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En un mundo de demonios y humanos por sakuranbo_diru5

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Notas del capitulo:

Bueno, pues aquí vengo con otra historia YunJae.

En esta fic iré verioneando distinas películas de Studios Ghibli, espero que os guste tanto como os gustó "Sí, es un nerd...Pero es mi nerd."

 

 

 

En un mundo donde los humanos y demonios, además de otras criaturas, convivían los unos con los otros; había que vigilar constantemente, pues la muerte acechaba en cualquier esquina. Y por si eso fuera poco un terrible señor feudal, Gonza, se había aliado con un demonio, Yakou, para hacerse con el poder. Arrasaban aldeas, hacían a sus gentes esclavas, talaban árboles, asesinaban…Tanto humanos como demonios los odiaban y temían al mismo tiempo, pocos eran los que se atrevían a rebelarse o plantar cara; tanto a ellos como a los sicarios.

Así fue como en una tranquila mañana de comienzos de otoño, la aldea de “los arqueros” y su gente casi desaparecieron del mapa. Era conocida por sus guerreros, que daban nombre al lugar; un pueblo experto en el tiro con arco y con su propio sistema al margen del gobierno, incluso desde antes de que Gonza y Yakou aterrorizaran. No eran violentos por lo general, pero representaban una ventaja a favor de los subyugados del territorio. Eran el legado de un antiguo samurái y siempre habían convivido en paz con los otros pueblos, aunque sí a su margen. Soplaba viento del nordeste y nadie tenía previsto un ataque.

YunHo estaba agachapado entre unos arbustos, con el arco tensado, apuntando a un gamo. A penas respiraba, esperando al momento apropiado.

-Hyung!-escuchó.

El gamo alzó la cabeza y se alejó de allí dando saltos. YunHo bajó la mirada y relajó los brazos, exasperado.

-ChangMin, me acabas de costar una pieza de primera. Más vale que sea importante.-le dijo a un chico más joven que corría hacia él, azorado.

-El viento trae olor a quemado.

-¿Y?-le preguntó, aún esperando una buena razón.

-Carne quemada y llega del nordeste.

Se escucharon los débiles tañidos de una campana en la lejanía.

-¡La aldea!-exclamaron.

Olvidaron sus tareas de caza y montaron en sus caballos. Llegaron a un caos de tejados ardiendo, gente corriendo y guerreros. Había quien luchaba a pie y quien lo hacía a caballo. Para cuando ellos llegaron a penas quedaba nada por defender. Fue todo muy rápido. Antes de que se dieran cuenta los invasores se habían retirado y tan sólo quedaba llanto y desastre. YunHo observaba lo que quedaba de lo que había sido su hogar.

-Ha sido él.-escuchó en su cabeza.- Él y ese mugriento humano que lo acompaña. Sois todos escoria.

-Hyung! ¡No le escuches!-ChangMin lo tomó de los hombros.- ¡Mírame a mí! No le dejes tomar el control.

-Han sido Yakou y Gonza.-consiguió decir, con la mirada clavada en el infinito.

-Déjame cumplir mi venganza.-le decía aquella voz.

Estaba muy enfadado, era muy fácil rendirse y dejar que todo acabara.

-No, por favor, hyung. Es lo último que necesitamos ahora.

-Déjame, Shim ChangMin.-una señora mayor hizo que se apartara. De un pequeño macuto sacó una botellita, que le dio a oler.

Era un hedor muy fuerte que le hizo sentir náuseas y olvidarse por un momento de su enfado.

-¿Está bien, Baba?-preguntó el joven, preocupado.

-Todo lo bien que se puede estar. Ya sabes que tiene que evitar estas situaciones límites. Rápido, reunid a los que queden del consejo.

Les llevó cerca de dos horas buscar quiénes del consejo de sabios aún vivían.

Todos acudieron a casa de la vieja sacerdotisa y ChangMin y YunHo ayudaban a apagar fuegos y recoger cadáveres, tapándose del olor con unos pañuelos.

-Sabíamos que algún día pasaría.-dijo ChangMin en un tono apenas audible.

