Hasta el dia a dia
La cocina no era mi fuerte, y el salario era algo bajo, pero lo unico que me impulso aquella mañana a levantarme fue el hecho de encontrarme con aquel pelirrojo y poder deleitarme con tan solo verle caminar. Apague el despertador conforme comenzo a sonar y me reincorpore de golpe. Deje el cafe haciendose como cada mañana y me vesti con unos simples pantalones y una camisa de tirantes negra, junto a una chaqueta gris. Abri lentamente la puerta de casa y asome mi cabeza primero.
Terreno despejado.
Puse un pie fuera de la casa y camine lentamente, muy lentamente hasta llegar al periodico; me agache a recogerlo con cautela. Pero nada mas lo roce escuche ese desagradable y chillon ladrido, alce horrorizado la mirada y ahi venia, corriendo a toda velocidad con sus cuatro cortas patas. Cogi el periodico y di rapidamente media vuelta, encerrandome en mi casa, con el pecho subiendo y bajando rapidamente.
Me servi una taza de cafe algo mas calmado y repase las noticias del dia; lo mismo de siempre. Que si un atraco aqui, que si un secuestro alla, que si muere nosequien, que si se enciendia noseque bosque. Cuando se hizo mi hora me meti al coche, extrañamente mas contento que cualquier otro dia. De nuevo tuve que frenar al caso atropellar a la salida a mi “buen” vecino.
-¡Minho, hombre! - Sonrio el hombre, con palillo en la boca mientras su perrito atado a una correa se sentaba obedientemente. - ¿Que tal la mañana?
-Bien bien, si me disculpa, tengo prisa. - Sonrei y pase a su lado (siempre con cuidado de no atropellarle) para volver a acelerar para llegar cuanto antes.
Me moria por verle de nuevo.
Aparque sonriente frente a la pasteleria, entre en la tienda pero no habia absolutamente nadie, por lo que decidi aventurarme hacia el armario donde guardaban los delantales y ponerme uno al azar. Abri la puerta de la cocina y mi sonrisa se ensancho mas al ver a aquel pelirrojo sentado sobre la mesa deborando uno de los pasteles de chocolate a “escondidas”
-¿No deberiasestar haciendo en vez de comiendo? - Sonrei sarcastico de medio lado. Al oir la voz dio un fuerte respingo y apunto estuvo de caersele de las manos mientra me miraba con los ojos abiertos de par en par.
-¡Hy-hyung! No.. No estaba.. No estaba comiendo, es solo... - Desvio la mirada avergonzado a varias direcciones, mientras relamia su dedo indice impregnado de chocolate tras acabarse el ultimo bocado de la tarta.
Era tan delicioso.
-En cualquier caso, ¿no esta tu madre? - Mire a mi alrededor, efectivamente estaba solo con aquel ser exquisito a pocos metros de mi, sobre una mesa, relamiendo sus dedos.
-No bajara hoy... - En mi pecho se desperto aquella necesidad al saber que estariamos solos, y al observar como metia continuamente dedo tras dedo a su boca y los dejaba ensalivados. ¿Con que solo relamia el chocolate, eh?
-¿Hm? ¿Por que? - Ladee la cabeza y arquee mis cejas fingiendo algo de preocupacion.
-Se resfrio, no vendra en unos cuantos dias. - Suspiro bajando de la mesa. Eso queria decir que... Estariamos solos, el y yo, en la cocina... Nata, chocolate, caramelo... Se me estaba haciendo la boca agua, pero no de imaginarme pastelitos, si no una hermosa tarta de Taemin sobre aquella mesa.
-Lamento el retraso oppa, debia darle las pastillas a mama. - Entro una chica algo mas bajita que Taemin, lo que queria decir, que le sacaba tres cabezas, mientras se abrochaba el delantal.
Mis sueños se acababan de venir abajo.
-No te preocupes. - Sonrio Taemin, mientras se disponia a sacar algunos ingredientes de la nevera junto con aquella chica. - Ah, hyung. Ella es mi hermana, EunJung, puedes llamarle Eun. - Me sonrio, a mi, el.
En fin. Suspire y no tuve mas remedio que dedicarle una sonrisa a aquella chica, presentandome. El dia paso sin novedades; Taemin mntenia una distancia conmigo que cada vez que trataba de acortar aparecia Eun a pedirme algo o simplemente a que le prestase atencion mientras me mostraba como hornear uno de los pasteles de los que debia hacer como poco 20 replicas.
-Bueno, ire a ver como esta mama. - Aunque fuera maja y agradable, y hiciese a Taemin sonreir, la preferia lejos cuando estuviese yo con el.
-¿Acaso le quedan pastillas? - Taemin ladeo la cabeza mientras espolvoreaba una magdalena con azucar, sin darse cuenta de que echaba tal vez... Demasiada.
-Ah, cierto. - Chasqueo los dedos, me quede observando aquella escena mientras esperaba sentado en un taburete a que se hiciese lo que estaba en el horno para meter otros tantos pastelitos a cocinar. - Entonces tardare un poco mas. - Sonrio.
Bendito niño.
-No te preocupes, ves sin problema. Esta Minho asi que no creo que incendie la cocina. - Rio, tan dulcemente. No me di cuenta de que mordia mi propio labio inferior tratando de no comermelo alli mismo.
