Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Everything You Want por Darko Prince

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Dedicado a una persona especial en un día muy especial n.n

Notas del capitulo:

 

Hola a tod@s estoy no solo inaugurando mi cuenta sino que más bien, lo hago de la mejor manera en que creo, puede hacerse, con este one shot, dedicado a la persona que cambió mi vida por completo, a la persona que lo es todo para mí, solo porque hoy es su cumpleaños y quería regalarle algo que fuera sumamente especial, quería que supiera cuán importante es para mí y cuan feliz soy desde que está a mi lado, aunque sea con este pequeño extracto del que yo creo, fue uno de los momentos más importantes de nuestras vidas, el que lo inició todo.

Espero entonces que lo disfruten, y si no, bueno, al menos sé que hice lo que pude porque, siendo sinceros, escribir historias no es mi fuerte, pero, al menos esta vez puse empeño en ello, así que, nos leemos abajo o más bien, espero poder contar con sus comentarios.

Feliz Cumpleaños Usagi Darko, te amo y te amaré siempre n.n

 

 

Everything You Want

 

 

Desde pequeño a Yeidher siempre le habían fascinado los cuentos, de todos tipos, aunque sus favoritos eran en los cuales el príncipe y la princesa terminaban viviendo juntos y felices por siempre; por eso, mientras los años pasaban y conforme crecía, en su mente se encontraba resguardando con celo su más grande anhelo, encontrar a su propia  princesa y alcanzar la felicidad.

Aunque sabía que no iba a ser nada sencillo, sobre todo si contaba con el hecho de que los demás no solían aceptarlo con facilidad, después de todo, en el cuento de sus padres, la princesa no se había casado con un príncipe sino con, un plebeyo, aunque por supuesto, para él, su padre era mucho mejor que todos aquellos que habían pretendido a su madre y estaba feliz de ser hijo de ambos.

Y además, el nunca había estado solo, ya que, desde que tenía memoria, Alexis había estado a su lado. Si bien no recordaba la primera vez que lo había visto, ya que era aun un bebé de escasos meses, su madre por lo general le hablaba de eso.

La primera vez que ellos se habían visto, se había producido un extraño cruce de miradas y después de eso, según le había relatado su madre, él se había aferrado con fuerza a la pequeña mano de Alexis, como si aquello fuera el primer aviso de algo que en el futuro se convertiría en un vínculo irrompible.

-“Yei…”-

-“Yei…”-

-“Yeidher…”-

Abrió los ojos somnolientamente y se acomodó sobre la almohada que había hecho con sus brazos cruzados, luego simplemente cerró los ojos de nuevo y soltó un muy adormilado suspiro, estaba cansado y lo que más deseaba era por supuesto, dormir hasta no poder más.

-“Los demás se van a preocupar si nos tardamos más”-

Insistió la misma voz de antes, tenue y hasta cierto punto aniñada, pero de nuevo no hizo caso, giró sobre sí mismo, bostezó y se acomodó de nuevo, negándose a abandonar su siesta, porque la necesitaba en serio, y porque así dormido era el único modo que tenía de escapar de sus más recientes problemas.

-“Han discutido de nuevo ¿verdad?”-

Comentó la voz, ahora mostrándose un tanto irritada, e igual, soltando después un bufido. Aquella reacción hizo pensar a Yeidher ¿Por qué Alexis parecía molesto por aquello? Era su mejor amigo, claro está pero, ¿Eso también le daba pauta para enojarse cuando él discutía con su actual novia? No, definitivamente no; abrió los ojos y se sentó en el suelo observando desde ahí a Alexis, parado a una corta distancia de él, con el sol dándole de frente y haciendo resaltar tanto sus sedosos y tozudos cabellos rubios como aquellos enormes y brillantes ojos esmeralda.

-“Que va, es solo que de nuevo me ha hecho un desplante”- Contestó, poniéndose de pie y sacudiendo el polvo de sus pantalones, terminando después con la distancia que lo separaba de Alexis.

-“Como quieras entonces”- Alexis había dicho, moviendo sus manos en gesto de que aquello no le importaba y dándole la espalda, haciéndolo pensar de nuevo en la razón por la cual su mejor amigo se enfadaba con esa situación.