-Sí, pero otra cosa distinta es estar preparados.-le contestó YunHo, con la voz amortiguada por el pañuelo.

Acababan de enterrar el cuerpo de un niño, junto a otros miembros de su familia.

-Faltan cuerpos.-dijo un hombre de casi cuarenta años, que apilaba escombros.

-¿Dónde están?-preguntó YunHo.

-Se los comen.-le contestó.

ChangMin ahogó un grito y el otro tuvo la necesidad de hacer sentir al joven protegido; y le puso una mano en el hombro, dándole un pequeño apretón.

-Vosotros dos.-apareció uno de los guerreros que custodiaban al consejo.- Quieren hablar con vosotros.

Se miraron sorprendidos, pero siguieron al otro sin pensarlo. Cuando llegaron se arrodillaron al lado del hogar, al otro lado estaban los miembros del consejo. No dijeron nada, esperaban a que los otros empezaran o les ordenaran hablar.

-Como sabréis, la situación es crítica.-comenzó uno.- y no sólo para nuestra aldea. Hay que acabar con esto. Por eso hemos decidido mandaros a luchar.

-¿¡Cómo!? ¿¡A la guerra!?-se aventuró a exclamar ChangMin.

YunHo lo miró con los ojos muy abiertos, por haber hablado sin que se lo dijeran. El hombre al que había interrumpido lo miró con dureza, pero siguió con su discurso.

-Por vuestra condición-esta vez miró a YunHo.- sois los únicos que podéis llevar a cabo esta misión. No queremos que vayáis al frente junto a las tropas, eso sería una muerte segura. Atacaréis desde dentro y directamente a…Vosotros ya sabéis quiénes.-los más ancianos temían pronunciar sus nombres.

-Debéis partir.-dijo la sacerdotisa.- Y ya sabéis lo que eso implica.

YunHo y ChangMin se miraron, compungidos, y asintieron.

-Podéis hablar.

-¿Tenemos opción?-preguntó el mayor de ambos.

-No. Si lo conseguís seréis recompensados.

La ley implicaba que si abandonaban la aldea no podrían volver, ni hablar de ella.

-¿Cuál sería la recompensa?-ChangMin era escéptico.

-La inserción en casa.

Los dos jóvenes asintieron.

-Partís ahora.-les entregaron una daga.

YunHo la cogió con la mirada baja y se cortó una coleta alta típica de los hombres jóvenes de la aldea. Al terminar, ChangMin hizo lo propio, sin ocultar su desacuerdo.

-Shim ChangMin.

-Dime, Baba.-dijo con las mandíbulas apretadas.

-Recuerda lo aprendido y quiénes sois.

-Lo haré, Baba.

-Jung YunHo.-él la miró.- Nunca dejes de luchar.

El joven asintió.

Ambos guardaron silencio mientras recogían sus pocas cosas y abandonaban sus casa sobre sus caballos y bajo algún que otro aplauso. Una vez estuvieron fuera ChangMin explotó.

-¡No es justo! ¡Nos culpan de lo pasado y nos han mandado a morir! Porque el frente no será, pero el resultado es el mismo.

-No digas eso, no es verdad.

-Diré lo que me dé la gana ¿Qué más da ahora? Nos han desterrado. Y sí que nos acusan, ambos nos hemos fijado en cómo nos miran, en especial a ti.

-Yo también miraría.

-Pues tú también serías un cretino.

YunHo guardó silencio, mirando por encima del hombro a lo que había sido su hogar desde siempre.

 

-JunSu, esto no puede seguir así.

-¿A qué te refieres, JaeJoong?

-Desde que ha empezado esta era de terror a penas tenemos algo que llevarnos a la boca. Es imposible viajar libremente y no mencionemos que ya casi no quedan riquezas fuera de las arcas de Gonza y Yakou.

Se paseaba por una pequeña habitación, llena de artilugios brillantes, joyas y obras de arte. Los dos jóvenes llevaban pendientes y collares de abalorios, en especial el mayor de ambos; que le hablaba al otro, que estaba tranquilamente sentado, ojeando un mapa. No había nada más que mirarlos para saber que eran dos jóvenes despreocupados y de poco rigor militar, al contrario que la mayoría de los hombres de su edad; todos preparados para la guerra.

