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Plumas - One Shot por Susaku Camui

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Notas del fanfic:

Lo escrbí con mi alma. ojalá sea de su agrado....

Notas del capitulo:

Una de mis mejores historias..o eso creo.

Plumas – Capítulo Único

 

 

Salí esa noche tranquila, apenas eran las nueve, así que no estaba demasiado oscuro o demasiado solitario. Caminé largos minutos hasta un cercano parque, la necesidad de aires tranquilos me llevó hasta ese lugar.

 

Perdido en mis pensamientos, estuve una extensa cantidad de tiempo en una banca en frente de los vacíos columpios. No había niños, tampoco jóvenes, ni rastros de adultos…solo estaba yo.

 

Miré al cielo para contemplar las estrellas, lejanas…bellas, su inmensidad me estremeció y cerré mis ojos por un segundo; al abrirlos nuevamente, vi una hermosa pluma descender. Calló sobre la fría piel de mi rostro causándome un leve cosquilleo, por el cual la quité y miré al frente encontrando a un ser balanceándose en los hace poco abandonados juegos delante de mí.

 

Vestido con un camisón blanco y pies descalzos, el viento jugaba con la larga y morena cabellera que caía por sus hombros; la palidez de su piel era extrema y la sideral belleza de su rostro me petrificó. Aunque el mayor impacto para mis mortales ojos, fueron el par de hermosas y gigantes alas contoneándose en su espalda a merced de la suave brisa.

Alzaste tu mirada que hace segundos permanecía en el suelo y me sonreíste tiernamente, mis pies se movieron solos y sin pensarlo quedé de pié enfrente de ti.

 

-Hola Gackt – me saludaste con tu voz dulce.

-¿Cómo sabes quién soy? – atiné a responder.

 

Sonreíste de nuevo y continuaste balanceándote en el gastado columpio, esta vez con más fuerza.

 

-Alín me lo ha contado.                 

-¿Quién es Alín? ¿Quién eres tú?

-Alín es un antiguo ángel…ciego, conocedor de todas las criaturas del mundo. Me dijo tu nombre cuando se enteró de que siempre te estaba observando. Y si quieres saber quién soy…mi nombre es Hyde.

 

Bajaste del juego y quedamos ambos de pié. Tus grandes ojos castaños como avellanas me atraparon, sin que yo pudiese darme cuenta.

 

-Se hace tarde, ya no puedo estar más aquí. Ha sido un gusto conocerte. Adiós.

 

Dijiste y señalaste algo tras de mí, volteé pero no pude ver nada y cuando intenté hablarte de nuevo ya no estabas, habías desaparecido dejando sobre el lugar una hermosa pluma blanca; igual a la que antes acarició mi rostro.

 

 

˜˜˜Plumas˜˜˜

 

Debido a mis capacidades “especiales” comencé a participar de un taller muy particular en la universidad. En días anteriores hablamos sobre brujas, hechiceros, almas y demonios. Hoy trataríamos los ángeles.

 

El hombre que estaba enfrente comenzó la introducción al tema, pero al mencionar la palabra “ángeles” yo no pude evitar pensar en ti, en lo extraño de ese encuentro, en lo lindo que eras…y cómo es que vestías de esa forma,…por qué tus pies no llevaban calzado? Por qué tenias alas?!

 

¿Cuánto tiempo llevaba pensando en esto? Casi la hora completa de mi actual clase y además de otros varios días.

 

Salí abruptamente de las divagaciones de mi mente al oír mencionar de boca del senseí tu nombre.

 

-Hyde es un extraño ángel, muy bello. Él es uno particular, porque dicen que está encargado de darle aún más belleza a los jardines del paraíso y que con su hermosa voz las flores viven y respiran.

 

Quedé asombrado, obviamente no podía ser más que una coincidencia, solo una jugarreta del destino.

En el salón comenzaron a surgir preguntas.

 

-Senseí ¿Los ángeles pueden visitar la tierra?

 

¿Cómo es que uno de los presentes ahí tuvo la misma duda que se formulaba en mi mente?

 

-Pueden, tienen diversas formas de hacerlo. Pueden venir y aparecerse, pueden incluso avisarte de alguna cosa…nunca se sabe.

 

La tan interesante charla no duró mucho más, pues la jornada había terminado. Tomé mis cosas y me dirigí a casa, aún con tu imagen colándose en mis pensamientos.

 

Decidí investigar más de ti. Logré descubrir que eres el único ángel llamado Hyde y que ha semejanza de los humanos…los ángeles también son únicos; no hay ninguno igual a otro.

 

 

˜˜˜Plumas˜˜˜

 

Pasaron días…pasaron noches y la ansiedad me estaba enloqueciendo, no volví a verte y solo pensé que me estaba volviendo loco. Pero decidí intentarlo una vez más y cuando ya la luna había asomado; volví al parque, volví a esos antiguos columpios con la esperanza de encontrarte de nuevo.