Suspiró hondo, tal vez nunca iba a entender aquellos constantes cambios de humor, del mismo modo en que tal vez y solo tal vez, en algún momento aceptaría que las cosas no iban a cambiar, que seguiría peleando con Rosalind hasta cansarse y botarla del mismo modo en que había hecho con las tres anteriores, o simplemente, seguiría fingiendo que no le importaba el que pelearan todo el tiempo ya que al fin y al cabo era su culpa, después de todo, si tan solo se dignara a ser realmente fiel, entonces ni Rosalind ni Alexis se enojarían ¿No?

-“Me imagino que eso significa que ya no irán al cine y por la misma yo no tengo que ir”- soltó como si nada el rubio, aunque más bien parecía bastante interesado por oír la respuesta, se le quedó mirando unos momentos, solo unos instantes, pensando, pasándose una mano distraídamente entre el cabello rojo oscuro, revolviéndolo sin querer.

-“No, ya no tienes qué, de todas formas pensaba zafar de eso”- se excusó, pues si, no había caso en intentar estar cerca de su disque novia, menos si ella parecía mucho más ocupada en buscarle pelea, ignorarlo o simplemente intentando conseguir que Alexis hablara tan siquiera algo.

¿Y por qué cada que salían Rosalind siempre quería que Alexis hablara? Recientemente lo venía notando, tal vez era porque con él no se aburría por no entender nada sobre música o sobre libros, tal vez se trataba también porque al menos Alexis parecía si saber lo que pasaba en su entorno escolar, no como él, que tendía a desconectarse del universo tan solo para mirar a la nada o para concentrarse ya fuera en leer o en trabajar en una nueva composición. Si, debía de ser eso, así que simplemente no había porque preocuparse de más.

-“Anda, vamos, Nand ya está de malas, dijo que si sigues así conseguirá a alguien que te reemplace”- insistió el rubio, jalándolo por un brazo, apurándolo. Yeidher chasqueó la lengua, era una bonita broma, si, ya hasta creía Fernand que podía reemplazarlo así tan fácil.

-“Que lo intente”- musitó casi en un siseo, ahora si acelerando el paso, ya era mucho estar irritado por tonterías sin un sentido aparente y por las mismas estaba arriesgando la única cosa que le importaba de verdad.

 

 

Pero al final del día, ni siquiera practicar con la banda resultó ser una fuente de relajación, no con los constantes comentarios molestos de Fernand, ni mucho menos con las quejas de Roul pidiendo recesos cada que su querido mejor amigo comenzaba a enojarse, por si fuera poco, Alexis estaba más distraído que de costumbre, y el hecho de que fallara a cada cierto tiempo lo dejaba más que en evidencia, ¿Qué le pasaba? Una cosa era estar en su usual nubecita donde todo el universo era bueno y noble, y otra era estar perdiéndose entre compás si y compás también, sumando el hecho de que incluso había roto una de las cuerdas de su guitarra. Definitivamente algo pasaba, y todos parecían saberlo, menos él.

-“Es inútil, mientras sigas planeando tu estrategia para deshacerte de Rosalind o lo que sea que planees, la practica simplemente no va a salir”- terminó por quejarse Fernand, apagando casi con molestia su teclado y sentándose en el piso de la cochera.

-“¡No solo es mi culpa, tu no dejas de quejarte, Roul sigue con eso de complacerte en todo y… y él lleva más de 10 minutos tratando de cambiar la maldita cuerda de su guitarra!”- explotó al fin, no teniendo de otra más que hacer a un lado su bajo antes de que se le ocurriera arremeter incluso contra este.

-“Me voy a casa”- sentenció Alexis, dejando por la paz su plan con la guitarra y devolviéndola a su estuche antes de echársela al hombro e iniciar una rápida retirada a sabiendas de que todos podían alcanzarlo puesto que vivía en la casa de al lado.

De todos modos, ni Fernand ni Roul dijeron nada, tan solo primero lo miraron a él y luego a Alexis, antes de repetir el proceso ¿Se suponía entonces que eso también era su culpa? Irritado terminó por mejor ir tras el rubio, porque otra vez estaba esa sensación de que se estaba perdiendo de algo.