-Es cierto. A penas hay cosas que no hayan sido saqueadas para cuando llegamos nosotros.

-Además…Me niego a estar bajo su yugo.

-¿Y qué propones?

-Lanzarnos a la lucha.

-¿¡Cómo!? ¿¡Te has vuelto majara!? ¿Quieres alistarte?-también se puso de pies.

-No, no. Nada de alistarse, enrolarse o cualquier rollo raro. Pillémoslos por sorpresa y acabemos con ellos. Somos expertos en colarnos en palacios y casas ajenas.-le guiñó un ojo.

-No tenemos nada mejor que hacer, hagámoslo.-le sonrió.- Pero…Eres consciente de que necesitaremos ayuda para matar al demonio ¿Verdad? Sólo somos dos humanos.

-¿Entonces?-el otro se encogió de hombros.- ¡Ya sé!-exclamó.- Vayamos al Páramo, tierra de magos. Ellos entienden de estas cosas.

 

El Páramo era un lugar desolador, seco, donde nadie vivía por gusto. YunHo y ChangMin se habían bajado de los caballos, que guiaban tras ellos, tomándolos de las riendas.

-Hyung ¿Es necesario cruzar el Páramo? No me gusta las historias que se cuentan de este sitio.

-¿Temes a los magos desterrados? Igual es gente como nosotros.-sonrió un poco.

A penas la gente los veía ya sabían de dónde venían y que no les estaba permitido volver. Terminaron de subir una colina cuando ante sus ojos se extendió un verde paraje.

-¿Pero qué…?-dijo ChangMin.

Miraron a sus espaldas y allí estaba el seco paisaje, y al mirar al frente; bosque.

-Es obra de los magos.

-¿Quién ha dicho eso?-preguntó YunHo.

-Yo.-un hombre con extrañas ropas se plantó ante ellos. Llevaba un bastón de monje budista, un shakujo.- Es que si no este sitio es muy desagradable. Soy YooChun.

-¿Eres mago?-preguntó ChangMin poco convencido viendo el artilugio budista.

-Mago y monje en mis ratos libres. A vosotros os han echado ¿Me equivoco?

-En realidad tenemos un cometido.-se defendió YunHo.

YooChun se le quedó mirando, como si hubiera visto a otro ser humano por primera vez. Si no fuera porque sabía que era imposible, habría dicho que acababa de descubrir su secreto.

-¡No me digáis que vais a la guerra! ¿Sólo dos?

-No vamos a la guerra…

El mago frunció el ceño y se acercó mucho a ChangMin, mirándolo directamente a los ojos.

-Si queréis matarlos vais a necesitar la ayuda de la magia ¡Y qué casualidad! Yo sé algo del tema.

-¿Nos disculpas un momento?-YunHo tomó a su compañero del hombro.- ¿Qué hacemos? A mí me parece buena idea.

-¿Y si es de los otros?

-No tenemos más opción.

-Sí que tenemos. Sigamos sin él.

-Si dice la verdad nos servirá de gran ayuda.

Un rostro apareció entre ambos.

-Os juro por toda la magia de este mundo que yo también quiero que acabe esta era de oscuridad.

-Por mí está bien.

ChangMin suspiró.

-Está bien, qué remedio. Pero, que conste, que dormiré con un ojo abierto, alguien tiene que ser la cabeza pensante del grupo.

-¿Tiene traumas infantiles?-preguntó YooChun, apoyado en su shakujo, con una ceja arqueada.

YunHo reprimió una sonrisa y ChangMin miró al mago con el ceño fruncido.

-No te diremos nuestros nombres reales, no vaya a ser que nos hechices.-dijo el más alto.

-Yo no soy de esas, ese es otro tipo de magia.

-Soy YunHo.-se presentó el otro, haciendo que ChangMin elevara  las manos al cielo, desesperado.- Y el cascarrabias es ChangMin.

