Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Nuestros besos por Ruka Hatake

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

NUESTROS COLORES


Ruka Hatake


 


*-------///*///-------*


 


 


 


Uzumaki Naruto sabia que era blanco y negro, una escala de grises donde la lluvia se acumulaba sin cesar ahogando su propia voz. Era un día triste y sombrío donde todos parecían lejanos y el odio crecía dentro de él, si, Uzumaki Naruto fue por un instante demasiado largo o suficientemente corto un cúmulo de oscuridad que lo jalaba hacia un odio visceral; necesitado, para poder continuar caminando hacía adelante.


 


 


Dejo que su alma se consumiera y resurgiera a tiempo para convertirse en el némesis que Uchiha Sasuke necesitaba. Lo hizo sin el pleno conocimiento en su inocencia pueril, con la fuerza necesaria para convertirse en la luz que el mismo necesitaba y la cual otros le proporcionaban para seguir brillando como un faro pequeño, fuerte, seguro.


 


 


Pero Naruto olvidó en medio de toda la luz a la que se aferraba a la oscuridad persistente que habitaba en él, aquello que en los días malos lo jalaba y se aferraba a su alma hacia esa otra fuerza dentro de sus entrañas aferrada en su alma gritando por liberarse de las cadenas que la confinaban. Todo aquello lo encerró hasta el día que ya no pudo más, cuando el momento de encaminarse hacía si mismo llego y entendió que no había forma de callar esa voz pues era el mismo y todo su dolor en su conjunto de recuerdos.


 


 


-Todos en la aldea te hablan muy amigables pero no hablan en serio, solo se la pasan mintiendonos, inventándose reglas y marginandonos. ¿No lo recuerdas?-


 


 


Se dijo “basta” a si mismo frente de la cascada de la verdad con sus ojos rojos como los del zorro encerrado dentro de el, ese que se pasaba murmurandole lo que él sabía era también parte de si mismo y no pudo más que estar agradecido con su maestro Bee, con el destino o con quien lo llevara hasta ese momento que el necesitaba. Que estuvo ignorando, concentrándose únicamente en una promesa.


 


 


Viendo siempre adelante, luchando siempre mientras se dirigía a ese lugar donde se encontraba Sasuke; el Sasuke que a diferencia de él se había recostado bajo toda esa oscuridad, que quizás no le esperaba o todo lo contrario. Lo único cierto es que sus ojos azules solo miraban a su amigo y escuchaban sus propias palabras y sentía el futuro que esperaba pausado donde estuvieran juntos caminando lado a lado.


 


 


Y sabía que solo tomando con sigo toda esa oscuridad que habitaba en el, la que había ignorado y en la cual el Kyubi se agazapaba para poder dejar salir su propia oscuridad: era la fuerza que necesitaba para seguir luchando. Dejar de dudar de si mismo y de las personas a quienes prometió proteger, cuando se abrazo a si mismo lo hizo con la plena confianza de seguir hacia adelante pasara lo que pasara.


 


 


Sus grises quedaron ahí amoldándose nuevamente a su alma, la luz brillo con mayor intensidad incluso cuando la oscuridad proveniente de afuera se agazapaba queriendo hundirlo nuevamente.


 


 


-¿No lo recuerdas?-


 


 


Le recordaba dentro de su cabeza la voz asustada de si mismo que veía como la lucha se extendía apenas siendo conciente de una sola parte de su cuerpo que no estuviera herida.


 


 


-¿No lo recuerdas?-


 


 


Repiqueaba cuando extendía su cuerpo tratando de protejer las vidas de todos esos ninjas que ahora se decían sus compañeros, de esos shinobis heridos que caminaban delante de él, de tras de él y aquellos que también estaban justo al lado de él.


 


 


-¿No lo recuerdas?-


 


 


Clamaba durante el largo proceso que Sasuke tuvo que pasar mientras él solo podía mirar desde las gradas como siempre, como nunca había dejado de ser.