-“Ya, en serio, dime ¿Qué es lo que te molesta tanto y que también está molestando a los otros?”- preguntó, alcanzándolo y comenzando a caminar a su lado. El rubio suspiró hondo, lo miró unos instantes y después devolvió la vista al frente, como pensativo.

-“No me creerías, se lo he dicho a Roul y Fernand, y tampoco me creyeron, así que solo me queda esperar, no creo que falte mucho para que se sepa”- dijo luego de unos segundos, sonriendo como cansado y haciendo que Yeidher solo lo mirara más extrañado de lo que ya.

-“¡No! ¡Dime que es!”- replicó al instante, ¿En serio era tan grave que ni los otros lo admitían? Alexis volvió a suspirar y simplemente negó con la cabeza.

Aun cuando hubiera querido decirle algo más, insistir, se quedó callado, tan solo mirando al hermano mayor del rubio abriendo la reja del jardín delantero para permitirle entrar, mejor no intentarlo, no con Alexandr de por medio para interceder por su pequeño y dulce hermanito y mandarlo a él a volar.

 

 

Entonces el tiempo solo siguió pasando, hubiera deseado que fuera como si nada, pero la cosa era que cada día sus peleas con Rosalind subían de tono y de nivel y ya en la última simplemente se había quedado con cara de que en efecto, algo se le estaba pasando porque… ¿Desde cuando Rosalind le negaba sexo? A ¿Él? ¡Justamente a él! Nadie le había hecho eso nunca antes, tan así que mientras salía de su estado de estupefacción y asimilaba las cosas, pasaron dos semanas, dos semanas durante las cuales las peleas continuaron, él gritaba, ella gritaba, y Alexis se encogía en medio de ambos porque para colmo la mayoría de las veces estaba presente, por eso una noche simplemente se dijo que al siguiente día, luego de calmarse un poco, por fin se tomaría la molestia de exigir verdaderas respuestas, no más evasivas, no más miradas raras ni mucho menos más excusas baratas, de esas que ni el propio Yeidher usaba.

Pero llegado el momento, calma era lo último que tenía, de nuevo se estaban gritando, mucho no le estaba entendiendo la verdad, y más bien a cada instante se sentía más fastidiado, era igual que un cuento de nunca acabar e involuntariamente le hacía pensar que su búsqueda aun no terminaba, no era como si no se hubiera dado cuenta antes, ¡Claro que lo sabía! Rosalind simplemente no era la indicada, y él una vez más solo había estado jugando, pero orgulloso y terco como era, lo último que podía aceptar era que alguien lo rechazara, no, en su mundo simplemente esas cosas no sucedían, y solo por eso era que se había permitido el jugar tanto, sin medir las consecuencias ni mucho menos sin esperar que la verdad terminara por alcanzarlo, no como en esta ocasión, que no tenía ni idea de lo que pasaba y por lo mismo estaba exigiendo saberlo.

-“¡Por eso, ya dime qué es lo que te traes ahora!”- exigió por tercera vez entre toda su discusión, cada vez más hastiado, deseando que se terminara de una buena vez. Contrario a lo que pensaba, Rosalind se quedó callada unos momentos, mirándolo igual que si mirara a un retrasado frente a ella y no a él, luego se río, irónica, negando levemente con la cabeza antes de volverlo a mirar.

-“¿En serio no te das cuenta?”- preguntó con cierta burla y malicia.

-“¡No! ¡Ya dímelo!”- bufó irritado, queriendo patear la roca que desde minutos atrás había visto justo frente a uno de sus snickers negros con blanco.

-“¡Tu no me gustas, no te quiero ni te he querido nunca, pero eras la única forma de estar cerca de la persona a la que quiero, por eso estaba contigo!”- tal vez si la hubiera querido en realidad, ese habría sido el momento en que su sangre debía de helarse y su corazón hacerse polvo, en cambio, solo tenía su rabia al saberse no más que un juguete, un mero objeto usado a placer porque si lo que Rosalind decía era cierto, y en efecto él no le gustaba ni lo quería, entonces solo se había tratado de mero y fugaz placer.

