*El chico del tren.*
Siempre igual, siempre la misma rutina de mierda, todos los días igual. Levantarse a las seis y media, ducharse, vestirse y desayunar para luego salir corriendo hacia la estación que quedaba casi a un cuarto de hora de su casa para poder ir al instituto hasta las tres, cuando solía ir a casa de su abuela a comer, ya que no le daba tiempo a ir a casa para luego tener que volver a las clases particulares que empezaban a las cuatro y que no terminaban hasta casi las ocho, que era cuando cogía el tren de vuelta a casa, llegando sobre las nueve, teniendo que ayudar a su madre a preparar la cena, cuidar y bañar a sus dos hermanos pequeños (dos enanos de tan solo cuatro años que, estaba seguro, habían salido del mismísimo Infierno), cenar y, al fin, tener un tiempo para sí antes de tener que acostarse.
Esta historia ha sido borrada, solo dejando el primer párrafo, por la autora.
La entrada de la historia ha quedado en la página como una manera de conservar su registro y fecha original en caso de ser necesario.
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