Ese día en particular el Shohoku tenía un partido de práctica en contra de Ryonan y desde luego que Sendoh había llegado tarde, que su entrenador le había reñido unos 10 minutos antes de dejarlo jugar y que el tensai se había ido en su contra en cuanto lo vio entrar a la cancha para dejarle en claro lo buen jugador que era.
El partido había comenzado de maravilla para los de Ryonan. Sendoh y Fukuda se habían encargado de imponer una diferencia de más de 20 puntos para con los del Shohoku; sin embargo -y como es costumbre- los del equipo rojo le dieron la vuelta al marcador, terminando éste por darlos como ganadores por una mínima diferencia.
- ¡¿quién es el genio más grande del mundo?! HAHAHA - los gritos del pelirrojo se escuchaban por toda la cancha, mientras que su séquito de macuarros había bajado de las tribunas para molestarle y de paso también entonar unos "versos" exclusivos para Akagi.
Un tranquilo Sendoh se giró hacia el denominado Rey de los Rebotes y amistosamente le golpeó un par de veces en el hombro - buen juego Sakuragi - en ese momento las orejas de Sakuragi se inflaron y automáticamente dejó de pelear con Noma - uy puercoespín ¿por fin te diste cuenta que soy mejor que ese zorro apestoso? venga juguemos un uno contra uno... a menos claro que temas perder contra el amo de los rebotes -
Al mayor se le resbaló una gotita de sudor por la nuca, ese chico siempre hablaba sin pensar, aunque eso realmente no le molestaba - gomen, estoy corto de tiempo, quizás... -
- quizás si yo soy tu oponente cambies de opinión - aquellas palabras fueron pronunciadas por Rukawa, mismo que repentinamente se había colocado frente a Sendoh, empujando a Hanamichi para que no estorbara.
Ambos equipos guardaron silencio en espera de la respuesta de Akira; después de todo, un duelo entre la estrella del Ryonan y el súper lucky no era cosa fácil de ver.
- ie ie - Sendoh sonrió de nuevo, alejándose un poco del zorro, juraría que se veía un aura azul salir de su cabeza - ahora no puedo Rukawa ahm podríamos jugar mañana después del entrenamiento ¿te parece?-
-ahhhh con que sí puedes jugar con él, pero conmi... ¡ouch! -
- ¡ya basta Hanamichi! - el pelirrojo trató de abordar nuevamente al puercoespín, pero para su mala fortuna Ayako y su poderoso abanico se interpusieron en su camino para silenciarlo y de paso mandarlo a las duchas. Así fue que el entrometido de Hanamichi no fue capaz de escuchar la respuesta del kitsune ni tampoco el sitio que Sendoh había designado para el encuentro.
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Al día siguiente, la práctica terminó más tarde que de costumbre, o por lo menos así fue a los ojos del kitsune. Después de una ducha rápida, Kaede salió del gimnasio casi corriendo en busca de llegar a tiempo. Como el deportivo en el que habían quedado se encontraba justo en medio de ambas preparatorias, el pelinegro no tardó mucho en llegar en su bicicleta, milagrosamente esta vez sin chocar o arrollar a alguien. Pese a esto, el partido no dio inicio sino hasta 30 minutos después de la hora acordada y todo fue gracias a Sendoh y a su carente sentido de la puntualidad.
- lo siento, s... - el de ojos violetas trató de disculparse, mas sus palabras fueron ignoradas por la mirada fría y molesta del zorro - comencemos - dijo poco antes de lanzarle el balón con fuerza directo al pecho, él atacaría primero.
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Para Sendoh el enfrentamiento ya había durado demasiado, estaba agotado y sudando a mares, pero tal parecía que el kitsune apenas estaba entrando en calor. El marcador indicaba al de Ryonan como el ganador, por ello era consciente que Rukawa no terminaría el juego hasta que le diera la vuelta al marcador o terminara lesionado... tampoco ayudaba mucho la gran iluminación del lugar, pues debido a ésta era posible ver a la perfección los movimientos de la bola y así Akira no podría poner de excusa que ya estaba anocheciendo.