-“Estas loca, realmente no puedo creer que prefieras estar con otro y no conmigo”- soltó, el orgullo hablando por él, es que, si todo mundo se peleaba por estar aunque fuera 5 minutos a su lado, ¿Por qué Rosalind tendría que ser la excepción?

-“Es que a diferencia tuya, él no es un mentiroso, infiel y cínico”- le echó en cara Rosalind, bien, las tres eran ciertas, pero igual, aun así la gente seguía persiguiéndolo, además, esas mismas tres solo aplicaban a la gente fuera de aquel pequeño círculo de personas a las que consideraba valiosas en realidad, algo que Rosalind no era, después de todo, era descartable, al igual que las demás.

-“Vaya, y ¿Quién puede ser tan maravilloso ejemplar entonces?”- preguntó en un siseo, pues claro, sería idiota de su parte si no quisiera conocer a la otra cara de la moneda, al ser que parecía perfecto a diferencia suya.

-“¡Alexis!”- se río, sin poder evitarlo, es que de todas las posibilidades ella tenía que venir a darle esa, aceptaba que el rubio no era ni mentiroso, ni infiel, ni cínico, aunque la segunda era porque nunca había tenido novia y la tercera era más bien porque parecía desconocer el significado de dicha palabra.

Pero tenía que ser una broma, porque Alexis lo último que parecía era un chico, y entonces simplemente era imposible que alguien así le ganara aun con sus muy buenas cualidades, por eso se siguió riendo, a sabiendas de que el susodicho estaba tras ellos, y de que Rosalind lo miraba como si quisiera matarlo por estarse riendo, es que reírse de ello era mucho mejor que dejar que la rabia saliera, porque igual, de todos los que había, tenía que venir a intentar meterse con su mejor amigo, ese que no planeaba dejarle a nadie, menos a alguien como Rosalind, porque si Yeidher era un infiel y cínico, Rosalind no se quedaba atrás, y estaba más que seguro de que prefería a alguien un millón de veces mejor para su amigo, que a ella, esa que estaba pisoteando su orgullo una y otra vez, su orgullo y su ego.

-“En serio, de todos, tenías que venir a escoger al que parece chica”- se burló tal cual.

-“Pues a mí no me importa, seguro incluso así es mejor que tu”- y ese fue su fatal error, eso terminó por mancillar a su ego y a su orgullo, para darle paso a la rabia sin medida, entonces dejó de reírse, se calló, mirándola solo con furia.

-“¿Ah si? ¡¿Tanto así lo quieres?! ¡Pues no lo tendrás! ¡Nunca!”- gritó encolerizado, volviéndose hacia el, hasta ese momento, callado Alexis.

Tiró de uno de sus brazos, y sin siquiera darle tiempo de quejarse, replicar o decir cualquier cosa, acercándose a su rostro, eliminó toda distancia entre ellos, plantándole un beso, rudo, salvaje, a lo bruto y sin consideración, mordiendo sin delicadeza alguna los labios carnosos de Alexis, escuchándolo quejarse y sintiéndolo forcejear para tratar de zafarse de él, un imposible tomando en cuenta la diferencia de estaturas y sobre todo de fuerza, y siguió torturándolo, más bien, torturando a Rosalind con eso, hasta que fue suficiente, hasta que decidió apartarse, sin siquiera esperar que al segundo siguiente Alexis le plantara una bofetada, mirándolo con ojos llorosos y decepcionados, heridos.

-“¡Eres un idiota!”- gritó Alexis, dándose la vuelta y echando a correr directo hacia su casa, sin dejarle decir nada.

-“¡Estúpido!”- y entonces esta vez fue Rosalind la que le pegó antes de igualmente irse, dejándolo ahí solo.

Casi por acto reflejo se llevó una mano a la mejilla, debía de ser un record, dos golpes el mismo día, pero no era solo eso, también estaba la furia por el engaño y la irritación y confusión por lo que acababa de hacer, suspirando hondo, por fin pateó la piedra frente a su zapato, caminando a zancadas directo hacia su casa, bufando irritado mientras atravesaba la puerta de entrada, con cada fibra de su ser ocupada en estar molesta.

