Descleimer: Una vez más, los personajes son exclusivos de Kishimoto-san ¬¬, yo sólo le regalo algo bonito a Naru-chan el día de su cumpleaños n.n. Y que mejor que un arrogante y sexy azabache de nombre Sasuke y apellido Uchiha XD.
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¿Tanjō-bi Kēki?
(¿Pastel de Cumpleaños?)
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By RiSaNa_Ho
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Kushina leyó con interés la hoja del recetario de repostería que sostenía entre sus manos. No pudo evitar que sus labios formaran una amplia sonrisa de satisfacción. Se había pasado toda una tarde entera buscando algo adecuado para la ocasión. Y al parecer, al fin lo había encontrado. Volvió a leer con detenimiento toda la lista de ingredientes del postre. Quería hacer algo delicioso. Ya que no todos los días, tu único hijo cumple sus 16 años. Hoy era 10 de octubre y sin duda era un día especial.
La bermeja era buena cocinera, aunque la repostería no era su fuerte. Siempre se le pasaba de dulce o confundía uno que otro ingrediente. Por eso todos los años compraban el pastel en alguna fina repostería. Para evitar terminar con dolor de estomago.
Sin embargo, quería que este año fuera diferente.
Ella quería hacer su propio pastel y nadie la detendría. Una Uzumaki nunca se rinde, o al menos eso era lo que siempre le decía a Naruto. Su hijo había heredado mucho de ella, a pesar de que la apariencia física era una copia de su padre, en el carácter era su viva imagen.
¡Por eso, aun no se quería dar por vencida!
Sus pensamientos de superación personal fueron cortados al escuchar el timbre de la puerta. Suspiro levemente y se levanto del cómodo sillón en donde había comenzado su búsqueda. No esperaba a nadie, pero era un descortesía no ir a ver de quien se trataba.
Al abrir la puerta y encontrarse con una persona bastante conocida para ella, volvió a formar una mueca en su bello rostro.
Un poco de ayuda no le caería nada mal.
Y el recién llegado, al ver la sonrisa de la mujer, sintió un ligero escalofrió atravesarlo.
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N&S
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Sasuke no supo en qué momento término metido en aquella cocina. Eso definitivamente era un golpe bajo para su orgullo Uchiha. Aunque el hecho que la pelirroja casi lo hubiese “obligado”, dejaba mucho que desear. Él no era un mal educado con la señora Namikaze para poder negarse (y el que fuera la madre de Naruto tenía mucho que ver). Además, debatir con Kushina, era como negarle algo a su propia madre. Mikoto era una mujer bastante manipuladora.
No obstante, frunció su seño por enésima vez en el día, al ver lo que la bermeja traía entre sus manos.
-. Esto es para que no te ensucies, Sasuke –kun.- dijo la voz animada de la mujer.-. En verdad te agradezco tu ayuda.-
El moreno se iba a negar a ponerse dicha prenda, pero cuando menos lo supo, Kushina ya se lo estaba atando por detrás.
¡Esa mujer era tan impredecible como Naruto!
-. Te ves muy lindo, Sasuke-kun.- le volvió a sonreír y él sintió su cara arder.
Si, definitivamente la señora Kushina era igual de manipuladora que su madre.
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N&S
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Naruto soltó el aire de sus pulmones un tanto frustrado, parándose enfrente de la puerta de su casa. No había sido el mejor día que hubiera preferido. Sabía que era su cumpleaños, pero al parecer todos habían ido a felicitarlo, menos la persona que esperaba.
¡El muy bastardo de Sasuke, no se había aparecido en todo el día!
Cuando sonó el tono de su celular, tuvo la ligera esperanza de que fuera Sasuke. Pero el nombre de su madre apareció en la pantalla. Y no era que no le alegrara hablar con su pelirroja progenitora, pero en ese momento esperaba al maldito Uchiha.
-. Te tengo una sorpresa, cariño.-
Aquella alegre frase, acompañada con una ligera risita, salió de los labios de su madre. Sabía que se trataba de algo con relación a su cumpleaños. Busco entre sus cosas las llaves de la puerta. Pero como ese no era su mejor día, no las encontró. Coloco una mueca molesta en su rostro y decidió entrar por la parte trasera de la cocina.
Al menos le esperaba la sorpresa de su madre.
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N&S
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Sasuke se limpio la frente con el dorso de su mano y rio de medio lado al observar el pastel que tenia frente a sus negros ojos.
Era perfecto.
Un decorado bien elaborado, elegante presentación. Sabía que el sabor también era exquisito. Él era un perfeccionista, y aunque fuera un “cursi” pastel, no dejaría en duda sus habilidades para hacer perfectamente cualquier cosa.
Ahora, lo único que tenía que hacer para conserva el poco orgullo que le quedaba intacto. Sería escabullirse a su propia casa, mientras la señora Kushina había salido por las demás compras.
No quería que en cuanto el rubio llegara a su casa lo encontrara en esas fachas.
Su cara y sus manos estaban sucias de harina. Y eso no era todo, porque además tenía ese estúpido delantal que la pelirroja le había prestado para que no se ensuciara la ropa. De color azul cielo con grandes letras que decían “Buena Esposa”.
Tenía que sacárselo antes de que cualquier persona lo viera. Sin embargo, antes de hacer eso, lo principal era guardar el fruto de su trabajo en un lugar seguro.
