Abrí mis ojos y tuve que volver a cerrarlos. La poca luz que se filtraba a través de las cortinas daba de lleno con mis ojos. Cuando me acostumbré a esta miré alrededor y me di cuenta que no me encontraba en mi habitación. “Qué extraño” pensé.
Intenté moverme pero no pude, sentí que “algo” alrededor de mi cintura me lo impedía. Dirigí mi vista a lo que me retenía y eran unos brazos que se mantenían abrazados a mi cintura. Sonreí, sabía de quien eran.
Me di la vuelta, pues estaba de espaldas a mi opresor, y elevé mi mirada. La persona que más amaba y que no hace pocas horas le había demostrado cuanto. Era Mukuro. Acerqué mi rostro al contrario, que aún dormía tranquilamente y posé mis labios sobre los otros. Un beso de “buenos días”
Mukuro abrió sus ojos bicolores y sentí mis mejillas arder. Me separé de él unos pocos centímetros para mirarle mejor. Tenía una sonrisa sincera. De esas pocas que sólo me dedicaba a mí.
-B-buenos días, M-Mukuro –fue lo único que atiné a decir, sintiendo mis mejillas arder aún más.
-Kufufu~ Me gustaría ser despertado así todos los días por ti, Tsunayoshi-kun –dijo mi amante…ah…que difícil resultaba decir eso, pues la vergüenza era mucha. Hice un pequeño puchero infantil, sentí que se burlaba de mí.
-No te burles, Mukuro –dije aun manteniendo el puchero pero con mis mejillas ardiendo.
-Oya…No era para que te molestaras –dijo mientras me abrazaba, acercándome aún más a él, hablándome al oído haciéndome estremecer por tal acto- Te ves lindo, Tsunayoshi-kun –dijo mi amante, probablemente haciendo que mi rostro pareciera un tomate.
-U-umm –mantuve como pude mi boca cerrada, sabía que saldrían “esos” sonidos.
-No te calles, Tsunayoshi-kun, no hay nadie que te oiga además de mi –dijo Mukuro cerca de mi oído para después lamer y morder el lóbulo de mi oreja.
-A-ah…N-no, Mukuro, aún no me recupero del todo de lo de ayer…-dije apoyando mi frente en su hombro, ocultando mi gran sonrojo y cerrando mis ojos.
-Tsunayoshi-kun…-sentí que me separaba de él y que me miraba fijamente, abrí mis ojos y pude notar que estaba muy cerca de mi rostro –Por favor…-me pidió y luego me besó de una forma tierna, que no dude mucho en corresponder.
Sentí que el lugar que nos rodeaba desaparecía y sólo quedábamos nosotros dos. Me sentí como en el cielo, disfrutando de esa “elección” que habíamos tomado…de enamorarnos, de ser novios…una pareja.
Sólo teníamos una semana de haber empezado a salir. Ayer tuvimos una “cena romántica”, como dijo Mukuro, en Kokuyo, porque no había nadie y podíamos estar solos. El lugar en sí, era tétrico…pero con las velas y el ambiente agradable que me proporcionaba estar con Mukuro, hacía que ese pensamiento se esfumara.
Luego de reírnos y disfrutar de la comida, tenía que volver a mí casa. Para mi mala suerte (O quizás buena) estaba lloviendo muy fuerte, así que tuve que quedarme con Mukuro en Kokuyo. Luego de eso todo se tornó apasionado y terminé perdiendo mi virginidad.
Después de un rato de haberme perdido en mis pensamientos, me di cuenta que Mukuro estaba lamiendo mis pezones.
-A-ahh…-no pude evitar gemir al sentir sus labios mordiendo, chupando y lamiendo mis pezones. Casi al mismo tiempo pero sacando el mismo resultado.
-Te quiero demasiado, Tsunayoshi-kun –escuché decirme cuando terminó de torturar mis pezones. Luego, me besó en mi frente haciéndome sonrojar un poco más (N.A: No creo que sea posible…) de lo que ya estaba.
-Y-yo también te quiero demasiado, Mukuro –dije mientras lo miraba a los ojos y le sonreía de forma tierna. Vi que se sonrojaba ligeramente y luego volvía a besarme, apasionadamente y dejándonos sin oxígeno.
Cortamos el beso por la falta del vital oxígeno, pero un pequeño hilo de saliva aún nos mantenía unidos. Luego fue cortado por Mukuro que empezó a dar besos y lamidas desde mi cuello hasta mi clavícula.
