Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mundo corrompido por PalomaNegra

[Reviews - 264]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 Capítulo III: Gaara

 

Durante la mañana en que Sai hacía un retrato de Kushina, Minato se había desmayado de los nervios, Naruto se había sorprendido al ser abrazado por el azabache y la pelirroja finalmente decidió a taparse con una toalla blanca que le quedaba un tanto corta y ajustada.

 

—Oye Sai, ¿por qué me abrazas?- preguntó el rubio sintiéndose extraño.

 

—Porque eres mi amigo. Tú lo dijiste.- dijo Sai sonriendo. Naruto desvió la mirada y se sonrojó un poco. Luego también le sonrió y le correspondió el abrazo con unas suaves palmaditas en la espalda.

 

—Eres un poco extraño, pero aun así eres un buen tipo.- dijo el rubio mientras lo miraba a los ojos. — ¡Oh! No me había dado cuenta hasta ahora que te pareces un poco a Sasuke.- pensó en voz alta sin dejar de observarlo de cerca. Sus cuerpos estaban juntos y sus caras a escasos centímetros. El rubio se sobresaltó a mirar hacia al lado y ver la curiosa cara de su madre.  —Sai…Ya es suficiente…- dijo Naruto sonrojándose aun más y alejándose del dibujante. El joven de ojos negros también se separó y viendo a Minato recostado en el suelo totalmente inconsciente, lo tomó del brazo y lo cargó en su espalda, dejando los pies del mayor casi apoyados en el suelo.

 

—Será mejor que lo lleve a su dormitorio. No entiendo por qué tu padre reaccionó así.- dijo Sai en tanto Naruto suspiraba.

 

—Solo sígueme…- dijo el rubio empezando a caminar, pero se detuvo a los pocos segundos. —Mamá, por favor ponte algo de ropa.- añadió retomando su camino. Kushina solo rió y se apresuró para adelantar a su hijo y al invitado. Entró a su habitación y tomando un poco de ropa se metió al baño que solo se podía ingresar por el dormitorio.

 

Naruto esperó que la puerta del baño estuviera cerrada para entrar a la habitación y recostar a su padre que seguía inconsciente.

 

—Creo que la reacción de mi padre fue algo exagerada…Aunque me imagino que nunca había pasado por esta situación. Sinceramente no sé qué pensar.- decía el rubio tapando a su padre con una manta.

 

—Mira, Naruto. Está despertando.- dijo el azabache mirando el rostro del mayor. Lo primero que ambos jóvenes vieron, fue el movimiento que hicieron sus párpados, luego su boca se abrió un poco, y finalmente sus ojos se abrieron.

 

— ¿Qué pasó?- preguntó el hombre sentándose lentamente en la cama.

 

—Digamos que, mamá anda algo liberal, y…Posó desnuda para Sai.- dijo Naruto rascándose la nuca.

 

Minato apretó sus labios, y miró hacia un lado con los ojos entrecerrados, mientras derramaba lágrimas de cocodrilo.

 

—Tu madre no solía ser así…Ella, solo se había mostrado a tu padre como Dios la trajo al mundo. Nunca pensé que…

 

—Papá, no seas tan exagerado. Para mí que soy su hijo, es algo más chocante. Y Sai es un verdadero artista. Un profesional. Tú lo sabes mejor que nadie… ¡Oye! ¡Deja de fingir tu llanto! - exclamó el menor algo fastidiado por esa actitud infantil de su padre. El mayor dejó rápidamente de llorar.

 

—Profesor Minato, lamento si le ocasioné problemas. Nunca fue mi intención.- dijo Sai preocupándose por el hombre. Agachó su cabeza y mostró una expresión de tristeza.

 

—Sai, no te pongas triste. Debo aceptar que los tiempos han cambiado…- dijo el hombre poniéndose de pie y sonriendo. —Tal vez si me avisan con anticipación no me lleve una sorpresa como la de esta mañana.

 

—Está bien, para la próxima le avisaré.- dijo el azabache animándose un poco. —Todavía no termino el dibujo, así que esta no será la primera sesión.

 

A Minato le apareció una vena en la frente al escuchar eso. No le quedaba otra que aceptar. De todas formas, la decisión sería de su esposa, pero conociéndola, sabría que se prestaría para posar y terminar esa famosa pintura.