-“Uy, al gato le pegaron otra vez”- y eso era lo último que le faltaba, tener a su hermana ahí burlándose de él, irritado se volvió hacia ella, mostrando una sonrisa por demás irónica antes de devolverle el golpe.

-“Pero no te preocupes, seguro que a ti al rato te hace llorar el perro”- siseó con saña, dejándola ahí para irse a encerrar en su habitación, ¡Vaya día tan loco el que había tenido!

Pero la cosa fue, que al día siguiente, cuando la molestia al fin se había ido, y todo volvía más o menos a la normalidad, se dio cuenta de que en realidad no era así, la “normalidad” ya no existía más, esa mañana el camino a la escuela lo había hecho solo, Alexis simplemente ya no estaba a su lado, se había ido esa mañana sin esperarlo, y al llegar al colegio tampoco lo encontró en los casilleros, suspirando casi desganado, se dirigió a su aula de clases, y ahí estaba, sentado justo junto al lugar vacío que correspondía a Yeidher, pero esta vez no lo miró, no le sonrió como siempre, ni le hizo señas con las manos, su mirada color esmeralda siguió clavada en las hojas del libro que tenía abierto, incluso cuando se sentó a su lado.

Volvió a suspirar, esperando alguna clase de reacción, sin saber qué decir para llamar su atención, quedándose callado al final, porque de un momento a otro las clases dieron inicio y se forzó a prestar atención aun cuando mientras los minutos pasaban no podía dejar de mirar de reojo hacia Alexis, pero él no le devolvía las miradas, simplemente se concentraba ya fuera en mirar al frente o a lo que estuviera haciendo, nunca a él, hasta que al sonar la campanilla se levantó y aprisa salió de ahí, a Yeidher le costaron algunos segundos decirse a ir tras él, logrando alcanzarlo justo en el momento en el que el rubio estaba parado frente a su casillero abierto, cambiando sus libros, o eso hasta que se dio cuenta de que estaba junto a él, porque entonces lo miró apenas, aferrando los libros contra su pecho mientras su mirada se tornaba dolida y sus mejillas adquirían un suave tono rosa, luego bajó la mirada y se hizo a un lado, volviendo a dejarlo ahí, justo cuando pensaba en decirle algo.

Acto que se repitió en cada ocasión en la que intentó acercarse a él, e incluso al llegar la hora del almuerzo, en su lugar bajo el mismo árbol de siempre, se notó su ausencia, ¿Dónde estaba su mejor amigo? ¿Dónde? A su lado solo estaban Fernand y Roul conversando entre ellos sobre las notas de historia a las que para colmo, ese día no les había prestado atención.

-“¿Dónde está Alexis?”- se atrevió a preguntar al fin.

-“Dijo que tenía algo que hacer”- se limitó a decir Roul, encogiéndose de hombros y restándole importancia al asunto, o tal vez era que ellos no sabían nada.

Mejor así, no quería involucrarlos también en su tonta pelea, o lo que fuera que había pasado en realidad porque no lo comprendía del todo, estaba consciente de que había perdido los papeles y metido la pata pero, Alexis siempre le perdonaba todo, ¿Por qué esta vez era diferente? ¿Por qué? ¿Por qué? Se lo preguntó el resto de ese día, incluso se lo preguntó en cada momento en que se cruzaban y el rubio huía, siempre poniendo esa mirada dolida y siempre con el rojo marcando sus mejillas.

¿Por qué no podían ser los mismos de siempre? Ese par de mejores amigos que cada día a la hora del almuerzo compartían el jugo y solían tirarse sobre el césped uno al lado del otro a reírse de nada o de todo. ¿Por qué? Esa fue la pregunta que rondó por su mente no solo ese día sino los que le siguieron a ese cuando al fin se dio cuenta de que Alexis lo estaba evitando.

