Salí de la escuela hasta llegar a la casa de Key, tiene que saber todo lo que pasó en Detención o de menos decirme qué hacer, esto de los aviones y el sujeto misterioso me empieza a agradar.
Caminé hasta llegar a su casa, llamé a la puerta con unos leves golpes, escuché que contestaron “voy”, supongo que está solo, su mamá casi siempre se la pasa viajando, y días como hoy, sábados, Jonghyun no está en su casa, puesto que le toca ir a tra-vagar en una tienda de golosinas.
La puerta se abrió; enseguida busqué los ojos de Key encontrándolos algo rojos y adormilados, sin mencionar que tenía la almohada marcada en el cabello y un pequeño hilo de saliva de la comisura derecha, a todo sumándole no sé qué letra marcada en la cara.
—Amm, Key ¿estás bien? —puesto que aún se balanceaba de un lado a otro pero sin ser tan notorio, casi podría decir que está más dormido que despierto y aún estando de pie.
—Así es.
Está dormido. En los años que llevo de conocerlo he aprendido que cuando está en estas condiciones, su respuesta siempre será “así es”.
—¿Puedo pasar?
—Así es.
Pero no se movió ni un centímetro para darme paso, por lo que le tomé de los hombros y lo moví.
—¿Estabas dormido? —le dirigí hasta su sillón, ya que al entrar caminas unos escasos cinco pasos y al girar a la izquierda está su sala de estar, no dudaría en decir que estaba dormido ahí.
—Así es.
Tuve que llevarlo hasta ese sillón, donde se sentó.
—¿Sabes? estando en Detención pasaron dos cosas importantes, una, seguí hablando con él por avioncitos de papel y dos, al pasar a mi lado me dejó un papelito que decía “Soy yo”.
—Así es.
No tiene caso.
—Key, mejor duerme, ya vengo.
Apenas me levanté del sillón, él se tiró sobre el que estábamos y aún dormido se acomodó la almohada en la cabeza y otra vez, se quedó inmóvil.
—Voy a pasar a tu baño.
—Así es.
Saqué mi celular de la mochila y le marqué a mi mamá, por hoy me quedaré en la casa de Key, no estoy dispuesto a irme de aquí hasta que de menos me escuche.
Pasaron unos treinta o cuarenta minutos y Key no daba señales de despertar, así que pasé hasta su cocina y empecé a preparar algo para comer, aunque sólo sé lo elemental así que no tardaré mucho. De menos espero que el olor a comida lo despierte.
Y aunque terminé no anticipé la bebida entonces tendré que ir a la tienda por refrescos de lata, al menos así me despejaré un poco y podré pensar con calma respecto a todo esto.
Tomé un poco de dinero de mi mochila y puse mi celular en la mesa, a un lado de los platos de comida para recordar que le tengo que marcar a mi mamá y avisarle la hora en la que llegaré.
Salí de la casa de Key, él seguía dormido y justo apenas salía, al bajar el pie del escalón que tiene en la puerta, escuché un “clock” que no era otra cosa más que el sonido que hace la puerta cuando se cierra, pero esta vez estaba cerrada con seguro, la única manera de abrir era por dentro pero Key seguía dormido y mi teléfono se quedó dentro como para marcarle y despertarlo.
Bueno, lleva más de una hora y media y supongo que no tardará en despertar. Por ahora solo iré a la tienda. Al ir pensando en cómo entraría el camino de ida y vuelta se hizo muy corto, que ya estaba delante de la puerta de Key, miré por los cristales y se veía un dormido.
Bajé la mirada al tapete porque recordé que usualmente hay una llave debajo pero oh sorpresa, un avión de papel. Lo tomé y abrí.
“Entonces somos vecinos?!”
Miré a los lados, es la calle, así que más de uno tuvo que ver quién lo lanzó.
Me le acerqué a una chica que pasaba por ahí pero dijo que no se dio cuenta porque estaba en su auto y puede que sea una señal de que nadie sabrá identificar a quién lo lanzó pero lo intentaré una vez más.
—Oye, oye, disculpa.
Me acerqué a un chico iba paseando un perro, se detuvo y con la correa detuvo al can.
—¿Qué sucede? —un escalofrío me recorrió por el cuerpo cuando me miró a los ojos pero lo ignoré.
—¿Habrás visto quién lanzó esto a la casa de ahí?
Tomó el avión y lo leyó.
—¡Ah! ¿Entonces somos vecinos? Yo vivo en esa casa de al lado.
Me apuntó a su casa pero me limité a sonreír.
—No —dije— yo vivo un poco más lejos, ahí vive un amigo pero salí a la tienda y cuando regresé estaba esto. Me preguntaba si viste quién lo lanzó.
—Ja, ja, ja, okey, no la verdad no tengo idea de quién, pero si quieres espera, voy a dejar a mi perro y te ayudo a buscar quién lo lanzó.
Me resultó muy amable, por lo que asentí.
—Está bien —le apunté al jardín delantero de Key—, voy a estar sentado ahí.
—No tardo —movió la correa y se fue con el perro, por lo que decidí ir a sentarme en el pasto, no sin antes fijarme por la ventana a ver si de menos Kibum ya no estaba dormido, pero aún lo estaba.
Esas citas nocturnas con Jonghyun tienen un precio y es el sueño. Abrí el refresco que había comprado para beberlo, mientras lo hacía me veía recibiendo los avioncitos, recordé la apariencia del chico que me había dejado el papelito en la mesa, ahora que lo recuerdo, tenía el cabello entre castaño claro y rubio.
Ahhh, esto se está haciendo emocionante. Pero me pregunto qué haré cuando sepa quién es.