-Es lo que tienen los abuelos.

-En realidad es dos años más joven que yo.

-¿Qué me dices?-YooChun estaba asombrado.

-Hyung!-ChangMin cogió a su amigo por el brazo y lo apartó un poco.- ¿Para qué dices nuestros nombres? ¿Y si miente?

-¿No crees que algo en mi interior me habría avisado si fuera peligroso?

-Eso que tienes no es un detector, lo sabes ¿No?- YunHo se encogió de hombros y siguió hablando con YooChun.

Se escuchó un rechinar a sus espaldas.

-¿Por qué suena como si alguien hubiera metido la cubertería en la lavadora?-preguntó el mago.

-¿La qué dónde?- el más joven enarcó una ceja.

-Nada, cosas de magos.

El estruendo fue en aumento, hasta que no se escuchaban ni a sí mismo. Vieron aparecer tras una colina una enorme figura, de donde salía el sonido, abalanzándose hacia ellos. Eran bloques de hierro y chatarra, colocados de forma en la que parecían un edifico.

-¡El Castillo Ambulante de Howl!-exclamó YooChun.- ¡Rápido!

Echaron a correr, olvidándose de los caballos. Resultaba ridículo tres figuras huyendo de un gigante que se aproximaba emanando humo.

-¡No da tiempo! ¡Saltad a la puerta!-gritó el mago.

Los otros dos se miraron e imitaron a YooChun, que saltó a un saliente del castillo.

-Ábrenos, por favor.-dijo a la puerta, dándole golpecitos con el bastón. Esta se abrió hacia dentro.- Pasad, si nos han dejado entrar no hay peligro.

Pasaron a una humilde estancia, que ni siquiera se tambaleaba. Había una chimenea en una esquina de la habitación, con un extraño fuego, que parecía que los mirara. La tranquilidad duró unos pocos segundos, pues más ruidos se oyeron y alguien bajó corriendo unas escaleras, en las que nadie había reparado.

-¡Vámonos, JunSu!-gritó alguien antes de chocar contra YunHo y caer ambos al suelo.

-Hyung!-exclamó ChangMin.

Hubo un extraño momento en el que YunHo y otro joven estaban en el suelo, otro al final de las escaleras y YooChun sujetaba a ChangMin, que estaba dispuesto a morder.

-Ala…Los dueños.-se quejó el de las escaleras, dejado caer los objetos que llevaba en los brazos y alzando las manos.

El que estaba encima de YunHo se incorporó, aún sentado sobre él.

-Ay, qué golpe.-dijo llevándose la mano a la cabeza y miró por primera vez al otro.

Tenía unos ojos enormes, que lo miraban directamente, mientras YunHo lo miraba sorprendido y ruborizado.

-Uy.-el otro sonrió.- Hola, soy JaeJoong ¿Y tú?-se apoyó, coqueto, sobre él; quedando así muy cerca.

-Jae…-dijo el otro, con un suspiro, sentándose en un escalón.

-¿¡Está intentando seducirle!?-ChangMin se desesperó.

YooChun se echó a reír.

-¡Esto sí que no me lo esperaba!

-YunHo.-dijo el otro con un hilo de voz.

-Tienes un castillo precioso y apuesto a que un enorme cañón también.-le guiñó un ojo.

-No es mío.

-¿Qué?-se puso de pies.- Pues nada. JunSu, recoge, nos vamos.

-¿Cómo habéis entrado sin magia?-preguntó el mago, mientras ChangMin ayudaba a YunHo a levantarse.

-Se ha abierto la puerta sola.-habló JunSu, mientras recogía cosas del suelo.

-Les he dejado yo entrar.-se escuchó tras ellos.

-¡El fuego habla!-exclamaron los cinco.

-¡Te dije que no teníamos que venir al Páramo!-se quejó ChangMin.

-No soy sólo un fuego.-explicó.- Mi nombre es Cálcifer y soy un demonio del fuego.

ChangMin y YunHo intercambiaron una mirada de terror, JunSu y JaeJoong se miraron como echándose la culpa el uno al otro por estar allí y YooChun asentía tranquilamente.

