Era lento, sentía cómo movía sus labios hasta que los separó y tomándome por la nuca intensificó el beso rozando su lengua contra la mía.
Sus manos acariciaron mi espalda hasta bajar por toda mi columna llegando a mis muslos.
—Jonggie…
Gemí al sentir que los apretaba, finalizando nuestro beso.
Le tomé de una mejilla, mientras él continuaba acariciándome el cuerpo.
—Key, si estás de acuerdo —susurró sobre mis labios—, me gustaría...
Contesté con un beso igual o más pasional al anterior dónde mi lengua de inmediato cobró vida para danzar dentro de nuestras bocas.
—Hazlo.
Comencé a besarle el cuello y rápidamente llevé mis manos a su torso para desvestirlo. Desabroché su camisa a la par que mis labios se posaban sobre su piel pero antes de retirársela me aseguré de dejarle una marca de propiedad que seguro mañana será visible.
Sólo se quedó con la playera que acostumbra a usar usar bajo las camisas. Sin perder tiempo estiré mis manos hasta llegar a sus pezones, reanudé los besos en su cuello mientras lo estimulaba apretando y pellizcando. Una vez erectos me atreví a tocarlo por debajo de su ropa obteniendo suspiros de su parte.
—Key —susurró—, el sillón es un poco incómodo.
Tal vez pretendía detenerme pero continúe tocándolo.
—¿Y?
—Bajemos a la alfombra.
Tomó mi barbilla elevando mi cara encontrándonos con la mirada.
Sonreí y me levanté, Jonggie también lo hizo así que ambos tomamos nuestras respectivas copas para sentarnos en la alfombra.
—¿Sabes? —afinó su garganta— En Detención están los más rebeldes de la escuela, ¿te imaginas a Minho con uno de ellos?
Lejos de molestarme el brusco cambio de tema: me agrada. Cuando estamos a punto de tener relaciones y por algo es interrumpido, le avergüenza seguir.
Y está bien, supongo, tampoco quiero forzarlo.
—Sí, solo hay “malos” ahí.
Tomé un poco de mi copa luego la dejé dónde no nos estorbara.
—Así que un rebelde quiere andar con nuestro Minho.
Dije recargándome contra el sofá.
—Conozco a gente que va a Detención —dijo mirando fijamente el fuego de la chimenea.
—Yo también, muchos vamos a Detención.
Contesté abrazándome, había olvidado el frío que sentía.
—Hablo de gente que va muy seguido a Detención.
Se acercó a mí pasando su brazo por encima de mis hombros, pegándome a su cuerpo.
—Entonces —recargué mi cabeza sobre su hombro— ¿Tú sabes quién lo invitó a salir?
—Muchos quieren con Minho como para saber a ciencia cierta quién fue —susurró—, pero hay alguien especial que lleva rato tras de él.
—Jonggie…
Sin meditarlo tomó mi cara entre sus manos y volvió a besarme, tan lento como el primero. Retomé lo que estaba haciendo yendo directo a su pecho por debajo de su playera.
Al finalizar el beso retiré mis manos para desnudarlo.
Nos acomodamos frente al otro, palpó sus muslos invitándome a sentarme sobre él, lo hice evitando dejar caer todo mi peso. Continué besándole el cuello haciendo camino hacia el pecho, yendo directo a sus pezones; me dediqué a uno que recorrí con mi lengua y mordí con el filo de mis dientes.
Al separarme un hilo de saliva que aún nos unía se rompió por la distancia. Me levanté un poco consiguiendo quitarle el cinturón y desabrochando su pantalón, luego de trabajo en equipo quedó en bóxers.
—Key…
Se quedó callado al sentir mi mano encima de su miembro erecto, sin dejar pasar más tiempo le retiré la última prenda. Admiré su desnudez por unos segundos hasta que sus manos fueron a la hebilla de mi cinturón desabrochándolo inmediatamente y retirándome el pantalón de menos hasta las rodillas.
Por alguna razón cuando hacemos esto no le gusta que me desnude del todo, aun no lo entiendo pero Minho me dijo que era un comportamiento sexual y que era normal así que valiéndome de su fetiche me posicioné sobre su falo.
—Key… —susurró asustado— Aún no estás listo.
—Mentiras.
Contesté preparándome para bajar suavemente sobre su miembro; al sentir el roce de mi cuerpo con el suyo un escalofrio delicioso me recorrió.
Me limité a moverme lento, disfrutando de la sensación de recibirlo.