 

—Profesor Minato, debe ser un hombre muy afortunado. Tiene una esposa muy hermosa y con un cuerpo fascinante.- comentó Sai naturalmente pensado que podría alegrar al mayor de los rubios. No lo estaba molestando, era su forma de ser, y no se sentía para nada atraído sexualmente hacia el cuerpo de esa mujer, sino que se refería estrictamente a la belleza y armonía del cuerpo humano que poseía Kushina.

 

—Sai, te agradecería que no andes comentando esas cosas como si fueran cualquier cosa. La gente lo podría malinterpretar.- dijo Minato sonriendo forzadamente, pero confiando en que el chico no tenía otro interés en Kushina que no fuera en lo artístico.

 

—Está bien, profesor Minato.- dijo Sai algo confundido al no entender a lo que el rubio se refería. Naruto se sentía más que incómodo en esa situación y tomó del brazo a su nuevo amigo y se lo llevó de ahí. El azabache se sintió extraño al notar que el joven rubio lo llevaba de esa forma un poco brusca. —Naruto, ¿a dónde vamos?

 

—Shhh… Mejor salgamos de aquí. Si estarás solo el fin de semana en el pueblo, será mejor que lo aproveches bien y salgas a caminar. Yo te guiaré.

 

—Pero…Naruto. No has tomado desayuno y tampoco te has vestido.- dijo el azabache mirando al rubio que llevaba un par de calzoncillos y una camiseta. El joven de ojos azules se detuvo y se miró rápidamente. Rió como tonto y corrió a su habitación. No alcanzó a pasar ni medio minuto cuando el rubio estaba de vuelta totalmente vestido. Tenía puesta hasta sus zapatillas. Sonrió avergonzado y luego caminó a la cocina. Sacó una rebanada de pan y salió de su casa llevándose a Sai casi arrastrando como lo había hecho anteriormente. Mientras caminaban por las calles, Sai podía notar que los vecinos de Naruto parecían ser familias muy felices. Tenían problemas como todos, pero se notaban que eran unidas y se querían.

 

—“Me pregunto…Cómo hubiera sido mi vida si mis padres no me hubiesen dejando en ese orfanato. Danzou solo me contó que fui abandonado junto a otro niño mayor, solo cuando tenía unos meses de nacido. Después me llevaron al instituto. Supongo que mis padres no querían hacerse cargo de mí. Al menos me han dejado con vida... No debería estar suponiendo… Las suposiciones solo hacen perder el tiempo…Debería estar más que agradecido al haber conocido a Naruto y a sus padres, siempre pensé que todos los chicos eran malos o interesados, pero él es distinto, tal parece que todas las personas que viven en este humilde pueblo lo son…Además, debo agradecer que gracias a él, sé el nombre de ese chico y estoy más que seguro que debe vivir en una de estas casas, llevamos caminando más de tres cuadras. Ayer me dijo que vivía a cuatro cuadras de su casa. De cerca, Gaara, se verá mucho me…”

 

—Oye Sai, andas muy callado. ¿Qué tanto piensas?- interrumpió el rubio poniéndose al frente de él y mirándolo fijamente.

 

— ¿Eh? Pues, tú también estabas callado…- dijo Sai con una ceja alzada.

 

—Claro que no…Te he estado hablando todo el camino y tú no me prestas atención.- dijo el rubio cerrando sus ojos y haciendo un puchero.

 

— ¿Hablas en serio?- preguntó el azabache sorprendido y ruborizándose al notar que andaba demasiado distraído.

 

—Jajaja, se nota en seguida cuando te avergüenzas, tu piel es demasiada pálida...Pero no te preocupes, tan solo bromeaba. No he hablado en todo el camino. Tan solo he estado comiendo mi desayuno.

 

—A ti te encanta hacer bromas…- dijo Sai mirándolo seriamente. Naruto tragó saliva y lo miró un poco asustado. —Supongo que debería hacer lo mismo…Como ayer.- agregó sonriendo. Un escalofrío recorrió la piel del rubio.

 

—Mejor…Sigamos caminando.- dijo el joven de ojos azules recordando la situación de ayer.  —“Debo admitir que Sai a veces puede ser diabólico”

 

—Oye Naruto, hace un rato atrás me dijiste que me parecía a alguien llamado Sasuke…- comentó el azabache caminando sin dirección, pues solo seguía a el rubio que estaba al lado suyo.

 

— ¡Ah!- exclamó el rubio acordándose. —Sobre eso, pues, déjame decirte que cuando lo veas sabrás porque te lo digo.