-Os he dejado entrar porque necesito vuestra ayuda y no saldréis de aquí hasta que lo hagáis.

-¡Y una mierda!-exclamó JaeJoong y fue hacia la puerta, pero el picaporte no se movía ni un ápice.

-Yo soy quien mueve el castillo ¿Qué os hace pensar que podríais abrir la puerta? Confío en vuestra inteligencia .-los ojos amarillos de Cálcifer miraron a YunHo.-Por favor, señor.-dijo con respeto y lo que parecía una reverencia.

-¿De qué habla?-dijo JunSu con una mueca.

-No tengo ni idea.- YunHo se hizo el ignorante.

-¿En qué tenemos que ayudar?-preguntó YooChun.

-Un contrato me ata a Howl, dueño del castillo. Quiero que descubráis qué es.

A pesar de que no se conocían, todos intercambiaron miradas cómplices y asintieron. Se dieron la vuelta y se sentaron en el suelo, formando un círculo.

-Soy YooChun, mago y monje en mis ratos libres.-se presentó.

-Yo soy JunSu y él JaeJoong.-señaló a su compañero.- Y somos cazatesoros.

-¿Ladrones?-ChangMin arqueó una ceja.

-No, cazatesoros.-le corrigieron, negando con el índice.

-Su nombre es ChangMin y yo soy YunHo, ya lo he dicho antes…-comentó en un murmullo.

No hacía falta que dijeran su oficio, nada más verlos la gente sabía de dónde venían u que si estaban fuera de la aldea no merecía la pena preguntar. JaeJoong lo miró, no tan descarado como antes, pero sí con una sonrisa.

-Jae.-le susurró JunSu al oído.- Él es mago, recuerda lo que hablamos.-el otro asintió en silencio.

-Veamos si es un mago competente.

-Ese Howl ¿Es humano?-preguntó YunHo.- Porque hay varias relaciones que atan a un demonio con un humano y viceversa.

-Cuánto sabes.-dijo JunSu, impresionado.

YunHo puso cara de circunstancias.

-A ver…De todos es sabido que los demonios son astutos y caprichosos; siempre actúan para conseguir algo.-habló YooChun.

-Además ha dicho que hay un contrato ¿Eso qué es?-preguntó el arquero más joven.

-En esta era no los tenemos, pero es un trato entre dos partes; en la que cada una obtiene algo a cambio de otra cosa.-explicó el mago.

El resto asintieron, captando el concepto.

-Entonces el demonio obtiene algo del mago Howl y este de él.-dijo JaeJoong.- Cálcifer ha dicho que da poder al castillo ¿Qué puede querer un demonio de un humano?

Todos se quedaron en silencio, pensativos. YooChun estaba de brazos cruzados, apoyado en su shakujo, con los ojos cerrados. El resto miraba al suelo, hasta que YunHo alzó la mirada, de golpe.

-Lo que los diferencia de ellos.-le miraron curiosos, menos ChangMin, que parecía que lo había comprendido.- Su corazón.

JunSu y JaeJoong abrieron los ojos, sorprendidos y YooChun asentía, de acuerdo con YunHo.

-¡¿Cómo coño hacen este trato?!-espetó JaeJoong.- ¿Su corazón a cambio de mover un castillo?

-Algo más habrá.-comentó ChangMin.

-¿Cómo se hace un trato con un demonio?-preguntó JunSu.

-Bueno, hay varias formas; además de otras más complicadas y unilaterales, pero con este tipo de demonio…-el mago guardó silencio, pensando.

-Esto es ridículo.-dijo JaeJoong y se levantó, acercándose a Cálcifer.- ¡Tú! Me da igual que seas un demonio, tengo cosas importantes que hacer y no me apetece quedarme aquí toda la vida ¿Cómo hizo Howl para hacer un trato contigo?-se cruzó de brazos.

-Fue cuando él era muy joven y aún estaba estudiando magia y lo leyó en un antiguo libro. Dijo que iba a haber una terrible guerra y necesitaría mi ayuda para pelear, que luego rompería el contrato. Pero ya ninguno recuerda cuál fue el trato…

-¿Una guerra? ¿A favor de quién lucha?

