
Eran algunas de las muchas frases que se repetían y sobresalían en el cúmulo de cartas y tarjetas que Sasuke había estado revisando.
Ninguna de ellas estaba firmada.
La letra era casi la misma bajo pequeñas excepciones donde le deseaban a su hermano un feliz cumpleaños. No podía imaginarse cual de sus compañeros en Akatsuki habían sido los que mandaron aquellas secas felicitaciones, mucho menos hacerse a la idea de que alguno de ellos fuera el que tuviera una relación tan cercana con él.
¿Y si no hubiera sido un miembro de Akatsuki? Se repreguntaba una y otra vez llegando a la misma conclusión, solo uno de ellos podía haber sido el compañero de su hermano. Aquello hacía que sentimientos encontrados se sembrarán dentro de él, imágenes de una faceta que su mente no creo jamás, posibilidades de las que nunca hizo referencia y ahora le llegaban sembrando minas que parecían querer explotar incrustándole más dolor haciendo renacer el que yacía descansando.
"Me hubiera gustado verte una vez más, quizás así nos pudiéramos despedir de forma adecuada pero supongo que el arte es también dolor...
...Recuérdame cuando estés muriendo quizás así podremos encontrarnos en alguna otra ocasión... Preferiría matarte yo mismo..."
Estaba escrito en una carta de no mas de una cuartilla y media, la más significativa no solo por la despedida que repetía en más de cuatro párrafos, sino por la fuerza en que habían sido marcada cada una de las palabras en tinta azul. La más cuidada y que adjunta a esta Iruka le había hecho saber que hasta que ellos la encontraron no había sido abierta por su hermano.
Ahí reiniciaban los "por qué", los "quizás" que no llegaba a comprender, las respuestas que no llegarían porque no había a nadie a quien preguntar, porque no había tenido la oportunidad de conocer a su hermano más allá del odio que durante tantos años le profeso.
-¡¡¡¡¡SASUKEEEEEEEEEE!!!!!!!-
La potente voz de Naruto lo saco de su ensimismamiento y cavilaciones arrugando en el proceso las hojas que tenía entre los dedos.
-Sasuke- le llamo nuevamente desde el umbral de la puerta agitado.
Los ojos azules brillaban. El cuerpo le temblaba seguro de la emoción. Pero esta se esfumo con rapidez al ver el montón de hojas revueltas en la habitación.
-Son de Itachi, tu maestro me las trajo en la mañana.- el rubio se tensó más.- Supongo que después tendrás que agradecerle por mí.-
-Sasuke...-
-Estoy bien. Nada de lo que haga ahora importa, no tratándose de él.-
-Eso no es verdad, Sasuke yo creo que...-
-Basta Naruto.- le calló.
-...-
El rostro dolido de Naruto hizo que Sasuke se levantara de su lugar para ir hacia el rubio que bajo la cabeza esperando que este pasara a su lado a internarse en algún recoveco de la enorme mansión como solía hace cuando no quería verlo.
Pero eso no sucedió.
Los brazos del azabache lo estrecharon con un poco de miedo.
-Ahora tu eres mi única familia, aunque nunca serás como un hermano para mí.- le dijo cerrando con un poco más de confianza el abrazo.-
Las lagrimas nublaron el azul de los ojos del rubio que se desplomo al suelo sin creerse lo que escuchaba.
-Siempre has sido un usurantonkashi, si crees que me acostaría contigo odiándote es que aún no me conoces lo suficiente.-
Sasuke ahora comprendía que Itachi había sido feliz aunque muchos no lo supieran o llegaran siquiera a concebir esa idea, claramente pudo tocar la felicidad no solo con la yema de sus dedos sino con todo su corazón.
Uchiha Itachi logro saborear en distintas fases de su vida la felicidad de ser amado y amar en igual medida, dentro de toda la oscuridad por la que paso como una sombra más, él supo mantenerse a flote cuerdo e inmutable gracias a las memorias de quienes estuvieron a su lado y por sobre todo a la esperanza de que todos aquellos sacrificios, todas aquellas vidas perdidas al final no solo serían un rastro de muerte, inmundicia y dolor en una historia olvidada y marchita, si no todo lo contrario, se convertirían en la salvación de los que estaban delante de ellos, en esos que recaía la voluntad del fuego.
Porque al final en eso baso sus decisiones, sus mentiras y su vida.
Porque el nunca dejo de ser Uchiha Itachi de la hoja.
Y ahora era él que tenía la oportunidad de cambiar y tomar esa felicidad que su hermano ya no podía seguir disfrutando.
Uchiha Itachi estaba muerto.
Uchiha Sasuke estaba vivo y enamorado.