 

— ¿Realmente se parece a mí?

 

—Mmm…En personalidad son distintos. Pero físicamente se parecen un poco.

 

— ¿Tiene la piel pálida como yo?- preguntó el azabache. — ¿Tiene el cabello negro y corto? ¿Tiene los ojos negros? ¿Sus labios son prominentes?... ¿Y qué tan alto es?

 

— ¡Ahhh! No tantas preguntas…Bueno ahora que lo pienso, Sasuke no es tan alto como tú…Y tampoco tiene los labios gruesos. A-además su cabello lo tiene más largo…

 

— ¿Entonces en qué nos parecemos?- volvió a preguntar el azabache.

 

— ¡Ah! ¡Maldición!- gritó el rubio revolviendo sus propia cabellera. —Creo que me apresuré en comparar. Sasuke es distinto.

 

—Ya veo…- dijo Sai sonriendo. A los pocos segundos se detuvo y tomó la ropa de Naruto para detenerlo.  — ¿Qué es ese ruido?

 

— ¿De qué ruido habl…?- alcanzó a decir el rubio quedándose callado. Sus pupilas se agrandaron y un hilo de saliva comenzó a salir de su boca. Sai lo miró extrañado. No entendía el comportamiento. Poco a poco el ruido se fue escuchando más y más fuerte. Era una especie de melodía muy simple, además se escuchaba el ruido de un motor.

 

— ¡Es el camión de los  helados!- gritó Naruto juntando sus manos y sonriendo con sus ojos brillosos. —Suerte que ando con dinero. Sai, ¿qué sabor quieres?- preguntó el rubio antes de lamerse los labios.

 

El azabache se sorprendió por el cambio de actitud de su amigo. Hasta se sentía privilegiado porque nunca antes había tenido esa experiencia de que alguien lo invitara.

 

—Me da lo mismo el sabor…Elige un helado igual al tuyo.- dijo el azabache sonriendo. Naruto asintió con la cabeza y diciéndole que lo esperara ahí, partió corriendo detrás del camión. Lo peor de todo es que había una fila enorme de niños mucho más pequeños que el mismo rubio. No le quedó otra que esperar, pues no sería tan malvado como para empujar y colarse en la fila.

 

Mientras el joven de ojos azules esperaba por su compra. Sai se había sentando en el pasto, o más bien en el patio delantero de una casa como si nada. Ese día estaba realmente agradable. No hacía ni mucho frío ni mucho calor.

 

El azabache vestía una camiseta de manga corta de color negro. Unos pantalones azules que le llegaban hasta los talones y unas zapatillas oscuras. El pasto estaba tan cómodo que se echó sobre él a mirar el cielo como solía hacerlo en su instituto. Nunca antes se había sentido tan bien y tan tranquilo. Solo que esa paz desapareció cuando escuchó una grave voz y vio con dificultad a una persona que estaba al lado suya, pero que se encontraba de pie, y lo miraba fijamente.

 

—Sale de mi patio. Esto es propiedad privada.- dijo ese joven con tono molesto. Sai se puso de pie  sintiéndose arrepentido. Al hacer esto, pudo ver mejor a ese chico. Era Gaara. El tiempo se había paralizado para él. Esos maravillosos ojos verdes estaban fijamente mirando su ser. El cabello extremadamente rojo brillaba por el sol. Su piel parecía muy suave. El tatuaje que le había hablado Naruto decoraba su frente. Su estatura era baja, tal vez eran más de diez centímetros de diferencia. Sin duda parecía que su vida comenzaba cambiar muy rápido. Al fin se encontraba cara a cara con ese joven de una belleza tan única. Pero había algo que lo descolocó. A pesar de que ese atractivo joven poseyera una voz muy varonil, sonaba fría. Además la expresión que tenía ese chico, no eran muy amistosa. Parecía furioso. Sintió algo de decepción, todo su castillo de arena que se había idealizado en su primer encuentro se derrumbaba en unos segundos. El azabache en seguida se entristeció. No comprendía cómo ese joven tan hermoso, podía llegar a verse tan malvado. Pues desde los pasillos solo podía notar su rostro serio. Jamás lo había visto sonreír y lo más probable es que esa vez tampoco lo vería en esas condiciones.

 

—G-Gaara. Perdón.- pronunció el azabache reaccionando para disculparse por estar descansando en su propiedad.