Y el maldito ¿Por qué? Siguió rondando por su cabeza incluso cuando intentaba dormir, ¿Por qué ya no lo miraba? ¿Por qué ya no estaba a su lado? ¿Por qué ya no se reía con él? ¿Por qué ya no podían ser los de siempre? Y mientras más trataba de conseguir la respuesta, más era que pensaba en él, en la forma suave en la que siempre sonreía, en la forma en que su cabello rubio claro enmarcaba su rostro mientras que su flequillo le cubría la frente, la forma en que sus ojos verde esmeralda parecían brillar cuando estaba realmente feliz, rodeados por pestañas rizadas y acompañando a su pequeña nariz de apariencia perfecta; la forma en que sus labios rosados y carnosos se curvaban cuando sonreía y el sonido de su risa, musical, aniñada, dulce.

Dulce… el mismo sabor que tenían sus labios, ese que Yeidher pudo probar cuando lo besó a la fuerza, recordó ese momento, la forma en que pese a lo brusco del beso, los labios de ambos habían encajado perfectamente. Suspiró, estando tendido sobre su cama mirando a la nada, al techo oscuro por la noche, ya casi había pasado una semana y lo extrañaba, extrañaba todo de él, y extrañaba más que nada la sensación de tenerlo a su lado, lo extrañaba porque le hacía sentir dolor el no tenerlo ahí, el hecho de que no estuviera ocupando ese lugar a su lado que siempre le había pertenecido, lo extrañaba porque…

-“Ja, que idiota soy”- murmuró a la nada, lo extrañaba tanto porque lo amaba, cada parte suya, desde su rostro perfecto hasta su cuerpo delgado y pequeño, ese que lo hacía parecer una chica; se río, ¡Que tonto había sido al no darse cuenta antes! Siempre había estado ahí con él, y ahora simplemente se había ido, no, eso no podía ser, no podía dejarlo ir, no cuando por fin se había dado cuenta.

Por eso a la mañana siguiente, sin siquiera pensar en el desayuno, salió corriendo de casa, yendo justo a la de al lado, tocando impaciente y con fuerza, a sabiendas de que los adultos no estaban en casa y al menos así no escucharían nada de lo que pasaría en caso de que las cosas se pusieran feas. Pero cuando fue el menor de la casa quien le abrió la puerta, pensó que hasta hubiera sido mejor que los adultos estuvieran, cualquier cosa era mejor que Alex y Alexandr, aun así, suspirando, decidió que no le quedaba de otra.

-“¿Puedo pasar? Quiero hablar con Alexis”- dijo lo más cortes y calmado que pudo. Alex lo observó apenas, receloso, haciéndole darse cuenta de que no sería tan fácil entrar.

-“Sasha no ha bajado aun”- contestó el menor luego de unos segundos –“No sé si quiera que lo molesten, es temprano”- agregó poniendo expresión pensativa y desinteresada. Yeidher lo maldijo por dentro, es que probablemente ni el mocoso ni el mayor de los hermanos lo iban a dejar en paz nunca.

-“Toma”- masculló resignado, dejando un par de billetes sobre la mano del menor, que solo atinó a verlo de lo más sonriente y a hacerse a un lado para dejarlo pasar –“Pero no quiero que nadie nos moleste”- advirtió antes de correr escaleras arriba, directo a la habitación del rubio.

Entró sin siquiera tocar, hallándolo justo cuando terminaba de ponerse un suéter celeste. Alexis en seguida lo miró, retrocediendo un par de pasos y luego mirando a su alrededor, por unos momentos sus orbes verdes se habían quedado fijas en la puerta que daba al balcón y luego simplemente habían quedado clavadas en el piso.

-“Yo… quería disculparme”- dijo no muy seguro, no sobre pedir perdón, sino más bien sobre como comenzar la conversación.

-“¿Por qué?”- preguntó Alexis por lo bajo.

-“Por el beso, no debí hacerlo, no sabiendo cuán importante era para ti, dijiste que querías que el primero fuera especial, lo arruiné, lo siento”- se disculpó, recordando que incluso en eso había metido la pata, ese había sido el primer beso de Alexis, y aunque a él el suyo no le había importado en lo más mínimo, para Alexis era diferente, él quería algo especial, algo bonito, algo único, y Yeidher se lo había quitado.

-“Ya no importa”- contestó luego de unos segundos Alexis, mordiéndose los labios luego, sin siquiera mirarlo, pero no por ello impidiéndole ver el momento en que sus mejillas volvían a tornarse rojas.

