Ángel. por KateIW93

La alarma del móvil empezó a sonar, como todos los días y, como todos los días, la ignoraba y seguía durmiendo tan tranquilo, hasta que una llamada por parte de uno de mis compañeros, me hizodespertar. Como siempre, era solo para meterme más prisa, como castigo, esa mañana me tocaría comprar cafés para todos. Cuando llegué a la compañía todo normal, como siempre, me decían unas cuantas cosas y a ensayar.

Mi mirada no podía apartarse del amor de mi vida, aunque él no sabía lo mucho que significaba para mi. Bueno, el solo pensaba que lo veía con un amigo. En el descanso, Ruki, Kai y Uru salieron a comer un poco, uno de ellos no había desayunado, por eso parecía que teníamos un león en el ensayo. Aoi, nada más salir ellos, sacó un kleenex y me lo pasó por la boca.

 - ¿Qué haces?.- Le pregunté, era un tanto raro por su parte, también me había cogido de sorpresa.

- Limpiarte la baba, que se te cae de estar todo el rato viendo al enano. - Me dijo, vaya, creo que se nota mucho que Ruki me gusta. Nada más decirme eso, sentí que mis mejillas se enrojecían un poco, me dió vergüenza que me dijera algo así, ojalá no me estuviera mirando, creo que tendrá que dejar de mirar tanto al enano.

- ¿De verdad se nota tanto? - Yo estaba tapandome la cara con las manos, no quería que Aoi me siguiera viendo, cuánto más me miraba, más vergüenza me daba, al final opté por taparle con una de mis manos su cara.

- Todos en la compañía sabemos que te gusta mucho el enano. - ¿Todos? ¿Él también?, una sensación de pánico empezaba a llenarme. - Todos menos el propio Ruki. - Vale, eso me deja mas tranquilo. - Pero la verdad, te voy a contar una cosa, para empezar, no debes preocuparte. Verás, el otro día, el enano, Uru y yo fuimos a un bar con Ryoga y Saga, hasta ahí todo normal. Como siempre, Uru empezaba a ponerse un poco contento, hasta que ya estaba borracho perdido, y bueno, arrastró a Ruki y a Ryoga con él, los únicos que estabamos en buen estado eramos Saga y yo, bueno, al menos sabíamos nuestros nombres, no como los otros, que le preguntabas el nombre a uno de ellos y no sabía ni como se llamaba. Y así a lo tonto, a Uru se le pone a Ruki, que si es un ciego, que como no se va a dar cuenta de que tú estas super colgado de él y tal. Pero no te preocupes, Ruki le dijo que algo así era imposible y que se lo estaba inventado todo. Y yo te digo, ¿por qué no le dices que te gusta? - Me quedé un rato procesando la información...

- ¿Cómo se lo voy a decir? Me acabas de decir que él dijo que algo así era imposible. - Le dije un poco con pena. - Además, él estaba borracho, y ya sabes lo que dicen, ''los borrachos y los niños siempre dicen la verdad''. - Al decir eso, Aoi sonrió.

- Reita, ¿de verdad te crees eso? Eso que dicen es mentira, ¿cómo un borracho y un niño va a decir la verdad? Si un borracho  y un niño, desconoce la verdad. Yo creo que tienes posibilidades, si no arriesgas, no ganas, además, a ver si así se te quita esa cara de tonto que cargas todo el tiempo. Intentalo Reita, a mi con Uru me pasaba igual, y ya ves, ahora somos muy felices. Venga Reita, yo te ánimo, te va a salir bieeen. - Este, cada vez tiene más poder de convencimiento, poco a poco me estaba decidiendo en declarme.

- Pero... ¿cuándo se lo voy a decir? Si después de cada ensayo sale disparado hacia su casa, ni siquiera se despide de nosotros, así imposible, y en los descansos también sale disparado en busca de comida, está perdiendo modales.