 

— ¿Cómo sabes mi nombre?- preguntó el pelirrojo tomándolo de la ropa y elevándolo sin problemas. —Ni si quiera te conozco… ¿Acaso me buscas?- volvió a preguntar enojado.

 

—Pues sí…- respondió Sai un poco asustado. Él podía perfectamente defenderse como buen alumno de judo, pero no iba a golpear a ese chico que más de un suspiro espontáneo le había sacado.

 

— ¿Quieres pelear conmigo? ¿Alguien te envió para golpearme?

 

—No…Yo solo…- alcanzó a decir Sai antes de recibir un puñetazo en plena mejilla por parte del pelirrojo que todavía lo tenía a cierta altura del suelo. —Siempre quise verte de cerca, pero jamás pensé que nos hablaríamos.- dijo el azabache mientras se sobaba la mejilla. Gaara lo soltó y lo dejó caer sobre el pasto.

 

—Anda a molestar a otro lado. No pienso golpear a alguien tan débil como tú.- dijo el pelirrojo compadeciéndose del azabache que parecía estar delicado de salud por tener la piel tan pálida, lo que en realidad se debía a que pasaba mucho tiempo haciendo sus pinturas bajo techo y rara vez salía a tomar sol durante horas.

 

El joven de ojos negros se molestó por el comentario. La admiración hacia esa persona había casi acabado hace unos instantes atrás, pero por primera vez se sentía totalmente ofendido, y con la capacidad de atacar. Parecía que su paciencia se había acabado rápidamente por las palabras de ese pelirrojo.

 

—Yo no soy débil.- dijo poniéndose de pie y sonriendo. Gaara pensaba irse, pero al notar que el azabache parecía buscar pelea apretó sus puños y lo miró enojado. —No vine a pelear, pero no dejaré que me digas que soy débil. Recién te conozco de verdad y ya me pareces una persona totalmente desagradable. Creí que serías más amable, pero me equivoqué. Ahora que lo pienso, no podía esperar tanto de alguien que no tiene cejas…- dijo Sai sonriendo burlonamente. El pelirrojo no entendía a qué se refería con eso de que recién lo conocía de verdad, pero no podía ignorar ese comentario que claramente era con la intención de provocarlo.

 

—No sé quien eres. Y tampoco quiero saberlo. Pero no te dejaré ir sin haberte dado una paliza.- dijo Gaara arremangándose su ropa y dando un primer puñetazo. Sai lo esquivó fácilmente, luego ambos se agarraron de la ropa y comenzaron a hacer fuerza. Sus miradas habían cambiado. Parecía un odio profundo hacia su contrincante. Ninguno quería dejarse dominar en la batalla, su sangre se había calentando y sus dientes los  mantenían apretados.

 

Sin duda esa reacción, ni el mismo Sai se lo esperaba. Esa ira que hasta ahora era desconocida, se apoderaba del azabache. Y tan solo por conocer a Gaara.

 

—Eres chiquito, pero poderoso.- dijo el azabache volviendo a sonreír. El joven de ojos verdes no tenía idea cómo se llamaba ese chico, pero ya tenía unas ganas inmensas de golpearlo gravemente.

 

—Repítelo, maldito…- dijo el pelirrojo dándole una patada en la rodilla. Esto hizo caer rápidamente al azabache. Sai se puso de pie rápidamente mientras intentaba golpear al pelirrojo, siempre evitando dañar el rostro.

 

—No entiendo por qué eres tan agresivo…Solo andaba por aquí descansando y unas cuantas palabras te hacen enojar. ¿Tienes algún problema que te lleve a la violencia?- preguntó el chico de ojos negros golpeándolo varias veces en el brazo. Gaara agarró el cuerpo del mayor y lo lanzó contra el aire de lo furioso que se encontraba.

 

—Tú mismo comenzaste esta pelea, estúpido. En primer lugar no debiste venir hasta acá.- le hablaba el pelirrojo repartiendo patadas al cuerpo de Sai.

 

El azabache se quejaba del dolor, pero tan pronto como tuvo la oportunidad de ponerse de pie, lo hizo, y tomó los cabellos del pelirrojo. Se sintió un poco extraño al tocarlo y sentir lo suave que era.

 

—No contestaste mi pregunta…Solo quiero saber por qué eres tan violento. He leído en libros que la gente violenta y que se enoja fácilmente, tienen problemas en su vida.