 


 


-¿No lo recuerdas?-


 


 


Gritaba mientras el Kyuby dormitaba sin señales de querer despertar, mientras se convertía en algo más que un gennin y su rango requería una mascara para poder asesinar en nombre de la paz. Mientras soñaba despierto con las promesas rojas que resbalan de sus manos y los años se instauraban como otra muralla de piedras filosas.


 


 


-¿No lo recuerdas?-


 


 


Sollosaba mientras su mejor amiga, la chica de cabello rosa; esa que había sido su amiga y su compañera; a la que quiso como novia: a la que quiere ahora como hermana volverse en su contra porque el se dio cuenta que en todo momento no fue capas de ver a nadie más, que no es capas de sentir su corazón sin el otro dentro.


 


 


-¿No lo recuerdas?-


 


 


Le susurraba ahora que su sueño caminaba a su lado sin dejarse atrapar, sin la posibilidad de dejarse abrazar.


 


 


Uzumaki Naruto ya no era un niño, ni mucho menos un tonto. Era un hombre que sabía era blanco y negro, no podía cambiar pero tampoco lo podían culpar por ello, era simplemente que los colores de su ropa, esos claros y cálidos como los de su pelo o sus ojos no se les permitía entrar. Porque ahí en esa escala de grises el era feliz, mirando desde cerca a Uchica Sasuke el que vivia bajo un cielo de eterna noche sin un ápice de luz.


 


 


-¿No lo recuerdas?-


 


 


-¿Cómo podría olvidar?- Respondía abriendo sus ojos hacia el cielo, con el corazón temblandole y los sueños dormitando en silencio.


 


 


 


*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*


 


 


 


Ciento dieciséis días desde que Nara Shikamaru se convirtiera en el séptimo Hokague de la hoja y doscientos treinta uno desde el nacimiento de su primer hijo. Realmente no era demasiado tiempo que contabilizar, ni siquiera los días requeridos para determinar un año y aún así para Naruto parecía como si ese tiempo se hubiera alargado ansiosamente sobre de él.


 


 


Los grises se acomodan, se columpian y se ensanchan mientras pierde un poco de color el cielo de la tarde. Naruto permanece ahí sentado en el patio con la cabeza recargado en el hombro de Sasuke como si no hubiera otra forma, porque no hay otra forma en que los dos ya puedan estar y eso es lo que impide que la codicia y la envidia que una vez de niño conociera retomen su lugar y despierten no solo en él si no también en el Kyubi la parte más oscura e indeseada de los dos.


 


 


Sasuke no pregunta. No porque no quiera o no le interese, eso solo que Sasuke ha permanecido mucho tiempo en silencio. Es solo que apenas va aprendiendo y recordando lo que es vivir al lado de alguien y preocuparse por esa persona, Sasuke deja que Naruto se apoye en el cerrando también sus ojos esperando a que el chico de cabellera rubia sea el que hable.


 


 


Así que esa tarde mientras ven el atardecer, Sasuke no se sorpende cuando Naruto deja caer su cabeza en su regazo exhalando un largo y profundo suspiro, el cuerpo del rubio se estremece.


 


 


-Duele.- le dice bajito, como si fuera un secreto.


 


 


-Lo se dobe.- le responde pasando sus largos dedos entre el cabello del rubio en una suave caricia que tiene poco de haber aprendido a dar.


 


 


Naruto ya no dice nada, solo se queda ahí, recostado saboreando el momento mientras la pesades de su corazón se levanta un poco pues no esta solo.


 


 


 


*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*


 


 


 


-Me convertiré en maestro como Iruka sensei.-


 


 


Le dice a Sasuke un día de pronto por la noche, Sasuke ni siquiera abre los ojos lo toma como la declaración loca de un hombre que acaba de tener más de cuatro orgasmos en menos de una hora y se encuentra cubierto por su propio semen y el de él.


 


 


Naruto se remueve entre el cuerpo de Sasuke y se aparta para quedar sentado a su lado completamente desnudo, el azabache apenas abre un ojo y le gusta lo que ve y decide que han descansado lo suficiente, además a un no tiene sueño por lo que es justo la distracción adecuada.