Hacía rato que Rukawa había notado el rostro cansado del mayor, pero sabía perfectamente que aunque se le fuera la vida en ello Sendoh nunca le dejaría ganar... por eso era que le gustaba tanto el puercoespín... momento ¿gustaba? El kitsune frenó en seco, logrando que con esto el más alto se desconcentrara, diera un traspié al más puro estilo de Hanamichi y terminara por caer pesadamente al suelo, por suerte había metido las manos a tiempo y de un sutil raspón en el brazo no pasó.
- idiota - el menor suspiró y se sentó junto a él, reprimiéndose mentalmente por tal error en sus pensamientos ¿gustarle a él alguien como Sendoh? Dios era como decir que tanta pelea con Hanamichi era por pura tensión sexual.
-¿por qué has parado? - Sendoh se limpió algo de polvo del brazo y miró a Kaede, el cual parecía todavía estar debatiendo mentalmente su -posible- gusto por el mayor.
- porque no tiene sentido ganarle a alguien que se tropieza con sus propios pies... torpe -
Akira formó una sonrisa y se recostó en el pavimento, estaba muerto de cansancio y seguro que no pasaría nada por cerrar un momento los ojos - disculpa otra vez, pero no estoy al cien ahora -
"sí, me di cuenta" pensó el zorro, su magno orgullo le impedía expresarlo en voz alta. Era toda una vergüenza que incluso ahora que tenía una ventaja física sobre Sendoh, no hubiera sido capaz de ganarle.
Pasaron un par de minutos en silencio hasta que de la nada el ojiazul escuchó una respiración profunda a su lado y bajó la cabeza sólo para comprobar que el de Ryonan se había quedado dormido, algo por demás extraño tomando en cuenta que el que sufría narcolepsia era él.
Ya era tarde, pero gracias a los faros que les rodeaban, Rukawa podía ver el semblante del otro a la perfección. No podía negar que era atractivo, le gustaba esa piel clara que en estos momentos lucía húmeda por el juego, ese cabello en punta tan ridículo y aquellas finas marcas bajo sus ojos. Físicamente se parecían un poco; sin embargo -aunque las fanáticas de Rukawa opinaran diferente- Sendoh era mucho más ¿lindo? ¿esa era la palabra adecuada para describirle?. Aun ahora podía ver la sombra de una sonrisa que había hecho el puercoespín antes de quedarse dormido. Una de esas sonrisas tan agradables que sin poder evitarlo atraían sobremanera al más joven.
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Sendoh despertó después de un rato, todavía estaba cansado, pero no podía darse el lujo de dormir bajo las estrellas, tenía que ir a casa. Abrió los ojos violáceos y para su sorpresa lo primero que vio fue a Kaede, sentado junto a él y mirándole fijamente con ese gélido semblante que parecía atravesarlo. El mayor se limitó a entornar ligeramente una ceja mientras se sentaba, dejando caer al hacerlo la chaqueta del kitsune.
- eh... - mentiría si dijera que no le sorprendió esto, pero igualmente el mayor le sonrió a modo de agradecimiento, extendiéndole la prenda antes de ponerse de pie.
- gracias Rukawa, parece que hoy estuve mucho más distraído que de costumbre - el aludido tomó la chaqueta sin decir nada y se alejó de ahí. Sendoh ya estaba acostumbrado a esa actitud tan chula, así que no le dio importancia, de hecho Kaede le parecía un sujeto mucho más agradable que el visto en las canchas, asimismo ya habían pasado casi 3 horas desde que había terminado su pequeño partido y Kaede no le había dejado botado ahí, sino que le había puesto su chaqueta para no pasara frío, eso no lo hacía cualquiera.
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Esa noche el kitsune no pudo cerrar los ojos, algo rarísimo, pero perfectamente entendible. Kaede se había convencido por semanas que su obsesión por Akira Sendoh era meramente con la finalidad de derrotarle y hacerse de una carrera profesional en el basquetbol; no obstante, se había dado cuenta que lo que el puercoespín le hacía sentir no era precisamente odio.
Durante toda su vida, Rukawa había creído que era asexual, pues a pesar de tener decenas -o cientos- de admiradoras y varios sujetos raritos tras él, el zorro siempre les había ignorado.
En fin... hoy había resultado ser un día verdaderamente revelador, mira que ayer el pelinegro se había levantado con la idea de convertirse en el ganador de las nacionales y ahora mismo no podía dormir por estar pensando en follarse a su eterno rival, vaya.