Preludio
- ¿Y yo, por que tengo que ir? - se quejaba cierto rubio con una expresión desafiante en su dorada mirada.
- Pues por qué estamos invitados y además servirá para que te distraigas un rato... anda Eiri, no pasa absolutamente nada si te entretienes de vez en cuando en otra cosa que no sean tus libros!!! - debatía desesperadamente una chica castaña a su hermano menor.
- Mjaa... de seguro ese chico debe de estar tan feo que hasta su familia tiene que organizarle "fiestecitas" para que pesque algo ¿y aún así pretenden arrastrarme hasta ahí? ¡No lo creo!!! - replico el más joven, tratando de dejar en claro su postura ante tal situación.
- Pero si yo ni siquiera pedí una fiesta y mucho menos quiero casarme!!! - gritaba un chico de largo cabello rosado y hermosa mirada violeta.
- Lo siento mucho Shuichi, pero sabes de antemano que tu madre esta muy enferma y que ahora estamos atravesando por problemas económicos muy fuertes... -
- ¿Estamos? Si como no... mejor di que te acabaste el dinero de mi familia en tus malas inversiones y ahora quieres que me case para que reciba la herencia que dejo mi padre antes de morir y así poder salir de tus deudas!!! - seguía gritando desesperadamente.
- Eso es lo de menos... o estas diciendo que no te importa la salud de tu madre. - replicó con cierta malicia, que no paso desapercibida para el más pequeño.
- Esto lo hago por mi madre... ¿lo escuchaste? - sentenció el pelirosa, mientras se disponía a salir de la estancia. - Pero no esperes que resulte algo de esto y si recibo la herencia no veras un solo centavo de ahí... - termino diciendo para salir apresuradamente a su habitación y prepararse para la gran fiesta que se llevaría acabo en un par de horas.
- Eso ya lo veremos Shuichi... - decía un hombre de aproximadamente unos 55 años y cabello negro - Eso ya lo veremos cuando sea el momento... - decía para si, con una ligera sonrisa en sus labios.
Recorrió largos pasillos hasta llegar a su habitación, cerro la puerta tras de sí y descanso su cuerpo en esta... inmediatamente, lagrimas empezaron a salir de sus hermosas orbes violetas...
- ¿Porque, porque tienen que ser así las cosas? si yo... no me quiero casar... menos sin, sin... amor... pero quiero que estés bien mamá....- se decía, mientras su llanto se hacía cada vez más difícil de controlar.
-Vamos Mika... tranquilízate, de seguro que Eiri recordó que hoy es la fecha en que llegará Ayaka y quiere quedarse en casa para darle la bienvenida... - intervenía un rubio de menor estatura pero de mayor edad y con una gran sonrisa en sus labios, prosiguió - Además déjenme comentarles que efectivamente la fiesta es para que el joven Shindou encuentre pareja, pero lo curioso es que ha rechazado un sin fin de propuestas de matrimonio, tanto de chicos como de chicas... Yo lo conozco y personalmente me parece muy apuesto... quizás si lo conocieras cambiarias de opinión Eiri.- termino diciendo en tono despreocupado.
-Esta bien... supongo que tienes razón Touma, será mejor que Eiri se quede a recibir a Ayaka. - respondía la mujer, entendiendo perfectamente la intención de su esposo y viendo como cambiaba la expresión de molestia a una de resignación en el rostro de su hermano.
- De acuerdo, supongo que rozarme con las personas de más prestigio del país me beneficiará para mi nuevo libro... pero me regreso en cuanto se me de la gana... - respondía fríamente el más joven, a lo que su hermana sonrió complacida, sabía muy bien que su esposo tenía un don especial para persuadir a las personas, no por nada era Touma Seguchi, uno de los hombres con más fortuna y poder en el país...
Aunque para Eiri eso no era nada, simplemente se dejo convencer por el hecho de que era preferible pasar un rato en ese lugar, que aguantar a la enferma de su prima, que de seguro llegaría con el torpe de su hermano... claro, todo era más soportable que ese par... y quien sabe, quizás hasta encuentre algo entretenido para no pasarlo tan mal.
Después de desahogarse, se tomo un relajante baño...
Para terminar vistiéndose con unos pantalones ajustados en color negro, botas del mismo color y una camisa color vino que dejo abierta de los primeros botones, se veía de ensueño...
Su largo y rosado cabello lo hizo en una cola, dejando caer unos mechones más cortos cerca de sus hermosos ojos...
Realmente era muy guapo, además de que su cuerpo era delgado pero sutilmente marcado por el ejercicio, aunque por sus facciones delicadas, bien podría pasar por un ángel, más aun cuando a su bello rostro lo adornaba esa hermosa sonrisa que hacía lucir más sus grandes y lindos ojos violetas, ese era Shuichi, Shindou Shuichi... un hermoso ángel que iluminaba cualquier lugar y a cualquier persona que estuviese cerca de él...