 


 


-Ya he hablado con Tsunade y con Shikamaru tebbayo, comenzare a dar clases el siguiente año.-


 


 


Los ojos negros lo estudian, ven la sonrisa relajada del rubio y lo imagina ahí afuera acompañado de un montón de críos molestos que estarán muy lejos de hacerle el menor caso. Ahoga una risa mientras se voltea para quedar boca arriba, no tiene que pensar mucho más en eso, la idea le gusta porque también significa que el rubio permanecerá en la aldea.


 


 


La situación comienza a desagradarle una semana despúes cuando Iruka “sensei” se instala en su sala con un montón de papeles sobre temario con el cual Naruto tendrá que trabajar dentro de un año. Esta por demás añadir que no llevan ni diez minutos cuando los gritos de Iruka comienzan a escucharse dentro y posiblemente fuera de la casa regañanado al rubio que se distrae con una facilidad sorprendentemente mayor que en sus años de academia.


 


 


Dos días más tarde Kakashi aparece también en su sala, no para ayudar; se queda sentado en algún lugar lo suficientemente lejano del maestro y alumno, comiéndose su comida y tomándose sus bebidas mientras lee alguno de sus libros raros de Icha-Icha y algunos cuyo titulo es demasiado bizarro como para intentar pensar y mucho menos preguntar sobre su contenido.


 


 


Su casa que hasta hace poco fuera una cárcel asegurada y con visitas casi nulas se convierte a su parecer en un antro de mala muerte donde casi todos sus excompañeros se paseaban como si vivieran ahí, y algunas otras visitas también indeseadas a las que no reconoce y preferiría siguiera así aparecen como huéspedes habituales no solo de día sino igualmente de noche. Desgraciadamente para él su tranquilidad no regresa en el mes siguiente, lo doloroso es ver a Lee en su patio apenas se levanta brincando en un solo brazo o sinónimo de actividad requerida para mantener viva la llama de la juventud.


 


 


Sasuke piensa que un traje verde como el que usa Lee debería estar en el libro Bingo.


 


 


No se asombra cuando casi cinco meses después se encuentra en su sala a Shikamaru tomando té con Tsunade e Inno. Pasa de ellos como de la mayoría de los que vienen a su casa, pero no mucho al menos no por parte de la rubia más joven que aprovecha un día que se encuentran medianamente solos para comenzar a charlar con él o al menos intentarlo.


 


 


-Entonces...- le escucha decir


 


 


Sasuke no le contesta, no tiene ganas de hacerlo y lo cierto es que tampoco le prestaba mucha atención con el bullicio del rubio. La ve de reojo, la sonrisa melancólica de la chica lo incomoda y ella no aparta su mirada de él.


 


 


-Realmente pensé que seria molesto para ti aguantar todo esto, pero me siento feliz de haber venido y darme cuenta de que todo por lo que pasamos, por lo que tu y Naruto pasaron valió la pena.- le dijo mientras llevaba sus ojos hacia donde el rubio se encontraba.- Me alegro de que hayas encontrado tu hogar Sasuke kun.- ... - Estoy completamente segura de que tu hermano también esta feliz.-


 


 


-Soy un princionero.- le contestó secamente.


 


 


-Si, lo eres.- le contesta sonriendo con un brillo especial en sus ojos.


 


 


Naruto los ve desde la distancia, como siempre. Porque conciente e inconscientemente siempre sus ojos buscaban a Sasuke, todo su ser le llamaba hacia él todo el tiempo.


 


 


 


*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*-------///*


 


 


 


Los tonos grises no cambiaban con las estaciones, el paisaje que cambiaba con los años de cierta forma nostálgica y esperada se mantenía igual; sin embargo, todo era visiblemente distinto a los años de su infancia o los de su adolescencia. Ya no era el niño bobo, el que todos odiaban, el que hacia una travesura diaria; era un hombre que gritaba a todo pulmón a sus latosos estudiantes de día en día.


 


 


El calor de los veranos no le había hecho cambiar el carácter, ni los inviernos habían logrado recrudecer su temperamento. Uzumaki Naruto era un shinobi de la hoja, era un sensei de la academia, era el jinchuriki del zorro de nueve colas que aún se mantenía en silencio dentro de él sumido en un profundo sueño, era la persona que compartía su vida con Uchiha Sasuke un criminal de rango S que permanecía en reclusión.