Con un poco de esfuerzo lo tomó entre sus manos. Iba a meterlo en el refrigerador, pero el sonido de la puerta que se mantenía su espalda lo detuvo. Se giro levemente para encontrarse con la pelirroja, pero los ojos azules que se clavaban en él, no eran precisamente los que esperaba.
Se había quedado de piedra.
La mirada de Naruto no parpadeaba. Pensó por un instante, que cuando decidió entrar por la puerta trasera de su casa. Definitivamente el destino, el karma y todas esas cosas raras, querían recompensarlo por su mal cumpleaños.
Pero nunca se imagino encontrarse con semejante escena. Casi parecía que los ojos le brillaban de la felicidad.
Frente a él, el orgulloso Uchiha Sasuke; aquel tipo egocéntrico, bastardo, engreído, malhumorado y … y con muchos más ¿atributos?. Le hiciera a él, al revoltoso y despistado Namikaze Naruto, un elaborado pastel de cumpleaños. Acompañado con un lindo delantal para a completar el cuadro.
Las pobres mejillas de Sasuke se mantenían entintadas con rubor. Que si bien no sabía si era por la vergüenza, por el enojo o por amabas. Le hacía lucir bastante lindo (palabra sólo pronunciada por su mente, si salía de sus labios, no quería ni pensar lo que le haría el moreno) a la vista azulina del menor. El pobre pastel, quedaba en segundo lugar al tener a Sasuke de esa manera.
Cuando Naruto dio el primer paso para acercarse a él, éste dio uno hacia atrás, provocando que se lamentara de hacerlo al instante. Su pie había ido a parar en un poco de chantillí, provocando que de un resbalón se fuera hacia atrás. Naruto sólo estiro la mano para alcanzarlo, pero fue demasiado tarde, ambos habían caído al suelo.
Resultado: todo el pastel calló sobre el cuerpo del Uchiha menor.
Naruto no pudo evitar la risa que abandono su garganta, pero al ser consciente del semblante molesto del azabache, decidió reprimir su impulso de volver a carcajearse. En vez de eso, se le ocurrió una mejor idea. Después de todo, no quería desaprovechar su regalo.
Se acerco más a él. Y aun con la fulminante mirada que le enviaba Sasuke, no sirvió para que se detuviera. Al contario, a Naruto le gustaban los retos. Y con el moreno, eran lo mejor.
Y sin previo aviso, lamio su mejilla.
-. Esta delicioso-ttebayo.- le susurro al oído, acompañándolo con una fascinante sonrisa que desconcertó por un momento al otro, provocando que el rubio aprovechara el momento y dejara de lamer su majilla para ir por sus labios, en donde también había rastros de la dulce crema.
Sasuke, instintivamente, pasó sus manos por el cuello del rubio. Por Kami, los besos de Naruto siempre lo dejaban idiota. Porque en su sano juicio (según él), nunca haría algo como eso. Pero le importaba muy poco, porque en su interior le encantaban esos labios.
Después de todo, sería raro que te gustaran otros labios que no fueran los de tu novio. ¿No?
Un leve “cof, cof”, fue suficiente para que ambos se separaran.
Kushina, estaba parada frente a ellos, con las bolsas del mercado en sus manos y con el seño levemente fruncido por el desastre de su preciosa cocina. Aunque era más el enojo por su pobre pastel.
Naruto se levanto rápido, jalando a Sasuke consigo, pero el moreno se quedo de pie mientras el rubio fue hacia su madre y le dio un fuerte abrazo.
-. Gracias, mamá, el pastel esta delicioso.- le dijo y le dio un beso en la mejilla, provocando que todo el enojo por su trabajo inútil se fuera en un segundo.
Jamás imagino que a Naruto le gustara tanto. Aunque tenía que admitir que si la “decoración” especial era Sasuke, todo cambiaba. Junto al hijo menor de su amiga Mikoto, su querubín en verdad estaba feliz.
-. De nada cariño, aunque al parecer, solo tú lo probaste.- rió ligeramente.
Sasuke volvió a poner esa cara roja. Y Naruto aumento su sonrisa.
-. ¿Por qué no le prestas algo de ropa a Sasuke-kun para que se cambie?.-
-. ¡Esa es una buena idea, mamá!.- se alejo de ella y fue junto al azabache para jalarle la mano, que no reacciono por estar aun en shock. Ya que su suegra los había encontrado en esas vergonzosas condiciones. Solo fue consciente de su realidad, cuando ya estaba subiendo las escaleras hacia la habitación de Naruto.
-. Vamos para que te cambies teme, además…- rio de manera provocativa.-. Yo sé como quitarte toda esa crema de pastel, ttebayo.-
Si, Naruto se cobraría su regalo.
Sasuke ya no dijo nada, como lo pensaba, también las sonrisas del rubio lo volvían idiota. Porque no pudo negarse a ella. Rio de medio lado, quería ver que tan ingenioso podía ser su dobe.
Mientras en la cocina, Kushina recogía los destrozos. Tratarían de no hacer tanto ruido para no asustarla.
No querían bajarla de su nube al saber que su hijito ya no era un dulce niño que creía en Santa Claus en navidad. Y al contrario, era ya un adolecente con las hormonas alborotadas.
Después de todo, hoy cumplía 16 años…
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