-“Es en serio, lo siento, la regué, sé que disculparme no va a solucionarlo pero, perdón, te juro que lo lamento mucho”- insistió, sabía perfectamente que si importaba, tal vez esa era la primera vez que Alexis le mentía sobre algo, y era su culpa.

-“Dije que no importa”- repitió, todavía sin verlo, apretando ambas manos en puños.

-“¡Si importa!”- replicó de inmediato –“Por eso, perdóname, perdón, lo siento, lo siento mucho de verdad, nunca fue mi intención… perdón… yo… perdón…”- siguió disculpándose, notando apenas el leve temblor en ese que había sido su mejor amigo.

-“¡Ya cállate!”- gritó Alexis, apretando más fuerte sus manos –“¡Cállate, deja de disculparte, déjame en paz! ¡Vete!”- volvió a gritarle, haciendo que lo mirara perplejo, nunca le había gritado, y lo peor del caso era que no parecía molesto sino más bien herido, dolido.

-“No”- lo contradijo –“No me voy a ninguna parte”- insistió, cruzándose de brazos y quedándose ahí parado, sin ninguna intención de irse.

-“¡Vete!”- insistió Alexis, señalando la puerta pero sin mirarlo, ni a él ni a aquello que señalaba, y Yeidher no se movió, terco y orgulloso como era, se negó a obedecerlo, más que nada, se negó a dejar las cosas así.

-“¿Realmente quieres eso? ¿Quieres que me vaya?”- exigió casi en un murmullo, porque a diferencia de Alexis, Yeidher no tenía ganas de gritar, no ese día.

-“Si… no… no quiero”- murmuró al fin, luego de lo que para Yeidher parecieron interminables segundos.

Entonces suspiró hondo, sintiéndose inquieto de repente, ¿Era el momento pare decirlo? ¿Para confesar aquello de lo que se había dado cuenta? Si, lo era, tal vez no tendría otra oportunidad como esa, y no iba a desperdiciarlo, no cuando estaban los dos solos y encerrados ahí.

-“Ya me disculpé pero… lo estuve pensando mucho, durante el tiempo que estuvimos separados…”- comenzó no muy seguro, otra vez Alexis no lo miraba pero aun así no le importó, tenía que hacerlo –“Yo… yo me di cuenta de que me gustas, no… no es solo eso, no es solo que me gustes y te quiera… es más bien que… que… te amo”- confesó al fin, sintiendo formarse un nudo en su garganta en el momento en que Alexis negaba con la cabeza y retrocedía, no se lo permitió, avanzó hacia él, jalándolo por un brazo, pidiendo en silencio por un poco de atención –“Mírame, mírame, no hice bien las cosas y por eso te pido perdón pero, es que… no me había dado cuenta, te amo, por eso, perdóname pero… sobre todo, ya mírame, dime algo, lo que sea”- casi suplicó, a nada de ponerse de rodillas por primera vez.

-“Eres un idiota…”- murmuró Alexis en cambio, con la voz en un hilo, temblándole –“Eres un idiota terrible, bien cruel, poco seso, mimado y berrinchudo”- siguió, todavía murmurando y sin verlo –“Lo peor de todo es que por tu culpa tampoco he dejado de pensar en ese “tonto” beso…”- susurró, entonces lo miró, con sus bonitos orbes color esmeralda rodeados de rizadas pestañas, tornándose acuosos, a punto de dejar correr las lágrimas –“Creo… creo que también te quiero”- murmuró sonriendo apenas, tímido, con sus mejillas tornándose más rojas y la mirada brillante por la emoción y el llanto contenido.

Al instante siguiente Yeidher ya lo abrazaba, todavía sin querer creerlo, con cada fibra de su ser sintiendo felicidad, no solo eso, disfrutando del calor brindado por el cuerpo pequeño de Alexis y del aroma a dulce que se desprendía de él.

-“Gracias… y perdón, te prometo que no volveré a tocarte sin tu permiso nunca más”- murmuró contra su oído, acariciando con cuidado los cabellos rubios y sedosos de su pequeño amor.

-“Si… sino me besas ahora, te vuelvo a pegar”- susurró en cambio Alexis, con la cara aun más roja y mirándolo apenas, nervioso, cohibido, tímido como siempre había sido.

