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Heavenly Win (Victoria Celestial) por Pandora_Von Christ

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Notas del capitulo:

Final!!

 

 

Fei Long permanecía quieto como una roca, en su enorme y lujoso guardarropa, con una mano en la pared para sostenerse y la otra sobre su frente mientras gruñía silenciosamente en su garganta. No podía creer lo que estaba haciendo… ¿Cómo diablos pudo dejar que sucediera en primer lugar? Era cierto que el rubio había pasado a ser determinante en su vida, pero este día fue la primera vez desde que le conocío  que sintio ganas de arrojarle desde el techo de la sede de Baishe. Liu Fei Long siendo engañado para llegar a usar esa... cosa seria una desgracia para su árbol familiar, para toda su ascendencia en la antigua china.
Después de un largo y miserable suspiro, levanto el rostro y reflexiono con calma mientras se observaba en el espejo. La ropa parecía un poco perturbadora al principio, pero sobre su cuerpo no se veía tan mal. Había subestimado el gusto del ruso un poco, pero de nuevo, pensar que ese pervertido probablemente estaba gastando la mitad de sus neuronas pensando intrigado  en cómo saltarle cada cinco segundos le hizo erizar la piel. 

"Esto podría ser interesante", pensó mientras se miraba detenidamente  en el espejo un poco más de cerca. El traje le recordó la época en que aún era el asesino de la familia, cuando la seducción era una de las maneras más fáciles de llegar hasta  sus objetivos. Tenía que admitir que en ese traje, lucía perfecto para matar, y ahora,  de casualidad, su víctima estaba convenientemente esperándolo justo fuera de esa puerta.

Rió silenciosamente en su garganta y sus ojos brillaban intensamente mientras se ponía sus negros guantes de cuero… Ese ruso pervertido no tenía ni idea de lo que estaba a punto de sucederle.

Cuando estuvo listo, salió del guardarropa y se detuvo en silencio bajo el marco de la puerta. Allí, el enloquecedoramente hermoso líder de Baishe permanecía de pie, majestuosamente delante de su presa, todo hecho de cuero negro de pies a cabeza. El obscenamente apretado traje exageraba ya la delgada pero masculina figura, sin dejar nada a la imaginación. Era un catsuit de cuero negro, como el más negro jaguar; con correas de  fino cuero que bajaban desde la cintura hasta los tobillos, ajustándose a su cuerpo como si fuera su segunda piel. La cremallera frontal estaba un poco más abajo de su clavícula, revelando el collar de cuero negro enganchado por una correa que combinaba perfectamente con el traje, cuyo extremo Fei Long sostenía en su mano, intencionalmente, jugando y tentando al hombre que abiertamente le miraba de manera lujuriosa a través de la inmensa habitación, en uno de los sillones, mientras el chino se le acercaba lentamente.
–Entonces, ¿qué tienes en mente?– dijo Fei Long de forma seductora, mientras delicadamente se detuvo frente al ruso.
–¿Qué te parece si dejas que te ate de pies y manos y te hago el amor  de todas las formas hasta que llegue la mañana?– sugirió Mikhail con una sonrisa lasciva, tirando del la correa para acercarlo más mientras su otra mano se deslizaba por el liso cuero que cubría el firme trasero de Fei Long.

–¿Qué te parece si dejas tu culo quieto y me dejas hacer mi trabajo?– dijo Fei Long con una malévola sonrisa mientras estrellaba en el suelo el látigo que había estado  escondiendo.

–¡Eso no vino con el traje!– protestó Mikhail mientras miraba fijamente el látigo de cuero negro, tratando de imaginar cómo diablos pensaba utilizarlo Fei Long.

–Oh, pensé que se vería bien con el. ¿No te parece?– respondió el pelinegro dando un paso atrás mientras ajustaba el látigo en su mano.