Eun desaparecio entre las puertas de la cocina y un extraño silencio se hizo en la habitacion, hasta que Taemin desvio su mirada hacia la magdalena sobre la que aun echaba azucar.
-¡Pero q-... ! - Rei, miraba con los ojos como platos su magdalena..Bueno, su montaña de azucar, con el paquete semi-vacio en mano. Suspiro, y se llevo un dedo a la boca, humedeciendolo para pasarlo sobre la azucar y que luego quedase adherida a su dedo para.. comersela.
-¿Piensas tragarte toda esa azucar? - Se volteo sorprendido, como si hubiese olvidado mi silenciosa presencia en la cocina.
Tan distraido.
-No, yo.. Hyung no es lo que... - Miro repetidas veces en mi direccion y hacia el azucar, para luego agachar la mirada avergonzado, percatandose de lo mismo que yo.
-¿Hyung? - Me levante del taburete con una burlesca sonrisa de medio lado mientras caminaba hacia el, acariciando la mesa con mi mano.
-Si quieres te digo Minho, o.. o.. O como quieras. - El rubor inundo sus mejillas, y aprovecho para tapar sus avergonzados ojos con los flequillo al agachar la cabeza. Rei como estupido, se le veia tan... No tenia palabras.
Alce su menton sujetandolo de la barbilla y clave mis ojos en los suyos. Sus brillosas, oscuras y desorbitadas pupilas me miraban expectante. El aliento que escapaba por sus labios entreabiertos me robaba la conciencia. Sus mejillas carmin resaltando en su blanquecina y tersa piel... Me incline lentamente pasando mi lengua por la comisura de su labio. Y el simplemente se quedo inmovil.
Tan...
-Tenias azucar. - Sonrei al separarme. Conforme abri la boca el desvio la mirada avergonzado. Solte su menton y me dedique a sacar los pastelitos del horno, observando de reojo como se quedaba ahi inmovil, con sus dedos rozando su comisura durante un buen rato.
Antes de lo previsto llego su hermana, pero por el momento yo me habia entretenido suficiente.
A la hora de irse, de nuevo, Taemin siquiera me miro, pero yo ya estaba feliz. Entre en mi coche mas contento que un niño en un circo y arranque tatareando la cancion puesta en el reproductor de musica. Llegar a casa, aparcar silenciosamente y salir con cuidado. Mire de reojo al chichuaha en la casa de enfrente, tumbado en la hierba, parecia realemnte inofensivo, pero nada mas poner un pie en el suelo eche a correr hacia casa.
-¡Quieto! ¡no! ¡Fueraaa! - Sus ladridos me taladraban en el oido. Cerre la puerta nada mas consegui entrar y me lleve una mano al pecho, pero aun asi, estaba contento.
Al dia siguiente lo mismo de siempre. Incluso el dichoso perro estuvo para perseguirme cuando sali a recoger el periodico. Me meti en el coche completamente arreglado y aun con esa sonrisa iluminando mi rostro. Llegar, aparcar y entrar no habia cambiado, lo unico que al entrar en la cocina solo estaba su hermana.
-Buenos dias. - Saludo sonriente, con las manos llenas de una masa extraña y pastosa. Salude por educacion. - Taemin cayo enfermo tambien, asi que no vendra un tiempo.
Un tiempo....
No lo volvi a ver. A la semana aparecio de nuevo su madre informandome de su mala situacion economica, en pocas palabras; echandome cortesmente de mi puesto de trabajo. No tenia problema realmente, podia conseguir empleos de medio tiempo por doquier, era capacitado para casi cualquier cosa, pero...
Aun cuando puse mis esperanzas en reencontrarme con aquel niño...
~
Habria pasado un año o mas, casi dos. Mi vida habia seguido la rutina de siempre, solo que habia conocido a un egoista, romantico, caprichoso, sexy y sobre todo, muy... ¿Diva? Con el que llevaba saliendo apenas unos seis meses. Todo parecia funcionar bien; me olvide con facilidad de aquel pelirrojo. Mi novio, Key, vivia solo al igual que yo, pero aunque insisti mil veces en que se viniera a mi casa (el doble de grande que su atico) insistio en quearse alli; el tendria sus razones. Aunque no lo viera a menudo por su apretada agenda era feliz con estar almenos un par de horas con el al dia; era muy cambiante, y eso hacia que, quisiera o no, me enamorase mas de el. Podia estar de brazos cruzados sin digirte la palabra y casi al instante rodeando tu cuello y devorando tus labios. Era el chico perfecto.
Aquella era una de las tardes en las que salia de sus clases de baile (que ni hablar de como se movia) y habiamos caminado hasta el parque mas cercano, invitandole por el camino a un helado.
-¿Y que tal el dia? - Le di un lameton a mi helado de menta, el por el contrario mordisqueaba el helado de nata. Me asombre de su facilidad de no congelarse los dientes.
-Bastante bien. - Sonrio animado, tomamos asiento en uno de los bancos.
-¿Paso algo en especial? - Le mire de reojo, aparto el helado de sus labios, relamiendose y mirandome breves segundos para despues arrimarse hasta el punto de rozar nuestros labios en un fugaz beso.
Un sabor a nata mentolada.
-Viniste a verme. - Sonrio, conforme volvia a su helado. Era tan... Achuchable. Suspire contento, volviendo la mirada al frente mientras devoraba mi helado.
Pero de nuevo, todo se sentia... Muy...
...¿Muy vacio?...