-Lucha junto a los que no se quieren someter ante las dos figuras del terror.

-¡Entonces está de nuestra parte! Yo voto por no romper el contrato.-dijo JaeJoong, girándose hacia los otros.

-Esperad ¿Vosotros también queréis derrotar a Gonza y Yakou?-les preguntó ChangMin a los cazatesoros.

-¡Por supuesto!-dijeron a la vez.

-Nosotros también.-dijo YunHo.- Vamos con YooChun, que nos ayudará con su magia.-el otro asintió.

-Podríamos ir juntos.-JaeJoong volvió a mirar a Cálcifer.- Mira…Sabemos lo que os une, pero no queremos romper el contrato, porque luchamos en el mismo bando y vuestra ayuda es vital.

-Entonces no os dejaré salir.-contestó el fuego.

-Si me dejaras salir le daría su merecido.-dijo una voz en la cabeza de YunHo, pero este la ignoró.

-No os preocupéis.-YooChun se puso en pie.- Mi magia no es como la de Howl, pero servirá durante unos instantes. Seguidme.-se acercó a la puerta y todos fueron tras él.- Cálcifer, cuando todo eso termine vendremos a romper el contrato, hasta entonces…Que sepas que eres el corazón de Howl.-de dentro de su ropa sacó una tira de papel de arroz, con unas extrañas letras escritas en ella y la colocó en la puerta.- Sello roto. Ábrete.

Se escuchó como un zumbido y la puerta parecía que fuera a quebrarse, como si alguien la sujetara desde dentro y otra persona tirara desde fuera. Poco después se abrió de golpe y YooChun cogió del brazo a JunSu haciendo que cruzara el umbral y el resto le siguieran, comprendiendo que no gozaban de mucho tiempo.

El castillo avanzaba rápidamente y cayeron de bruces contra la ladera, rodando unos pocos metros hasta que consiguieron frenar. El edificio móvil pasó por encima de sus cabezas, como si una montaña se moviera y desapareció en el horizonte.

-¿Seguimos todos vivos?-preguntó el mago.

-¡Yo lo mato!-gritó ChangMin, debajo de JunSu.- ¡Por tu culpa casi nos matamos!

-Pero estamos fuera ¿No?-contestó YooChun, escondiéndose detrás de YunHo, que acababa de ponerse de pies.- ¡Tengo un escudo humano y no dudaré en usarlo!

-Este va a ser un viaje muy largo…-comentó YunHo.

-Pero la compañía lo hace agradable.-JaeJoong le guiñó un ojo, sentado tranquilamente en la hierba, apoyado en sus rodillas.

YunHo parpadeó sorprendido y miró a otro lado para que no se le viera sonreír.

-Hyung.-escuchó a su oído. YooChun había huido a las espaldas de JunSu.- No seas tan confiado.

-Vamos, ChangMinnie…Tú mismo dijiste que nos han echado de la aldea y posiblemente muramos intentando llevar a cabo esta misión ¿Qué más da? Disfrutemos todo lo que podamos antes de que sea demasiado tarde.

-Pues si tú no estás atento lo estaré yo.-se cruzó de brazos.

-Pareces mi hermano mayor.- lo miró como si dijera “Tengo motivos para preocuparme”.- Vale, vale, no me mires así. Lo tendré bajo control.-inconscientemente se llevó la mano al pecho.

-JunSu…-lo llamó JaeJoong mientras los dos arqueros cuchicheaban.- No sé si estás de acuerdo o no, pero nos quedamos en este grupo.

-Por mí no hay ningún problema.-le contestó, intentando apartar a YooChun, que por alguna razón le había dado por pegarse a él como una lapa.- ¿Hacia dónde nos dirigimos ahora?

-Hacia el este, por supuesto.-dijo el mago.- Hay que conseguir llegar a la costa.

-Pero eso está lejísimos.-dijo JaeJoong.

-Es lo que hay.-se encogió de brazos.

Notas finales:

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