 

Esperé pacientemente, la brisa helada tocaba mis mejillas. Miré hacia arriba poniendo todo mi corazón en mis deseos y sin siquiera darme cuenta mis pensamientos salieron por mi boca en forma de palabras.

 

-Hyde…

 

Intenté llamarte con mi voz, con mi mente, con mi alma y con mi corazón, pero no hubo respuesta; a cambio de eso solo observé como otra blanca pluma caía desde el nocturno cielo estrellado.

 

 

˜˜˜Plumas˜˜˜

 

Meses ya habían pasado desde mi más hermosa alucinación. No volvimos a tocar el tema de los ángeles e ignoré las constantes plumas que seguía encontrando. Decidí que era mejor dejar todo atrás.

 

Una noche cuando volvía de un pequeño paseo por la ciudad volví a verte, el corazón se me hizo pequeño y mis mejillas tomaron un fuerte color carmesí.

 

La calle estaba absolutamente vacía, solo nos encontrábamos tú y yo… y el repentino sonido de la lluvia que comenzaba a caer.

 

-Ha pasado tiempo.

 

Me hablaste clavando tu mirada en mis ojos.

 

-Puedo oír tu corazón ¿sabes?

 

Sin darme cuenta produje un sepulcral silencio de palabras.

 

-¿Realmente eres un ángel?- articulé apenas.

 

Sonreíste y miraste tu propio cuerpo, en ese momento recién me di cuenta de que no llevabas el camisón, ni tus pies descalzos, ni el detalle más importante…tampoco tenías tus alas. Estabas vestido como cualquier persona, parecías un chico más en esa gran ciudad.

 

-Lo era. Ahora ya no lo soy.

-¿Por qué? ¿Por qué es que estás aquí nuevamente?

 

Caminaste hasta mí y quedamos peligrosamente cerca. De pronto no pude oír más el ruido de los autos ni de la lluvia, no vi nada más que tu rostro, lo único que sentía era tu dulce aroma acompañado de tu hermosa voz, el tacto de tus manos sobre las mías y el amargo sabor de mis nervios en mi boca. Mis cinco sentidos fueron embargados por ti.

 

-Renuncié al cielo, porque me enamoré de ti. Dejé mis campos de flores y mis alas para volverme humano y poder estar contigo.

 

Abrí grandes mis ojos ¿Cómo podía estarme pasando aquello? Pero yo también me había enamorado de él, pensaba en su imagen incluso antes de caer en cuenta que era un ser divino y sentí desesperación cuando no volví a verlo.

¿Qué se supone que debo hacer? ¿Qué se supone que debo decir ahora?

 

-Hyde…

 

Me acerqué lentamente y rocé mis labios con los suyos, el corazón amenazaba con escaparse de mi pecho con tan solo ese contacto.

Al separarnos irremediablemente caí preso de su mirada nuevamente.

 

-Las plumas que encontré…

-Cada vez que yo estaba cerca, cuidándote desde el cielo, dejaba caer una de las plumas de mis alas para que supieras que estaba ahí.

 

Sentí una gran felicidad en mi interior y sonreí como nunca antes. Te tomé de la mano y te abracé con toda la fuerza que pude en ese momento, oí nuevamente tu traviesa risa y eso solo me hizo querer estallar de alegría.

 

-no puedo creer que esto esté pasando. Debe de ser un sueño, es como si hubiese enloquecido- dije.

-Confiaba en que creerías que todo esto es una realidad.

-¿Qué hubiese pasado…si yo…no te hubiese correspondido?

-No hubiese podido volver al cielo y solo hubiese quedado esperar la muerte como humano.

-arriesgaste demasiado.

-pero valió la pena.

 

Nos besamos profundamente por primera vez y sentí que no existía nadie más en ese momento, ni siquiera yo mismo.

 

-perdiste tus alas.

-no del todo.

-¿Cómo?

 

Te diste la vuelta, te quitaste la chaqueta y tirando del cuello de tu camisa para que yo pudiese ver. En tu espalda había un hermoso tatuaje de un par de alas, propias de los de tu especie.

 

-¿es lo que quedó de ellas?

-este tatuaje, las blancas plumas que te envié…y mi prueba de amor plasmada en el cielo para siempre.

 

 

Eso es lo que quedó de tu vida como ángel, pero incluso ahora que ya no conservas las singulares características de uno, tu esencia no cambiará, porque los ángeles son ángeles incluso si se escapan del cielo y del regazo de Dios para venir a la tierra, en locuras propias de cuentos irreales.

 

 

Fin.

 

 

 

Notas finales:

Dejen su comentario,sea cual sea su opinión.


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