Mikhail se encontró sin palabras mientras observaba la escena que tenía delante de él. Fei Long en ese ajustado traje de cuero negro con ese látigo, ya había hecho a su pene hincharse tanto que incluso le estaba empezando a doler. Como si eso no fuera suficiente para hacerle babear como un animal, Fei Long asesto otro latigazo que casi le hizo saltar de emoción. La punta de cuero desgarró su camisa de seda y dejó una leve huella en su piel. El ex-asesino era tan hábil en el manejo del arma que sólo se sentía como un rasguño, pero hacia maravillas en su creciente erección. El peligrosamente hermoso líder de Baishe sonreía y se humedecía los labios mientras sus ojos viajaban hacia el bulto en los pantalones del ruso.

–Oh, claro que no– advirtió Mikhail al ver el brillo diabólico en los ojos de Fei Long.

–Oh, claro que sí, calabaza. Esa bestia tuya tiene que ser domada– respondió Fei Long, fustigando  el látigo antes de que la oración fuera terminada,  sin avisarle  siquiera a la entrepierna del hombre enviado al ruso a agarrar el borde de la silla para contenerse de saltar.

–Carajo, Fei Long– exclamó Mikhail mientras se enderezaba. El látigo rasgó sus pantalones, mostrando su hinchada erección. Si Fei Long pensaba que esto llegaría a desalentar al rubio, era mejor que lo pensara dos veces, ya que lo  que hacía era  ponerlo caliente como el mismo infierno.

–Ahora que has hecho esto. Ven aquí, puta–  Mikhail alcanzo la correa y tiro la esbelta figura hacia su regazo. Fei Long gemía mientras el ruso le besaba de manera intensa, tan fuerte que estuvo a punto de asfixiarlo. Esas fuertes manos lo mantenían en su lugar  sostenido  la parte de atrás de su cabeza, sus dedos se entrelazaban en su desordenado  y sedoso cabello negro tirando duro con ellos mientras apretaba sus labios con más fuerza en la húmeda boca de Fei Long, tomando ávidamente ese sabor, el cual era incapaz de esperar por devorar.

–No tan rápido– Fei Long lo aparto tirando de su rubia cabellera con toda su fuerza. El hombre se estaba volviendo un poco difícil de manejar, sin mencionar que ahora él también estaba empezando a ponerse un poco duro allá abajo.

–Mi juego. Mis reglas– declaró el ruso firmemente antes de apoderarse de nuevo de esos labios que le hacían arder en deseo.

El depredador hambriento se adelantó, con una mano acariciaba los duros y refinados músculos del trasero de Fei Long, mientras la otra con impaciencia bajaba la cremallera exponiendo esa piel suave y sin defectos, perfecta como el más fino marfil. Deslizo su mano dentro del fino cuero un poco más, molestando el suave y blando pezón que ya estaba erecto y deseoso de más.

–Dije que NO– Fei Long le advirtió de manera fuerte y clara, mientras empujaba bruscamente al otro hombre una vez más antes de que esos labios tocaran su pezón.

–¿No?– preguntó Mikhail divertido, alcanzando detrás del delgado cuerpo sobre su regazo unas pequeñas  cadenas adjuntas al final de las mangas del traje, después tiro de ellas con rapidez, asegurándolas con los otros extremos de las correas envueltas alrededor de sus tobillos, apresando de esta forma al hombre más pequeño, dejándolo completamente indefenso –Estas, cariño.. son  para esto que están aquí–

–Maldito Bastardo.... ahhhh– antes de que  pudiera terminar de maldecir, el maldito ruso lo jalo hacia delante chupando fuertemente su sensible pezón, dándole vueltas con su lengua. El hombre siempre sabía con exactitud cómo hacerle gemir y gruñir a su voluntad, debido a que estaba atado a sus tobillos y que no podía moverse, el simple toque le hacía gemir tan fuerte como para poner a Mikhail tres veces más duro .

–¡Demonios, me encanta cuando maldices! – le susurro  el rubio al oído antes de hundir sus dientes en el delgado cuello y chupar la suave piel  lo suficientemente fuerte como para dejarle un moretón visible por los próximos días, ganándose otro hermoso gemido de los labios de su amante.