 


 


Y lo más importante de todo, era quien no se detenía de seguir soñando.


 


 


Era precisamente por lo que dolía tanto.


 


 


-¡Quiero ser Hokague y que tu salgas de aquí!- le grito con toda la desesperación de años en silencio.- ¡quiero escuchar algo más que el silencio de Kurama dentro de mí!-


 


 


Sus ojos de cielo azul comenzaron a ensombrecerse con nubes de lágrimas, su entrecejo y nariz fruncida lo hicieron a los ojos de Sasuke incluso más adorable y lo hicieron recordarle como hace años no lo hacia. En esa ocasión donde en una de sus manos un kunai atravesaba la otra, con fuerza, con la entereza de un niño que parece que es un hombre haciendo la más importante declaración de su vida.


 


 


Ahora era todo lo contrario era un hombre hablando como un niño haciendo una rabieta luego de guardar tanto por tan largo tiempo.


 


 


Y Sasuke lo abraza, lo acuna en sus brazos mientras el llora hasta dejar sus lágrimas, sus mocos en su ropa; mientras escucha sus gritos de impotencia.


 


 


En algún momento el azabache también comienza a llorar y no sabe porque lo hace, o quizás si y solo se niegas todavía a aceptar la verdad que esta ahí saliendo en forma de agua salada de sus ojos. Se quedan por lo que parece más de una vida abrazados exponiendo todas sus heridas en un mundo donde solo ellos están, donde sus colores se extienden como una manta hasta cubrirlo todo por completo.


 


 


Es entonces cuando el llanto de dos niños cuyas vidas han sido un camino demasiado empinado se desvanece con el calor de dos cuerpos en calma, Sasuke se toma un respiro para hablar de la forma en que lo hacia cuando sus padres aún vivían, cuando admiraba a su hermano con la misma intensidad que lo envidiaba, de forma simple sin dobles sentidos o rebuscando un fin ajeno a la simple armonía de una felicidad sensilla y le habla a Naruto sobre el camino que podrían tomar, donde escapan de la aldea, de sus destinos marcados como ninjas para irse lejos como fugitivos a vivir en el anonimato siempre esperando.


 


 


Le habla de un futuro donde permanecen ahí estáticos luchando hasta que un día Naruto logra convertirse en el hokague de la aldea y se queja cada día por que Sasuke le espera en su casa que esta demasiado lejos de la torre a pesar de ya ser capas de usar la misma táctica que su padre.


 


 


Ellos hablan sobre todas las posibilidades balanceándose por afuera como frutas exóticas, hablan sobre Kyubi y su sueño tan largo que pareciera no tener fin, sobre lo divertido que seria visitar a Karin, Suigetsu y Jugo. Sobre el hijo de Akamaru y sobre Iruka regañando a Kakashi en medio de un salón de niños por sexta vez en lo que va de ese mes.


 


 


Naruto se duerme escuchando a Sasuke, entre sus brazos y Sasuke piensa que quizás ya no esta bajo esa "eterna noche" y que Naruto no es mas ese "aroiris en escala de grises", es una posibilidad muy alta que ambos hayan creado sus propios colores unos fríos o neutros colores, pero suyos a fin y al cabo.


 


 


En cuestión de unos pocos años todo ha cambiado y ellos no son diferentes, y talvez cuando despierten tengan entre sus manos una nueva fuerza para volver a moverse.


 

Notas finales:

Hola

Ha sido un tiempo bastante largo desde que comenze este capitulo hasta que lo termine. En realidad creo que ha pasado mucho tiempo desde que inicie este fanfic y finalmente la historia termina aqui.

Publicare un capitulo más fuerai de la linea temporal, un extra pequeño.

 

Pero quiero agradecerles desde este cap a todos ustedes que han esperado cada cap, que han comentado y han aguantado que tarde tanto en publicar.

 

Gracias por todo y si la vida nos lo permite, espero que nos leamos pronto.

 

Con todo mi cariño Ruka H. :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).