- No te preocupes, dentro de un par de días tenemos una fiesta, ¿recuerdas? aprovecha y antes de que se emborrache, díselo.- Cuando te lo dicen así, parece fácil, el día de la fiesta, trataré de tapar mi rostro con lo que sea, porque seguro, me pondré muchísimo más rojo que un tomate.

Esa noche, no pude dormir, me quedé pensando bastante rato en como se lo iba a decir, donde se lo iba a decir, para ese momento quería tener las palabras claves, las palabras correctas, no quería meter la pata, para después estar arrepintiendome todo el rato, además, contaba con un cómplice. Aún así, se me hacía todo un poco... complicado, odio a Aoi, con lo bien que yo estaba sin confesar nada a nadie, amando en silencio, aunque bueno, algún día tenía que dar un paso adelante.

El día de la fiesta, yo llegaba un poco tarde, estaba bastante nervioso, por eso Aoi tuvo que llevarme a un sitio aparte para tranquilizarme un rato, aparte de darme unos consejitos, y planear un plan. Él se encargaría de alejar a los indeseados del momento.

Cuando llegó el momento, antes de ir a hablar con él, me tomé dos copitas y me lo llevé a una habitación aparte.

- Bueno, tú dirás, ¿tan importante es? - Me preguntó, se veía jodidamente hermoso, me quedé paralizado unos segundos. Después reaccioné.

- Eh... eh... sí, esto... - Empezé a tartamudear.

-¿Reita?

- Verás, es que... Ruki tú me gustas.- Me había pasado tantas horas pensando en palabras bonitas, para terminar diciendo esto, soné como una adolescente. - Yo te quiero Ruki.- Él se quedó unos segundos paralizado mirandome a los ojos, yo solo tenía ganas de morirme.

Despué de unos segundos, se acercó a mi y me besó. Fue el beso más dulce que me había dado en toda mi vida, me sentía en la gloria al sentir sus labios, sus brazos rodeando mi cuella, pensé que era un sueño, del que no pensaba despertarme.

- Yo también te quiero, sólo que me daba mucha vergüenza decirtelo, no sabes lo feliz que me haces Reita, soy muy feliz.- No aguanté y volví a besarlo. Lo que pasó después, no creo que se pueda decir, solo digo que si antes me sentía en la gloria, con lo que pasó después me sentí en las nubes, en el cielo, en el paraíso.



Han pasado tres meses desde que estoy saliendo con Ruki, los tres mejores meses de mi vida. Y desde hace una semana que decidimos vivir juntos, él se vino a vivir a mi casa, después de estar todo el día con la mudanza, y otro día arreglando sus cosas, buscandole un hueco, por fin terminamos con todos. Nos encontrabamos viendo las noticias en la tele, tenía los dedos de los pies fríos, puesto que ya se empezaba a notar el frío, tenía a Ruki a mi lado, tapado con la manta que se supone que era para los dos. Así que, como era para los dos, cogí y lo senté en mis piernas, él me quedó mirando.

- ¿Por qué me miras así? Busco el calor de tu cuerpo, tengo tanto frío, que pensé que me iba a quedar pajarito.- Él se acercó y me besó, cada vez que me besa, una parte de mi se derrite, luego se sentó de una manera... sujerente en mis piernas.

- Yo también tengo mucho frío.- Fue lo único que me dijo, acto seguido, directamente lo tumbé en el sofá y empezé a besarlo de manera apasionada. Fui metiendo una de mis manos debajo de su jersey, al sentir mis fríos dedos en su piel, se quejó, no lo vi venir cuando me apartó.- Ahora no Reita, no tengo ganas. - Yo estaba que lo mataba, ahora que ya estaba caliente. - Lo siento amor, para compensarlo te prepararé una cena que querrás repetir.

Por lo menos la cena estaba buena, aparte de que me hizo un chocolate caliente, y me dio un masaje. Desde que vivimos juntos, me quedo diez minutos despierto, viendo como duerme, con esa hermosa carita de ángel que tiene, tan tierno... cada noche lo amo más y más.