Sus fuertes manos se deslizaban debajo del negro cuero, metiéndose por la  suave piel del torso de Fei Long hasta llegar a  su esbelta espalda, estrechándolo entre sus brazos hasta que el inmovilizado asesino pudiera sentir la erección de Mikhail contra la suya. Fei Long apretaba sus dientes y halaba con fuerza las cadenas que le ataban mientras Mikhail le obligaba a moverse adelante y atrás, frotando en él su endurecido pene hasta que pudiera sentirlo mojadarse.

Sin importar lo exitado que estaba y lo mucho que lo deseaba, la situación era completemente inaceptable –Desátame– Fei Long le exigió bajo respiraciones irregulares –Pensé que querías que te sedujera–

–He cambiado de opinión– el rubio ignoró su protesta. No era el dominar y ver a Fei Long completamente atado e indefenso a su merced lo que le tenía tan excitado, lo que le estaba enloqueciendo de placer era la forma como se estremecía y gritaba de éxtasis, intensificado aún más por la impotencia absoluta que sentía y llevando al ruso hasta el séptimo cielo. No,  no iba simplemente a rendirse, no existía la más mínima posibilidad.

–Cariño– Fei Long movía sus pestañas seductoramente mientras le susurraba al oído a Mikhail  –No sabes lo que te pierdes–

–Hmmm ¿Y por qué no me das una muestra?– respondió Mikhail, pasando sus manos más abajo, molestando las del otro hombre con sus dedos. Estaba bastante seguro de que nada era mejor que tener a su bello Fei Long retorciéndose en su regazo y entre sus brazos sin que pudiera contenerse.

–¿No te gustaría verme masturbar?– Fei Long le preguntó, mirando seductoramente hacia los azules ojos del ruso.

Mikhail le devolvió la mirada fijamente durante un minuto al imaginar esa visión. Tenía que reconsiderarlo, realmente si existía algo mejor que ver a Fei Long retorcerse en su regazo, y sin duda era el observar a su hermoso dragón retorciéndose en su regazo de placer pero mientras se masturbaba.

–Solo imagíname deslizando mis manos sobre mi cuerpo, jugando conmigo mismo… –  continuó Fei Long con su irresistible, suave y sedosa voz. –Viéndome correr. Aquí mismo, en tu regazo–

Por un momento, Mikhail se quedó quieto como una roca tratando de recuperar el control debido a  la abrumadora imagen de Fei Long masturbándose encima suyo.

–Y, por supuesto, si para entonces aún no has perdido tu erección podrás hacerme todo lo que desees– el chino le arrojo la última carta, sabiendo que iba a terminar de hacer el trabajo perfectamente.

–¿Todo lo que desee? – Mikhail le pregunto tratando de confirmar sus palabras. Para entonces, ya estaba literalmente babeando por la idea.

–Si no terminas antes que yo–  Fei Long le repitió  –Si lo haces antes, entonces  será tu turno de ser mi puta por un día. ¿Que dices? ¿Aceptas?–

–Tienes un trato– el ruso aceptó la propuesta sin dudarlo y rápidamente desato las cadenas de las muñecas y los tobillos del otro hombre.

El líder Baishe sonrió victorioso ante la reacción de Mikhail mientras empezaba a pasar  sus largos y elegantes dedos  a través de su negro y sedoso cabello alisando un poco el desorden causado por el rubio, dejándolo caer sobre su pecho desnudo. Con los ojos fijos en el hombre delante suyo, Fei Long deslizo uno de sus hombros fuera del ajustado traje, dejando al descubierto la impecable línea de la magníficamente tonificada parte superior de su cuerpo. Mikhail lo observaba con expectación mientras las manos de Fei Long se deslizaban lentamente por el costado de su cuello, deteniéndose finalmente sobre su pecho  para jugar con su propio pezón. Todo el tiempo el extremadamente erótico jaguar gemía y ronroneaba esos sonidos que liberaban lo que parecía un centenar de mariposas en el estomago del ruso. Después comenzó a balancear su cuerpo de un lado a otro, asegurándose  de que la suave piel porcelana de su cuerpo ya caliente por sus propias caricias y manchada de gotitas de sudor, ocasionalmente tocara el pecho igualmente descubierto de  Mikhail.

