Minho creció entre cuidados intensivos por parte de su hermano mayor. En realidad no le molestaba lo más mínimo, Changmin no era así con nadie más y su carácter calmado le permitía no enfurecerse por tantas atenciones que llegaban a ser asfixiantes y normalmente acataba todos las órdenes que Changmin le dictaba sin protestar, pero esta vez se había pasado de la raya. Él ya tenía 18 años. Quería salir, beber, bailar… Conocer a alguien especial, aunque cabe decir que ya tenía a alguien en el punto de mira.
Eunssok Lee era una chica de su clase, con el cabello largo y sedoso, unas mejillas siempre rosadas y una piel clara y tersa, aunque torpe. Muy torpe. Esto era algo que ella no sabía, pero había una apuesta en case que dictaminaba que el día que ella no se cayera, seria el fin del mundo.
-¡Oppa!-
Hasta hace relativamente poco, Minho se atrevió a hablar con ella. Le gustaba su carácter, no se esforzaba por hacerse pasar por otra persona para agradar a todos. Era divertida, algo tontita y extrañamente enganchada al pollo e todos sus sentidos, formas, sabores y colores, si eso era posible.
Pues bien. Quería pedirle salir. Era algo definitivo, esa misma noche se lo pediría, pero algo en su plan fallaba.
-¿Tu hermano no te deja salir? Pff, ¿eres una nena o qué?-
-Cállate Jonghyun, tú no conoces a Changmin, cuando quiere o dicta algo es imposible llevarle la contraria.-
Un suspiró salió de sus labios, necesitaba un plan para que Changmin dejara en paz y entonces su teléfono comenzó a sonar, como si fuera un mensaje divino.
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Encendía y apagaba la pantalla, embelesado por el brillo que esta emitía Un brillo que, al final del túnel de su futuro, se asemejaba a una luz esperanzadora. Su querida y diabólica apuesta se había dejado el teléfono en su coche. ¿Qué haría? Sabía que un chantaje normal no serviría, podía perfectamente comprar otro móvil y sabía que lo haría antes de quedar con él de nuevo. Debía planear algo y rápido, entonces sus ojos se pararon por primera vez en el fondo de la pantalla, antes cegado por el simple brillo que la envolvía. Una sonrisa se formó en sus labios.
-Oh Changminnie, con que tienes un pequeño hermanito, ¿eh?-
Desbloqueó la pantalla, pensaba que siendo tan inteligente al menos le hubiese puesto contraseña, aunque debía dar gracias porque la tuviera. Se metió en la biblioteca de contactos.
-Tiene muchos contactos, espero encontrarlo pronto… Papá, mamá, Minho, la tienda de pollo, ramen a domicilio 1, ramen a domicilio 2, ram… Definitivamente es ‘Minho’-
Marcó el número desde su teléfono, debía parecer inocente.
-¿Sí? ¿Hola?-
-¿Hola?-
-¿Eres Minho Shim?-
-Sí, ¿quién lo pregunta?-
-Me llamo Jaejoong Kim y soy un…- Hizo una breve pausa- Un conocido de tu hermano mayor. Verás, es que anoche se dejó su móvil en mi coche y como sé que está ocupado y ya sabes como es, si le molestas un poco se enfada.- Dijo riendo, tratando de parecer un verdadero amigo de Changmin.- Me preguntaba si podríamos quedar y lo recoges por él.-
Minho dudó por unos segundos, algo extrañado, pero de verdad parecía conocer a su hermano, así que asintió.- Claro, salgo en 2 horas. ¿Quedamos en el parque que hay en el centro?-
-Ahí te espero, Minho, gracias.-
-No es nada, hyung.-
Por fin algo comenzaba a ir bien con esa estúpida apuesta.
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-¿Quién era?- Preguntó Jonghyun curioso por la cara de extrañeza de Minho.
-No sé, un amigo de mi hermano.-
-Ah, ¿eso tiene amigos?-
-Arg… Cállate, llegamos tarde.-
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-¿Sabes Junsu? Yoochun es una buena persona, y agradable. Me sorprendió.-
Yunho y Junsu habían quedado para desayunar ese sábado por la mañana. Extrañamente Jung estaba de muy buen humor. Después de ayudarle a limpiar el día anterior, salieron a comer, entablaron una fluida conversación sin silencios incómodos y Yoochun lo llevó a su casa más tarde. Fue perfecto.
-Me alegro. A ver si acabáis ya con esa estúpida apuesto y si además ganas un amigo será un 2 por 1.-
-Sí, estoy casi seguro de que ganaré a Jae. ¿Sabes como le fue con aquel chico?-
Su amigo negó, en realidad no sabía de él desde que lo vio desaparecer el jueves por la noche y estaba algo preocupado. Odiaba parecer una madre para sus amigos, pero tampoco podía evitar desasosegarse.
-Ah, cierto. ¿Tú qué tal?-
Yunho levantó las cejas varias veces, algo provocativo.
-¿Bien?-
-Oh vamos, sabes a lo que me refiero. Después de toda la que montamos conseguiste escabullirte, pero no acabamos de hablar sobre ese amorcito que tienes escondido.-
Curiosamente el chico de la mesa de al lado se atraganto justo en ese momento, Junsu tosió y trató de cambiar de tema de nuevo.
-Pues hoy hace muy bien tiempo, ¿no crees?-
-Junsu, nos conocemos desde que tengo memoria, no trates de cambiarme de tema.-
El castaño suspiró enormemente cansado de ocultarle la verdad a uno de sus mejores amigos. Con mucha parsimonia y nada de ganas se levantó, haciendo caso omiso a las preguntas de Jung, que pensaba que trataba de escapar, pero contrario a sus expectativas, caminó hasta el chico de al lado que hace unos pocos minutos se había atragantado.