Yeidher sonrió, apartándose apenas lo suficiente como para mirarlo bien, tan solo unos instantes, los justos antes de inclinarse hacia su rostro y juntar sus labios, suave, tranquilo, sin prisas, dulce, degustándolos y disfrutando de la forma torpe en que Alexis correspondía, sonriendo mientras lo besaba, tomándose su tiempo tan solo para corregir su error, porque tal vez el primero no había sido lo que Alexis esperaba pero, el segundo, el segundo sería incluso mucho mejor, o al menos eso era lo que deseaba.

-“Sasha… ¿Quieres ser mi novio?”- murmuró contra sus labios, mordiendo suave y dulcemente el inferior.

-“Si… si quiero”- contestó en un susurro igual, suspirando antes de que Yeidher lo besara de nuevo, del mismo modo en que siempre querría besarlo.

Porque por más tonto que fuera, al fin se había dado cuenta, tal vez Yeidher nunca antes había encontrado a su princesa perfecta porque simplemente esta no existía, porque siempre se había tratado de Alexis, su pequeño príncipe, ese que siempre estaba a su lado y que ahora sabía, era su único complemento, su parte faltante, todo lo que él quería, todo lo que él necesitaba, todo lo que él siempre había deseado que fuera, justo como lo describía la canción que en esos momentos sonaba en el ipod del menor. Se río por lo bajo al darse cuenta, mirando aun más fijamente a Alexis, sonriendo ampliamente.

-“¿Qué pasa?”- preguntó lentamente el rubio, parpadeando inocente, confuso, Yeidher negó con la cabeza, acariciándole el cabello apenas.

-“Nada… es solo que… de verdad eres todo lo que quiero”- contestó, conteniendo las ganas de reírse por la causalidad de que precisamente esa canción estuviera sonando, en cambio, estrechó entre sus brazos a Alexis, volviéndolo a besar, porque no necesitaba más que eso, porque él lo era todo.

Porque ya nunca estaría solo, porque Alexis lo significaba todo para él y estaba seguro de que eso nunca iba a cambiar, de que lo amaría por siempre, igual que había hecho desde niño sin siquiera haberse dado cuenta, y por eso ahora que lo sabía, simplemente no lo iba a dejar ir.

*

*

*

 

Notas finales:

Sé que es probable que haya tenido muchos horrores de ortografía pero, lo he hecho con toda la intención del mundo, lo hice por amor a la persona que lo es, en efecto, todo para mí, para Usagi Darko, que aunque yo sea como una patada en el hígado, siempre esta ahí a mi lado, aguantándome mis mañas y todos los malos ratos que a veces le hago pasar, soportando que sea un patoso medio loco y que pierda la paciencia cuando me acosan o cuando lo acosan porque es tan bonito y dulce que simplemente los demás no dejan de mirarlo y entonces me pongo celoso y hago escenas, pero él solo me sonríe y sigue a mi lado, me besa y acalla toda duda que yo pueda tener, por eso lo amo, por eso escribí esto para él, para que sepa cuan importante es para mí y cuan agradecido estoy de que después de casi 6 años siga a mi lado, igual para felicitarlo por su cumpleaños número 21 y decirle que, por fin estamos un paso más cerca, que por fin la fecha se acerca y que aunque para muchos solo sea un papel, para mí será un gran tesoro, para mí será la confirmación de que lo que sentimos es real, así que... gracias a quienes hayan leído esto y bueno, ya veré si en un futuro me digno a escribir otra cosa. Por cierto, que la canción a la que Yeidher se refería, se llama Everything You Want, de Vertical Horizon, se las dejo, para quienes quieran escucharla, y que, en efecto, luego de oírla, hace que me quiera dar de topes por lo acertada que es ^^UU http://www.youtube.com/watch?v=VwSaldFJofM

 

Espero sus reviews y... no me canso de repetirlo, felicidades Usagi Darko, no, felicidades mi Sasha bonito, mi conejito, espero que este sea un día muy feliz no solo para ti y para mí sino también para todos.

 

Gracias por leer. Au Revoir ^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).