–Oh Dios– exclamó el ruso, conteniendo la respiración al observar  a Fei Long chupar sus dedos antes de dirigirlos hasta el órgano entre sus muslos. Mikhail casi se sacudió de la silla cuando los dedos de Fei Long se cerraron alrededor de su propia erección. El perfecto y hermoso hombre se  inclinaba hacia atrás mientras empezaba a acariciar su pene con fuerza, al compás del movimiento de sus caderas sobre la erección ahora agónicamente dolorosa del rubio.

–Ahh ... – Fei Long gemía más fuerte, por más tiempo, alternando con el sonido de su respiración entrecortada y el rechinar de sus caderas, enviando a Mikhail en busca de algo para mantener su propio auto control. Estaba empezando a lamentar el haber pensado que podía siquiera llegar a ganarle a la creación mas magnifica de Dios. Ahí estaba, la criatura más bella sobre la tierra, medio desnudo, tocándose y gritando esos sonidos que podían hacer enloquecer a cualquier hombre de deseo; además aumentado su ya creciente excitación, la expresión enloquecedoramente erótica  de ese bello  rostro, con sus ojos medio cerrados y sus humedecidos labios ligeramente separados. El cuerpo de Fei Long temblaba con cada respiración que exhalaba. Gotas brillantes de sudor se deslizaban por el perfectamente definido rostro y goteaban de la punta de su barbilla  mientras todo su cuerpo se movía rápidamente de arriba hacia abajo, con pesadas respiraciones, diciéndole al otro hombre lo cerca que estaba de su orgasmo.

–Ahhhh... Mikhail–

–Mierda ... – el rubio apretó sus dientes y maldijo en voz alta al darse cuenta que acababa de perder la batalla. Era inevitable, Fei Long masturbándose mientras pronunciaba su nombre fácilmente le hizo estallarse en sus pantalones.

Unos segundos más tarde Fei Long también alcanzo su orgasmo. Tuvo que admitirlo, esta fue probablemente la mejor masturbación que había tenido en su vida. Y la expresión en el rostro de Mikhail no tenía precio.

–Perdedor– dijo Fei Long con una sonrisa juguetona, echando su cabello hacia atrás justo en el rostro de su ruso adversario, antes de levantarse y acomodarse para regresar a la normalidad; dejando al hombre que acababa de sacrificar sentado, sin aliento y completamente perdido en el sillón. Una cosa Mikhail debía aprender ese día: Nunca te metes con Liu Fei Long.

Antes de voltear para alejarse, Mikhail le halo de la correa, haciendole aterrizar de vuelta sobre su regazo.

–¿A dónde crees que vas? – preguntó el ruso, con una sonrisa diabólica.

–Teníamos un acuerdo, perdedor. Quita tus manos de mí– Fei Long le respondió e intentó irse, pero una vez más fue halado hacia los brazos de Mikhail.

–Eso hicimos. Pero aún no he terminado, cariño–  el llamado "perdedor " señaló entre sus piernas con una sonrisa en su rostro.

–¡Tienes que estar bromeando! – exclamo el chino con incredulidad al observar el miembro del ruso volviendo milagrosamente a la vida –¿De qué diablos estas hecho–

–Soy totalmente automático ¿no lo sabías?. A diferencia tuya, puedo hacer esto toda la noche– Mikhail sonreía diabólicamente mientras empezaba a envolver  la correa en su mano.

Al escuchar la última frase, el hermoso dragón levantó se barbilla y se burló.

–¿Ah sí? ¿Quieres apostar?–

 

 


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