-Yunho, este es Hyukjae, y es mi novio.-
-¿¡QUÉ!?-
Gritó Yunho, deformando totalmente su rostro en una mueca de la que Jaejoong se hubiese descojonado a más no poder. Mientras el chico en cuestión golpeó la mesa descontento.
-¡Junsu! Te he dicho miles de veces que prefiero que me llamen Eunhyuk.-
Y si se podía, la mueca de Yunho digievolucionó un par de niveles más.
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Miraba su reloj cada minuto, nervioso como nunca. ¿Y si Minho le había contado eso a su hermano? Eso explicaría por qué se retrasaba dos minutos y quince segundos. Jaejoong comenzaba a jurar por todos sus antepasados que si continuaba sudando, acabaría sufriendo una deshidratación nada agradable ahí mismo, cuando por fin aquel chico alto y de cabello ondulado cortado en su hombro entró por la puerta, observando con curiosidad como sería el único ‘amigo’ localizado en el planeta tierra de su hermano.
Jaejoong rápidamente se levanto, llamándole con la mano para que se acercara y tomara asiento. Ellos dos claramente eran hermanos, su gran altura lo corroboraba, pero daba gracias de que el aura de este pequeño Shim no fuera tan amenazante como la de su apuesta.
Por su parte, Minho estaba sorprendido. La belleza de Jaejoong iba más allá de los gustos heterosexuales de cualquier ser. Jamás en su vida había visto a un ser más perfecto. Su combinación perfecta en su vestimenta, el cabello ligeramente despeinado pero que le daba un carácter juvenil que francamente le quedaba genial, sus labios rosados y carnosos, incluso se atrevería a decir que llevaba brillo labial, pero daba totalmente igual, a un ser tan bello se le permitía hasta ir desnudo por la calle… Y seguro que sería demasiado agradable a la vista. Rápidamente Minho sacudió su cabeza y se inclinó levemente para saludarle.
-Por Dios, levanta, no es necesaria tanta cortesía, me haces sentir mayor.-
El pequeño sonrió desprevenido. Comenzaba a ser mucho más extraño relacionar a ese chico con su hermano que no soportaba no ser cortés a todas horas. Pero si tenía su móvil debía ser por algo, ¿no?
-Y dime, ¿de qué conoces a mi hermano, hyung?-
Jaejoong se atragantó de manera casi imperceptible. Maldito crío, no podía simplemente callarse o contestar a las preguntas realmente interesantes que él tenía para poder descubrir las debilidades de su hermano.
-Ah, pues… Música, si eso, soy músico y nos conocimos en la universidad. Trabajo en una empresa y fui a dar una charla hace unos meses.-
-¿Sí? Changmin no me lo comentó.-
Y volvió a atragantarse. Mejor era dejar de beber por ese rato.
-Debió olvidársele o quizá se avergüence de mí.-
Bromeó, daba suerte a todas sus hermanas por enseñarle a actuar obligándole a ver doramas a todas horas.
-Eso no puede ser, hyung, nadie se podría avergonzar de tener un amigo tan hermoso, eso solo que mi hermano es algo tonto.-
Una suave sonrisa se formó en el rostro de Jaejoong. Minho había caído en sus encantos como era lo normal – exceptuando al demonio de Changmin.-
-Lo sé… La verdad es que sufro mucho por tu hermano, me cuesta mucho acercarme a él. Dime, ¿me darías algún consejo?-
-¡Claro! Mi hermano es algo difícil, pero como todos tiene su punto débil. Comida. Si preparas buena comida caerá rendido a tus pies.-
Con un fuerte golpe en la mesa y una risa descontrolada, Jaejoong se levantó, pagó y se despidió para salir corriendo. ¿En qué era bueno a parte de en la música? En cocinar. Incluso se le daba mejor.
-Ah… Hyung no me devolvió el teléfono…-
Susurró un Minho completamente deshecho, pero divertido en el fondo.
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-¿¡Te lo puedes creer!? ¡Un chico! Y encima no nos lo dijo a sus mejores amigos. Vamos, empiezo a pensar que ya no significamos nada para él. ¿Te parece normal? ¡Claro que íbamos a apoyarlo!-
La voz de Yunho se podía escuchar a un kilómetro de distancia, pero Yoochun solo escuchaba con atención, sin interrumpirle hasta que lo notó algo más calmado.
-Aunque sean sus mejores amigos, reconocer una pareja homosexual es demasiado difícil.-
Park había llevado a Jung a su casa. Ambos estaban sentados en el sofá, con unas copas en las manos. Pensaba llevarlo a cenar, pero eso hubiese sido imposible con Yunho tan exaltado con todo ese tema. Realmente le fastidiaba que su mejor amigo no hubiese confiado en él, era horrible sentirse un bueno para nada. ¿Realmente no podía confiar en él? De Jaejoong lo entendía, pero…
-Creo que lo mejor es dejar de pensar en eso.-
Susurró por fin. Su garganta dolía y estaba cansado, pero agradecía tener a Yoochun a su lado. Definitivamente se había ganado un premio de los gordos. Ladeó el rostro hasta cruzar miradas y sonrió más tranquilo.
-Eres un idiota, deja de provocar.-
-¿Qu…?-
Pero le fue imposible continuar cuando se vio apresado por unos labios con sabor a Whisky y aprisionado contra el sofá.