 

—Suéltame…- murmuró el pelirrojo dándole un patada en el estómago. —No tengo por qué contarte cosas de mi vida- el azabache ya estaba otra vez en el suelo quejándose.

 

—“No entiendo…por qué… Me siento desilusionado de su forma de ser, pero… aun así, quiero saber por qué es así… Tal vez lo pueda ayudar. Él es un chico problemático… Ahora que lo pienso, por qué me comporto de una forma tan violenta. Danzou siempre me ha dicho que debo ser violento solo en caso de defenderme de unos posibles ladrones. Gaara no es un ladrón. Es tan solo un chico. Un chico que me saca de quicio con esa actitud tan violenta. Me estoy volviendo como él tan solo por el hecho de golpearlo…Yo no quiero eso. Yo solo quiero, solo quería,  ¿verlo? ¿Acaso ya no se cumplió eso? No pensaba aspirar a nada más, pero… No pude evitar enojarme cuando me trató como débil... Se lo podía aceptar a cualquier persona…Pero a él no. No quiero verme débil ante él. Ya que aunque me cueste reconocerlo…Fue mi motivo para querer salir de ese lugar. Sin él, tal vez no hubiera aceptado ir con el profesor Minato. En ese caso, no debería estar peleando, debería agradecerle…p-pero…no deja de golpear.”- pensaba el azabache resistiendo como podía mientras pensaba qué hacer en esos momentos.

 

—Gaara, por favor, de-detente…- dijo Sai mirándolo de reojo. —“Debo admitir que tiene los ojos más hermosos que he visto…Por qué él tiene que ser el dueño de esos ojos…”

 

— ¿Ya te rendiste?- preguntó el pelirrojo sonriendo sádicamente. Sai se puso de pie con mucha dificultad. Lo volvió a mirar y trató de detenerlo con sus manos, cosa que consiguió en unos cuantos segundos, pero haciendo mucha fuerza. —En vez de detenerme deberías golpearme- dijo Gaara que seguía enormemente enojado.

 

—Gaara.- decía el azabache con susto de ver la expresión tan atemorizante que tenía el pelirrojo y adolorido por hacer tanta fuerza. —Tú eres el responsable de mi cambio…Lamento haber empezado la pelea. No quiero pelear. Solo quiero ser tu…

 

Mientras decía esto, miraba el pasto, por lo que no vio venir una fuerte patada, del joven de ojos verdes, a su estómago. Sai llegó a escupir sangre. Tosió un par de veces mientras sus ojos se le cerraban. Poco a poco la luz desaparecía para él.

 

Pasaron cerca de cinco minutos para que Naruto volviera donde estaría Sai. Grande fue su sorpresa cuando lo encontró botado en el cemento. Inconsciente y herido.

 

— ¡Sai!- gritó Naruto que tenía un helado en cada mano. — ¡Sai! ¿Estás despierto? ¿Quién te hizo esto? - preguntó con una esperanza de que despertara. — ¿Quién fue?- insistió Naruto notando que su amigo parecía estar grave. No le quedó otra que regalar sus helados a unas jóvenes que pasaban por el lugar para llevarse a su amigo a un hospital…

 

 

El azabache comenzó a abrir con mucha dificultad sus ojos. Vio el techo del lugar que se encontraba. Era la habitación de Naruto. Movió su cabeza hacia un lado mirando a Naruto y a Kushina que estaban atentos a cada movimiento que él hacía.

 

— ¡Sai! Me alegra que hayas despertado. No fue tan grave como pensábamos, solo tienes varios moretones y un par de rasguños. Lo que más nos preocupó es que hubieras tenido un traumatismo abdominal, pero el médico nos dijo que estabas bastante bien a pesar de que escupiste sangre. Ahora estás con nosotros y no dejaremos que esto vuelva a pasar.- dijo la mujer acariciando el cabello del joven.

 

—Sai…Otra vez lo lamento. No debí dejarte solo. Este pueblo suele ser seguro, pero de vez en cuando hay unos maleantes dando vuelta. Por esas casualidades, ¿cómo eran los tipos?

 

El azabache miraba con atención a la madre y al hijo cada vez que alguno de ellos hablaba. Al escuchar la pregunta bajó la mirada

 

—Fue Gaara.- respondió un poco deprimido mientras Kushina y Naruto se sorprendían por la respuesta. 

 

 

Continuará...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).