-U-umm…-me quejé en voz baja al sentir una mordida en mi clavícula.
-Con esto, definitivamente nadie se atreverá a tocarte, porque eres MIO Tsunayoshi-kun –mencionó Mukuro con una sonrisa adornando su rostro.
Supuse que el comentario era porque el día anterior también me mordió en el mismo lugar. Debería de estar morado. Luego, Mukuro, siguió su camino por mis pezones, que sólo lamió un poco y siguió dando besos y lamidas por mi abdomen hasta llegar a mi vientre.
-Oya, veo que estás despierto –dijo mientras miraba divertido mi miembro, que se encontraba erecto.
-¡M-Mukuro! ¡No te burles! –Le dije haciendo un pequeño mohín aún con mis mejillas rojas -¡A-ah! –gemí al sentir los labios de Mukuro sobre mi miembro.
-Si quieres que te toque, dímelo –me dijo mientras me sonreía con notable lujuria en sus ojos.
-A-ah…Mukuro…h-hazlo ah…-pedí entre gemidos por sentir la mano de Mukuro acariciando levemente mi miembro, de una forma tan delicada que se hacía desesperante- M-más…ah…
-Como lo ordenes, Tsunayoshi-kun –dijo antes de aumentar las caricias sobre mi miembro. Luego de un rato comenzó a lamer mi miembro, porque yo se lo pedí- ¿Podrías…hacérmelo a mi también? –pidió, luego de separarse de mi miembro.
Me sonrojé mucho cuando me pidió hacer eso, pero acepté, nos posicionamos cada uno sobre el miembro contrario, quedando yo abajo y él arriba (N.A: Un 69…xD que irónico~). Tomé el miembro de Mukuro, que en consideración al mío era mucho más grande, y comencé a lamerlo.
Sentí como también lamía mi miembro y se lo introducía en su boca. Gemí, se me comenzaba a dificultar lo que estaba haciendo.
Después de un rato, sentí la intromisión de los dedos de Mukuro en mi entrada. Me quejé un poco pero luego me relajé. De un dedo pasaron a ser dos…y al final tres. La sensación era bastante excitante…y se me hizo imposible seguir haciendo lo que hacía sobre el miembro de Mukuro debido a los gemidos que salían de mi boca.
-¡A-ah! M-Mukuro… ¡M-me vengo! –avisé y momentos después me vine dentro de la boca de Mukuro.
-Eres delicioso, Tsunayoshi-kun –me dijo para después volver a la posición inicial (N.A: Adsads…la típica posición~) y besarme haciéndome probar mi propia esencia.
Seguimos besándonos, sentí como sus manos tomaban, para luego elevar, mis caderas al tiempo que se posicionaba entre ellas. Paré los besos, lo miré, aún con mi respiración agitada y mis mejillas encendidas; nos miramos por unos momentos y luego él, tomando su miembro, se introdujo dentro de mí.
Era muy grande y me dolía. Cerré mis ojos y unas traviesas lágrimas cayeron por mis mejillas.
-D-duele…-le hice saber, me dolía un poco pero aún así mis lagrimas caían.
-Tranquilo. Relájate, Tsunayoshi-kun. Si no te relajas dolerá más –él tomo mi miembro para distraerme del dolor.
Poco a poco el dolor fue pasando, comencé a mover mis caderas en señal de eso. Primero el vaivén era lento, envuelto en un ambiente lleno de gemidos leves y jadeos. Luego todo fue aumentando, la pasión nos envolvió y nos dejamos llevar por ella.
Hubo un momento en que todo para mí se volvía blanco. Todo desapareció y dejó la sensación y el sentimiento que estaba viviendo.
El vaivén aumentó un poco más, llegábamos a nuestro límite. Unas pocas embestidas más y nos venimos casi al mismo tiempo, diciendo el nombre del contrario, él dentro de mí y yo entre nuestros vientres.
-Te amo, Tsunayoshi-kun –me confesó para luego dejarse caer a un lado de mi, para abrazarme. Besó mi frente y revolvió un poco mis cabellos.
-Yo también te amo, Mukuro –dije con mis ojos cerrados y disfrutando de las caricias de Mukuro, poco a poco quedándome dormido.
Siempre que estaba con él todo pasaba más lento, dejándome disfrutar de nuestro amor…Pero al mismo tiempo todo pasaba más rápido, dejándome con el pensamiento de que lo que vivíamos era como una ilusión.
Una maravillosa ilusión…
La ilusión de nuestro amor…
Fin